PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3197 ~ Sábado 26 de Noviembre de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Vivimos
hoy el último día del tiempo ordinario. Mañana, con el Domingo de Adviento,
comienza un nuevo año litúrgico, en cuyo transcurso seguiremos los relatos del
Evangelio de San Mateo (ciclo A).
El
próximo lunes, en la edición de “Pequeñas Semillitas” se incluirá un artículo
explicando de manera gráfica y sencilla el año litúrgico con sus distintos
tiempos, celebraciones, festividades, significados, y todo lo necesario para
que como parte de la Iglesia comprendamos lo que celebramos cada día.
Vamos
a entrar al Adviento, palabra que viene del latín “Adventus” que significa
“venida”, refiriéndose por cierto a la venida de nuestro Señor Jesucristo. La
liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que
preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y
en el arrepentimiento para la llegada del Señor.
Ojalá
que en estos días seamos capaces de acondicionar en nuestros corazones el mejor
de los sitios para el Niño de Navidad.
¡Buenos días!
Gime el desierto…
¿Ha
perdido “actualidad” la palabra pecado? Pareciera que sí. Sin embargo es una
radical experiencia humana. Basta mirar con sinceridad dentro de nosotros para
descubrir una cuota de egoísmo y de fragilidad que nos induce a hacer el mal
que deberíamos evitar y a no hacer el bien que estamos llamados a practicar.
Refieren los viajeros que, cuando el viento a la
caída de la tarde roza la arena del desierto, se oye a lo lejos algo así como
un suspiro prolongado: “Escucha” –dice entonces la voz del beduino– “el desierto se lamenta, porque quisiera ser
pradera“. En cuántos hombres, caídos por el pecado, existe la añoranza de lo
que podrían ser y no son...
Nunca
el hombre es tan grande como cuando cae de rodillas y pide ser purificado,
cuando, desde lo profundo del alma grita: “¡Ten piedad de mí, Señor, por tu
bondad; por tu gran compasión, borra mis faltas!”, (Sal 51, 3) ¡Cuánta paz trae
una confesión hecha con humilde arrepentimiento!
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de que no se hagan pesados
vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las
preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como
un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.
Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a
todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del
hombre». (Lc
21,34-36)
Comentario:
Hoy,
último día del tiempo ordinario, Jesús nos advierte con meridiana claridad
sobre la suerte de nuestro paso por esta vida. Si nos empeñamos,
obstinadamente, en vivir absortos por la inmediatez de los afanes de la vida,
llegará el último día de nuestra existencia terrena tan de repente que la misma
ceguera de nuestra glotonería nos impedirá reconocer al mismísimo Dios, que
vendrá (porque aquí estamos de paso, ¿lo sabías?) para llevarnos a la intimidad
de su Amor infinito. Será algo así como lo que le ocurre a un niño malcriado:
tan entretenido está con “sus” juguetes, que al final olvida el cariño de sus
padres y la compañía de sus amigos. Cuando se da cuenta, llora desconsolado por
su inesperada soledad.
El
antídoto que nos ofrece Jesús es igualmente claro: «Estad en vela, pues, orando
en todo tiempo» (Lc 21,36). Vigilar y orar... El mismo aviso que les dio a sus
Apóstoles la noche en que fue traicionado. La oración tiene un componente
admirable de profecía, muchas veces olvidado en la predicación, es decir, de
pasar del mero “ver” al “mirar” la cotidianeidad en su más profunda realidad.
Como escribió Evagrio Póntico, «la vista es el mejor de todos los sentidos; la
oración es la más divina de todas las virtudes». Los clásicos de la
espiritualidad lo llaman “visión sobrenatural”, mirar con los ojos de Dios. O
lo que es lo mismo, conocer la Verdad: de Dios, del mundo, de mí mismo. Los
profetas fueron, no sólo los que “predecían lo que iba a venir”, sino también
los que sabían interpretar el presente en su justa medida, alcance y densidad.
Resultado: supieron reconducir la historia, con la ayuda de Dios.
Tantas
veces nos lamentamos de la situación del mundo. —¿Adónde iremos a parar?,
decimos. Hoy, que es el último día del tiempo ordinario, es día también de
resoluciones definitivas. Quizás ya va siendo hora de que alguien más esté
dispuesto a levantarse de su embriaguez de presente y se ponga manos a la obra
de un futuro mejor. ¿Quieres ser tú? Pues, ¡ánimo!, y que Dios te bendiga.
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del
Vallès, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Leonardo de Puerto Mauricio
Predicador
Nació
en Puerto Maurizio, hoy Imperia (Liguria, Italia), el año 1676. Aún niño marchó
a Roma a estudiar en el Colegio Romano. A los veintiún años vistió el hábito
franciscano en la Provincia reformada de Roma. Ordenado de sacerdote en 1702 y
superada una grave enfermedad, se consagró a la predicación y a las misiones
populares, que lo llevaron por toda Italia, en las que tuvo como temas
favoritos la Pasión de Cristo, la devoción a la Virgen, la reforma de costumbres,
la convivencia pacífica de los ciudadanos. El Papa lo envió a Córcega como
mensajero de paz, y logró la pacificación. En su Orden consolidó el espíritu de
retiro y austeridad propugnado por los descalzos. Escribió muchas obras para
provecho de los predicadores y edificación de los fieles. Fue un gran impulsor
de la declaración del dogma de la Inmaculada y propagador de la devoción del
Vía crucis. Murió en Roma el 26 de noviembre de 1751. Pío XI lo proclamó
patrono de los misioneros entre fieles.
Oración: Dios de poder y misericordia, te rogamos
que, así como hiciste a san Leonardo un predicador insigne de la pasión de tu
Hijo, propagando la devoción del Vía Crucis, nos concedas, por su intercesión,
meditar esos mismos misterios de Cristo y merecer los frutos de su redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del Santo Padre Pío
"Mantente
siempre unido estrechamente a la santa Iglesia católica,
porque
sólo ella te puede dar la paz verdadera,
ya
que sólo ella posee a Jesús sacramentado.
Él
es el verdadero príncipe de la paz"
Tema del día:
Virgen del Adviento
¡Oh
Santísima Virgen María! sea una y mil veces bendito vuestro purismo seno, en
que por nueve meses hizo su morada el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud
a mi alma. (Avemaría).
¡Oh
Santísima Virgen María! sea una y mil veces bendito vuestro maternal regazo en
que reposó y durmió dulcemente el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi
alma. (Avemaría).
¡Oh
Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros santísimos
brazos, que llevaron, abrazaron y tiernamente estrecharon al Hijo de Dios,
hecho hombre por dar salud a mi alma. (Avemaría).
¡Oh
Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditas vuestras hermosísimas
manos, que acariciaron y cuidadosamente sirvieron al Hijo de Dios, hecho hombre
por dar salud a mi alma. (Avemaría).
¡Oh
Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros ojos virginales
que con tanto deleite se recrearon contemplando el rostro del Hijo de Dios,
hecho hombre por dar salud a mi alma. (Avemaría).
¡Oh
Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros oídos
castísimos, que con tanta frecuencia oyeron el dulce nombre de Madre de la boca
del Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma. (Avemaría).
¡Oh
Santísima Virgen María! sean una y mil veces benditos vuestros candidísimos labios,
que con gozo inexplicable imprimieron tiernos besos en el Hijo de Dios, hecho
hombre por dar salud a mi alma. (Avemaría).
¡Oh
Santísima Virgen María! sea una y mil veces bendita vuestra lengua angelical,
que sin cesar alabó y llamó hijo querido al Hijo de Dios, hecho hombre por dar
salud a mi alma. (Avemaría).
Mensaje de María Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de Noviembre
de 2016
“Queridos
hijos, también hoy os invito a volver a la oración. En este tiempo de gracia,
Dios me ha permitido que os guíe hacia la santidad y hacia una vida sencilla,
para que en las pequeñas cosas descubráis a Dios Creador, os enamoréis de Él y
vuestra vida sea un agradecimiento al Altísimo por todo lo que Él os da. Hijos
míos, que vuestra vida sea un don de amor a los demás y Dios os bendecirá. Y
vosotros testimoniad sin interés, por amor a Dios. Yo estoy con vosotros e
intercedo ante mi Hijo por todos vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi
llamada!”
"Pequeñas Semillitas" por e-mail
Si
lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas
Semillitas" por correo, más el agregado de un powerpoint. Las
suscripciones son totalmente gratis y solo tienes que solicitarlas escribiendo
a Rocío (moderadora del grupo) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título:
“Suscripción a Pequeñas Semillitas”.
Si
ya estás suscripto y quieres cancelar tu suscripción debes escribir a la misma
dirección con el título: “Baja”.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para Otoniel V., de
Colombia, quien se encuentra muy delicado de salud, pues padece un serio episodio
de neumonía, en vísperas de una operación delicada. Tenemos plena confianza en
el Señor que se recuperará y podrá hacerse la intervención que tanto necesita.
Nuestra Madre, la Virgen María, intercede para que las Santas Manos del Señor
se posen sobre él y surta la recuperación que tanto necesita.
Pedimos
oración para Luis Eduardo M., de
Bogotá, Colombia, que está atravesando por una enfermedad muy delicada. También
rezamos por Elizabeth S., que fue
intervenida por cáncer de seno y atraviesa además problemas familiares serios.
Confiamos, por supuesto, en la segura intercesión de nuestra Madre del cielo,
la Virgen Santísima.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Noviembre 26
¿No
has sacado nunca la cuenta de los minutos que has vivido? Es curioso; sácala y
constatarás que son millones de ellos.
¿Y
no has pensado nunca que de todos esos millones de minutos has de dar cuenta al
Creador, que te dio la vida para que la hicieras fructificar?
Cada
uno de esos minutos ha sido ya valorado y juzgado por Dios según el peso de
amor que en ellos hayas puesto, la rectitud de intención que hayas tenido.
Tremendo
problema tuyo si esos minutos se te han deslizado sin que en ellos pusieras la
marca y distintivo del amor. Para la eternidad solamente te valdrán los minutos
que lleven la marca de Dios; los demás se habrán hundido en el vacío, y en un
vacío no es posible fundamentar ningún porvenir.
Las
matemáticas no sirven cuando se trata de la intensidad que debemos poner en
todos nuestros actos: intensidad de amor; pero sí son útiles cuando es cuestión
de numerar los actos que hemos de hacer productivos en nuestra vida.
“Breve y triste es nuestra vida, no hay remedio
cuando el hombre llega a su fin… Nuestro nombre será olvidado con el tiempo y
nadie se acordará de nuestras obras; nuestra vida habrá pasado como una nube
sin dejar rastro, y se disipará como la bruma, evaporada en los rayos del sol y
agobiada por su calor” (Sab 2,1-4)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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