domingo, 27 de noviembre de 2016

Pequeñas Semillitas 3198

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3198 ~ Domingo 27 de Noviembre de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
“Hoy, primer domingo de Adviento, la mirada se vuelca en el misterio de la Navidad: un Dios que se hace hombre como nosotros para traernos la Salvación y la vida de Dios y caminando con nosotros y con toda la creación, llevarnos Padre de los cielos.
Son domingos de esperanza, de espera de un gran acontecimiento, un acontecimiento que salva, libera, trae Vida, trae sentido a la vida del hombre, descubre la gran dignidad del hombre y su vocación de ser convocado para ser feliz y hacer felices a todos”
Obispo Enrique Angelelli (29 Nov 1970)

¡Buenos días!

Oración por los amigos
Los amigos son escasos. Los puedes contar con los dedos de la mano y siempre te sobrarán dedos. Por eso tal vez no tengas muchos, pero los que tienes siempre serán suficientes para llenar tu alma. Un amigo es como la perla evangélica que, cuando la encuentras, vas y vendes todo, con tal de poseerla.

Jesús, tú que lloraste por un amigo y le diste vida nueva, ayúdame a valorar a mis amigos, aceptar sus vidas, respetar sus ideales, perdonar sus errores, compartir con ellos el dolor y la alegría., ofrecerles lo mejor de mi parte.  Gracias porque tú estás en ellos y nos acompañas en el vivir de cada día. Bendícelos con el don de la verdadera paz, cuídalos para que siempre irradien la luz de tu amor. Amén.

“La amistad es una puerta que se abre, una sonrisa que te alienta, una mirada que te comprende, una palabra que te anima, y una crítica que te mejora. Es un abrazo de perdón, un elogio que te estimula, un encuentro que te regocija, un favor sin recompensa, y un esperar... sin cansancio”. Valora a tus amigos, acéptalos.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.
»Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre». (Mt 24, 37-44)

Comentario:
Hoy, «como en los días de Noé», la gente come, bebe, toma marido o mujer con el agravante de que el hombre toma hombre, y la mujer, mujer (cf. Mt 24,37-38). Pero hay también, como entonces el patriarca Noé, santos en la misma oficina y en el mismo escritorio que los otros. Uno de ellos será tomado y el otro dejado porque vendrá el Justo Juez.
Se impone vigilar porque «sólo quien está despierto no será tomado por sorpresa» (Benedicto XVI). Debemos estar preparados con el amor encendido en el corazón, como la antorcha de las vírgenes prudentes. Se trata precisamente de eso: llegará el momento en que se oirá: «¡Ya está aquí el esposo!» (Mt 25,6), ¡Jesucristo!
Su llegada es siempre motivo de gozo para quien lleva la antorcha prendida en el corazón. Su venida es algo así como la del padre de familia que vive en un país lejano y escribe a los suyos: —Cuando menos lo esperen, les caigo. Desde aquel día todo es alegría en el hogar: ¡Papá viene! Nuestro modelo, los Santos, vivieron así, “en la espera del Señor”.
El Adviento es para aprender a esperar con paz y con amor, al Señor que viene. Nada de la desesperación o impaciencia que caracteriza al hombre de este tiempo. San Agustín da una buena receta para esperar: «Como sea tu vida, así será tu muerte». Si esperamos con amor, Dios colmará nuestro corazón y nuestra esperanza.
Vigilen porque no saben qué día vendrá el Señor (cf. Mt 24,42). Casa limpia, corazón puro, pensamientos y afectos al estilo de Jesús. Benedicto XVI explica: «Vigilar significa seguir al Señor, elegir lo que Cristo eligió, amar lo que Él amó, conformar la propia vida a la suya». Entonces vendrá el Hijo del hombre… y el Padre nos acogerá entre sus brazos por parecernos a su Hijo.
* Mons. José Ignacio ALEMANY Grau, Obispo Emérito de Chachapoyas (Chachapoyas, Perú)

Palabras de San Juan Pablo II
“Estamos yaz habituados al término “adviento”, sabemos qué significa: pero precisamente por el hecho de estar tan familiarizados con él, quizá no llegamos a captar toda la riqueza que encierra dicho concepto. Adviento quiere decir “venida”. Por tanto, debemos preguntarnos: ¿Quién es el que viene?, y ¿para qué viene? Enseguida encontramos la respuesta a esta pregunta. Hasta los niños saben que es Jesús quien viene para ellos y para todos los hombres. Sin embargo, muchos son los interrogantes que se plantean. El hombre tiene el derecho e incluso el deber de preguntar para saber. Hay asimismo quienes dudan y parecen ajenos a la verdad que encierra la Navidad, aunque participen de su alegría. Precisamente para esto disponemos del tiempo de Adviento, para que podamos penetrar en esta verdad esencial del cristianismo cada año de nuevo”

Predicación del Evangelio
Con los ojos abiertos
Las primeras comunidades cristianas vivieron años muy difíciles. Perdidos en el vasto Imperio de Roma, en medio de conflictos y persecuciones, aquellos cristianos buscaban fuerza y aliento esperando la pronta venida de Jesús y recordando sus palabras: “Vigilad. Vivid despiertos. Tened los ojos abiertos. Estad alerta.”

¿Significan todavía algo para nosotros las llamadas de Jesús a vivir despiertos?
¿Qué es hoy para los cristianos poner nuestra esperanza en Dios viviendo con los ojos abiertos?
¿Dejaremos que se agote definitivamente en nuestro mundo secular la esperanza en una última justicia de Dios para esa inmensa mayoría de víctimas inocentes que sufren sin culpa alguna?

Precisamente, la manera más fácil de falsear la esperanza cristiana es esperar de Dios nuestra salvación eterna, mientras damos la espalda al sufrimiento que hay ahora mismo en el mundo. Un día tendremos que reconocer nuestra ceguera ante Cristo Juez: ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento, extranjero o desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Este será nuestro dialogo final con él si vivimos con los ojos cerrados.

Hemos de despertar y abrir bien los ojos. Vivir vigilantes para mirar más allá de nuestros pequeños intereses y preocupaciones. La esperanza del cristiano no es una actitud ciega, pues no olvida nunca a los que sufren. La espiritualidad cristiana no consiste solo en una mirada hacia el interior, pues su corazón está atento a quienes viven abandonados a su suerte.

En las comunidades cristianas hemos de cuidar cada vez más que nuestro modo de vivir la esperanza no nos lleve a la indiferencia o el olvido de los pobres. No podemos aislarnos en la religión para no oír el clamor de los que mueren diariamente de hambre. No nos está permitido alimentar nuestra ilusión de inocencia para defender nuestra tranquilidad.

Una esperanza en Dios, que se olvida de los que viven en esta tierra sin poder esperar nada, ¿no puede ser considerada como una versión religiosa de cierto optimismo a toda costa, vivido sin lucidez ni responsabilidad? Una búsqueda de la propia salvación eterna de espaldas a los que sufren, ¿no puede ser acusada de ser un sutil “egoísmo alargado hacia el más allá”?

Probablemente, la poca sensibilidad al sufrimiento inmenso que hay en el mundo es uno de los síntomas más graves del envejecimiento del cristianismo actual. Cuando el Papa Francisco reclama “una Iglesia más pobre y de los pobres”, nos está gritando su mensaje más importante a los cristianos de los países del bienestar.
José Antonio Pagola

Nuevo vídeo y artículo

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Buenos Aires, Argentina, nuestra lectora Liliana Z. escribe y dice: “Quiero darle gracias a Dios y la Virgen por seguir cubriéndome con su manto y guardar mi salud. Tuve unos días de zozobra por la mamografía y ecografía, ya que había dudas en la herida de la operación de 2013. Llegó la bonanza, sin perder la fe todo está bien. Ya no sé cómo agradecerles tanta bendición. Todo esto me ha enseñado mucho. Nada que Dios nos da es un castigo, siempre, siempre es una enseñanza. Y afortunadamente trato de aprender, de agradecer. Nada es casual hace 15 días un querido joven de 28 años, vecino, con una discapacidad neurológica, que fuera compañero de jardín de mi hija menor, muy creyente, muy querido por nuestra familia me ha traído estampitas de la Virgen, del Sagrado Corazón, y hoy trajo la noticia que pronto vendrá a las casas de nuestra parroquia de Fátima, la visita de nuestra madre para bendecir nuestros hogares. Sólo me queda pedir por la Argentina y el bienestar de sus habitantes. Para nuestro querido Gastón (Mi Ángel de la Guarda), muchas bendiciones para él. Un abrazo a todas las Semillitas”.

Desde Bogotá, Colombia, Carlos C. escribe y dice: “Deseo expresar un gesto sincero de gratitud por las gracias y bondades que hemos recibido de nuestro Señor, todos esos obsequios con la intercesión de nuestra Madre, la Virgen Santísima. David R. C., mi sobrino, por quien pedimos oración, ya se encuentra en casa recuperándose de sus dolencias digestivas; gracias a Dios el diagnóstico fue favorable y le dieron de alta para alegría de su familia. Luz María A. no fue finalmente intervenida y su hombro luxado fue 'acomodado' sin problema; su dolor inmediato fue ofrecido a la Gloria del Señor. Culminé exitosamente el informe que envié al Ministerio de Educación Nacional con el fin de otorgar Registro Calificado a una Institución de Educación Superior cuya visita realicé la semana pasada; el Señor hará su Santa Voluntad para que el Ministerio otorgue ese Registro para que pueda abrir su Programa Académico”.

Desde Buenos Aires, María Marta agradece a Dios y a las personas que rezaron por su operación de rodilla, realizada con todo éxito el día 24. Nos sumamos dando gracias a Dios.

Desde Argentina, nos llega un agradecimiento a Dios y a todos los que rezaron por Juan Carlos, que el viernes fue operado con todo éxito de la columna, siendo que además tiene un problema renal serio, por lo que lo seguiremos teniendo en oración.

Desde Bogotá, Colombia, Marta escribe y dice: “Les doy infinitas gracias a Dios, en primer lugar, y a todas las personas que ofrecieron sus oraciones para el mejoramiento del comportamiento de mi nieta Antonia que pasó por un periodo de rebeldía y pataletas. Hoy está dando muestras de mejor comportamiento”

Los cinco minutos de Dios
Noviembre 27
En el tiempo de la poda, pareciera como si el árbol derramara lágrimas; el insensible podador corta las ramas sin compasión, despoja el árbol de sus brazos y ralea su ramaje sin piedad.
Por cada una de las heridas el árbol destila la sangre de su queja o de su protesta; es como si el alma del árbol levantara el grito contra semejante atropello.
Sin embargo, ello sirvió para que esa alma se contrajera, se replegara durante largos días de invierno y así no fuera alcanzada allá en la interioridad de su savia por el frío que mata.
Luego vino la primavera y los brotes anunciaron que el árbol no sólo no estaba muerto, sino que había recuperado nueva vida, nueva pujanza, nueva fecundidad en flores y frutos.
En tu vida el dolor desempeña el papel de podador; tú podrás tal vez quejarte con pesimismo; pero si tienes fe, si unes tu dolor al dolor redentor de Cristo, te podrá servir de nueva fuerza en tu vida.
El invierno no es muerte; es reconcentración de la vida que luego eclosiona en la primavera con las flores y en el verano con los frutos. Las flores y los frutos de tu vida espiritual deben salir y manifestarse; de lo contrario, pese a tu actividad, se podrá decir que estás en verdad muerto, como cantó el poeta: “No son los muertos los que en dulce calma la paz reposan de la tumba fría; muertos son los que tienen muerta el alma, y viven todavía”
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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