PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3199 ~ Lunes 28 de Noviembre de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Entramos
en tiempo de Adviento. Tenemos cuatro domingos para prepararnos a acoger al
Mesías, el Salvador y Redentor de la humanidad. Durante estos días estamos
llamados a descongestionarnos
espiritualmente para hacerle un lugar al Señor Jesús.
De
hecho, el tiempo de Adviento será también un tiempo de preparación material
para la gran fiesta de Navidad, pero que ésta no anule nuestra preparación
interior. Necesitamos encontrar un equilibrio. Para ayudarnos a obtenerlo quién mejor que una madre para
enseñarnos a bien vivir ese tiempo de Adviento.
Por
eso vamos a caminar con la Virgen María. Ella acoge la Palabra de Dios, María
la ha dejado crecer en ella, Maria ha dado al mundo la Palabra. Entonces,
velemos y preparémonos con María como ella misma había sido preparada a esa
hermosa misión que ha transformado de una manera única la historia de la
humanidad.
Y
como dijo san Juan Pablo II: “Marchad con María. Marchad con María. Que el eco
de su ‘fiat’ resuene en nuestros
corazones” Es lo que os deseo durante este
tiempo de Adviento. (Padre
Pierre Le Bourgeois)
¡Buenos días!
El ladrillo de oro
Si
quieres ser tú mismo, el único punto de referencia para superarte eres tú. No
necesitas compararte con nadie más. Lo correcto es conocer tus talentos y
habilidades, alegrarte de lo que tienes y cultivarlo. Acepta, por otra parte,
tus límites y carencias. Piénsalo y vive en armonía y paz tu propia realidad.
Un pobre se encontró con un antiguo amigo, que se
había dedicado a la oración y al crecimiento espiritual. Este tenía el don de
hacer milagros. Como el pobre se quejara de las dificultades que tenía para
vivir, su amigo, apenado por su situación, tocó con el dedo un ladrillo que, de
inmediato, se transformó en oro. Se lo ofreció al pobre, pero a éste le pareció
poco y siguió quejándose. Entonces su amigo tocó un león de piedra, que se
convirtió en un león de oro macizo. Pero tampoco lo contentó. Entonces el
hacedor de prodigios le preguntó: - Bueno, y ¿qué es lo que tú quieres?
Enseguida contestó el otro: - ¡Quisiera tu dedo!
El
trabajo honrado y responsable nos libera del aburrimiento y de los vicios, y
nos proporciona los recursos para remediar nuestras necesidades fundamentales.
Es una bendición de Dios. Trabaja con gusto y acabarás sintiendo gusto por el
trabajo. “El que no quiera trabajar, que no coma” (S. Pablo). Que tengas un día
de acción.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y
le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles
sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor,
no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi
criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a
mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo:
‘Haz esto’, y lo hace».
Al
oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en
Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán
muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob
en el reino de los Cielos». (Mt 8,5-11)
Comentario:
Hoy,
Cafarnaúm es nuestra ciudad y nuestro pueblo, donde hay personas enfermas,
conocidas unas, anónimas otras, frecuentemente olvidadas a causa del ritmo
frenético que caracteriza a la vida actual: cargados de trabajo, vamos corriendo
sin parar y sin pensar en aquellos que, por razón de su enfermedad o de otra
circunstancia, quedan al margen y no pueden seguir este ritmo. Sin embargo,
Jesús nos dirá un día: «Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más
pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). El gran pensador Blaise Pascal
recoge esta idea cuando afirma que «Jesucristo, en sus fieles, se encuentra en
la agonía de Getsemaní hasta el final de los tiempos».
El
centurión de Cafarnaúm no se olvida de su criado postrado en el lecho, porque
lo ama. A pesar de ser más poderoso y de tener más autoridad que su siervo, el
centurión agradece todos sus años de servicio y le tiene un gran aprecio. Por
esto, movido por el amor, se dirige a Jesús, y en la presencia del Salvador
hace una extraordinaria confesión de fe, recogida por la liturgia Eucarística:
«Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una sola palabra y mi
criado quedará curado» (cf. Mt 8,8). Esta confesión se fundamenta en la
esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo, y a la vez también de su
sentimiento de indignidad personal, que le ayuda a reconocer su propia pobreza.
Sólo
nos podemos acercar a Jesucristo con una actitud humilde, como la del
centurión. Así podremos vivir la esperanza del Adviento: esperanza de salvación
y de vida, de reconciliación y de paz. Solamente puede esperar aquel que
reconoce su pobreza y es capaz de darse cuenta de que el sentido de su vida no
está en él mismo, sino en Dios, poniéndose en las manos del Señor. Acerquémonos
con confianza a Cristo y, a la vez, hagamos nuestra la oración del centurión.
* Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del
Vallès, Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Catalina Labouré
Religiosa Vicentina
Nació
en Francia, de una familia campesina, en 1806. Al quedar huérfana de madre a
los 9 años le encomendó a la Stma. Virgen que le sirviera de madre, y la Madre
de Dios le aceptó su petición. Como su hermana mayor se fue de monja vicentina,
Catalina tuvo que quedarse al frente de los trabajos de la cocina y del
lavadero en la casa de su padre, y por esto no pudo aprender a leer ni a
escribir.
A
los 14 años pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento
pero él, que la necesitaba para atender los muchos oficios de la casa, no se lo
permitió. Ella le pedía a Nuestro Señor que le concediera lo que tanto deseaba:
ser religiosa. Y una noche vio en sueños a un anciano sacerdote que le decía:
"Un día me ayudarás a cuidar a los enfermos". La imagen de ese
sacerdote se le quedó grabada para siempre en la memoria.
Al
fin, a los 24 años, logró que su padre la dejara ir a visitar a la hermana
religiosa, y al llegar a la sala del convento vio allí el retrato de San
Vicente de Paúl y se dio cuenta de que ese era el sacerdote que había visto en
sueños y que la había invitado a ayudarle a cuidar enfermos. Desde ese día se
propuso ser hermana vicentina, y tanto insistió que al fin fue aceptada en la
comunidad.
El
27 de noviembre de 1830 estando Santa Catalina rezando en la capilla del
convento, la Virgen María se le apareció totalmente resplandeciente, derramando
de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Ella le encomendó que
hiciera una imagen de Nuestra Señora así como se le había aparecido y que
mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen
María "M", y una cruz, con esta frase "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos
a Ti". Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta
medalla y recen esa oración.
Catalina
le comentó a su confesor esta aparición, pero él no le creyó. Sin embargo el
sacerdote al darse cuenta de la santidad de Catalina, intercedió ante el
Arzobispo para obtener el permiso para hacer las medallas y por ende, los
milagros.
Desde
1830, fecha de las apariciones, hasta 1876, fecha de su muerte, Catalina estuvo
en el convento sin que nadie se le ocurriera que ella era a la que se le había
aparecido la Virgen María para recomendarle la Medalla Milagrosa. En los
últimos años obtuvo que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el
sitio donde se le había aparecido.
Al
fin, ocho meses antes de su muerte, fallecido ya su antiguo confesor, Catalina
le contó a su nueva superiora todas las apariciones con todo detalle y se supo
quién era la afortunada que había visto y oído a la Virgen. Por eso cuando ella
murió, todo el pueblo se volcó a sus funerales.
En
1947 el santo Padre Pío XII declaró santa a Catalina Labouré.
© Aciprensa
Pensamiento del día
“Jesús
viene a nuestro mundo,
no
a iluminar los pesebres,
sino
a transformar nuestras vidas”
Tema del día:
El Año Litúrgico
Explicación del Año
Litúrgico
El Año Litúrgico o Calendario Litúrgico es el ciclo
de las celebraciones litúrgicas durante el año de las iglesias cristianas, que
determina cuándo se celebran las fiestas, memoriales y solemnidades y qué
porciones de las escrituras deben ser leídas. La iglesia occidental (Católica y
evangélica) y la oriental (Ortodoxa) tienen distintas fechas para las distintas
fiestas pero la secuencia es esencialmente la misma.
En el círculo del año desarrolla todo el misterio de
Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la
expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor. El comienzo y el ritmo
del Año Litúrgico es distinto del año civil, o del escolar, o del comercial.
El Año Litúrgico está dividido en varios períodos,
llamados tiempos litúrgicos:
* Tiempo de Adviento
* Tiempo de Navidad
* Primera parte del Tiempo Ordinario
* Tiempo de Cuaresma
* Triduo Pascual
* Tiempo de Pascua
* Segunda parte del Tiempo Ordinario
En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con
casulla de diferentes colores:
• Blanco significa alegría y pureza. Se utiliza en el
tiempo de Navidad y de Pascua
• Verde significa esperanza. Se utiliza en el tiempo
ordinario
• Morado significa luto y penitencia. Se usa en
Adviento, Cuaresma y Semana Santa
• Rojo significa el fuego del Espíritu Santo y el
martirio. Se utiliza en las fiestas de los santos mártires y en Pentecostés.
El Año Litúrgico comienza en el primer domingo de
Adviento, en la liturgia romana.
El eje del Año litúrgico es la Pascua. La Iglesia
Romana determina la celebración de la Pascua el primer domingo posterior a la
primera luna llena después del equinoccio de primavera. Este domingo siempre
cae entre el 22 de Marzo y el 25 de Abril.
Siendo la fiesta más importante de la liturgia, la
Pascua se celebra por 50 días, desde el domingo de Pascua hasta
Pentecostés. Según la liturgia actual,
la Cuaresma termina en la tarde del Jueves Santo con la liturgia de la Cena del
Señor que da comienzo al Triduo Pascual.
El Viernes Santo se hace el "ayuno pascual" que se continúa el
sábado santo, preparatorio a la gran celebración pascual. El triduo culmina en la Vigilia Pascual del
sábado por la tarde.
Los primeros ocho días de la pascua constituyen la
octava y se celebran como solemnidades
del Señor. El agua bendecida en la Vigilia pascual se usa para los bautismos en
toda la temporada de pascua.
En el día 40 de la pascua se celebra la Ascensión del
Señor y los 9 días de la Ascensión a Pentecostés (la novena original) son días
de intensa preparación para la venida del Espíritu Santo.
Períodos del Año
Litúrgico
1. ADVIENTO:
Se compone de cuatro semanas que preparan la Navidad.
Su tema central es la Celebración de la Venida del Señor. Recuerda su venida
naciendo en Belén y su venida gloriosa al final de la Historia.
2. NAVIDAD:
Abarca Navidad y Epifanía. Inicia la tarde del 24 de
Diciembre y termina con la fiesta del Bautismo del Señor, el domingo siguiente
a Epifanía. El Nacimiento se presenta en dos aspectos: Jesús Salvador es don
del Padre (Navidad), su salvación es para todos (Epifanía). Lo reconocemos como
Hijo de Dios que nos hace hijos adoptivos. Es tiempo de alegría que llega hasta
la Epifanía y luego termina con la Fiesta del Bautismo del Señor, y luego
empezamos la primera parte del llamado Tiempo Ordinario que se extiende hasta
el martes anterior al miércoles de Cenizas.
3. CUARESMA:
Periodo de cuarenta días que precede y prepara la
Pascua, a semejanza de los 40 días que Cristo ayunó y oró en el desierto. La
Iglesia se propone una gran catequesis litúrgica sobre el Bautismo para renovar
nuestro ser de hijos de Dios, y sobre la penitencia para vivir siempre como
hombres nuevos, ya que es reconciliación con Dios y con los hermanos y es medio
de Purificación. Traza un recorrido como Jesús, cargando con la Cruz: "Que
no se haga mi voluntad sino la tuya" (Lc 22,43). Es tiempo de conversión
para liberarnos del hombre viejo. Tiempo de oración, penitencia y caridad.
4. SEMANA SANTA
Es la semana más importante del año, que ningún
cristiano podría faltar a ella. Recordamos los grandes acontecimientos que Dios
hizo por amor a nosotros: Pasión, muerte y resurrección de Jesús. Los ritos son
muy llenos de significado, por eso urge prepararse bien.
4.1. DOMINGO DE RAMOS:
En la procesión con los ramos de olivo recordamos la
entrada de Jesús en Jerusalén, donde se desarrollan los hechos de la Pascua. La
gente aclamaba a Jesús: "Hosanna". El color rojo recuerda a Jesús Rey
(Mt. 27,28).
5. TRIDUO PASCUAL:
Es la fiesta más grande del año, tiene los siguientes
días y actos:
5.1. CENA DEL SEÑOR:
Misa en la que se recuerda la última Cena y el gesto
de Jesús de lavar los pies a los apóstoles como signo de su amor hasta la
muerte. Al final se lleva procesionalmente la Eucaristía para adorarle en el
monumento en recuerdo del Huerto de los Olivos: ¿No han podido velar una hora
conmigo? Le hacemos compañía y agradecemos su presencia permanente.
5.2. VIERNES SANTO:
En la primera parte se lee solemnemente la Pasión de
Jesús. Siguen las grandes invocaciones por todos los hombres del mundo. Luego,
una procesión con el crucifijo que lo besamos recordando que la Cruz de Jesús
ha salvado al mundo. Finalmente, comulgamos con la Carne del Cordero (Cristo)
sacrificado por nosotros.
5.3. VIGILIA PASCUAL:
Es la más larga espera de la más grande fiesta del
año. Se le celebra con cuatro símbolos sacramentales:
- LA LUZ: Fuera del templo se enciende el Cirio
Pascual, símbolo de Cristo resucitado. Todos los cristianos entran a la Iglesia
oscura encendiendo sus cirios, y se canta el Pregón Pascual que es el anuncio
de que Jesús resucitó.
- LA PALABRA: Varias lecturas del Antiguo y Nuevo
Testamento explican el significado de la Pascua de Jesús, su paso de este mundo
al Padre; sobre todo la narración de la salida de Egipto hacia la libertad
pasando por el Mar Rojo. El Señor mandó celebrarlo como memorial con el Cordero
Pascual y los panes ázimos. Jesús realizó esto con la Eucaristía.
- EL AGUA: Con el rito del bautismo llegan a la fe y
participan de la muerte y resurrección de Cristo nuevos hermanos.
- PAN EUCARISTICO: La Eucaristía es el momento
culminante, pues hace presente al Señor resucitado. Hoy suenan las campanas,
mudas desde el jueves.
6. CINCUENTENA PASCUAL:
En los cincuenta días desde Pascua hasta Pentecostés,
gozosamente como si fuera un gran domingo, la Iglesia celebra el triunfo de
Cristo, con la Ascensión y el envío del Espíritu Santo que da origen a la
misión de la Iglesia. Finalizado el tiempo pascual viene la segunda parte del
Tiempo Ordinario, que no es un tiempo monótono, rutinario, aburrido, en el que
se adormece la fe; todo lo contrario, el Tiempo Ordinario es un tiempo vivo, un
tiempo lleno de fuerza y vigor, un tiempo que alimenta nuestra vida cristiana;
un tiempo necesario de reflexión y profundización, un tiempo de oración
constante que nos prepara y capacita para celebrar – cada año – más
conscientemente, los grandes misterios de la fe: la encarnación y la
Resurrección de Jesús. Esta segunda (y más larga) parte del Tiempo Ordinario, o
“durante el año”, llega hasta la Fiesta de Cristo Rey con la que termina el Año
Litúrgico.
Significado de algunos
términos:
Las FERIAS, son los demás días de la semana que no
son Domingo. Los días en que no se conmemora a ningún santo generalmente
también se llaman “ferias” y la Misa que se celebra en esos días se llama:
“Misa de feria”. Las ferias pueden ser corrientes o privilegiadas. Las ferias
privilegiadas son las de Adviento y de la Cuaresma.
Las MEMORIAS son celebraciones discretas que tan sólo
se agregan a la celebración que corresponde al día. La memoria es obligatoria o
libre. La obligatoria debe celebrarse si no está impedida; la libre se observa
o no, según la oportunidad o la devoción.
Las FIESTAS son celebraciones de mayor importancia,
pero que se realizan totalmente en el día asignado a la fiesta.
Las SOLEMNIDADES son las celebraciones aún más
importantes:
* Siempre empiezan en las “Vísperas“, es decir, la
tarde del día anterior.
* A veces tiene “vigilia“, es decir, tiene Misa
propia el día anterior: Navidad y Pentecostés.
* A veces tienen “Octava“, es decir, la celebración
se prolonga durante toda la semana que sigue: Pascua y Navidad.
Los CICLOS de los años litúrgicos
¿Te has preguntado por qué en las lecturas del
domingo se utiliza una letra A, B o C para las lecturas? Se trata de los ciclos
dentro del tiempo litúrgico.
La Iglesia ha establecido dentro de la organización
para la celebración de la Liturgia en el tiempo ordinario, asignarle unas
letras a cada año litúrgico con el fin de poder estructurar las lecturas que se
proclaman en cada Eucaristía dominical.
La división se hizo con base en los Evangelios
Sinópticos:
- Evangelio según San Mateo: Ciclo A
- Evangelio según San Marcos: Ciclo B
- Evangelio según San Lucas: Ciclo C
De esta forma, durante cada año se tratan los textos
de cada evangelista. ¿Y el Evangelio de San Juan? Pues este Evangelio se va
intercalando dentro de cada año, especialmente en el tiempo de Pascua y
Cuaresma, y esto era una costumbre muy antigua.
Cada año litúrgico corresponde a una letra, por lo
que luego de 3 años se vuelven a asignar las letras. Por lo tanto, cada 3 años
tendremos el ciclo de cada evangelista sinóptico. El año litúrgico que estamos
próximos a iniciar será ciclo A.
Para las celebraciones eucarísticas entre semana, se maneja
otro ciclo distinto, de acuerdo al leccionario ferial. Este ciclo se hace
durante 2 años, par e impar.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la
unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de
los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por Ángela D., de
Corrientes, Argentina, que se encuentra internada en grave estado luego de
múltiples intervenciones. Rogamos al Señor que ilumine a los médicos que la
tratan para que encuentren el tratamiento adecuado que la pueda recuperar, y
que ella se mantenga con fe y esperanza.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Noviembre 28
Es
bueno soñar, pero no es bueno soñar tanto.
Que
nunca despertemos del sueño; es bueno caminar en la vida, mirando a las
estrellas, pero no es bueno que no nos fijemos dónde posamos los pies al
caminar.
Es
bueno fijarse en lontananza una meta hacia la cual nos dirijamos, pero no es
bueno que nos despreocupemos de lo que sucede a nuestro alrededor.
Es
bueno querer mejorar a todos, pero es mejor comenzar por mejorarse a sí mismo.
Es bueno querer hacer obras de relieve, pero quizá sea mejor acariciar la
cabecita de ese niño que todos los días encontramos en la puerta de nuestro
negocio.
Es
bueno pronunciar discursos o arengas ante multitudes, pero quizá debamos
comenzar por hablar fugaces minutos con el cartero o el lechero, o con el
lustrabotas que da brillo a nuestros zapatos.
“El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo
mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho”
(Lc 16,10). En las cosas menores es donde se manifiesta al amor; las cosas
pequeñas son las que se ofrecen a diario y en las que debes vivir tu amor al
Señor.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.