sábado, 20 de marzo de 2010

Pequeñas Semillitas 1019

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1019 ~ Sábado 20 de Marzo de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Con la alegría que perdura en nosotros luego de la celebración de San José en el día de ayer, vamos a iniciar esta edición de "Pequeñas Semillitas" con una oración dedicada a él, escrita por el beato Papa Juan XXIII:

San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, tú empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber, tú mantuviste a la Sagrada Familia con el trabajo de tus manos. Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti. Tú conoces sus aspiraciones y sus esperanzas. Se dirigen a ti porque saben que tú los comprendes y proteges. Tú también conociste pruebas, cansancio y trabajos. Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría por el íntimo trato que goza con el Hijo de Dios, el cual te fue confiado a ti a la vez que a María, su tierna Madre. Amén.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, muchos entre la gente, que habían escuchado a Jesús, decían: «Éste es verdaderamente el profeta». Otros decían: «Éste es el Cristo». Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?».
Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él. Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?». Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre». Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? ¿Acaso ha creído en Él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos».
Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús: «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?». Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta». Y se volvieron cada uno a su casa.
(Juan 7, 40-53)

Comentario
Hoy el Evangelio nos presenta las diferentes reacciones que producían las palabras de nuestro Señor. No nos ofrece este texto de Juan ninguna palabra del Maestro, pero sí las consecuencias de lo que Él decía. Unos pensaban que era un profeta; otros decían «Éste es el Cristo» (Jn 7,41).
Verdaderamente, Jesucristo es ese “signo de contradicción” que Simeón había anunciado a María (cf. Lc 2,34). Jesús no dejaba indiferentes a quienes le escuchaban, hasta el punto de que en esta ocasión y en muchas otras «se originó una disensión entre la gente por causa de Él» (Jn 7,43). La respuesta de los guardias, que pretendían detener al Señor, centra la cuestión y nos muestra la fuerza de las palabras de Cristo: «Jamás un hombre ha hablado como habla este hombre» (Jn 7,46). Es como decir: sus palabras son diferentes; no son palabras huecas, llenas de soberbia y falsedad. El es “la Verdad” y su modo de decir refleja este hecho.
Y si esto sucedía con relación a sus oyentes, con mayor razón sus obras provocaban muchas veces el asombro, la admiración; y, también, la crítica, la murmuración, el odio... Jesucristo hablaba el “lenguaje de la caridad”: sus obras y sus palabras manifestaban el profundo amor que sentía hacía todos los hombres, especialmente hacia los más necesitados.
Hoy como entonces, los cristianos somos —hemos de ser— “signo de contradicción”, porque hablamos y actuamos no como los demás. Nosotros, imitando y siguiendo a Jesucristo, hemos de emplear igualmente “el lenguaje de la caridad y del cariño”, lenguaje necesario que, en definitiva, todos son capaces de comprender. Como escribió el Santo Padre Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, «el amor —caritas— siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa (...). Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre».
Abbé Fernand ARÉVALO (Bruselas, Bélgica)


Santoral Católico
San Daniel, profeta


Los datos acerca de este santo los sabemos por el libro de Daniel, en la S. Biblia. Pertenecía a una familia importante de Jerusalén. Era muy inteligente y estudioso y de agradable presencia. Cuando el rey Nabucodonosor invadió a Jerusalén se lo llevó prisionero a Babilonia junto con otros jóvenes. Al darse cuenta de las cualidades de este adolescente, Nabucodonosor lo hace instruir en todas las ciencias políticas y sociales de su país.

Los enemigos de la religión acusaron a Daniel porque tres veces cada día se arrodillaba en la azotea de su casa a adorar y rezar a Dios. En castigo fue echado al foso donde había leones sin comer. Pero Dios hizo el milagro de que los leones no lo atacaran, y esto hizo que el rey creyera en el verdadero Dios. El joven se abstenía de tomar bebidas alcohólicas y de consumir alimentos prohibidos por la Ley de Moisés, y Dios en cambio le concedió una inmensa sabiduría, con la cual logró escalar los más altos puestos de gobierno hasta llegar a ser primer ministro bajo los gobiernos de Nabucodonosor, Baltasar, Darío y Ciro.

A su gran sabiduría, a su habilidad para gobernar y a su santidad debe él que a pesar de los cambios de gobierno lograra conservar su cargo durante el reinado de cuatro reyes. Daniel recibió de Dios la gracia de revelar sueños y visiones. Daniel fue un profeta tan estimado que pudo corregir a los mismos jefes de gobierno de su tiempo y sus correcciones fueron recibidas con buena voluntad. Ante el pueblo apareció siempre como un hombre iluminado por Dios y de una conducta ejemplar y como un creyente de una profunda piedad y devoción.


Pensamiento


"Cuando fundes un hogar, escoge por Patrono a San José, que también supo lo que significa la preocupación de mantener un hogar"


Tema del día:
San José y la Cuaresma


- Padre del Redentor.

El padre adoptivo de Jesús tiene una estrecha ligazón con la Cuaresma. Esta se explica como camino preparatorio al Misterio central de la Redención: la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Pero tal tipo de Redención ha sido posible porque el Hijo de Dios es verdaderamente hombre. Como todo hombre tiene unas raíces, un pueblo, una historia: El Señor Dios le dará el trono de David, su padre (primera lectura). Sin raíces, sin estirpe, Jesús hubiera irrumpido en nuestra historia como un extraño y la verdad de su ser hombre no estaría libre de sospechas. Es este el gran servicio que san José presta desde su fe a la obra de la Redención.

- Modelo de fe.

La Cuaresma es un camino de iluminación progresiva en la fe. Es volver a aprender a ver las personas, las cosas y los acontecimientos con los ojos con que las ve Dios. Y en esto, desde luego, tenemos en San José a un verdadero Patriarca en la línea de la fe de los grandes personajes del Antiguo Testamento. Y, en el Nuevo Testamento, después de María, y junto con ella, rotula el camino de la fe de toda la Iglesia: apoyado en la esperanza creyó contra toda esperanza (segunda lectura). Hizo lo que le había mandado el ángel del Señor (evangelio).

- Patrono de la Iglesia.

También la Cuaresma va a restaurar la comunión con la Iglesia, que el pecado ha roto, o, al menos relajado. Ello supone recuperar también una visión de la Iglesia correcta, es decir, a la luz de la fe. Supone, pues, volver a vivir la Iglesia como conservadora y transmisora del misterio de Cristo para la salvación del mundo. A esta dimensión hace referencia la oración colecta recordando la estrecha vinculación de San José con la Iglesia, ya que a su fiel custodia fueron confiados por Dios los primeros misterios de la salvación de los hombres.

- Modelo de padres.

La condición especial de la paternidad de José respecto a Jesús, no debería llevarnos a pensar que no ejerció como padre humano de Jesús aportando a su crecimiento corporal y espiritual lo propio de un buen padre. Precisamente ello formaba parte de su servicio al Hijo de Dios hecho hombre. Si la Cuaresma está especialmente relacionada con la educación en la fe, como tiempo catecumenal, la figura de San José es una llamada a que los padres cristianos ejerzan como tales siendo los primeros educadores de la fe de sus hijos.


Cuaresma día por día


Día 32º. Sábado Cuarto - 20 de Marzo

¡Qué error compararse con los demás!

Pedro había sido un hombre muy favorecido por la vida. Había tenido unos padres cariñosos y una niñez feliz. Su mente era despierta y siempre sacó buenas notas. Tuvo éxito en la vida y su posición social era más que desahogada. Se casó con una mujer guapa, excelente ama de casa y buena madre de familia; además adoraba a Pedro a quien consideraba el mejor hombre del mundo... En resumen: Que tuvo una existencia feliz, en una atmósfera tranquila, libre de tensiones y de frustraciones. Su vida, pues, había sido irreprochable, gozando de una merecida buena reputación.

La vida de Juan había sido otra cosa. Tuvo una juventud amarga, pues sus padres se llevaban mal, discutían constantemente y amenazaban con separarse. Fuese por sus taras emocionales, fuese porque no era demasiado inteligente, sus notas eran casi siempre malas. Obtuvo a duras penas un título universitario casi por condescendencia, y luego un modesto empleo, justo para malvivir. Sin posibilidades para ahorrar, temía siempre caer enfermo o sufrir un accidente grave. Había vivido en un barrio modestísimo, ruidoso y poco recomendable, con casas antiguas y apiñadas. Su mujer era apática y además gruñona. Tal vez por eso Juan bebía demasiado, perdía los nervios con frecuencia y decía palabras malsonantes.

Ambos eran católicos y cumplían con sus deberes religiosos. Pedro iba a Misa y comulgaba a menudo; Juan, sólo los domingos, las fiestas de guardar y algunas otras fiestas señaladas. Dios se los llevó casi al mismo tiempo, y los dos comparecieron ante Él para ser juzgados. Fueron ambos al Cielo, pero el juicio les deparó sorpresas considerables. La de Pedro consistió en que no obtuvo el puesto que se esperaba. "Sí, fuiste bueno -le dijo Dios-, pero ¿cómo no ibas a serlo? Apenas tuviste contrariedades ni problemas. Tus pasiones eran por naturaleza moderadas y no tuviste en tu vida fuertes tentaciones. Has sido un hombre virtuoso, sí, pero debías haber sido un hombre santo.

Juan, por su parte, tuvo una sorpresa todavía mayor, porque pasó por delante y quedó situado más alto. Sin duda podías haber sido mejor -le dijo el Señor- pero, al menos, luchaste. No te compadeciste en exceso de ti mismo y nunca tiraste la toalla. Teniendo en cuenta tus insuficiencias y tus circunstancias, no lo hiciste mal del todo y aprovechaste muchas de mis gracias...

Tú, ¿por quién te ves representado? El Señor nos pide que seamos santos. No te compares con el resto de la gente pues puede sucederles lo que a Juan. Jesús, que sólo me compare contigo y que te imite en todo.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras

P. José Pedro Manglano Castellary
http://webcatolicodejavier.org



Pedidos de oración


Pedimos oración por Natalia y Diego, de Santa Fe, Argentina, para que por la intercesión de San José, padre amoroso y cabeza de la Sagrada Familia, el Espíritu Santo derrame sobre ellos los dones de tolerancia y perdón para que recapaciten y puedan seguir adelante con su amor.


Pedimos oración por Delia M. V. que vive en México y será operada de un ojo pues está perdiendo la visión. Que Santa Lucía, patrona de los ojos, interceda por ella para lograr el exito de la operación.


Pedimos oración por el alma de Marintonia Coddou Morchio, de 20 años de edad, que falleció en Quillota, Chile, como consecuencia de un grave accidente de tránsito en el cual cuatro personas perecieron calcinadas. oramos por todos ellos y por sus familias que los están llorando.


Pedimos oración por la sana continuidad del embarazo de Gabriela Cecilia M., de Buenos Aires, Argentina, que ya lleva 24 semanas y ya se sabe que será un varoncito y que se llamará Juan.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu de modestia, enséñanos a ser recatados con nosotros mismos, a fin de no servir nunca de tentación a los demás, y vivir siempre como ángeles bajo el manto de la Inmaculada.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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