PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3242 ~ Lunes 16 de Enero de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor,
pienso mucho en la necesidad de ser paciente, sabes que no es algo que sólo
dependa de mi voluntad, sino que necesito de tu acción poderosa, para que mi
corazón sea capaz de vivir al ritmo del tuyo y así poder ir aceptando cada
situación sin drama y con la conciencia de que siempre quieres para mí lo
mejor. Te suplico que bendigas a todos los que amo y a los cuales, por
distintas razones, he herido con mi comportamiento impaciente. Dame la
posibilidad de no volverlo a hacer y de poder pedirle perdón a cada uno de
ellos. Confío en tu poder y en tu misericordia que me van transformando. Amén. (Píldoras
de Fe)
¡Buenos días!
Las estalactitas
Cuando
una dificultad seria se interpone para alcanzar tus metas, es hora de pensar si
vale la pena seguir luchando. Si la respuesta es positiva, no te desanimes,
puedes comenzar de nuevo. Paso tras paso se llega a la cumbre, ladrillo tras
ladrillo se edifican los palacios y hachazo tras hachazo se derriban los
árboles gigantes.
La paciencia se parece a las estalactitas: éstas se
van formando poco a poco en la oscuridad, se integran gota a gota y de manera
irregular, requieren tiempo, y crecen por arriba y por abajo siendo al fin muy
hermosas. La paciencia se parece también a un bonsái, esos arbolitos enanos:
solo tiempo, fe, cuidados y mimos los hacen crecer. No se puede separar el
arbolito de las ramas, ni sacarlo de su maceta para ver si está echando raíces.
Necesita la humildad del humus para desarrollarse.
En
la base de los verdaderos triunfos está siempre una paciencia a toda prueba.
Los caracteres de recio temple hallan un gozo especial en las adversidades. Que
el Señor te ayude a desarrollar una voluntad de acero hasta llegar a ver en los
obstáculos un aliciente para seguir con más paciencia hacia tus metas.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Como
los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen a
Jesús: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los
fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «¿Pueden acaso
ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras
tengan consigo al novio no pueden ayunar. Días vendrán en que les será
arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día.
»Nadie
cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo
añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor.
Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino
reventaría los pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los pellejos:
sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos». (Mc 2,18-22)
Comentario
Hoy
comprobamos cómo los judíos, además del ayuno prescrito para el Día de la
Expiación (cf. Lev 16,29-34) observaban muchos otros ayunos, tanto públicos
como privados. Eran expresión de duelo, de penitencia, de purificación, de
preparación para una fiesta o una misión, de petición de gracia a Dios, etc.
Los judíos piadosos apreciaban el ayuno como un acto propio de la virtud de la
religión y muy grato a Dios: el que ayuna se dirige a Dios en actitud de
humildad, le pide perdón privándose de aquellas cosas que, satisfaciéndole, le
hubieran apartado de Él.
Que
Jesús no inculque esta práctica a sus discípulos y a los que le escuchan,
sorprende a los discípulos de Juan y a los fariseos. Piensan que es una omisión
importante en sus enseñanzas. Y Jesús les da una razón fundamental: «¿Pueden
acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?» (Mc
2,19). El esposo, según la expresión de los profetas de Israel, indica al mismo
Dios, y es manifestación del amor divino hacia los hombres (Israel es la
esposa, no siempre fiel, objeto del amor fiel del esposo, Yahvé). Es decir,
Jesús se equipara a Yahvé. Está aquí declarando su divinidad: llama a sus
discípulos «los amigos del esposo», los que están con Él, y así no necesitan
ayunar porque no están separados de Él.
La
Iglesia ha permanecido fiel a esta enseñanza que, viniendo de los profetas e
incluso siendo una práctica natural y espontánea en muchas religiones,
Jesucristo la confirma y le da un sentido nuevo: ayuna en el desierto como
preparación a su vida pública, nos dice que la oración se fortalece con el
ayuno, etc.
Entre
los que escuchaban al Señor, la mayoría serían pobres y sabrían de remiendos en
vestidos; habría vendimiadores que sabrían lo que ocurre cuando el vino nuevo
se echa en odres viejos. Les recuerda Jesús que han de recibir su mensaje con
espíritu nuevo, que rompa el conformismo y la rutina de las almas avejentadas,
que lo que Él propone no es una interpretación más de la Ley, sino una vida
nueva.
* Rev. D. Joaquim VILLANUEVA i Poll (Barcelona,
España)
Santoral Católico:
San Marcelo
Papa
En
la serie de los Pontífices, el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue
Pontífice por un año: del 308 al 309. Era uno de los más valientes sacerdotes
de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305. Animaba
a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los martirizaran. Elegido
Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada
porque ya hacía 4 años que había muerto el último Pontífice, San Marcelino.
Era
un hombre de carácter enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a
edificar los templos destruidos en la anterior persecución. Dividió Roma en 25
sectores y al frente de cada uno nombró a un presbítero o párroco. Muchos
cristianos habían renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero
deseaban volver otra vez a pertenecer a la Iglesia.
El
Papa Marcelo, apoyado por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que
aquellos que deseaban volver a la Iglesia tenían que hacer algunas penitencias
por haber renegado de la fe durante la persecución.
Muchos
aceptaron la decisión del Pontífice, pero algunos promovieron tumultos contra
él, e incluso lo acusaron ante el Emperador Majencio quien abusando de su
poder, que no le permitía inmiscuirse en los asuntos internos de la religión,
expulsó al Pontífice de Roma.
Según
el "Libro Pontifical", el Papa Marcelo se hospedó en la casa de una
laica muy piadosa de nombre Marcela, y desde ahí, siguió dirigiendo a los
cristianos. Al enterarse el Emperador, obligó al Pontífice a relalizar trabajos
forzosos en las caballerías y pesebres imperiales que fueron trasladados a esa
zona.
© Aciprensa
Pensamiento del día
"Sólo una vez pasaré por este mundo.
Cualquier cosa buena que pueda hacer
o cualquier bondad que pueda mostrar, lo haré ahora,
ya que no pasaré por este camino otra vez".
Tema del día:
¿Cómo hablar a nuestros difuntos?
Muchas
veces me piden oración por un difunto, alguien amado profundamente, y la
pregunta que surge espontáneamente es: ¿Cómo se llamaba? ¡Qué tremendo error!
La pregunta correcta es ¿cómo se llama? Por supuesto, nuestro ser amado no ha
desaparecido, sino que ha salido del tiempo para ingresar a la vida eterna,
destino del que ninguno de nosotros podrá evadirse.
Cuando
pienso en los seres amados que yo he perdido, particularmente mi padre, siento
que él está más que nunca escuchándome. Ya sin las limitaciones del mundo, sin
la dificultad de moverme donde él esté, o de lograr hablarle de modo cercano.
De ningún modo, mi papá está más que nunca escuchando todos mis pensamientos,
mis oraciones, mis inseguridades y mis seguridades también.
No
hay fórmulas para hablar con nuestros amados difuntos, porque ellos siempre nos
escuchan. Están en un lugar donde Dios les permite ver más allá de esos dos
agujeritos que son los ojos, a través de los que vieron cuando estaban en el
mundo. Hoy ven en la amplitud de la vida eterna, porque están fuera del tiempo,
fuera del lugar, están en la eternidad. Hay que sentirlos allí, atentos a
nosotros, viéndonos en la perfección que Dios les permite, con los sentidos del
alma y ya no los sentidos que usaron cuando estaban aquí.
Pero
también me ocurre que cuando hablo y rezo con mi madre que aún está viva, y veo
en ella las limitaciones de la vejez y la cercanía de su paso a la eternidad,
no dejo de pensar lo perfecto que va a ser nuestro dialogo y nuestra oración
cuando ella ya no esté conmigo aquí. Y también pienso en lo hermoso que será
ese día en que estemos los tres juntos fuera del tiempo y el lugar, mi padre,
mi madre y yo, unidos en la perfección del Amor de Dios por nosotros.
La
presencia sutil pero real de nuestros amados difuntos se siente en el corazón,
en el alma. No es locura, no es tampoco algo que los demás puedan comprender.
Es simplemente un encuentro secreto que mantenemos muy dentro de nuestro
corazón, y que no debemos dejar apagar porque es la manifestación de la
Comunión de los Santos, la unidad de corazón con quienes ya han transitado de
esta vida.
Algunas
personas dirán que esto está mal, que es espiritismo. Error enorme, esto es
pura fe en la vida eterna, en nuestro destino de Reino. Espiritismo es invocar
a las almas, y eso es un pecado muy grave. Nosotros simplemente sentimos su
presencia y les hablamos de corazón, abiertos a que Dios les permita plantar algún sentimiento, algún signo en
nuestro corazón, si es que esa es Su Divina Voluntad.
Otros
dirán que es un error que va contra la psicología moderna, contra la necesidad
del duelo. ¡El duelo es fundamental! Pero de ningún modo duelo equivale a
olvidar a alguien amado, y mucho menos a desconectar el dialogo de alma a alma,
de corazón a corazón. Ese dialogo, cuando bien realizado, sin ser algo
enfermizo o que altere lo normal de nuestra vida, es un acto de sanación que
nos permite seguir viviendo en la esperanza del encuentro definitivo con ese
ser amado.
El
nombre de un ser amado no pasa jamás, porque nuestra alma perdura por toda la
eternidad, sin restricciones. Mi padre
no era Juan, es Juan. Y así todos nosotros debemos comprender que nunca dejamos
de ser quienes somos, y mucho menos al pasar a la eternidad. Así, el nombre de
un ser amado no era, es. Ese ser amado está hoy más presente que nunca, más
atento que nunca, abierto y despierto en todo momento a nuestras oraciones,
porque las almas pueden responder a nuestras oraciones intercediendo ante Dios
por nuestras necesidades. Nuestro dialogo y suplicas llegan así directo al
Corazón de Dios a través de la intercesión de los santos y los ángeles, y de
Maria en modo particularmente efectivo.
Madre
mía, Reina del Cielo y de la Tierra, hoy cierro los ojos y siento claramente la
esperanza del encuentro con mi ser amado, y allí se desvanecen las limitaciones
del tiempo y del espacio, para poder así unirme en un abrazo que es anticipo de
la promesa que nos espera, a ambos. Sin miedos, sin desesperanza, sin
separarnos más, por siempre y para siempre.
Autor:
www.reinadelcielo.org
Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios
del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para
tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales
sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Meditación
Descubramos
un factor decisivo que une a María y José: ambos viven la obediencia de la fe
que los apremia a ensanchar sus horizontes y a consentir a un designio que da
una orientación nueva a sus vidas. La búsqueda de la voluntad de Dios puede
deparar sorpresas, quizá obligue a redefinir papeles, pero podemos dar por
seguro que compacta la unión. Estar bien con Dios une.
Años
más tarde el "niño" se queda en Jerusalén. María y José no caen en
una tentación fácil de la vida en pareja: la de reprocharse uno a otro el
problema que se ha creado; tal recriminación mutua no remedia nada y genera un
nuevo problema. José y María buscan juntos y sufren juntos: «Hijo -dirá María a
Jesús- ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te buscábamos angustiados»
(Lc 2,48). Ambos esposos viven una intensa comunión de sentimientos.
Hay,
en fin, un nuevo motivo que crea unión: el ejercicio compartido de la misión.
Tras encontrar a Jesús en el templo, bajaron a Nazaret, y Jesús «siguió bajo su
autoridad» (Lc 2,51). Hasta la mayoría de edad, vivirá bajo una autoridad que –como
dice la etimología de la palabra–
"hace crecer". Es que sólo sabe mandar quien ha sabido
obedecer. Y nosotros lo hemos visto, María y José sabían obedecer.
Pablo
Largo Domínguez
Los cinco minutos de María
Enero 16
La
Virgen orante se nos presenta como modelo para nuestras relaciones personales e
íntimas con Dios nuestro Señor.
María
siempre estuvo en oración, siempre vivió en conversación con el Padre como Hija
suya predilectísima; con el Verbo, que era su Hijo amadísimo, y con el Espíritu
Santo como su verdadera Esposa.
Nosotros
no podemos olvidar que Dios uno y trino vive en nuestra alma por la gracia; si
el Espíritu Santo mora en nosotros, prestémosle atención, no lo dejemos solo,
acompañémoslo, démosle conversación, tratemos nuestras cosas con Él.
María, ora junto a nosotros, como lo hiciste con los
apóstoles.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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