jueves, 13 de agosto de 2009

Pequeñas Semillitas 0809

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0809 ~ Jueves 13 de Agosto de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
El tiempo es un tesoro valioso, pero sólo es efectivamente utilizado cuando viene junto con el propósito.
Si no tengo mi misión clara, utilizaré el tiempo de forma incorrecta. Gran parte del día pasará resolviendo situaciones urgentes, o simplemente satisfaciendo diversos placeres.
Cuando tengo en mente mi propósito, no tengo tiempo a perder. Cada segundo se vuelve valioso, pues hace que el propósito se acerque más y más de su cumplimiento total. Todo mi día pasa a girar alrededor de este propósito, de forma que voy a sentir la belleza total de una vida digna.


La Palabra de Dios :
Evangelio del día


En aquel tiempo, Pedro preguntó aJesús: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré". Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes". Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré". Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido,se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?". Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.
Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
(Mateo 18,21 - 19,1)

Comentario
Hoy, preguntar «¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano?» (Mt 18,21), puede significar: —Éstos a quienes tanto amo, los veo también con manías y caprichos que me molestan, me importunan cada dos por tres, no me hablan... Y esto un día y otro día. Señor, ¿hasta cuándo los he de aguantar?
Jesús contesta con la lección de la paciencia. En realidad, los dos colegas coinciden cuando dicen: «Ten paciencia conmigo» (Mt 18,26.29). Mientras la intemperancia del malvado, que ahogaba al otro por poca cosa, le ocasiona la ruina moral y económica, la paciencia del rey, a la vez que salva al deudor, a la familia y sus bienes, engrandece la personalidad del monarca y le genera la confianza de la corte. La reacción del rey, en labios de Jesús, nos recuerda aquello del libro de los Salmos: «Mas el perdón se halla junto a ti, para que seas temido» (Sal 130,4).
Está claro que nos hemos de oponer a la injusticia, y, si es necesario, enérgicamente (soportar el mal sería un indicio de apatía o de cobardía). Pero la indignación es sana cuando en ella no hay egoísmo, ni ira, ni necedad, sino deseo recto de defender la verdad. La auténtica paciencia es la que nos lleva a soportar misericordiosamente la contradicción, la debilidad, las molestias, las faltas de oportunidad de las personas, de los acontecimientos o de las cosas. Ser paciente equivale a dominarse a uno mismo. Los seres susceptibles o violentos no pueden ser pacientes porque ni reflexionan ni son amos de sí mismos.
La paciencia es una virtud cristiana porque forma parte del mensaje del Reino de los cielos, y se forja en la experiencia de que todo el mundo tenemos defectos. Si Pablo nos exhorta a soportarnos los unos a los otros (cf. Col 3,12-13), Pedro nos recuerda que la paciencia del Señor nos da la oportunidad de salvarnos (cf. 2Pe 3,15).
Ciertamente, ¡cuántas veces la paciencia del buen Dios nos ha perdonado en el confesionario! ¿Siete veces? ¿Setenta veces siete? ¡Quizá más!
Rev. D. Joan BLADÉ i Piñol (Barcelona, España)


Santoral Católico

San Estanislao de Kostka, Seminarista

Era hijo de un rico senador de Polonia, y nació en el año de 1550. A los 14 años, fue admitido en un colegio jesuita, donde se educó. Durante esta misma época, su padre lo hospedó en la casa de un calvinista protestante, el cual trataba mal a los católicos que eran fervorosos. También sufría mucho por su hermano mayor, Pablo, quien vivía mundanamente, todo lo contrario que Estanislao, que ya desde muy joven fue recogido y piadoso. Todo esto fue formando su personalidad y lo fue desprendiendo del mundo, donde la gente, muchas veces no sabe hacer felices a los demás.

Ante la negativa de su padre de responder a la vocación de sacerdote, Estanislao decidió huir. Quiso hacerse jesuita en su país, pero los padres de esa comunidad no lo aceptaron por no ganarse de enemigo a su padre. Entonces emprendió una caminata de 500 kilómetros. Primero a Alemania, donde fue recibido amablemente por el superior regional de los jesuitas, San Pedro Canisio, y luego, hasta Roma, donde el superior general San Francisco de Borja lo recibió con especial afecto.

Al principio, se dedicó a oficios humildes y domésticos, tarea que hizo con muy buena voluntad y alegría a pesar de que, por venir de familia adinerada, no estaba habituado a este tipo de trabajos. Fue admitido en el noviciado, donde pasó sólo nueve meses. Su amor a Jesús Sacramentado era tan fuerte, que cuando entraba al templo su rostro se enrojecía y resplandecía. Y durante la misa o después de comulgar era frecuentemente arrebatado en éxtasis, sin darse cuenta de lo sucedía a su alrededor.

El 15 de agosto de 1568, cuando sólo tenía 18 años, falleció. Poco después, su hermano Pablo llegó a Polonia para llevárselo por la fuerza, y se encontró con la noticia de que Estanislao había muerto. A raíz de esto, Pablo se convirtió en un fervoroso creyente, y asistió a la beatificación de su hermano.

Por intercesión de San Estanislao se obtuvieron numerosos milagros, y el Santo Padre lo canonizó y lo declaró patrono de los novicios y de los que se preparan al sacerdocio.


Pensamiento


"No ha de ser dichoso el joven,
sino el viejo que ha vivido una hermosa vida"

Epicuro de Samos


Tema del día :
Ancianos solitarios


En un lugar del planeta, sobrevive un hombre de mirada triste y cansada. Un hombre abandonado de todos, a quien nadie habla ni escucha, a quien nadie pide ni da, a quien nadie arropa cuando sus brazos carecen de fuerzas.

Le veo al pasar con mi vida por la calle, y puedo palpar como se evade desde su ventana con los que caminamos activos, acompañándonos con la mirada y olvidando así su incapacidad por un momento.

Le veo cuando reímos, mirarnos desde su tristeza solitaria, y confío que nuestras risas, sean para él la nota alegre de ese instante.

Le he visto gritar al viento, cuando ve nuestras vidas corriendo sin sentido ni dirección, desde la suya, anclada en la inmovilidad. Y gritan también sus pies, cansados de las zapatillas y el ladrillo rojizo, y ansiosos por pisar tierra y hierba verde, suelo vivo.

Las personas de su generación mueren y enferman, pero él, solo está inmóvil, ni muerto ni enfermo, a la espera de que ese silencio que le rodea se rompa, y le libere de vivir así.

A veces le escucho rezar, diciendo a Dios que ya olvidó como se reza, como se confía, como se recupera la fe. Susurra en voz baja que se olvidó de soñar. Que lo perdió todo.

Cuando me acerco hasta su ventana se sorprende. Me dice, que no está acostumbrado a que le vean. Y que sólo puede hablarme de tristezas. Que ya no encuentra el modo de alegrarse por estar vivo.

Sus palabras surgen pausadas pero imparables, felices de encontrar oídos en los que resonar, después de tanto tiempo calladas o dirigidas al viento.

No compartí lo mejor ni lo peor de mi vida. Estoy solo, ¿pero qué puedo esperar yo, que no soñé ni ayudé a alcanzar sueños? No creí, ni me esforcé. No regalé momentos, palabras ni silencios. Tan solo aprendí a justificarme. Sólo ahora sé que vivir, es otra cosa, pero no tengo a quien contarlo.

Cuando le veo, se que algo tiene que cambiar. Tenemos que encontrar un modo de ser diferentes, y ver la necesidad a nuestro alrededor.

Los pájaros, cantan sobre su tejado todos los días como un himno a la alegría. Y yo, creo que también tendría que hacer de mi vida un himno, un himno a la esperanza, a la solidaridad, a la generosidad, a la gratitud, y un alto en el camino para escuchar. Y un paquetito de tiempo cada día, para regalar.

Que el sentido de mi vida, vaya más allá de mi misma, incluyendo vidas y necesidades ajenas. Y que todos entendamos que las personas como él, no son una sombra, un desecho, ni un estorbo. Son seres humanos llenos de cicatrices, de carencias y de necesidad de dar.

¿Sabes? -Me dijo una tarde con la mirada cansada-, las personas como yo necesitamos tan poco... una mirada, la atención de un solo momento. Que nos vean, solo necesitamos eso.

Durante años, me aterraba la palabra cáncer. Ahora, se que hay enfermedades más dolorosas y largas, casi eternas. Que no necesitan medicamentos caros. Que podrían curarse con muy poco. Pero muchas personas enfermamos y morimos por ellas sin ser vistas. Aquí, en esta casa solitaria, estoy muriendo de soledad como tanta gente, pero todos tienen prisa, por eso nadie se da cuenta.

Él, sólo necesita un brazo en el que apoyarse para salir al sol. Otros, una mirada que les confirme que siguen siendo alguien. O un corazón que escuche, o una tarde de merienda en compañía. Son muchos los que en nuestra sociedad, enferman de soledad. Pero los otros, somos muchos más, hagamos algo para poner remedio.

María Hoyo Sequí


Temas Médicos :
Aspectos Psicoafectivos del Envejecimiento


Terecera y última parte


III. Hacia una salud psíquica preventiva

Ante todo, el adulto mayor, la persona de tercera edad, el anciano, es protagonista de su propia vida y de su propia salud física y psíquica. Evitar en este campo, como en todos, actitudes paternalistas en las que la solución viniera desde otras esferas ajenas a los mismos protagonistas, es ya una buena medida preventiva. Todas las instancias de la sociedad deben relacionarse y conectar entre sí para producir "redes de seguridad" en beneficio de los seres más desvalidos, pero cuidando que los mismos sujetos sean (dentro de lo posible) agentes de su propia liberación.

1. Educación en la verdad:

De ahí que una de las primeras medidas preventivas en salud psíquica, promotora de hombres psicológicamente sanos, sea la de la buena educación. Esta empieza desde la infancia y se desarrolla a través de las distintas etapas de la vida; no termina nunca. Buena educación significa educación para la vida, para la verdad de la vida, para enfrentar los gozos y esperanzas de la vida, pero también sus angustias y tristezas; educarse bien significa prepararse para el conflicto, contrariedades y estrecheces, igual que para las holguras y abundancias; significa prepararse para aceptar y asumir la verdad, esa verdad que según el Evangelio es las que nos hace libres (Jn. 8, 32).

En nuestra cultura somos artistas para el eufemismo, para cambiar nombre a las cosas para que estas suenen bien; somos artistas para eludir los conflictos en vez de enfrentarlos y solucionarlos. Tenemos miedo al enfrentamiento y preferimos el ocultamiento; nos parece que si los problemas permanecen debajo de la alfombra ya están tapados y que por lo tanto no existen. Con tal política de avestruz nos cuesta encontrar las verdaderas soluciones a los verdaderos problemas. Y a nuestros niños los educamos en esa política del disimulo, que a la larga los incapacita para crecer en fortaleza. Así no los preparamos para la realidad de la vida. Si desde niños educamos en la verdad a nuestros hombres y mujeres, cuando lleguen a situaciones y momentos de la vida más difíciles estarán mejor preparados para enfrentarlos y salir airosos de la prueba.

2. Verdad de la tercera edad y del envejecimiento:

Hemos visto aspectos negativos de esta edad, y sobre todo los sentimientos derivados de la autopercepción que el individuo tiene de sí mismo al llegar la edad de su retiro y jubilación. Pero no todos los cambios de esta edad son negativos, o los que lo son no siempre obedecen a "problemas de la edad"; también existen aspectos positivos.

Uno de los aspectos positivos más importantes de la tercera edad es la capacidad de estabilidad y continuidad, cualidad que proporciona al anciano la aureola de persona digna de confianza, capaz de recibir confidencias y de entregar consejos sabios. Por eso, el anciano que ha sido bien educado en la verdad, al llegar a esta edad de la última etapa de su vida, sabe sustituir o compensar las pérdidas y defectos, por las ganancias y ventajas; se acomoda y adapta a las carencias, pero de ninguna manera renuncia a las conquistas, como veremos en seguida.

3. Desarrollo de una Actitud Abierta:

En consonancia con la propia verdad, el anciano, apoyado en esas experiencias previas que le han permitido desarrollar y consolidar sentimientos de autoestima, así como sentimientos positivos acerca del mundo y de las otras personas, es capaz de mantener a estas alturas de su vida, los sentimientos básicos para un ideal funcionamiento y una saludable existencia psíquica hasta el fin de sus días:

a. Sentimiento de Eupatía. Palabra griega que significa "sentirse bien". Consiste en sentirse y aceptarse a sí mismo como radicalmente valioso. El sentimiento de eupatía, al igual que el aprecio a sí mismo y la autoaceptación, significa que el sujeto reconoce sus cualidades y logros con sencillez, sin caer en jactancia ni fanfarronería. Al igual que reconoce sus fallas y errores, sin por eso sentirse frustrado ni fracasado. El hombre y mujer que entra en la tercera edad con sentimiento de eupatía sabe mirar al pasado no para añorarlo nostálgicamente ni para quedarse anclado en el mismo, sino para aprovecharlo y sacar partido de las experiencias, tanto gratas como ingratas.

b. Sentimiento de Simpatía. Palabra griega que significa "sentir con". Consiste en sentirse bien con los demás y a causa de los demás. Por eso la persona simpática suele ser una persona sociable, acogedora, a la vez que sabe aprovechar sus espacios y ratos de soledad porque también necesita calar en la hondura de la propia intimidad. El anciano "simpático", en el auténtico significado psicológico de la palabra, es aquel que, desde la profundidad de su vida interior, es capaz de salir al encuentro de los otros, y tanto en ellos como en el resto del mundo encuentra lo que es positivo, digno de felicitación y aplauso.

c. Sentimiento de Autonomía. Palabra griega que significa "ser uno mismo"; lo contrario a la heteronomía, que es dependencia de los demás. Consiste en la convicción de que a pesar de las limitaciones físicas que puedan existir a causa de la edad o de otros motivos, yo valgo por mí mismo, por lo que soy y por lo que a pesar de todo puedo llegar a ser. Es autónoma, desde el punto de vista psicológico, toda persona que vive la experiencia de que en lo más profundo de sí misma sigue existiendo su propio ser como algo todavía no acabado. Ahora no se trata tanto de proyectar cosas a realizar, sino de seguir creciendo como persona libre, liberada y liberadora.

d. Sentimiento de Anástasis. Palabra griega que significa "levantarse, ponerse en pie". Consiste en sentir, experimentar, que a pesar del peso de los muchos años, nada me impide mantenerme en pie, y que no se puede dejar de crear, pensar, producir. El anciano que vive este sentimiento vence los prejuicios y estereotipos sociales según los cuales una persona mayor carece de resolución o de valor para enfrentar situaciones nuevas. Es la experiencia del que sabe y siente que la vida, el amor, es más fuerte que la muerte y "que el Señor endereza a los que ya se doblan" (Sal. 145, 8). Este sentimiento de anástasis es el que da también sentido a la muerte. Quien vive de esta manera anastasística, encontrando el sentido de la vida hasta el último momento, es la persona que por lo mismo, experimenta que la muerte no tiene la última palabra, y es un hombre o mujer que irradia esperanza, y se prepara a "bien morir".


Oración de una joven anciana centenaria


Mi Señor Jesús, en ti confío y a ti me confío; con todos mis hijos, nietos y bisnietos en general, y cada uno en particular.

Te ruego que me concedas la gracia de los Dones del Espíritu Santo para saber pensar, saber hacer, saber decir, saber escuchar y callar, y saber hablar oportunamente.

Que aprenda a entender y comprender a los demás; a tener esperanza y ser solidaria; enséñame a tener paciencia, a ser fuerte y saber dar consejo; que siempre ame y sirva a Dios ayudando a quien pueda, haciéndolo con amor y en su nombre.

Enséñame a saber aceptar lo de cada día; a saber caminar pisando firme, para andar por el Camino que conduce a la paz temporal,y sobre todo a la eterna.

Por Jesucristo Nuestro Señor. AMEN

PD.

Este trabajo corresponde a un seminario sobre ancianidad realizado el año 1997 en Chile. Termino de transcribirlo a 20 de Septiembre de 1998, cuando acabo de llegar de España en viaje relámpago, después de asistir al funeral de mi madre, que murió la semana pasada a los 103 años de edad, en la misma paz que siempre vivió.

José Luis Ysern de Arce.
Obispado. Casilla 117 - Chillán. CHILE
Fonofax: (42)228023; Tf. (42)222280;
Fax Universidad (42)239580
E-mail: joluis@ctc-mundo.net
Alternativa: joluis@ctcinternet.cl
E-mail: jysern@pehuen.chillan.ubiobio.cl


Meditación breve


Querido Dios, Tu gracia transforma mi conciencia. En momentos de contemplación y oración, afirmo salud, sabiendo que Tu presencia de vida en mí me sana. Afirmo sabiduría y permito que Tu luz me muestre el camino. Proclamo abundancia y siento que Tu amor me envuelve.
Veo más allá de las circunstancias actuales y sé que todo bien que deseo es posible. Tengo fe en que las personas y las situaciones que mantengo en oración son sanadas y transformadas por Tu presencia amorosa.
Dios, agradezco Tu gracia, la cual provee mucho más de lo que yo puedo concebir o pedir. Tu gracia me bendice abundante y completamente.


Pedidos de oración


El lector de esta página Rubén P. que vive en San Luis Potosí, México, nos pide oraciones por su querida esposa, Elizabeth, que sufre de sangrados y debe hacerse varios estudios que están un poco postergados por la falta de recursos. Que la Virgen de Lourdes la ampare, la acompañe e interceda ante Jesús Misericordioso para que pronto esta hermana solucione todos sus problemas físicos y materiales.


Pedimos oración por el señor Héctor C. que vive en Asunción, Paraguay, para que el Buen Jesús lo ayude a encontrar un trabajo digno para mantener a su familia y de ese modo supere la situación de abatimiento que la situación le está provocando.


Seguimos pidiendo oración por Haydée Oropeza, que vive en Cuba, y ha sido operada por un cáncer de colon y pronto deberá hacer quimioterpia como complemento, para que Dios esté junto a ella y le dé mucha fuerza física y espiritual para superar las contingencias de su dura enfermedad.


Pedimos oración por el señor Jorge S. que vive en Santiago, Chile, y que está afectado de una enfermedad que puede llevarle a la amputación de su pierna derecha, rogando al Señor que le conceda el milagro de la curación.


Nuestra lectora Alicia Quesada Gómez nos pide oración por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, que está afectado de Influenza tipo A. Oramos por él pidiendo a Dios su pronta recuperación.


Pedimos oración por el señor Hernando G. M. de Bogotá, Colombia, internado en cuidados intensivos luego de haber tenido un paro cardiorespiratorio con daño renal y neumonía. Y por la señora Flor María S., de la misma ciudad, que está hospitalizada por cáncer de estómago. Oremos a Nuestro Señor Jesucristo, Maestro y Médico, y por la mediación de Nuestra Madre, la Virgen Santísima, para que les de a estas personas la fortaleza suficiente para soportar el dolor que causa sus quebrantos de salud, y la templanza a sus familiares para aceptar el eventual desenlace.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Palabras de Jesús


“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5, 7)

Todos necesitamos de la misericordia de Dios, el pecador para salir del pecado, y el justo para perseverar en la justicia. Por eso aquí el Señor nos da una clave que debemos tener en cuenta: si somos misericordiosos con nuestros hermanos, Dios tendrá misericordia de nosotros durante la vida, en el juicio particular y en el Juicio Final. Esta es una verdad que siempre tendríamos que tener presente a nuestros ojos, para practicar de todas las formas posibles la misericordia, ya que con ello anticipamos el juicio y nos aseguramos la salvación eterna. Seamos misericordiosos así tendremos la semejanza con Dios cuyo atributo principal es la Misericordia infinita. Practiquemos las catorce obras de misericordia, las siete corporales y las siete espirituales, porque si un alma no practica la misericordia de alguna manera, no la alcanzará en el día del juicio.

Jesús, en Vos confío.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.