miércoles, 30 de septiembre de 2015

Pequeñas Semillitas 2807

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2807 ~ Miércoles 30 de Setiembre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor mío, encontrarme contigo es motivo siempre de sanación, de liberación, de descanso y, sobre todo, de volver a cargar energías para siempre estar listo cada día. Pienso mucho en la necesidad de ser paciente, sabes que no es algo que sólo dependa de mi voluntad, sino que necesito de tu acción poderosa, para que mi corazón sea capaz de vivir al ritmo del tuyo y así poder ir aceptando cada situación sin drama y con la conciencia de que siempre quieres para mí lo mejor. Te suplico que bendigas a todos los que amo y a los cuales, por distintas razones, he herido con mi comportamiento impaciente. Dame la posibilidad de no volverlo a hacer y de poder pedirle perdón a cada uno de ellos. Confío en tu poder y en tu misericordia que me van transformando. Amén. 
Píldoras de Fe

¡Buenos días!

La bolsa de papas
Entre los malos sentimientos se destaca por su capacidad destructiva el odio que se niega a perdonar y olvidar. “Señor, tú que eres puro Amor, tú que perdonabas a los que te crucificaban, quita de mi interior todo el veneno de los recuerdos que me llenan de rencor y tristeza. Derrama en mi interior tu Espíritu de Amor con el deseo de perdonar y la gracia del perdón”.

Una profesora nos hizo llevar una bolsa de plástico y una bolsa de papas. Por cada persona que no perdonábamos, debíamos elegir una papa, escribir en ella el nombre y fecha y ponerla en la bolsa de plástico. Nos dijo que lleváramos con nosotros a todos lados esta bolsa con las papas fechadas durante una semana. Esta molestia nos hizo tomar conciencia del peso espiritual que llevábamos. Naturalmente, las papas se iban pudriendo y olían muy mal. ¡Éste fue el exacto símbolo del precio que pagamos por mantener nuestros rencores y resentimientos! Con frecuencia pensamos que el perdón es un regalo hecho a otra persona y, aunque eso es verdad, también es el mejor obsequio y satisfacción que podemos darnos a nosotros mismos.

Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don del Amor y la Paz para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el Espíritu del Amor nos invade podemos “perdonar, soportar y esperar sin límites”.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios». (Lc 9,57-62)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos invita a reflexionar, con mucha claridad y no menor insistencia, sobre un punto central de nuestra fe: el seguimiento radical de Jesús. «Te seguiré adondequiera que vayas» (Lc 9,57). ¡Con qué simplicidad de expresión se puede proponer algo capaz de cambiar totalmente la vida de una persona!: «Sígueme» (Lc 9,59). Palabras del Señor que no admiten excusas, retrasos, condiciones, ni traiciones...
La vida cristiana es este seguimiento radical de Jesús. Radical, no sólo porque toda su duración quiere estar bajo la guía del Evangelio (porque comprende, pues, todo el tiempo de nuestra vida), sino -sobre todo- porque todos sus aspectos -desde los más extraordinarios hasta los más ordinarios- quieren ser y han de ser manifestación del Espíritu de Jesucristo que nos anima. En efecto, desde el Bautismo, la nuestra ya no es la vida de una persona cualquiera: ¡llevamos la vida de Cristo inserta en nosotros! Por el Espíritu Santo derramado en nuestros corazones, ya no somos nosotros quienes vivimos, sino que es Cristo quien vive en nosotros. Así es la vida cristiana, porque es vida llena de Cristo, porque rezuma Cristo desde sus más profundas raíces: es ésta la vida que estamos llamados a vivir.
El Señor, cuando vino al mundo, aunque «todo el género humano tenía su lugar, Él no lo tuvo: no encontró lugar entre los hombres (...), sino en un pesebre, entre el ganado y los animales, y entre las personas más simples e inocentes. Por esto dice: ‘Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’» (San Jerónimo). El Señor encontrará lugar entre nosotros si, como Juan el Bautista, dejamos que Él crezca y nosotros menguamos, es decir, si dejamos crecer a Aquel que ya vive en nosotros siendo dúctiles y dóciles a su Espíritu, la fuente de toda humildad e inocencia.
Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)

Santoral Católico:
San Jerónimo
Presbítero y Doctor de la Iglesia
Nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 347. Estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y llevó una vida desordenada hasta que se hizo catecúmeno y fue bautizado por el papa Liberio a los veinte años. Cautivado por la vida contemplativa, marchó a Oriente, se entregó a la vida ascética cerca de Antioquía y se ordenó de sacerdote. Estuvo un tiempo en Constantinopla y luego regresó a Roma, donde fue secretario del papa san Dámaso, que le encargó la traducción de la Biblia al latín, y dirigió espiritualmente a unas damas de la nobleza que llevaban vida de piedad en común en la colina Aventina. A la muerte del Papa marchó de nuevo a Oriente y, tras visitar monasterios de diversas regiones, se estableció en Belén de Judá. Allí asumió la dirección espiritual de los monasterios fundados por santa Paula, al tiempo que completó la versión de la Biblia y escribió muchas obras, especialmente comentarios a la Sagrada Escritura. Participó de modo admirable en muchas necesidades de la Iglesia. Murió en Belén el 30 de septiembre del año 420.
Oración: Oh Dios, tú que concediste a san Jerónimo una estima tierna y viva por la Sagrada Escritura, haz que tu pueblo se alimente de tu palabra con mayor abundancia y encuentre en ella la fuente de la verdadera vida.
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

“La justicia se defiende con la razón y no con las armas.
No se pierde nada con la paz y se pierde todo con la guerra”
~ San Juan XXIII ~

Biblioteca de archivos
http://pequesemillitas.wix.com/bibliotecadearchivos
Recuerda que en la página (blog) de "Pequeñas Semillitas" y también en "Juan Pablo II inolvidable", en la columna lateral derecha, hay un enlace con la misma imagen que ves arriba de este escrito, desde donde se ingresa a la Biblioteca de archivos. Allí se van agregando algunos de los powerpoint que se comparten con los suscriptores de "Pequeñas Semillitas" y también archivos de texto en formato PDF; todo lo cual puede ser visto online o bien puede descargarse a la computadora del usuario.
Entre los archivos de texto (pdf) están en forma completa los documentos papales: "Lumen Fidei", "Evangelii Gaudium", "Misericordiae Vultus" y "Laudato Si". También está el Diario de Santa Faustina y hay enlaces para ver películas con la vida de grandes santos de la Iglesia.

Tema del día:
El incienso
El incienso de “incendere”, “encender”, es una resina que produce un agradable aroma al arder. Esta palabra latina da origen también al término “incensario” (el instrumento metálico para incensar), mientras que la raíz griega “tus”, que también  significa incienso, explica la palabra “turíbulo” (incensario) y “turiferario” (el que lo lleva).

El incienso se da sobre todo en Oriente, y ya desde muy antiguo en Egipto, antes que llegaran los israelitas se usaba en ceremonias religiosas, por su fácil simbolismo de perfume y fiesta, signo de honor y respeto, o de sacrificio a los dioses. Ya antes en torno al Arca de la Alianza, pero sobre todo el templo de Jerusalén, era clásico el rito del incienso (Ex.30). La reina de Sabá trajo entre otros regalos gran cantidad de aromas a Salomón (1R.10).

Los magos de Oriente ofrecieron incienso al Niño de Belén, además de mirra y oro, como había anunciado Is.60,6.

Los cristianos sobre el siglo IV introdujeron el incienso en el lenguaje simbólico de sus celebraciones, cuando se consideró superado el peligro anterior de confusión con los ritos idolátricos del culto romano.

Actualmente se inciensa en la misa, cuando se quiere resaltar la festividad del día, el altar, las imágenes de la Cruz o de la Virgen, el libro del evangelio, las ofrendas sobre el altar, los ministros y el pueblo cristiano en el ofertorio, el Santísimo después de la consagración o en la celebraciones de culto eucarístico. Con ello se quiere significar a veces un gesto de honor (al Santísimo, al cuerpo del difunto en las exequias), o un símbolo de ofrenda sacrificial (en el ofertorio, tanto el pan y el vino como las personas).

Se inciensan las campanas que se bendicen, el Cirio Pascual antes de cantar el pregón, las paredes de la iglesia en su dedicación, los sepulcros, etc. En las exequias, incensar los restos mortales del difunto expresa el aprecio que la comunidad cristiana sienta por este cuerpo que ha sido templo del  Espíritu y está destinado a la resurrección, y a la vez el sentido de ofrenda total y definitiva que ha supuesto la muerte.

También se usa el incienso en la Liturgia de las Horas, simbolizado la oración que sube hasta Dios. Durante el canto del Benedictus y el Magnificat “se puede incesar el altar y continuación también al sacerdote y el pueblo”(IGLH.261), y también la cruz (CE.204). La oración es algo interior, que se manifiesta exteriormente con la voz, el canto, las posturas corporales, y también con el humo suave y el perfume del incienso.

Ya el salmo 140 decía: “suba mi oración en tu presencia”, y el Apocalipsis dice que: “las copas de oro llenas de perfume para unirlos a las oraciones de todos los santos, de la mano del ángel a la presencia de Dios” (8,3-4).
Fuente: Mercabá

Unidos a María
Dios puso en María todo lo más bello y valioso que posee, incluso a su propio Hijo. Dios está perdidamente enamorado de María, su Obra Maestra, que formó de la nada, y que se quiso conservar como Dios la había creado perfecta. ¿Y nosotros no nos vamos a enamorar también de María? Si Dios, que es la Belleza infinita, está enamorado de María, ¿quiénes somos nosotros, pobres mortales, para no enamorarnos de María, que debe ser la delicia del Paraíso? Tengamos a María en nuestro pensamiento desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, porque su pensamiento es defensa contra el Maligno y sus astucias, y Ella es la causa de nuestra alegría. Si amamos a María, ya no estaremos nunca más tristes, porque María nos consolará en medio de las penas del presente día terreno, y caminará a nuestro lado tomándonos de su mano, y ya no tendremos miedo a nada y seremos felices desde este mundo, a pesar de ser este mundo un valle de lágrimas. Y como hay que imitar a Dios en todo, imitémosle en amar a María como Él la ama.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

martes, 29 de septiembre de 2015

Pequeñas Semillitas 2806

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2806 ~ Martes 29 de Setiembre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El padre Jacques Loew, que era cargador del puerto de Marsella y buscaba dar testimonio de su fe en medio de aquellos hombres rudos y hostiles a la Iglesia, vivía pobremente como ellos. Era un hombre muy humilde y siempre dispuesto a escuchar. Un día, un cargador como él fue a buscarlo a su barraca, se sentó junto a él, en silencio, y le dijo:
—Yo no creo en Dios; pero, si Dios existe, debe asemejarse a ti.
¡Qué importante es el testimonio de vida para animar a los otros a seguir el camino del bien! Los hombres de nuestro tiempo necesitan ejemplos que imitar. Y los cristianos todos, deberíamos también ser espejos de virtud que permitan a los demás formarse una idea que los acerque a Dios.

¡Buenos días!

Portadores de paz
La Reina de la paz te invita a ser portador de bien y de paz en tu esfera de acción. Sólo si te pacificas interiormente puedes irradiar paz a tu alrededor. Hombres sabios que sondearon su interior con la luz del Espíritu han descubierto los enemigos de la paz interior: ansiedad, irritación, miedo, odio, tristeza, autocompasión, duda, abatimiento…

“¡Queridos hijos! Hoy los invito a abrirse a Dios por medio de la oración, a fin de que el Espíritu Santo pueda comenzar a obrar milagros en ustedes y a través de ustedes. Yo estoy con ustedes e intercedo ante Dios por cada uno, queridos hijos, porque cada uno es importante en mi plan de salvación. Yo los invito a ser portadores de bien y de paz. Dios puede darles la paz sólo si ustedes se convierten y oran. Por eso, queridos hijos, oren, oren, oren y hagan lo que el Espíritu Santo les inspire. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

Para preservar la paz de tu corazón, el Espíritu Santo con sus inspiraciones es una presencia valiosa y decisiva. La oración te vuelve sensible a su conducción. Y, con el Espíritu como guía, te será fácil discernir cuando surgen en tu fantasía castillos de dificultades y rechazos al plan de Dios sobre tu vida, sugeridos por el mal espíritu. Cultiva y defiende tu paz interior.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre». (Jn 1,47-51)

Comentario
Hoy, en la fiesta de los Santos Arcángeles, Jesús manifiesta a sus Apóstoles y a todos la presencia de sus ángeles y la relación que con Él tienen. Los ángeles están en la gloria celestial, donde alaban perennemente al Hijo del hombre, que es el Hijo de Dios. Lo rodean y están a su servicio.
«Subir y bajar» nos recuerda el episodio del sueño del Patriarca Jacob, quien dormido sobre una piedra durante su viaje a la tierra de origen de su familia (Mesopotamia), ve a los ángeles que “bajan y suben” por una misteriosa escalera que une el cielo y la tierra, mientras Dios mismo está de pié junto a él y le comunica su mensaje. Notemos la relación entre la comunicación divina y la presencia activa de los ángeles.
Así, Gabriel, Miguel y Rafael aparecen en la Biblia como presentes en las vicisitudes terrenas y llevando a los hombres —como nos dice san Gregorio el Grande— las comunicaciones, mediante su presencia y sus mismas acciones, que cambian decisivamente nuestras vidas. Se llaman, precisamente, “arcángeles”, es decir, príncipes de los ángeles, porque son enviados para las más grandes misiones.
Gabriel fue enviado para anunciar a María Santísima la concepción virginal del Hijo de Dios, que es el principio de nuestra redención (cf. Lc 1). Miguel lucha contra los ángeles rebeldes y los expulsa del cielo (cf. Ap 12). Nos anuncia, así, el misterio de la justicia divina, que también se ejerció en sus ángeles cuando se rebelaron, y nos da la seguridad de su victoria y la nuestra sobre el mal. Rafael acompaña a Tobías “junior”, lo defiende y lo aconseja y cura finalmente al padre Tobit (cf. Tob). Por esta vía, nos anuncia la presencia de los ángeles junto a cada uno de nosotros: el ángel que llamamos de la Guarda.
Aprendamos de esta celebración de los arcángeles que “suben y bajan” sobre el Hijo del hombre, que sirven a Dios, pero le sirven en beneficio nuestro. Dan gloria a la Trinidad Santísima, y lo hacen también sirviéndonos a nosotros. Y, en consecuencia, veamos qué devoción les debemos y cuánta gratitud al Padre que los envía para nuestro bien.
Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I. (Città del Vaticano, Vaticano)

Santoral Católico:
Santos Miguel, Gabriel y Rafael
Arcángeles
En la Biblia, desde el Antiguo Testamento, aparecen los ángeles y sus jefes, los arcángeles, criaturas espirituales, como ministros o servidores de Dios, bien sea para llevar a los hombres los mensajes y la protección divina, bien sea para alabar al Señor y presentarle las preces de los hombres. La Iglesia celebra a tres arcángeles. Miguel, que significa «¿Quién como Dios?», es el defensor de los derechos divinos y el protector del pueblo de Dios y de la Iglesia contra las asechanzas del mal; a él se refieren Dan 10-12, Ap 12 y la carta de Judas. Gabriel, «Fuerza de Dios», es sobre todo el ángel que interviene, enviado por Dios, en los acontecimientos de la Anunciación y del nacimiento de Juan Bautista y de Jesús (Lc 1). Rafael, «Medicina de Dios», aparece en el libro de Tobías, como compañero y protector del hijo en su largo y peligroso viaje y como médico de la ceguera del padre. Con el Salmo 102 podemos rezar: «Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra».
Oración: Oh Dios, que con admirable sabiduría distribuyes los ministerios de los ángeles y los hombres, te pedimos que nuestra vida esté siempre protegida en la tierra por aquellos que te asisten continuamente en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

“Cuando estoy ante la presencia de un hermano que necesita de mí, reacciono amando, entonces salgo de mi encierro y desato las ataduras del otro, para que experimente mi intervención amorosa y allí se desencadena la liberación, la gratitud y la alabanza”
~ Mons. Héctor Cardlli ~

Tema del día:
Los arcángeles
¿Qué son los arcángeles?
Los arcángeles son los ángeles que hacen cumplir los mandatos de Dios. Son ángeles gobernantes que llevan mensajes que transmiten la voluntad divina. Aunque se les ha asignado una posición relativamente baja en la jerarquía de los ángeles, los arcángeles tienen papeles muy importantes en varios textos religiosos, como la Biblia y el Libro de Enoc. Los arcángeles tienen también nombre propio y representan distintos aspectos de la voluntad de Dios.

¿Quiénes son los arcángeles?
Aunque en la Biblia se mencionan por nombre solo a tres de los arcángeles, Miguel, Gabriel y Rafael, tradicionalmente se ha pensado que existen siete arcángeles de Dios. Esta interpretación se basa tanto en los siete espíritus que menciona el evangelio de San Juan, así como en el Libro de Enoc, de la tradición judía y los primeros cristianos.
Un texto de los antiguos cristianos, escrito por el profeta Hermas en Roma en el año 100, también mencionaba a seis arcángeles y uno más llamado Ichtus, que quiere decir pez. El pez era un símbolo común para representar a Jesús. Esta visión inspiró la conversión de la menorá en una cruz con tres velas a cada lado: un símbolo de Jesús acompañado de los arcángeles.

Los nombres de los cuatro arcángeles que la Biblia no menciona varían. El Libro de Enoc menciona a Uriel (o Suriel), Raguel, Saraqael y Remiel. Una amatista tallada, de los tiempos de los primeros cristianos, menciona a Ichtus. También tiene grabados los nombres Renel, Uriel y Azael. El texto místico judío Merkavah Rabbah menciona que Enoc se convirtió en el gran arcángel Metatrón y que los siete arcángeles bajo su mando son Miguel, Gabriel, Suriel, Aktariel, Rephael, Boriel y Yomiel. La iglesia Ortodoxa menciona al arcángel Miguel más otros siete arcángeles: Gabriel, Rafael, Uriel, Seraphiel, Jehudiel, Barachiel y (Je)Remiel.

¿Por qué los otros arcángeles no son tan conocidos?
En el siglo IV, el Sínodo de Laodicea prohibió la invocación o adoración a los ángeles. Este concilio fue convocado por el papa Zacarías en respuesta a las quejas de San Bonifacio. Bonifacio era un misionero inglés a quien le fue asignada la tarea de evangelizar a Alemania. Allá se encontró con un rival llamado Adalbert, que decía que un ángel le había otorgado poderes milagrosos y otro le había dado reliquias muy importantes provenientes del mundo entero. Adalbert también usaba oraciones místicas para invocar a ángeles que no entraban en el canon de la Iglesia, como Uriel, Raguel, Tubuel, Adinus, Tubuas, Sabaoc y Simiel.
Adalbert ganó tanta popularidad, que Bonifacio le pidió ayuda al papa. Durante el concilio se prohibió la invocación a los ángeles. También se limitó el número de los arcángeles a tres, Miguel, Gabriel y Rafael. Otro concilio en el año 745 aprobó un día dedicado a los tres arcángeles de la Biblia, pero prohibió los otros nombres.
Aun así, existen obras de arte con fecha posterior a estos concilios que muestran 7 arcángeles. Es posible que se refieran a las visiones de San Juan, o que los demás arcángeles nunca fueran olvidados a pesar de que sus nombres quedaran proscritos hasta la era moderna.

¿Por qué 7 arcángeles?
En la antigüedad, especialmente en la tradición judía, los números tenían distintos significados. Entre los números más poderosos se encontraba el 7. Se dice también que son 7 los aspectos de Dios y que cada arcángel representa uno de estos aspectos. Es por eso que sus nombres tienen significados distintos, que cuando se unen, forman un todo. Este concepto es representado por la menorá, que contiene 7 llamas representativas de los siete aspectos de Dios.
El Libro de Enoc representa a los ángeles como 7 individuos que a la vez son un todo. El Apocalipsis 8:2 menciona a "los siete ángeles que están de pie delante de Dios".
Los tiempos modernos han traído un resurgir del interés en los arcángeles. Sus nombres se estudian y se mencionan sin temor. Queda en manos del individuo decidir si los arcángeles son 3, 4, 6 ó 7. Es importante recordar, sin embargo, que los arcángeles representan ideas que solo pretenden impulsar al ser humano en dirección al amor divino. En ese sentido se puede decir que son solo una cosa: la voluntad y el amor de Dios en acción.
Fuente: Ángeles y Milagros

Oración a San Miguel Arcángel 
San Miguel Arcángel
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial
arroja en el infierno con tu divino poder
a satanás y demás espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para perdición de las almas.
Amén

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Unidos a María
María nos ayuda a pesar de nuestros pecados, porque como una buena madre beneficia a sus hijos incluso cuando éstos son malos. Así la Santísima Virgen, nuestra Madre del Cielo, sabe ayudar a sus hijos pecadores, y a veces es la única criatura que ama a estos desdichados.
¡Qué buena es la Virgen! Si pensáramos más en Ella y en su bondad, no temeríamos ya a nada ni a nadie, porque estaríamos seguros que María nos ayudaría en toda ocasión con sólo invocarla en nuestro auxilio.
San Juan Bosco decía que para obtener muchos favores celestiales y hasta materiales, había que repetir muchas veces la invocación: “¡María Auxiliadora, rogad por nosotros!”. Y el Santo aseguraba que quien dijera esta oración frecuentemente, obtendría admirables favores del Cielo.
¿Qué esperamos nosotros para comenzar a rezar cada día esta oración? Podemos, si nos parece bien, hacer el propósito de que cada día tomaremos en nuestras manos el Santo Rosario, y a cada cuenta diremos esta oración a María Auxiliadora. Al terminar habremos dicho unas cincuenta veces esta oración, y la Virgen no tardará en ayudarnos en todos nuestros problemas y necesidades.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

lunes, 28 de septiembre de 2015

Pequeñas Semillitas 2805

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2805 ~ Lunes 28 de Setiembre de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Creo en Jesús el Cristo, cuya vida, desde el fondo de la tierra y desde Dios, sigue anunciando que ninguna criatura está nunca sola, nunca está abandonada.
Creo en Jesús, nuestro Señor, el que nos hace libres de todos los señores, de todos los poderes, de todos los temores que nos amenazan y encogen. Pues para que seamos libres nos ha liberado Cristo (Gal 5,1)
Creo en Jesús que lava los pies y sirve a la mesa y nos impone el único mandato del amor feliz de sí y del amor servicial mutuo.
Creo que Jesús nos devuelve la confianza en nosotros mismos, así como la confianza en el mundo de hoy con toda su complejidad, con toda su vulnerabilidad.
Creo en Jesús, Hijo único. El que impregnó su profecía y su rebeldía en la ternura de Dios. El que se supo plenamente amado, fundado, afirmado, enviado y sostenido por Dios en todo momento.
Creo que en él nos percibimos, aunque sólo sea a oscuras, como hijos e hijas amorosamente engendradas, pacientemente gestadas, incondicionalmente amadas.
Creo que con él aprendemos a llamar a Dios con infinita confianza y humildad: ¡Abbá! 
José Arregi

¡Buenos días!

Tres obreros
Se ha escrito que un corazón sin ideales es como un cielo sin estrellas. Alimentar objetivos atrayentes y hermosos dinamizan la rutina diaria, alegran la vida y te impulsan a entregarte con todas tus capacidades a la tarea cotidiana, por modesta y sencilla que sea. Aquí tienes una anécdota que ejemplifica este principio.

Un transeúnte se detuvo un día ante una cantera en la que trabajaban tres compañeros. Preguntó al primero: "¿Qué haces, amigo?" Y éste respondió sin alzar la cabeza: "Me gano el pan". Preguntó al segundo: "¿Qué haces, amigo?" Y el obrero, acariciando el objeto de su tarea, explicó: "Ya lo ves, estoy tallando una hermosa piedra". Preguntó al tercero: "¿Qué haces, amigo?" Y el hombre, alzando hacia él unos ojos llenos de alegría, exclamó: "Estamos edificando una catedral". Y el caso es que los tres estaban realizando el mismo trabajo.

Es hermoso que alimentes en el corazón grandes ideales para movilizar tus ocultas energías. Pero, al mismo tiempo trata de ser realista cuidando los pequeños esfuerzos que te conducirán al logro de tus ilusiones. “Si quieres mantener tu surco derecho, ata tu arado a una estrella” (M. Hebrard).
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor».
Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros». (Lc 9,46-50)

Comentario
Hoy, camino de Jerusalén hacia la pasión, «se suscitó una discusión entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor» (Lc 9,46). Cada día los medios de comunicación y también nuestras conversaciones están llenas de comentarios sobre la importancia de las personas: de los otros y de nosotros mismos. Esta lógica solamente humana produce frecuentemente deseo de triunfo, de ser reconocido, apreciado, agradecido, y falta de paz, cuando estos reconocimientos no llegan.
La respuesta de Jesús a estos pensamientos —y quizá también comentarios— de los discípulos recuerda el estilo de los antiguos profetas. Antes de las palabras hay los gestos. Jesús «tomó a un niño, le puso a su lado» (Lc 9,47). Después viene la enseñanza: «El más pequeño de entre vosotros, ése es mayor» (Lc 9,48). —Jesús, ¿por qué nos cuesta tanto aceptar que esto no es una utopía para la gente que no está implicada en el tráfico de una tarea intensa, en la cual no faltan los golpes de unos contra los otros, y que, con tu gracia, lo podemos vivir todos? Si lo hiciésemos tendríamos más paz interior y trabajaríamos con más serenidad y alegría.
Esta actitud es también la fuente de donde brota la alegría, al ver que otros trabajan bien por Dios, con un estilo diferente al nuestro, pero siempre valiéndose del nombre de Jesús. Los discípulos querían impedirlo. En cambio, el Maestro defiende a aquellas otras personas. Nuevamente, el hecho de sentirnos hijos pequeños de Dios nos facilita tener el corazón abierto hacia todos y crecer en la paz, la alegría y el agradecimiento. Estas enseñanzas le han valido a santa Teresita de Lisieux el título de “Doctora de la Iglesia”: en su libro Historia de una alma, ella admira el bello jardín de flores que es la Iglesia, y está contenta de saberse una pequeña flor. Al lado de los grandes santos —rosas y azucenas— están las pequeñas flores —como las margaritas o las violetas— destinadas a dar placer a los ojos de Dios, cuando Él dirige su mirada a la tierra.
Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)

Santoral Católico:
San Wenceslao
Patrono de República Checa
Nació en Bohemia de padre cristiano y madre pagana hacia el año 907. Fue educado en la sabiduría humana y divina por su abuela paterna, santa Ludmila. Fue severo consigo mismo, pacífico en la administración del reino y misericordioso para con los pobres, redimiendo para ser bautizados a esclavos paganos que estaban en Praga para ser vendidos. Alrededor del año 925 tomó, como Duque, el gobierno de su país. Enseguida se encontró con la hostilidad de los grandes señores amigos del paganismo todavía reinante en sus tierras, que le impedían el recto y justo gobierno de su ducado y la formación cristiana de sus súbditos. Fue un jefe pacífico y conciliador, promotor de la justicia hacia los desamparados y de las obras de misericordia hacia los pobres, a la vez que profundamente piadoso. Su hermano Boleslao, que capitaneaba la oposición de los violentos, con la colaboración de unos sicarios lo asesinó cerca de Praga el 28 de septiembre del año 929. Enseguida fue tenido por mártir y es venerado como patrono principal de Bohemia.
Oración: Señor, Dios nuestro, que inspiraste a tu mártir san Wenceslao preferir el reino de los cielos al reino de este mundo, concédenos, por sus ruegos, llegar a negarnos a nosotros mismos para seguirte a ti de todo corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

Francisco en Filadelfia
“Todo lo bueno, todo lo verdadero y todo lo bello nos lleva a Dios. Porque Dios es bueno. Dios es bello, Dios es Verdad. Gracias a todos, a los que nos dieron su mensaje y a la presencia de ustedes que también es testimonio. Un verdadero testimonio de que vale la pena en familia, de que una sociedad crece fuerte, crece buena, crece hermosa y crece verdadera si se edifica en la base de la familia. Lo más lindo que hizo Dios, dice la Biblia, fue la familia. Creó al hombre y a la mujer y  les entregó todo, les entregó el mundo, crezcan, multiplíquense, cultiven la tierra, háganla producir, háganla crecer, todo el amor que hizo en esa creación maravillosa se la entregó a una a una familia. Volvemos atrás un poquito. Todo el amor que Dios tiene en sí, toda la belleza que Dios tiene en sí, toda la verdad que Dios tiene en sí, la entrega a la familia. Una familia es verdaderamente familia cuando es capaz de abrir los brazos y recibir todo ese amor”

Tema del día:
El amor de Cristo no tiene límites
Jesús nos amó hasta el final, dio la vida por nosotros. "Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin” (Jn 13,2).

Una de las características del amor de Cristo es que no tiene límites. Él se rompió amando, con sus palabras, con sus manos, con sus gestos, con sus actitudes. En aquella tarde, Jesús amó a los suyos como nadie los había amado hasta entonces, los amó, hasta el límite, hasta el fin, hasta el extremo, hasta dar la vida. Jesús demostró este amor al otro en el servicio y en el estar atento en las cosas pequeñas. "Se levantó de la mesa, se quitó los vestidos y, tomando una toalla se la ciñó luego echó agua en la jofaina, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a enjugárselos con la toalla que tenía ceñida” (Jn 13.5). Echar agua, lavar, secar los pies, era un oficio de esclavos. Y Jesús se convierte en esclavo, en servidor; se empobrece, se rebaja poniéndose a sus pies. Este servicio humilde y callado lo hizo Jesús con sus discípulos; quien no se deje lavar los pies por él, no tendrá parte en su reino.

Jesús fue un hombre especial, extraordinario en generosidad, bueno de verdad, que pasó haciendo el bien sobre la tierra y curando a los oprimidos por el mal, porque Dios estaba con él (Hch 10,38). Por eso Pablo aconsejaba a los cristianos como norma de vida: "Mantengamos fijos los ojos en Jesús" (Hb 12,2), para tener sus mismos sentimientos, para obrar como él. Fue enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, a proclamar la liberación a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor (Lc 4,18-19). Él vino para los casos difíciles, para "salvar lo que estaba perdido" (Lc 19,10).

Jesús fue un hombre bueno, con una bondad de calado profundo, de inversión de valores, de búsqueda de lo esencial. Lo radical de su bondad estaba en el hecho de su estar "a la escucha" de las necesidades de los otros. Él dio su vida por todos, su entrega fue total, él no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por todos (Mc 10,45). Nunca condenó a nadie, trató de salvar a todos, de dar vida y de ser vida y fuente de agua viva. Toda la vida de Jesús fue una donación al Padre y se entregó como precio de nuestra liberación. El "amarás a Dios con todo tu corazón y toda tu alma", encuentra su nueva plenitud en la palabra y en vida de Jesús. Dios, para él, es el único bueno (Mc 10,18), el Padre amoroso (Mt 5, 45) que busca la oveja perdida (Lc 15,4-7), porque es un Dios que busca y acoge lo que se había perdido (Lc 15,2).

En sus enseñanzas repetía que lo más importante era buscar a Dios, su Reino, que no se preocuparan de lo demás. Mil veces invitaba a sus oyentes a no tener miedo, a no dudar, a creer de verdad (Jn 8,46). A todos les dio ejemplo de amor y el amor fue su único mandato. El amor se concretiza en las cosas pequeñas. Soñamos con lo imposible y no hacemos lo que está a nuestro alcance. "Atender a cosas aún menudas, y no hacer caso de unas muy grandes", porque "quedamos contentas con haber deseado las cosas imposibles y no echamos mano de las sencillas" (7M 4,14).

San Jerónimo escribió un comentario a las cartas de Juan, donde dice que cuando a Juan le preguntaban sus discípulos cristianos, constantemente respondía: "Hijos míos, amaos los unos a los otros". Cansados los discípulos de esa machacona insistencia, le preguntaron que por qué repetía tanto lo de "amaos". Su respuesta fue bien sencilla: "porque éste es el mandamiento del Señor, y si lo cumplimos es suficiente".

Efectivamente, quien comprende y experimenta lo que es el amor, no puede por menos de gritar como Francisco de Asís: Dios es amor, amor, amor. Dios es amor: quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (Jn 4,16) El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor (1Jn 4,8). Por eso insistía Juan: "Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios" (1Jn. 4, 7). Esto mismo había encomendado Jesús a sus discípulos y les pide que se ayuden, se apoyen, se consuelen. Por eso Jesús insistirá: "Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros; igual que yo os he amado, amaos también entre vosotros. En esto conocerán que sois discípulos míos, en que os amáis unos a otros" (Jn 13,34-35).

Juan era un experto en la ciencia del amor, había comido junto a Jesús y había sentido el latir del corazón del Amado. En esto se ha manifestado el amor de Dios por nosotros, en que ha mandado a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros vivamos por él (1Jn 4,9). Para Juan el amor es la piedra angular del reino de Cristo (Jn 3,16) y exhorta siempre a los hermanos al amor recíproco (2Jn 5,6). El amor de Dios se ha revelado en un acontecimiento histórico: el hecho de Jesucristo, que inaugura el tiempo de la misericordia divina. Este acontecimiento histórico, revelación única y suficiente de Dios manifiesta también que Dios no sólo ha amado y ama, sino que "es amor" (1Jn 4,8).

Juan aprendió muy bien la lección del amor, como lo más importante y como lo único que merecía enseñarse e insistir. La primera carta de Juan es una joya. De ella entresaco algunos pensamientos.
- El que ama a su hermano, ése es hijo de Dios (3,10).
- Quien ama a su hermano ha pasado de la muerte a la vida (3,14).
- Amar de verdad es dar su vida por el hermano (4,10).
- El que ama comparte sus bienes con el hermano necesitado (4,17).
- Amarnos es cumplir lo que Jesús nos mandó (3,23).
- El que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios (4,7).
- Nuestro deber de amar se funda en que Él nos amó (4,11)
- Si amamos al hermano, Dios permanece en nosotros (4,12).
- Amemos, ya que Él nos amó primero (4,19).
- Quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (4, 20).
- Si alguien ama a Dios, ame también a su hermano (4, 21).
Autor: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: Catholic.net

Mensaje de María Reina de la Paz 
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de setiembre de 2015

“Queridos hijos, también hoy oro al Espíritu Santo para que llene sus corazones con una fe firme. La oración y la fe llenarán su corazón de amor y de alegría, y ustedes serán una señal para aquellos que están lejos de Dios. Hijitos, exhórtense unos a otros a la oración con el corazón, para que la oración llene su vida, y ustedes, hijitos, cada día serán, sobre todo, testigos del servicio a Dios en la adoración y al prójimo en la necesidad. Yo estoy con ustedes e intercedo por todos ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para tres personas de México: Ricardo G., internado por un serio problema cardíaco; Pío U. J., a quien han extirpado un tumor maligno del cerebro y deberá hacer ahora quimioterapia; y Virginia R., que por un traumatismo se rompió los ligamentos de una rodilla. Que el Señor, con su infinito amor y misericordia, atienda las necesidades físicas y espirituales de estos hermanos mexicanos.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
¡Pobres de las almas que se enfrían en la devoción a María o la dejan completamente! No tienen más remedio que sucumbir a sus enemigos. Porque la devoción a María es tan necesaria para la salvación como el aire es necesario a la vida corporal. María es la enemiga personal de Satanás, a quien ha sustituido en su trono después del acto de soberbia que tuvo Lucifer. Y como el demonio es enemigo nuestro también, es lógico que nosotros busquemos refugio bajo el manto de María, pues todas las tentaciones del Maligno se convierten en inofensivas si acudimos con fe a la Virgen, si corremos a ampararnos en su regazo. Ya dice la Escritura que María es terrible como un ejército preparado a la batalla. Y hay que decir que María es tan terrible al demonio y todos sus ángeles que en cierto sentido le tienen más miedo que a Dios mismo. Por eso que no se nos caiga de la boca el Nombre de María, y que en cada tentación o prueba lo invoquemos con amor y fe.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-