PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2281 ~ Lunes
17 de Febrero de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
El cristiano está llamado a vivir en clave de
discernimiento responsable. No es un simple ejecutor de mandatos divinos, no es
un eterno menor de edad.
La madurez moral y espiritual es un objetivo deseable. En
ese sentido el planteamiento que hace Jesús en este pasaje del Sermón de la
Montaña, es una invitación a la reflexión e interiorización de la bondad de
dichas orientaciones.
La prohibición del asesinato, el adulterio y el perjurio
tiene sus argumentos. Esas acciones lesionan los derechos y la dignidad de las
víctimas. Un cristiano que reconozca el Señorío de Dios y la dignidad humana de
toda persona, no puede encontrar justificación alguna para hacer tales
acciones. El Señor Jesús invita a desarraigar las causas últimas que producen
esas conductas injustas.
No permanece en el plano de la prohibición, sino que
invita a una toma de conciencia profunda, que las exhiba como opciones
degradadas. "La verdad católica"
¡Buenos días!
El sol y el viento
“Urbanidad y
buenos modales abren puertas principales”, dice un refrán español. La
convivencia humana se hace más fácil y agradable si, además de la sinceridad y
sencillez del trato, procuramos no molestar con modales o expresiones que
hieren la sensibilidad de los demás. Un talante afable, sereno, respetuoso es
bien recibido por todos.
El Sol y el Viento discutían sobre cuál de
los dos era más fuerte. Mientras discutían, vieron que por el camino avanzaba
un hombre. Propusieron probar sus
fuerzas contra él. —Vas a ver - dijo el Viento- cómo le desgarro sus
vestiduras. Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos más esfuerzos hacía,
el hombre más oprimía su capa, sin dejar de caminar. El Viento encolerizado,
descargó lluvia y nieve, pero el hombre más cerraba su capa. Comprendió el
Viento que no era posible arrancarle la capa. Sonrió el Sol mostrándose entre
dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, regocijado con el dulce
calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro. —Ya ves –le dijo el Sol
al Viento– cómo con la bondad se consigue más que con la violencia.
Los santos han
visto en la cortesía como el perfume y la crema de la caridad. La presentan
como un efecto del verdadero amor por los demás. Resulta a veces que ciertas
expresiones ordinarias, ciertos modos descomedidos ofenden tanto como injurias.
Que el respeto al prójimo sea tu norma.
Padre Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, salieron los fariseos y comenzaron a
discutir con Jesús, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a
prueba. Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué
esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará a esta generación
ninguna señal». Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla
opuesta. (Mc
8,11-13)
Comentario
Hoy, el Evangelio parece que no nos diga mucho ni de
Jesús ni de nosotros mismos. «¿Por qué esta generación pide una señal?» (Mc
8,12). Juan Pablo II, comentando este episodio de la vida de Jesucristo, dice:
«Jesús invita al discernimiento respecto a las palabras y las obras que
testifican (son “señal de”) la llegada del reino del Padre». Parece que a los
judíos que interrogan a Jesús les falta la capacidad o la voluntad de discernir
aquella señal que —de hecho— es toda la actuación, obras y palabras del Señor.
También hoy día se piden señales a Jesús: que haga notar
su presencia en el mundo o que nos diga de una manera evidente cómo hemos de
actuar nosotros. El Papa nos hace ver que la negativa de Jesucristo a dar una
señal a los judíos —y, por tanto, también a nosotros— se debe a que quiere
«cambiar la lógica del mundo, orientada a buscar signos que confirmen el deseo
de autoafirmación y de poder del hombre». Los judíos no querían un signo
cualquiera, sino aquel que indicara que Jesús era el tipo de mesías que ellos
esperaban. No aguardaban al que venía para salvarlos, sino el que venía a dar
seguridad a su visión de cómo se tenían que hacer las cosas.
En definitiva, cuando los judíos del tiempo de Jesús como
también los cristianos de ahora pedimos —de una manera u otra— una señal, lo
que hacemos es pedir a Dios que actúe según nuestra manera, la que nosotros
creemos más acertada y que de hecho apoya a nuestro modo de pensar. Y Dios, que
sabe y puede más (y por eso pedimos en el Padrenuestro que se haga “su” voluntad),
tiene sus caminos, aunque a nosotros no nos sea fácil comprenderlos. Pero Él,
que se deja encontrar por todos los que le buscan, también, si le pedimos
discernimiento, nos hará comprender cuál es su manera de obrar y cómo podemos
distinguir hoy sus signos.
Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls,
Girona, España)
Santoral Católico:
Fundadores de la Orden de los
Servitas
Siete Santos Fundadores de
los
Siervos de Santa María Virgen (Servitas)
Siervos de Santa María Virgen (Servitas)
Los siete
santos fundadores de la Orden de los Siervos de María: Bonfilio, Bartolomé,
Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo. Siendo mercaderes en Florencia, se
retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen
María, fundando una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en
este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo (1310).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“Crecerás el día en que verdaderamente
te rías por primera vez de ti mismo”
Ethel Barrymore
Tema del día:
Para la edad del ocaso...
La edad del ocaso... Difícil la vida de esa etapa para
muchas personas. Hay soledad, quizá abandono, indiferencia, incomprensión...
pero también nosotros, si hemos llegado a esa edad, nos podemos tornar
distintos, exigentes y malhumorados con los que nos rodean y están en otras
etapas y corren todo el día empujados por la vorágine del momento, porque así se
lo demanda la existencia moderna y consumista.
Pero hay una fórmula, no mágica por cierto, para vivir
mejor la etapa de los "muchos años". Así como el amanecer es pujante
y luminoso, fresco y prometedor, así el atardecer tiene melancolía en su dulce luz
y el ocaso nos brinda momentos de reflexión y nos incita al agridulce sabor de
los recuerdos.
Es así la vida de los seres humanos. Los que tenemos
ahora muchos años fuimos un día, amanecer. Ahora hemos llegado al ocaso y de
nosotros depende que ese crepúsculo en el que hoy nos encontramos tenga una
bella luz de atardecer y un cielo pintado de hermosas tonalidades. Somos
nosotros los que necesariamente le podemos dar ese calor y color.
Salimos al camino de la vida con una alforja nueva, vacía
de experiencias pero llena de sueños y proyectos, el alma limpia y
transparente, la mirada decidida y animosa puesta en la "cima de la
montaña" de la vida.
Ahora bajando por la ladera del otro lado, que también es
un camino nuevo, sabemos que nos ha de conducir hasta el Valle del reposo.
Una experiencia profunda del vivir nos acompaña... quizá
muchos sueños se quedaron hechos jirones en las zarzas del camino, pero,
¡cuánta riqueza atesora, ahora, nuestra vieja alforja!:
Lleva mucha paciencia, infinita tolerancia, sabiduría
profunda para saber lo que es importante o no vale la pena, sosiego y ternura,
mansedumbre y paz, y tal vez aún, el alma limpia y transparente, si sabemos
hacernos semejantes a los niños, valor y fuerza porque tuvimos que aprender a
vivir con esos dos baluartes mientras escalábamos la "montaña"... y
ahora, quizá más que nunca, necesitamos sentir lo que eso vale en nuestras
vidas.
Es esta etapa la hora del remanso y no de la prisa. Es la
hora de dar y no de guardar. Dar a manos llenas a los que nos rodean, no solo
de lo material, si lo tenemos, sino lo que en el alma llevamos ayudándolos a
subir, la cada día más difícil cuesta de la vida con alegría, sin cansarlos con
quejas sobre nuestros achaques, sin susceptibilidades y enojos. Discretos y llenos
de tacto para hablar y oportunos en el callar. Disfrutar del momento presente
que es toda nuestra realidad y regalar toda la experiencia de nuestra vida
resumida en una sola palabra: AMOR.
Esa es la fórmula para que nuestra etapa del atardecer
sea feliz.
Autor: María Esther de Ariño / Fuente: Catholic.net / Imagen: Google
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por la paz social en Venezuela y por el cese de la violencia. También rezamos pidiendo por la paz en diversas regiones del mundo que hoy se ven sacudidas por guerras y conflictos muy graves.
Pedimos oración por la paz social en Venezuela y por el cese de la violencia. También rezamos pidiendo por la paz en diversas regiones del mundo que hoy se ven sacudidas por guerras y conflictos muy graves.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Febrero 17
“Señor, no quiero una vida a medias. Quiero vivirla con
todas las ganas. Aunque yo sea limitado y tenga mis debilidades, sé también que
has puesto en mí muchas cosas buenas y tengo toda tu fuerza para salir
adelante.
Dame tu vida, Señor, hazme probar el júbilo de Jesús
resucitado. Dame la potencia de tu gracia para que todo mi ser sea un
testimonio de la alegría del Espíritu Santo. Me entrego nuevamente a ti, Señor,
para servirte en los hermanos.
Quiero estar bien dispuesto para lo que tú quieras y como
tú quieras. Acepto enfrentar cualquier desafío e iniciar nuevas etapas. Toca mi
corazón para que confíe en tu protección amorosa y no me deje vencer por los
contratiempos.
Creo que tú serás mi poderoso salvador en medio de toda
dificultad. Gracias, Señor. Amén”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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