PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3234 ~ Domingo 8 de Enero de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La
fiesta del Bautismo del Señor que celebramos este domingo es como la conclusión
y el resumen de cuanto hemos celebrado durante este Tiempo de Navidad. Nos
hemos reunido durante este tiempo muchas veces para escuchar la Palabra de Dios
y celebrar la Eucaristía, y hemos contemplado, paso a paso, el gran misterio de
Dios que se hace hombre en medio de nosotros, para vivir totalmente nuestra
vida y llevarnos a todos hacia él.
Pero
quizás durante estos días, con la alegría y el calor familiar, con los niños
actuando como protagonistas en casa y en la calle, con la tranquilidad de
tantas fiestas, puede habernos ocurrido que nuestros ojos hayan quedado fijos
en la ternura del recién nacido de Belén, y hayamos olvidado que este niño, al
nacer, emprende un camino. Y que este camino es guía para nosotros.
Hoy,
al presentarse en el Jordán para ser bautizado por Juan, vemos a Jesús
dispuesto ya a iniciar el anuncio de lo que le ha traído al mundo: la salvación
de Dios, la buena noticia del Evangelio. El niño de Belén, aquel niño que era
como los demás niños, es ahora un hombre como los demás hombres. Su vida nos
mostrará, paso a paso, el andar de Dios entre nosotros. El Espíritu de Dios lo conducirá en
cada momento de su existencia y llenará el mundo de huellas de vida y de amor. Este
Espíritu que debe conducirnos también a nosotros, como Iglesia, a continuar lo
que Él hizo: trabajar por el bien, luchar contra el demonio, y de este modo,
anunciando que este es el camino que lleva a la vida, ser, como él, luz de las
naciones y liberación para todos los hombres.
¡Buenos días!
“Ustedes serán
mis testigos”
Un
día Jesús dijo a una famosa mística francesa, Gabriela Bossis, después de la
comunión:
"Vive sólo para mí. Cuando hables, que se vea
bien que lo único que te importa soy Yo. No temas mencionar mi nombre en la
conversación, pues todos, sin saberlo, tienen necesidad de mí. Y el Nombre de
Dios puede suscitar el bien en las almas. Trata de adquirir este hábito y Yo te
ayudaré. Vendrán a ti para oír hablar de mí. ¿Qué podrías temer, si Yo me tomo
la parte más grande de tu trabajo? Que te dé placer sembrar mi Nombre en las
palabras que pronuncias; como una tierna reparación por el dolor que me causan
todos aquéllos que quieren borrarme en todas partes, aún en el alma de los
niños pequeños. Siembra mi Nombre. Yo daré el crecimiento.”
Como
testigos de Cristo debemos dar testimonio valiente de nuestra pertenencia a él.
No sólo en circunstancias especiales como lo hicieron los mártires, sino en el
día a día. Con sencillez y entereza el
discípulo de Cristo irradia quién es para él el tesoro de su corazón, la razón
de su vida, la fuerza que lo sostiene.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser
bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que
necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Jesús le respondió: «Déjame
ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces le dejó.
Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio
al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre Él. Y una voz
que salía de los cielos decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco». (Mt 3,13-17)
Comentario:
Hoy
contemplamos al Mesías —el Ungido— en el Jordán «para ser bautizado» (Mt 3,13)
por Juan. Y vemos a Jesucristo como señalado por la presencia en forma visible
del Espíritu Santo y, en forma audible, del Padre, el cual declara de Jesús:
«Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mt 3,17). He aquí un motivo
maravilloso y, a la vez, motivador para vivir una vida: ser sujeto y objeto de
la complacencia del Padre celestial. ¡Complacer al Padre!
De
alguna manera ya lo pedimos en la oración colecta de la misa de hoy: «Dios
todopoderoso y eterno (...), concede a tus hijos adoptivos, nacidos del agua y
del Espíritu Santo, llevar siempre una vida que te sea grata». Dios, que es
Padre infinitamente bueno, siempre nos “quiere bien”. Pero, ¿ya se lo
permitimos?; ¿somos dignos de esta benevolencia divina?; ¿correspondemos a esta
benevolencia?
Para
ser dignos de la benevolencia y complacencia divina, Cristo ha otorgado a las
aguas fuerza regeneradora y purificadora, de tal manera que cuando somos
bautizados empezamos a ser verdaderamente hijos de Dios. «Quizá habrá alguien
que pregunte: ‘¿Por qué quiso bautizarse, si era santo?’. ¡Escúchame! Cristo se
bautiza no para que las aguas lo santifiquen, sino para santificarlas Él» (San
Máximo de Turín).
Todo
esto —inmerecidamente— nos sitúa como en un plano de connaturalidad con la
divinidad. Pero no nos basta a nosotros con esta primera regeneración:
necesitamos revivir de alguna manera el Bautismo por medio de una especie de
continuo “segundo bautismo”, que es la conversión. Paralelamente al primer
Misterio de la Luz del Rosario —el Bautismo del Señor en el Jordán— nos
conviene contemplar el ejemplo de María en el cuarto de los Misterios de Gozo:
la Purificación. Ella, Inmaculada, virgen pura, no tiene inconveniente en
someterse al proceso de purificación. Nosotros le imploramos la sencillez, la
sinceridad y la humildad que nos permitirán vivir de manera constante nuestra
purificación a modo de “segundo bautismo”.
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del
Vallès, Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
“Como
Juan Bautista, también el catequista está llamado a indicar en Jesús al Mesías
esperado, al Cristo. Tiene como misión invitar a fijar la mirada en Jesús y a
seguirlo, porque sólo Él es el Maestro, el Señor, el Salvador. Como el
Precursor, el catequista no debe enaltecerse a sí mismo, sino a Cristo. Todo
está orientado a Él: a su venida, a su presencia y a su ministerio. El
catequista debe ser voz que remite a la Palabra, amigo que guía hacia el
Esposo. Y, sin embargo, como Juan, también él es, en cierto sentido,
indispensable, porque la experiencia de fe necesita siempre un mediador, que
sea al mismo tiempo testigo. ¿Quién de nosotros no da gracias al Señor por un
valioso catequista -sacerdote,
religioso, religiosa o laico- de quien se siente deudor por la primera
exposición orgánica y comprometedora del misterio cristiano?”
Predicación del Evangelio
Un niño que dará que hablar
Han
pasado las navidades, y con el Bautismo del Señor, se inicia su andadura y su
misión. ¿Qué andadura? ¿Qué misión?
Ni
más ni menos que aquello, que nosotros los cristianos, olvidamos con
frecuencia: ser discípulo de Jesús es ser conocedor de su vida, entusiasta de
Dios y orientar nuestra vida desde el Evangelio. ¿Lo hacemos?
Este
Niño, al que visitaron humildemente los pastores; al que reverenciaron los
magos para abrir su historia y su nombre a todos los pueblos de la tierra,
inicia con su bautismo personal aquello para lo que ha nacido: ha venido para
estar junto a nosotros, para enseñarnos el camino de la vida y del amor de
Dios, y sobre todo, para dignificar nuestra existencia, divinizarla y darle
otro color.
Se
involucra de lleno en aquello que Dios le pide. Se abre el cielo, una vez más,
no para entrar en el seno virginal de María, y sí para caminar por las entrañas
de la tierra ofreciendo esperanza e ilusión a todo aquel que la ha perdido.
Aquel
Niño que nació en una noche estrellada y silenciosa, hablará con fuerza sobre
el amor y la justicia. Nos dirá que, el perdón, es distintivo de aquellos que
se dicen amigos suyos y, sobre todo, nos invitará a ser testigos de lo que, Él,
dice, forja y enseña.
El
Bautismo del Señor es el punto de salida de una tarea que, además, sacude
nuestras conciencias y nos ofrece muchas posibilidades.
-Sacude
nuestras conciencias. Nos invita a plantearnos varios interrogantes. ¿Es
nuestra fe operativa, profunda, convencida, creativa y activa? ¿No la tenemos
demasiado dormida y arrinconada por vicisitudes o por vergüenza a exhibirla?
¿Por qué tanta bravura para hablar de lo superfluo, de aquello que pasa, y
tanto miramiento o timidez para expresar aquello que decimos creer y sentir?
-Nos
da muchas posibilidades. El Bautismo del Señor nos abre, nuevamente, el cielo.
Escuchamos, una vez más, que somos hijos preferidos por parte de Dios, que nos
ama pero, que hemos de intentar practicar aquello que Jesús nos dice. Y que, su
misión, es nuestra misión. Que su locura, ha de ser nuestra locura. Que su fin,
ha de ser nuestro fin. Que su camino, ha de ser el nuestro.
El
Bautismo del Señor es descubrir el sentido de nuestro propio bautismo. No se
construye una casa para nunca habitarla. Ni, tampoco, se descorcha una botella
de buen vino para desperdiciar su contenido. Ni, mucho menos, compramos un
artículo de belleza para nunca lucirlo. De igual manera, el Bautismo del Señor,
empuja y sazona el nuestro, con la luz de una gran verdad: hemos de ser sus
testigos cumpliendo la voluntad de Dios allá donde nos encontremos.
Si
Jesús, desde el día de su nacimiento, comparte nuestra condición humana, ahora,
con su Bautismo carga con nuestras deficiencias y pecados, se compromete de
lleno en un intento de recuperarnos y de llevarnos a Dios.
¿Qué
ser cristiano no es cómodo ni fácil? ¡Por supuesto! ¡Nunca lo ha sido! Pero,
Jesús, no se conformó con descender al Jordán para hacer el numerito. No
cumplió el rito por simple tradición o presión social. En su ascenso, a la
tierra llana y dura, comprobó enseguida que su mensaje era causa de tensión.
¡No dejaba indiferente a nadie! Fue un Niño que, siendo joven, no dejó frío a
nadie.
A
una con el Señor, renovemos en el inicio de este año nuestro deseo de que la
presencia de Dios en nuestra vida sea algo real, vivo, visible y testimonial.
©
Padre Javier Leoz
Nuevo vídeo y artículo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Hay
nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes
acceder en la dirección:
Agradecimientos
Imaginemos
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
Elena escribe y nos dice que Cristian Patricio que desapareció el 13
de Diciembre en la selva de Iquitos, aquel por el cual pedimos tanta oración,
ha sido liberado el 26 de diciembre.....Las circunstancias son realmente
milagrosas, un milagro más de la Virgencita y los seres Divinos que escucharon
el clamor y oración de cada uno de nosotros. Él, su familia, conocidos y amigos
están infinitamente agradecidos a Dios y a los que oramos, pues muchos habían
perdido la esperanza de que estuviera vivo!..
Los cinco minutos de María
Enero 8
Si
somos compañeros de lucha de Cristo, también seremos sus compañeros de
victoria; si vamos de la mano de María, no nos desviaremos del camino del bien,
del camino del cielo; si caminamos prendidos de sus manos, no caeremos, pues
ella nos sostendrá y, si por desgracia llegáramos a caer, ella pronto nos
levantará.
Por
eso nadie hay tan sereno, tan seguro, tan feliz, como el que vive el amor a la
Virgen Santísima.
María, que a lo largo del camino de la vida nunca
perdamos el rumbo por habernos soltado de tu mano.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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