viernes, 18 de noviembre de 2016

Pequeñas Semillitas 3189

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3189 ~ Viernes 18 de Noviembre de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
A pocos días del comienzo del Adviento, Jesús es siempre buena noticia. Tenemos la gran suerte y la inmensa alegría de saber que el que viene es el mismo en quien creemos, a quien escuchamos, en quien confiamos, a quien intentamos seguir. Quien más nos comprende y más nos quiere. Nuestra vida está orientada hacia nuestro encuentro feliz y definitivo con Jesús.
Que vendrá, que está viniendo ya a mi vida, a mis sueños, a mi corazón, a mi mundo... Que traerá, que está trayendo ya la alegría, la verdad, la paz, las ocasiones para amar, una canción de esperanza... Ese es el anuncio que Dios nos promete en Jesús. Y lo que nos recomienda anunciar al mundo.
No hay por qué temer…

¡Buenos días!

El sentido de la vida
La vida es nuestro máximo valor y, a la vez, nuestro máximo problema. Tememos perderla; nos angustia la muerte física. Pero hay otra muerte más sutil que nos envuelve: no encontrarle sentido a la vida. ¿Es exagerado decir que el hombre de hoy ya no sabe a dónde va ni para qué vive? Vive nadando entre el placer y la comodidad... pero insatisfecho: no experimenta la alegría de vivir.

Santa Paula tuvo en Roma una juventud rodeada de lujos. Se casó muy bien. Continuó en el matrimonio aquella vida de esplendor y bienestar. Sentía asco de los pobres. Pero, un día, entró también en su palacio la tristeza y el luto. Paula perdió a su marido. Pasó varios días encerrada en su dolor. Cuando dejó su retiro, estaba transformada.
Había encontrado a Cristo. Reapareció vestida con sencillez. Las puertas del palacio se abrieron a todos los pobres y enfermos. Andaba presurosa por Roma, en dirección al barrio de los pobres. Lavaba a los enfermos sus heridas purulentas. A los niños les limpiaba las cabezas llenas de parásitos. Antes de morir dejó, por testamento,  todos sus bienes a los pobres.

El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás encuentra su madurez y plenitud. “Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, entrando Jesús en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: ‘Mi casa será casa de oración’. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!». Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios. (Lc 19,45-48)

Comentario:
Hoy, el gesto de Jesús es profético. A la manera de los antiguos profetas, realiza una acción simbólica, plena de significación de cara al futuro. Al expulsar del templo a los mercaderes que vendían las víctimas destinadas a servir de ofrenda y al evocar que «la casa de Dios será casa de oración» (Is 56,7), Jesús anunciaba la nueva situación que Él venía a inaugurar, en la que los sacrificios de animales ya no tenían cabida. San Juan definirá la nueva relación cultual como una «adoración al Padre en espíritu y en verdad» (Jn 4,24). La figura debe dejar paso a la realidad. Santo Tomás de Aquino decía poéticamente: «Et antiquum documentum / novo cedat ritui» (Que el Testamento Antiguo deje paso al Rito Nuevo»).
El Rito Nuevo es la palabra de Jesús. Por eso, san Lucas ha unido a la escena de la purificación del templo la presentación de Jesús predicando en él cada día. El culto nuevo se centra en la oración y en la escucha de la Palabra de Dios. Pero, en realidad, el centro del centro de la institución cristiana es la misma persona viva de Jesús, con su carne entregada y su sangre derramada en la cruz y dadas en la Eucaristía. También santo Tomás lo remarca bellamente: «Recumbens cum fratribus (…) se dat suis manibus» («Sentado en la mesa con los hermanos (…) se da a sí mismo con sus propias manos»).
En el Nuevo Testamento inaugurado por Jesús ya no son necesarios los bueyes ni los vendedores de corderos. Lo mismo que «todo el pueblo le oía pendiente de sus labios» (Lc 19,48), nosotros no hemos de ir al templo a inmolar víctimas, sino a recibir a Jesús, el auténtico cordero inmolado por nosotros de una vez para siempre (cf. He 7,27), y a unir nuestra vida a la suya.
* P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat (Montserrat, Barcelona, España)

Santoral Católico:     
Dedicación de las Basílicas
de San Pedro y San Pablo
Es el aniversario de las basílicas de los santos apóstoles, protectores de la ciudad de Roma, meta de peregrinaciones a lo largo de los siglos. La basílica de San Pedro fue construida por el emperador Constantino hacia el año 350, en la colina Vaticana, sobre el sepulcro que guarda las cenizas venerables del Apóstol, y la consagró el papa san Silvestre; la basílica actual fue consagrada por el papa Urbano VIII el año 1626. El mismo Constantino mandó edificar la basílica de San Pablo, junto a la vía Ostiense, extramuros de la ciudad de Roma, en el lugar donde se cree que fue decapitado el apóstol; fue consagrada por el papa Siricio y está regida desde el siglo VIII por monjes benedictinos; la basílica actual, construida tras el incendio de la anterior, fue consagrada por Pío IX en 1854. La conmemoración conjunta expresa simbólicamente la fraternidad de los Apóstoles y la unidad de la Iglesia. El recuerdo de los dos apóstoles debe fortalecer la fe que nos transmitieron con su palabra y su martirio.
Oración: Defiende a tu Iglesia, Señor, con la protección de los apóstoles y, pues ha recibido por ellos el primer anuncio del Evangelio, reciba también, por su intercesión, aumento de gracia hasta el fin de los tiempos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

Pensamiento del día

"Derribar y destruir es muy fácil.
Los héroes son aquellos
que construyen y que trabajan por la PAZ"
Nelson Mandela

Tema del día:
Lectio Divina
Te invitamos a meditar la Palabra de Dios según el método de la “lectio divina” o “lectura orante de la Palabra”.

La Lectio Divina puede ayudarte a saborear en la oración la Palabra de Dios según el Evangelio de cada domingo.

¿Qué es la “lectio divina” o lectura orante de la Palabra?

La Lectio Divina es la lectura de la Sagrada Escritura de un modo no académico, sino espiritual, lo que nos permitirá “conocer a Jesús de un modo cada vez más personal, escuchándolo, viviendo con él, estando con él, siendo sus amigos, en una comunión de pensamiento que “no es algo meramente intelectual, sino también una comunión de sentimientos y de voluntad, y por tanto también del obrar”.

El Papa Benedicto XVI nos recomienda esta antigua práctica que literalmente quiere decir «lectura de Dios»:

La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón.

Esta propuesta ha recibido en los últimos cuarenta años un nuevo impulso en toda la Iglesia tras la publicación de la constitución dogmática «Dei Verbum» del Concilio Vaticano II (18 de noviembre de 1965).

Si se promueve esta práctica con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia.

No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino

Cómo orar con la Palabra de Dios
La lectura orante de la Palabra, más que una reflexión, es una experiencia de encuentro personal e íntimo con Dios, que te ama y sale a tu encuentro. Estos pasos te van llevando al mismo interior de la Palabra.

Invoca… al Espíritu Santo. Pídele que te ilumine y te abra a la comprensión de la Palabra y que te anime a la respuesta con tu vida.

Lee… muy despacio el texto bíblico. Vuelve a leerlo. Lee también algún comentario que te ayude a conocer mejor el sentido del texto. Dale tiempo al Señor y escucha el mensaje que Él quiere darte en esta Palabra.

Medita… qué te dice la Palabra que has leído lentamente. Una vez que hayas captado el sentido del texto, entonces puedes hacerte esta pregunta: qué me dice esta Palabra.

Ora… respóndele al Señor que te ha dado su mensaje en la Palabra meditada. Tu actitud sea la de la Virgen María: Hágase en mí según tu Palabra.

Contempla… quédate impresionado, fascinado, en silencio, en calma. Déjate animar por el ardor de la Palabra, como quien recibe el calor del sol.

Actúa… Haciendo un compromiso que brote de este encuentro con el Señor. Es el salto a la vida. Animado e invadido por la Palabra, regresa a la vida con otra actitud.

Si eres fiel a la oración con y desde la Palabra de Dios, tu vida irá cambiando. La Palabra te hará confrontar tus criterios, valores, sentimientos, actitudes y conducta con lo que ella misma te vaya inspirando. Ama la Palabra, estúdiala, déjala que moldee tu personalidad. Te lo deseo vivamente.

Por: P. Martín Irure | Fuente: Catholic.net

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Tomás, de Buenos Aires, Argentina, 15 años, estudiante del secundario, que la semana próxima tiene exámenes decisivos para pasar de año. Que el Espíritu Santo lo ilumine y le vaya bien.

Pedimos oración para Sara, de Mar del Plata, Argentina, hospitalizada en estado delicado por problemas pulmonares derivados del cigarrillo. Que el Señor la ayude a recuperar su salud.

Pedimos oración por la salud de Carola A., 73 años, de Lima, Perú.  Le faltan 2 quimioterapias; y no pudieron hacerle porque su hemoglobina está muy baja. Oramos por fortaleza y para que mejore su sistema inmunológico y la quimio sea efectiva.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de Dios
Noviembre 18
Insisto en que debemos mirar a Dios no sobre las nubes sino a nuestro lado, en el hermano que sufre, en el que goza, en el niño y el anciano, en el sano y el enfermo.
Lee la canción que te lo recuerda gráficamente:
“Señor, creí verte, pidiendo limosna, cubierto de harapos, ganándote el pan, vivir en las villas, comer malamente, postrado en un lecho de pobre hospital.
Señor, creí verte cobrando facturas, y allá en la oficina ganándote el pan, curar al enfermo, hacer de maestro, barrer plazas y calles de nuestra ciudad.
Señor, creí verte pescando en el río, jugando en la cancha, ganándote el pan, bajar a la mina, subir el andamio, guiar autobuses y luego volar.
Señor, ¿eras Tú? Dime la verdad”.
“A Cristo ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en Él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y lleno de gloria, seguros de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación” (1 Pe 1,8-9). ¡Es tan fácil ver a Dios en los hermanos, servir a Dios en los hermanos, salvar a los hermanos para Dios!
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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