PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3193 ~ Martes 22 de Noviembre de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La
tormenta es un buen símbolo para nuestras crisis, angustias y fracasos. En fin
para todo lo que se presenta como algo doloroso e indeseable en tu vida. Pero
son inevitables. Lo bueno es encontrar en todas ellas el lado positivo, porque
muy expresivamente escribió Luis Veuillot “hay bendiciones de Dios que entran
en casa rompiendo los cristales”.
Un
campesino pidió a Dios le permitiera ordenar el clima para que —según él— le
rindiera mejor su cosecha. ¡Dios se lo concedió! Entonces, si el campesino
quería lluvia ligera, así sucedía; si pedía sol, éste brillaba; si necesitaba
más agua, llovía más; etc. Sin embargo, al llegar la cosecha, se sorprendió
mucho porque resultó un fracaso. Desconcertado preguntó a Dios por qué salió
así la cosa, si él había puesto los climas más adecuados. Pero Dios le
contestó: "tú pediste lo que quisiste, pero no lo que de verdad convenía.
Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra,
ahuyentar aves y animales que la consumen y purificarla de plagas que la
destruyen".
Volvamos
a las palabras de Luis Veuillot: “Hay bendiciones de Dios que entran en casa
rompiendo los cristales”… y entonces no tengamos miedo a las tormentas de la vida.
¡Buenos días!
El astrónomo
“Los
ideales se parecen a las estrellas, porque nunca los alcanzamos; pero, como los
navegantes, dirigimos por ellos el curso de nuestras vidas”, escribió Albert
Schweitzer, Nobel de la Paz (1952). Es importante lograr una feliz armonía
entre tus sueños y la realidad en medio de la cual debes encarnar los ideales
que movilizan tu vida.
Tenía un astrónomo la costumbre de pasear todas las
noches estudiando los astros. Un día que vagaba por las afueras de la ciudad,
absorto en la contemplación del cielo, sin darse cuenta cayó fatalmente en un
pozo. Estaba lamentándose y dando voces, cuando acertó a pasar un hombre que,
oyendo sus lamentos, se le acercó para saber el motivo; enterado de lo
sucedido, dijo: —Amigo mío, ¡quieres ver lo que hay en el cielo y no ves lo que
hay en la tierra…!
Schweitzer
tenía elevados ideales de paz, justicia y amor hacia los más pobres. Era
filósofo y eminente organista, con un brillante porvenir en Europa. Pero se
especializó en medicina tropical y se fue al África francesa, Lambarené
(Gabón). Allí levantó un hospital que dirigió hasta los 90 años Hermoso
ejemplo, ¿verdad?
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de
bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en
que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».
Le
preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas
estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar.
Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo
está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no
os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin
no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino
contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares,
habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo». (Lc 21,5-11)
Comentario:
Hoy
escuchamos asombrados la severa advertencia del Señor: «Esto que veis, llegarán
días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» (Lc 21,6).
Estas palabras de Jesús se sitúan en las antípodas de una así denominada
“cultura del progreso indefinido de la humanidad” o, si se prefiere, de unos
cuantos cabecillas tecnocientíficos y políticomilitares de la especie humana,
en imparable evolución.
¿Desde
dónde? ¿Hasta dónde? Esto nadie lo sabe ni lo puede saber, a excepción, en
último término, de una supuesta materia eterna que niega a Dios usurpándole los
atributos. ¡Cómo intentan hacernos comulgar con ruedas de molino los que
rechazan comulgar con la finitud y precariedad que son propias de la condición
humana!
Nosotros,
discípulos del Hijo de Dios hecho hombre, de Jesús, escuchamos sus palabras y,
haciéndolas muy nuestras, las meditamos. He aquí que nos dice: «Estad alerta,
no os dejéis engañar» (Lc 21,8). Nos lo dice Aquel que ha venido a dar
testimonio de la verdad, afirmando que aquellos que son de la verdad escuchan
su voz.
Y
he aquí también que nos asevera: «El fin no es inmediato» (Lc 21,9). Lo cual
quiere decir, por un lado, que disponemos de un tiempo de salvación y que nos
conviene aprovecharlo; y, por otro, que, en cualquier caso, vendrá el fin. Sí,
Jesús, vendrá «a juzgar a los vivos y a los muertos», tal como profesamos en el
Credo.
Lectores
de Contemplar el Evangelio de hoy, queridos hermanos y amigos: unos versículos
más adelante del fragmento que ahora comento, Jesús nos estimula y consuela con
estas otras palabras que, en su nombre, os repito: «Con vuestra perseverancia
salvaréis vuestra vida» (Lc 21,19).
Nosotros,
dándole cordial resonancia, con la energía de un himno cristiano de Cataluña,
nos exhortamos los unos a los otros: «¡Perseveremos, que con la mano ya tocamos
la cima!».
* Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Santa Cecilia
Virgen y Mártir
Según
una antigua tradición, la santa pertenecía a una de las principales familias de
Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había
consagrado a Dios su virginidad. Sus padres la comprometieron en matrimonio con
un joven llamado Valeriano, pero Cecilia le dijo a éste que ella había hecho
voto de virginidad y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse
cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Las
historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la guarda.
El
alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los
cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los
cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados
ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos,
defendieron su fe y murieron mártires. En seguida la policía arrestó a Cecilia
y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería
la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada
junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que
salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso
la han nombrado patrona de los músicos). Visto que con este martirio no podían
acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza. En 1599
permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de la santa y él
fabricó una estatua en mármol de ella, la que se conserva en la iglesia de
Santa Cecilia en Roma.
© Aciprensa
Palabras del Papa Francisco
“Como
Dios cree en nosotros, infinitamente más allá de nuestros méritos, también
nosotros estamos llamados a infundir esperanza y a dar oportunidad a los demás,
porque, constató, aunque se cierra la Puerta santa, permanece siempre abierta
de par en par para nosotros la verdadera puerta de la misericordia, que es el
Corazón de Cristo. Del costado traspasado del Resucitado brota hasta el fin de
los tiempos la misericordia, la consolación y la esperanza”
Biblioteca de archivos
Recuerda
que en la página (blog) de "Pequeñas Semillitas" y también en
"Juan Pablo II inolvidable", en la columna lateral derecha, hay un
enlace con la misma imagen que ves arriba de este escrito, desde donde se
ingresa a la Biblioteca de archivos. Ingresando allí encontrarás una selección
de los mejores artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o
descargar a tu computadora.
Entre
los archivos de texto (pdf) están en forma completa los documentos papales:
"Lumen Fidei", "Evangelii Gaudium", "Misericordiae Vultus" y "Laudato Si". También está el Diario
de Santa Faustina y hay enlaces para ver películas con la vida de grandes
santos de la Iglesia.
Biblioteca
de archivos: http://pequesemillitas.wix.com/bibliotecadearchivos
Tema del día:
Sobre el perdón del aborto
Mons.
Rino Fisichella
Con
la decisión del Papa de extender definitivamente la facultad de todos los
sacerdotes (excepcionalmente introducida durante el año jubilar) de absolver a
las personas que hayan cometido el «pecado grave» del aborto, se actualizará
también el derecho canónico. Lo explicó el responsable del Año santo de la
Misericordia, monseñor Rino Fisichella, durante la presentación de la Carta
apostólica «Misericordia et misera»,
con la que Francisco cerró el Jubileo (del 8 de diciembre de 2015 al veinte de
noviembre de 20016).
«Hasta
la fecha, el derecho canónico prevé que el pecado de aborto sea facultad del
obispo de la diócesis, en algunos momentos el obispo delega a algunos o incluso
a todos los sacerdotes de su diócesis la absolución de este pecado», explicó el
arzobispo presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. «En
cambio, durante el Jubileo, Papa Francisco dio facultad a todos los sacerdotes
de poder absolver de este pecado como signo concreto de que la misericordia de
Dios no conoce límites, no conoce obstáculos, y entonces también las personas
que incurrieron en este pecado (sobre el que el Papa insiste que es
extremadamente grave) y que se arrepintieron no pueden encontrar ningún obstáculo
para obtener el perdón de Dios». El derecho canónico «es un conjunto de leyes
y, desde el momento en el que hay una disposición del Papa que modifica el
dictado de la ley, se debe necesariamente cambiar el artículo relacionado con
esa específica disposición». En particular, con la absolución, explicó el
arzobispo, ya no existe la «excomunión
“latae sententiae”». La medida, continuó Fisichella respondiendo a los
periodistas, es, además de la mujer, para los «médicos, enfermeros, quienes
sostienen el aborto», que se arrepientan: «El pecado nos toca a todos, y
entonces, también el perdón es omnicomprensivo, es para todos los actores».
¿El
Papa no teme las críticas tras esta decisión?
«No veo por qué debería haber miedos para dar la facultad de absolución
a todos los sacerdotes, quienes justamente por ser sacerdotes son ministros de
la reconciliación y del perdón», respondió Fisichella. «Es una forma mediante
la que se indica el recorrido de la Iglesia tal y como la imagina Papa
Francisco, siguiendo la huella de sus predecesores, es decir salir al encuentro
de todos: lo importante es que las personas se arrepientan. Recordemos que el
Papa insiste con toda la fuerza que el aborto es pecado grave, y también, con
la misma fuerza, que no hay pecado que Dios no pueda perdonar».
Justamente
en la carta a monseñor Fisichella con la que, el primero de septiembre de 2015,
concedía la indulgencia en vista del Jubileo que comenzó el ocho de diciembre
de ese mismo año, el Papa explicaba de esta manera su decisión, ahora
permanente: « Uno de los graves problemas de nuestro tiempo es, ciertamente, la
modificación de la relación con la vida. Una mentalidad muy generalizada que ya
ha provocado una pérdida de la debida sensibilidad personal y social hacia la
acogida de una nueva vida. Algunos viven el drama del aborto con una
consciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta
un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como
una derrota, consideran no tener otro camino por donde ir. Pienso, de forma
especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los
condicionamientos que las condujeron a esa decisión. Sé que es un drama
existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón
una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente
injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede
consentir no perder la esperanza. El perdón de Dios no se puede negar a todo el
que se haya arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al
Sacramento de la Confesión para obtener la reconciliación con el Padre».
Durante
la conferencia de prensa de hoy, monseñor Fisichella ofreció también algunos
datos sobre el Jubileo que acaba de concluir. «Hoy podemos afirmar con datos
seguros que participaron en el Jubileo, aquí en Roma, 21.292.926 peregrinos»,
dijo el religioso refiriéndose a «todos los eventos jubilares» de la capital
italiana. En el caso particular de San Pedro, los turistas «tenían otro acceso
con respecto a los fieles», por lo que no fueron calculados, aunque no se puede
excluir que entre los fieles contados haya habido «curiosos, personas de la fe
germinal». Como se sabe, además, «por primera vez en la historia de los
Jubileos, este Año Santo tenía un carácter universal. En todo el mundo se
abrieron las Puertas de la Misericordia como testimonio de que el amor de Dios
no puede conocer ninguna frontera», y «en los países en los que el catolicismo
está más profundamente arraigado, el porcentaje de los fieles que atravesaron
la puerta santa superó el 80% del número de católicos totales». A nivel global,
«se pudo estimar una participación promedio de entre el 56% y el 62% de la
población católica en conjunto», es decir «entre 700 y 850 millones de fieles
que atravesaron» alguna de las puertas santas de todo el mundo. A este dato
también habría que sumar, explicó, «los fieles que atravesaron las Puertas de
la Misericordia, abiertas en los santuarios y en los lugares de peregrinaje de todo el mundo».
«La suma de estos datos —continuó—, por lo tanto, lleva a un resultado de más
de 900, 950 millones de fieles en conjunto que atravesaron la Puerta Santa en
todo el mundo».
Monseñor
Fisichella recordó que el Jubileo de la Misericordia comenzó el 8 de diciembre
de 2015, «bajo un ataque de violencia inaudita en Europa», el de París del 13
de noviembre de ese año, y «el miedo desanimó desde el principio a muchos» de
ponerse en camino hacia Roma. Pero con el paso del tiempo y gracias a una
adecuada intervención de las autoridades, los peregrinos pudieron «vivir con
tranquilidad y entusiasmo su experiencia jubilar».
Texto
de Vatican Insider
Se
puede ver un vídeo haciendo clic acá
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para Trinidad C. de L., 80
años, vive en la provincia de San Juan, Argentina y está internada en estado
delicado con neumonía y arritmia cardíaca. Le pedimos a Jesús, que con su amor
y misericordia, le conceda la gracia de poder recuperarse. Sus hijas, nietos y
demás familiares están muy unidos en la oración llena de fe.
Pedimos
oración por Sandra D. O., de
Colombia, quien se encuentra padeciendo de un tumor que, a pesar de ser
benigno, causa malestares indeseables. Su dolor ha sido colocado en las Santas
Manos del Señor a quien le pedimos, por la intercesión de la Virgen, en su
admonición de nuestra Señora de Lourdes, cure en forma definitiva esta
dolencia.
Pedimos
oración para María Marta Ll. de
Buenos Aires, Argentina, que esta semana (el día 24) será operada de los
platillos tibiales de la pierna izquierda, rogando a Dios que le conceda una
operación exitosa y una recuperación breve y completa.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Noviembre 22
¡El
silencio! Hoy nos cuesta bastante
aceptar el silencio; estamos rodeados por todas partes de ruido ensordecedor.
Ese ruido puede impedir que nos oigamos a nosotros mismos y que oigamos la voz
de Dios que nos habla en nuestro interior.
¡Silencio!
Cuesta a veces callar en los momentos difíciles, en las penas amargas y en los
goces íntimos, en las calumnias mordaces y en las alabanzas excesivas, en los
pareceres hirientes y en los vaivenes de un corazón que se aleja.
Silencios
que traen como consecuencia la inmersión en el Dios que portamos en nuestra
intimidad.
Si
miramos el bosque, lo veremos lleno de vida; pero la flor que abre sus pétalos
lo hace en silencio; la violeta que esparce su perfume, la enredadera que trepa
a lo alto, la gramilla que alfombra, las ramas que se extienden, el agua que se
desliza… todo eso es silencio; y todo
eso es vida y da la vida.
“Más vale escuchar el reproche de un sabio que oír el
canto de los necios; porque como el crepitar de las espinas bajo la olla, así
es la risa de los necios, y también esto es vanidad” (Ecl 7,5-6). Muchas veces
será preferible el silencio a tu alrededor, que no vanas palabras; si las
palabras son plata, el silencio es oro; en ese caso, el silencio muy fácilmente
será cielo.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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