lunes, 10 de febrero de 2014

Pequeñas Semillitas 2274

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2274 ~ Lunes 10 de Febrero de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
La proclama insistente del Papa Francisco es clara: es necesario salir al encuentro de las personas que viven en los márgenes de la sociedad.
Hay que caminar del centro de las comunidades parroquiales a las situaciones de periferia, que no siempre se identifican con criterios geográficos.
La brecha cultural y afectiva que existe entre las personas que se han distanciado de la fe cristiana está ahí: hay mucha gente que se educa en colegios de inspiración cristiana, que participa esporádicamente en celebraciones religiosas, más por convenciones sociales que por interés personal, que han experimentado cierto desaliento o hasta rechazo ante la tibieza de nuestro compromiso cristiano.
Cuando vivimos lealmente nuestra fe, cumpliendo las exigencias del Evangelio en la vida cotidiana, hacemos vida la metáfora de la sal de la tierra.
"La verdad católica"

¡Buenos días!

Aceptar a los padres

Una actitud muy necesaria en la vida es la capacidad de aceptación que nace del realismo. Gracias a ella dejamos de estrellarnos contra los hechos y buscamos lo mejor con lo que somos y lo que tenemos. A veces puede suceder que rechacemos a nuestros padres por algún rasgo negativo: falta de cultura, o su aspecto, o su carácter. Una oración para curar estas heridas.

Dios mío, si alguna vez sentí vergüenza o aversión por mis padres, en este día yo los abrazo con cariño y amor. Pido perdón por mi ingratitud; y de tus manos yo los acepto con gratitud y emoción. Si acaso ellos ya fallecieron, igualmente yo los abrazo, los amo, los acepto profunda y totalmente en el misterio de tu Santa Voluntad. Gracias por el regalo de mis padres, y bendita sea su memoria para siempre.

Un signo de madurez es aceptar la realidad y poseer suficiente solidez y equilibrio para vivirla. La persona madura es objetiva: sabe valorarse a sí mismo sin dejar de valorar a los demás. Es capaz de tomar una decisión y sostenerla. Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar. Ejercítate, pues cada día, en esta sabiduría de sano realismo.
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos hubieron terminado la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que Él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que les dejara tocar la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.  (Mc 6,53-56)

Comentario
Hoy, en el Evangelio del día, vemos el magnífico "poder del contacto" con la persona de Nuestro Señor: «Colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados» (Mc 6,56). El más mínimo contacto físico puede obrar milagros para aquellos que se acercan a Cristo con fe. Su poder de curar desborda desde su corazón amoroso y se extiende incluso a sus vestidos. Ambos, su capacidad y su deseo pleno de curar, son abundantes y de fácil acceso.
Este pasaje puede ayudarnos a meditar cómo estamos recibiendo a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión. ¿Comulgamos con la fe de que este contacto con Cristo puede obrar milagros en nuestras vidas? Más que un simple tocar «la orla de su manto», nosotros recibimos realmente el Cuerpo de Cristo en nuestros cuerpos. Más que una simple curación de nuestras enfermedades físicas, la Comunión sana nuestras almas y les garantiza la participación en la propia vida de Dios. San Ignacio de Antioquía, así, consideraba a la Eucaristía como «la medicina de la inmortalidad y el antídoto para prevenirnos de la muerte, de modo que produce lo que eternamente nosotros debemos vivir en Jesucristo».
El aprovechamiento de esta "medicina de inmortalidad" consiste en ser curados de todo aquello que nos separa de Dios y de los demás. Ser curados por Cristo en la Eucaristía, por tanto, implica superar nuestro ensimismamiento. Tal como enseña Benedicto XVI, «Nutrirse de Cristo es el camino para no permanecer ajenos o indiferentes ante la suerte de los hermanos (…). Una espiritualidad eucarística, entonces, es un auténtico antídoto ante el individualismo y el egoísmo que a menudo caracterizan la vida cotidiana, lleva al redescubrimiento de la gratuidad, de la centralidad de las relaciones, a partir de la familia, con particular atención en aliviar las heridas de aquellas desintegradas».
Igual que aquellos que fueron curados de sus enfermedades tocando sus vestidos, nosotros también podemos ser curados de nuestro egoísmo y de nuestro aislamiento de los demás mediante la recepción de Nuestro Señor con fe.
Fr. John GRIECO (Chicago, Estados Unidos)

Santoral Católico:
Santa Escolástica
Virgen
Memoria de santa Escolástica, virgen, hermana de san Benito, la cual, consagrada desde su infancia a Dios, mantuvo una perfecta unión espiritual con su hermano, al que visitaba una vez al año en Montecasino, en la Campania, para pasar juntos una jornada de santas conversaciones y alabanza a Dios (c. 547).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

La frase de hoy

"No camines delante de mí, puede que no te siga.
No camines detrás de mí, puede que no te guíe.
Camina junto a mí y sé mi amigo"
Albert Camus

Tema del día:
Ver como Cristo
1) Para saber

La encíclica del Papa Francisco contiene interesantes aspectos sobre la fe. Ya hemos reflexionado que la fe es creerle a alguien, y más si ese alguien es un experto. Por ejemplo, dice el Papa, se le cree al arquitecto que nos construye una casa y confiamos que no se va a caer. O se le cree al farmacéutico que nos da la medicina adecuada para curarnos. En muchos ámbitos de la vida confiamos en personas que conocen las cosas mejor que nosotros. Ahora bien, el experto en las cosas de Dios es Jesús mismo. Es a Él a quien le creemos. Le creemos no porque entendamos perfectamente los misterios de la fe, sino porque confiamos en Él. Y confiamos porque nos ama y lo ha demostrado.

Además de creerle a Jesús lo que nos dice sobre la realidad, la fe implica otro aspecto decisivo: nos lleva a mirar la realidad como Él la mira. Se trata de unirnos a Cristo para poder creer: “la fe no sólo mira a Jesús, sino mira desde el punto de vista de Jesús, es una participación en su modo de ver” (Lumen fidei, n. 18).

Se trata, pues, de “sentir” como Cristo. Por ejemplo, de comportarnos como hijos de Dios, como Jesús lo hizo con su Padre.

2) Para pensar

El camino para llegar a Dios es Cristo. Cuando Santo Tomás apóstol le pregunta: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podremos saber el camino? Le respondió Jesús: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie va al Padre sino por mí. Si me habéis conocido a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora le conocéis y le habéis visto”. (Sn Jn 14, 5-7). De ahí la importancia de querer identificarnos con Él. Y para ello es imprescindible tratar al Señor lo más que podamos.

Comentaba Mons. D. Luis María Martínez, quien fuera arzobispo de México, que el deseo de amar más a Jesucristo lleva a algunos a querer vivir siempre junto a Él, gozando siempre de su presencia, y llegan a proponerse hacerlo todo «con Él», y, a base de esfuerzo, lo logran: trabajan con Él, oran con Él, viajan con Él… la fe les asegura que está muy cerquita. Y refieren de una persona excelente que se había acostumbrado de tal manera a hacerlo todo «con» Jesucristo, que una vez se distrajo en la taquilla de la estación de trenes y compró dos boletos…, porque en todo eran dos. Había pedido un para él y otro para Jesús.

3) Para vivir

Gracias a que el Hijo de Dios se hizo hombre, tenemos un ejemplo inigualable para imitar. Los hombres podemos hacer las cosas como Cristo las hizo, y mirar las cosas como Cristo las miró. Si lo hacemos de esa manera, seremos personas de fe, nos moveremos según la fe.

San Josemaría Escrivá solía a lo largo del día repetir mucho una jaculatoria, que era una petición, que le ayudaba a mirar las cosas de modo divino. Podemos adoptar esa costumbre y repetirla también muchas veces. La jaculatoria dice: “Que vea con tus ojos, Cristo mío, Jesús de mi alma”.
Pbro. José Martínez Colín

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Eduardo B. F., de Mérida, México, enfermo de pancreatitis e infección generalizada. Que la Santísima Virgen de Lourdes interceda por él para que el Señor le restaure su salud. 

Pedimos oración por Facundo Ricardo A., un valiente bombero que resultó gravemente herido en la tragedia de la semana pasada en Buenos Aires, internado en coma farmacológico en el Hospital Argerich y que será operado hoy. Nos unimos en la plegaria por él y por todas las víctimas de ese hecho.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

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Estamos llegando cada día con “Pequeñas Semillitas” a decenas de miles de lectores en todo el mundo (por envío directo nuestro o por reenvíos múltiples), complementando este apostolado con otros dos emprendimientos en internet que ya suman miles de seguidores: el blog “Juan Pablo II inolvidable” y un grupo abierto en Facebook dedicado al actual pontífice, bajo el nombre de “Unidos al Papa Francisco”.

Si estás dispuesto a ser partícipe de esta tarea de difundir la Buena Noticia de Jesús, a la que todos los católicos estamos llamados por la fuerza del bautismo, y quieres colaborar con “Pequeñas Semillitas” y las otras páginas mencionadas, te pido que te pongas en contacto conmigo escribiéndome a feluzul@gmail.com y recibirás los datos necesarios para hacerlo a través de diversos y sencillos medios según vivas en Argentina o en otro país.

¡Muchas gracias por permitir que la siembra continúe…!

Un estímulo todos los días
Febrero 10
Algunos días nos parece que la gente nos quiere, que todos nos tratan bien, que todo está tranquilo, que la vida está hecha para nosotros. Otros días las cosas nos salen mal, parece que la gente nos ignora o nos desprecia, nos duele la cabeza o aparecen nuevos problemas.
Pero no podemos decir que un día es bello y que otro es feo, que un día vale la pena y que el otro no, que un día es bueno para nosotros y que el otro es malo. Los dos días son necesarios, los dos tienen su hermosura y su misterio. Los dos días nos hacen falta para madurar, para purificarnos interiormente, para llegar a ser lo que estamos llamados a ser. Los dos días son distintas manifestaciones de la única realidad, que es buena.
Uno podría preguntarse: “¿Qué gusto puedo encontrar en el esfuerzo, en el trabajo, en los problemas, en una enfermedad, en el aburrimiento, en el trato con personas que no me atraen?”. Pero no se trata de decir que todo es lindo y de sonreírle a todo. Es algo más profundo, mucho más profundo. Es reconocer que en cualquier situación hay un misterio escondido, hay una enseñanza, hay un camino de fe. En cualquier situación podemos aprender algo y podemos entrar en la profundidad. Es un misterio difícil de reconocer cuando estamos mal, pero la vida está hecha de todos los momentos, y en cualquier cosa que suceda el Señor puede realizar una inesperada obra de arte con nosotros. Esta vida en la tierra es una sublime combinación. Ya sabes que si sólo tuviéramos días soleados posiblemente dejaríamos de valorar el sol.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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