domingo, 23 de febrero de 2014

Pequeñas Semillitas 2287

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2287 ~ Domingo 23 de Febrero de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Las normas de vida de los antepasados no le gustan a Jesús: “Habéis oído que se dijo a los antiguos... pero yo os digo”.
Y no porque lo antiguo estuviese mal, sino porque hay algo mejor. Y si quieres una norma definitiva de comportamiento,  no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran: pórtate con los demás como te gustaría que se portaran contigo.
Cuando dijo esto, Jesús añadió: en esto se resume la Ley y lo Profetas, es decir, esto es el resumen y compendio de todo. 
Una norma de vida sencilla, clara como el agua clara, realizable, cotidiana. Y nada de retribuciones, nada de dar para que Dios nos dé. La retribución es hacer lo que es correcto, lo que satisface, portarse como un Hijo.
Estamos pagados de antemano, por conocer a Abbá, por llevar una vida llena de sentido. 
José Enrique Ruiz de Galarreta

¡Buenos días!

Irradia la luz que hay en ti

El Señor te ha regalado la luz de la fe para que la irradies a tu alrededor, con el ejemplo y con la palabra. Jesús te anima a hacer brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ti (Mateo 5, 13-15). Dios ha dispuesto que las almas vayan iluminando otras almas, como si fueran antorchas. Un mensaje de la Reina de la Paz:

“¡Queridos hijos! En sus vidas, todos ustedes han experimentado momentos de luz y de tinieblas. Dios concede a cada hombre reconocer el bien y el mal. Yo los invito a llevar la luz a todos los hombres que viven en tinieblas. Cada día llegan a sus casas personas que están en tinieblas. Queridos hijos, dénles ustedes la luz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

Cuando damos un buen ejemplo algo comienza a pasar. Es como tirar una piedra en un lago tranquilo. Pequeñas ondas van generando círculos concéntricos hasta morir en las playas. Conviene que lo pienses para animarte a dar siempre buen ejemplo. Tendrás el mérito de haber alentado a otros por el camino correcto.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.
»Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial». (Mt 5, 38-48)

Comentario
Hoy, la Palabra de Dios, nos enseña que la fuente original y la medida de la santidad están en Dios: «Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48). Él nos inspira, y hacia Él caminamos. El sendero se recorre bajo la nueva ley, la del Amor. El amor es el seguro conductor de nuestros ideales, expresados tan certeramente en este quinto capítulo del Evangelio de san Mateo.
La antigua ley del Talión del libro del Éxodo (cf. Ex 21,23-35) —que quiso ser una ley que evitara las venganzas despiadadas y restringir al “ojo por ojo”, el desagravio bélico— es definitivamente superada por la Ley del amor. En estos versículos se entrega toda una Carta Magna de la moral creyente: el amor a Dios y al prójimo.
El Papa Benedicto XVI nos dice: «Solo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama». Jesús nos presenta la ley de una justicia sobreabundante, pues el mal no se vence haciendo más daño, sino expulsándolo de la vida, cortando así su eficacia contra nosotros.
Para vencer —nos dice Jesús— se ha de tener un gran dominio interior y la suficiente claridad de saber por cuál ley nos regimos: la del amor incondicional, gratuito y magnánimo. El amor lo llevó a la Cruz, pues el odio se vence con amor. Éste es el camino de la victoria, sin violencia, con humildad y amor gozoso, pues Dios es el Amor hecho acción. Y si nuestros actos proceden de este mismo amor que no defrauda, el Padre nos reconocerá como sus hijos. Éste es el camino perfecto, el del amor sobreabundante que nos pone en la corriente del Reino, cuya más fiel expresión es la sublime manifestación del desbordante amor que Dios ha derramado en nuestros corazones por el don del Espíritu Santo (cf. Rom 5,5).
Rev. P. José PLAZA Monárdez (Calama, Chile)

Palabras del Beato Juan Pablo II

“El amor por la humanidad, por su bienestar material y espiritual, por el progreso auténtico, tiene que animar a todos los creyentes. Todo acto realizado para crear un futuro mejor, una tierra más habitable, y una sociedad más fraterna participa, si bien de manera indirecta, en la construcción del Reino de Dios. En la perspectiva de este Reino, "el hombre, el hombre viviente, constituye el camino primero y fundamental de la Iglesia". Es el mismo camino que ha seguido Cristo, al hacerse al mismo tiempo "camino" del hombre. Siguiendo este camino, estamos llamados ante todo a cancelar el miedo al futuro. Éste atenaza con frecuencia a las generaciones jóvenes, llevándolas por reacción a caer en la indiferencia, a claudicar ante los compromisos de la vida, al embrutecimiento de la droga, de la violencia, de la apatía”
Beato Juan Pablo II

Tema del día:
Una llamada escandalosa
La llamada al amor es siempre seductora. Seguramente, muchos acogían con agrado la llamada de Jesús a amar a Dios y al prójimo. Era la mejor síntesis de la Ley. Pero lo que no podían imaginar es que un día les hablara de amar a los enemigos.

Sin embargo, Jesús lo hizo. Sin respaldo alguno de la tradición bíblica, distanciándose de los salmos de venganza que alimentaban la oración de su pueblo, enfrentándose al clima general de odio que se respiraba en su entorno, proclamó con claridad absoluta su llamada: “Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os calumnian”.

Su lenguaje es escandaloso y sorprendente, pero totalmente coherente con su experiencia de Dios. El Padre no es violento: ama incluso a sus enemigos, no busca la destrucción de nadie. Su grandeza no consiste en vengarse sino en amar incondicionalmente a todos. Quien se sienta hijo de ese Dios, no introducirá en el mundo odio ni destrucción de nadie.

El amor al enemigo no es una enseñanza secundaria de Jesús, dirigida a personas llamadas a una perfección heroica. Su llamada quiere introducir en la historia una actitud nueva ante el enemigo porque quiere eliminar en el mundo el odio y la violencia destructora. Quien se parezca a Dios no alimentará el odio contra nadie, buscará el bien de todos incluso de sus enemigos.

Cuando Jesús habla del amor al enemigo, no está pidiendo que alimentemos en nosotros sentimientos de afecto, simpatía o cariño hacia quien nos hace mal. El enemigo sigue siendo alguien del que podemos esperar daño, y difícilmente pueden cambiar los sentimientos de nuestro corazón.

Amar al enemigo significa, antes que nada, no hacerle mal, no buscar ni desear hacerle daño. No hemos de extrañarnos si no sentimos amor alguno hacia él. Es natural que nos sintamos heridos o humillados. Nos hemos de preocupar cuando seguimos alimentando el odio y la sed de venganza.

Pero no se trata solo de no hacerle mal. Podemos dar más pasos hasta estar incluso dispuestos a hacerle el bien si lo encontramos necesitado. No hemos de olvidar que somos más humanos cuando perdonamos que cuando nos vengamos alegrándonos de su desgracia.

El perdón sincero al enemigo no es fácil. En algunas circunstancias a la persona se le puede hacer en aquel momento prácticamente imposible liberarse del rechazo, el odio o la sed de venganza. No hemos de juzgar a nadie desde fuera. Solo Dios nos comprende y perdona de manera incondicional, incluso cuando no somos capaces de perdonar.
José Antonio Pagola

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Nunca olvidemos agradecer
Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde México, llega un agradecimiento a Dios porque Alejandro C. M. ha salido de su larga internación de un mes. Pedimos por su total recuperación.

Desde California, USA, llega un agradecimiento a Dios porque los estudios médicos de Choly S. han salido bien. Damos Gracias al Señor.

Desde Buenos Aires, Argentina, Alberto H. P. agradece a Dios porque su hijo Gonzalo ha conseguido un nuevo trabajo en forma efectiva.

Desde la ciudad de Pergamino, Buenos Aires, Argentina, nos llega un agradecimiento a Dios y a quienes rezaron por la señora M. de B., que fue operada de mama y ya está completando su recuperación en su casa.

Desde California, USA, Sonia agradece por la salud de su hija Carla, a la vez que pide una oración porque el día 16 se cumplieron once años de la partida de su esposo a la casa del Padre celestial.

Desde Buenos Aires, Argentina, Cecilia Claudia agradece al Señor porque pronto recomienzan las clases en las escuelas y con ello vuelve a la bendición del trabajo.

Un estímulo todos los días
Febrero 23
“Pasa, Señor, por mi memoria, porque tú la creaste para que recordara tu amor y tus regalos. Despierta los buenos recuerdos, que me motivan a seguir adelante. Quema con tu fuego toda vergüenza y toda angustia que venga de los malos recuerdos. Purifica esos recuerdos, para que ya no me lastimen ni me inquieten.
Señor, tú que eres puro amor, tú que perdonabas a los que te crucificaban, quita de mi interior todo el veneno de los recuerdos que me llenan de rencor y de tristeza. Derrama en mi corazón el deseo de perdonar y la gracia del perdón.
Con tu amor me perdono a mí mismo por mis errores pasados. Quiero mirarme a mí mismo con tu compasión y tu misericordia.
Reina, Señor, en ese mundo de mis recuerdos, y pacifícalos con tu presencia luminosa. Amén”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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