martes, 9 de marzo de 2010

Pequeñas Semillitas 1008

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1008 ~ Martes 9 de Marzo de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Jesús aprovecha los sucesos ocurridos para demostrar que el anuncio de la buena nueva no puede hacerse sin una atención cercana a todo lo que sucede y para que quienes le escuchan comprendan que las desgracias no son sanciones por los pecados.
Jesús enseña a leer la historia y la vida cotidiana desde la óptica de Dios. En todos los acontecimientos respeta la libertad humana, invitando siempre a la conversión.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
»Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
»Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’. Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré’. Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’. Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano».
(Mateo 18, 21-35)

Comentario
Hoy, el Evangelio de Mateo nos invita a una reflexión sobre el misterio del perdón, proponiendo un paralelismo entre el estilo de Dios y el nuestro a la hora de perdonar.
El hombre se atreve a medir y a llevar la cuenta de su magnanimidad perdonadora: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» (Mt 18,21). A Pedro le parece que siete veces ya es mucho o que es, quizá, el máximo que podemos soportar. Bien mirado, Pedro resulta todavía espléndido, si lo comparamos con el hombre de la parábola que, cuando encontró a un compañero suyo que le debía cien denarios, «le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’» (Mt 18,28), negándose a escuchar su súplica y la promesa de pago.
Echadas las cuentas, el hombre, o se niega a perdonar, o mide estrictamente a la baja su perdón. Verdaderamente, nadie diría que venimos de recibir de parte de Dios un perdón infinitamente reiterado y sin límites. La parábola dice: «Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda» (Mt 18,27). Y eso que la deuda era muy grande.
Pero la parábola que comentamos pone el acento en el estilo de Dios a la hora de otorgar el perdón. Después de llamar al orden a su deudor moroso y de haberle hecho ver la gravedad de la situación, se dejó enternecer repentinamente por su petición compungida y humilde: «Postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión...» (Mt 18,26-27). Este episodio pone en pantalla aquello que cada uno de nosotros conoce por propia experiencia y con profundo agradecimiento: que Dios perdona sin límites al arrepentido y convertido. El final negativo y triste de la parábola, con todo, hace honor a la justicia y pone de manifiesto la veracidad de aquella otra sentencia de Jesús en Lc 6,38: «Con la medida con que midáis se os medirá».
Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España)


Santoral Católico
Santa Francisca Romana, Viuda


Santa Francisca Romana, famosa en todo el mundo, poseía en grado extraordinario el don de ganarse el amor y la admiración de cuantos la trataban. Nació en Roma, en 1384, cuando comenzaba el cisma de occidente que había afligir tanto a la santa y resultar catastrófico para la familia. Pese a su vocación religiosa, Francisca –por obediencia paterna- aceptó casarse con un noble italiano, con quien tuvo tres hijos. Sin embargo, su matrimonio no fue obstáculo para practicar la virtud de la caridad con los más pobres y la oración constante, para lo cual contó con el apoyo de su joven cuñada Vanozza quien también quiso abrazar la vida religiosa.

Pronto llegó la desgracia para la familia de la santa: su esposo y su cuñado fueron hechos prisioneros y la familia entera entró en la pobreza, pero eso no impidió que Francisca continuara asistiendo a pobres y enfermos. Luego de la muerte de su primer hijo, la santa decidió convertir su casa en hospital y Dios premió sus oraciones y trabajos concediéndole el don de sanar a los enfermos. La fama de los milagros y virtudes de la santa se había divulgado por toda Roma y de todas partes la llamaban para que curase a los enfermos y arreglase las disputas.

Posteriormente, Francisca formó una congregación de mujeres que vivieran en el mundo sin más votos que la obligación de consagrarse interiormente a Dios y al servicio de los pobres, la que llevó el nombre de la orden de Oblatas de María; sin embargo, poco después el pueblo cambió el nombre por el de Oblatas de Tor Specchi. La santa falleció en la primavera de 1440, luego de llevar una vida de austeridades, entrega y oración


Pensamiento


"Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a luchar"
Mahatma Gandhi


Tema del día:
Saber perdonar


1) Para saber

La Cuaresma es un tiempo que la Iglesia nos propone para mejorar, para cambiar y ser mejores hijos de Dios.

El Papa Benedicto XVI nos indica seguir el ejemplo de Cristo, el cual nos propone ser misericordiosos como nuestro Padre celestial es misericordioso.

La Sagrada Escritura nos dice que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Esa imagen puede deformarse por nuestras culpas. Pero podemos hacerla más nítida con nuestras buenas obras. Siendo la misericordia propia de Dios, al practicar la misericordia nos vamos identificando cada vez más con Cristo, que es la Imagen de Dios.

2) Para pensar

Un ejemplo real de cómo vivir la misericordia nos lo da un padre de familia que sufrió una desgracia.

Sucedió en España un 12 de abril de 1993 cuando secuestraron a una joven madrileña llamada Anabel Segura, cuando salió a correr para hacer ejercicio cerca de su casa. Después de dos años de secuestro encontraron su cuerpo ya sin vida. Su padre, llamado José, es un ejemplo como persona y como cristiano. Una revista española llamada “Mundo Cristiano” entrevistó al padre de Anabel. A continuación se presentan algunas de las preguntas:

- Dos años y medio: ¿en qué es distinto ahora don José Segura, el padre de Anabel?”.
- En la fe, sin duda.
- Pero esa fe, a mí me parece que no es de ahora.
- No, desde luego. A nosotros nos viene de familia, pero se hace más profunda; situaciones como ésta te sirven para acercarte más. Lógicamente hay momentos de duda, o mejor de desconcierto: ¿cómo puede Dios permitir algunas cosas? Pero uno, en el fondo de su alma, sabe que Dios sabe más.
- ¿Y nunca la rebelión? ¿Puede uno no rebelarse?
- Mi experiencia es que se puede: no sé cómo, pero con la ayuda de Dios, yo he podido no rebelarme.
- ¿Pero el odio? ¿Se puede sin ser un héroe vencer al odio?
- Odio no hemos tenido nunca. Me lo preguntaba un periodista en los primeros días, en esta misma sala, cuando los ánimos estaban más alterados, y le tuve que dar la misma respuesta. A usted quizá se lo puedo explicar más y sé que me entenderá: desde el principio he pedido al Señor por Anabel y por sus secuestradores, unas veces antes por Anabel y otras veces antes por ellos, por si Dios les tocaba el corazón. Desde el principio. Lógicamente, en la sociedad española hay unas reglas de juego, unas normas y unas leyes y según esas leyes tendrán que ser juzgados. Odio no. Pienso que si su mente funciona bien, estarán sufriendo ahora tanto como sufro yo. Por muy especiales que sean, es imposible que estén tranquilos, que puedan dormir bien. Sobre todo, si no pueden rezar, si no tienen confianza en alguien, si no pueden abrirse a nadie.

3) Para vivir

Practicar la misericordia no es fácil, porque ante un agravio, nos quedamos heridos. Sin embargo, Con la gracia de Dios es posible.
Tampoco hay que confundirse entre perdonar y el dolor o coraje que se tenga. El perdonar es un acto libre y consciente que hacemos con nuestra voluntad. Y el coraje ante un agravio o una injusticia es algo que padecemos, y no somos dueños para controlarlo o dejar de sentirlo. Lo mismo que no tenemos la capacidad para olvidar, no podemos borrar de nuestra memoria lo que queramos. Por eso, aunque aún sintamos cierto malestar por la ofensa y la recordemos, podemos perdonar de corazón y en verdad.

Pbro. José Martínez Colín


Cuaresma día por día


Día 21º. Martes Tercero - 9 de Marzo.

Confesiones descuidadas.

Cuentan que un obrero había encontrado un billete de mil dólares; no le llamó mucho la atención porque en América los billetes son iguales aunque tengan más valor y aquel papelito no le impresionó demasiado. Se lo guardó en un bolsillo, varios días más tarde, al pasar por un Banco, entró a preguntar cuánto valía.

Casi se desmaya cuando se lo dijeron, pues la suma equivalía a tres meses de su jornal...

No es raro encontrarse con gente que no sabe lo que tiene; puede ser un cuadro de un pintor famoso, un objeto antiguo, unas monedas raras, unos sellos valiosísimos... Cuando nos enteramos, solemos sentir una especie de envidia. No se nos ocurre pensar que nosotros también tenemos un tesoro que quizá no apreciamos: El Sacramento de la Penitencia.

Tal vez al recibirlo frecuentemente y sepamos que no sólo sirve para perdonar los pecados graves, sino también los leves; que aumenta la gracia santificante y nos proporciona una gracia especial para rechazar las tentaciones... Sin embargo, a lo mejor nos parece que no nos aprovecha demasiado, que no nos hace mejores; que nos acusamos una y otra vez de los mismos pecados, inútilmente... Si eso pensamos, lo más probable es que nuestras confesiones no sean buenas. La Penitencia es un sacramento que Jesús pagó con su vida. Debemos cuidar todo lo que tiene que ver con la confesión.

¿Hago bien el examen? ¿Pido perdón con dolor? ¿Digo los pecados en concreto y también los veniales? ¿Hago propósito de no volver a cometerlos? ¿Cumplo la penitencia?

Continúa hablándole a Dios con tus palabras

P. José Pedro Manglano Castellary
http://webcatolicodejavier.org


Nuevo artículo


Hay nuevo material publicado en el blog "Juan Pablo II inolvidable"
referido a la visión del Pontífice sobre el rol de la mujer
Puedes acceder en la dirección:
http://juanpabloinolvidable.blogspot.com/


Pedidos de oración


Pedimos oración por Majo V. que vive en Córdoba, Argentina, y está bajo tratamiento de quimioterapia. Que el Señor con su infinita misericordia la asista para llevar adelante este tratamiento con todo exito y a la vez fortalezca a su esposo Martín y a sus chicos en la esperanza de una curación posible.


Pedimos oración por Lisandro F., de Salta, Argentina, que tiene 6 añitos de edad y está delicado luego de una operación. Invocamos al Niño Jesús para que esté junto a él y lo proteja durante su recuperación.


Pedimos oración por la familia Valladares Najarro, de San Salvador y Estados Unidos, por situaciones difíciles que les toca vivir, para que el Señor los guíe, ilumine, proteja y fortalezca, por la intercesión de María Santísima y sus santos Ángeles que los custodien y los ayuden en este caminar.


Pedimos oración por dos personas de Argentina: Horacio, que vive en Tierra de Fuego, para que se recupere de su operación, y Liliana A. de 55 años, de Olavarría, para que los diversos estudios médicos que le harán el próximo martes 16 salgan bien.


Pedimos oración por Chiara N. que es una niña de 5 años, de Buenos Aires, Argentina, que contrajo el sindrome urémico hemolítico y está ahora con diálisis. Y también por otra niñita, Julieta M. de 1 año de vida, de Córdoba, Argentina, que está con tratamiento de quimioterapia por leucemia aguda desde enero. Oramos por ellas y pedimos a la Virgen de Lourdes que interceda por su curación.


Pedimos oración por Elena R. que es de Córdoba, Argentina, y es transplantada renal, tiene diabetes y una lesión en dedos de un pie que corre peligro de tener que ser amputada. Que el Médico Jesús le ayude a superar esta situación de la mejor manera.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Ven Espíritu Santo...!


Ven Espíritu creador, visita las almas de tus fieles e inunda con tu gracia los corazones que Tú creaste, ilumíname y hazme conocer lo bueno para obrarlo y lo malo para detestarlo por el don de sabiduría. Intensifica mi vida interior por el don de entendimiento. Aconséjame en mis dudas y vacilaciones por el don de consejo. Dame la energía necesaria en la lucha con mis pasiones por el don de fortaleza. Envuelve todo mi proceder en un ambiente sobrenatural por el don de ciencia, que me sienta Hijo tuyo en todas las vicisitudes de la vida y acuda a Ti por el don de piedad. Concédeme que te venere y te ame y camine con cautela en el sendero del bien guiado por el don del santo temor de Dios.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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