PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1765 ~ Martes
24 de Julio de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
He oído contar la historia de un antiguo y majestuoso
árbol, cuyas ramas se extendían hacia el cielo. Al llegar la estación de las
flores, mariposas de todas las formas, tamaños y colores, bailaban a su
alrededor. Las aves de países lejanos se le acercaban y cantaban cuando
florecía y daba frutos. Las ramas, como manos extendidas, bendecían a todos los
que acudían a sentarse bajo su sombra. Un niñito solía venir a jugar junto a él
y el gran árbol se encariñó con el pequeño. El amor entre lo grande y lo pequeño
es posible, si el grande no es consciente de su grandeza. El árbol no sabía que
era grande, sólo el hombre es consciente de eso. La prioridad de lo grande
siempre es el ego, pero para el amor nadie es grande o pequeño.
El amor abraza a quien quiera que se le acerque. Así, el
árbol comenzó a sentir amor hacia ese pequeño que solía ir a jugar cerca de él.
Sus ramas eran altas, pero las inclinaba hacia el niño, de modo que pudiera
recoger sus flores y sus frutos. El amor siempre cede; el ego nunca esta dispuesto
a inclinarse. Si te acercas al ego, sus ramas se estirarán aún más hacia lo
alto; se pondrá rígido para que no puedas alcanzarlo.
Osho
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, mientras Jesús estaba hablando a la
muchedumbre, su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar
con Él. Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que
desean hablarte». Pero Él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y
quiénes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:
«Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi
Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».
(Mt 12,46-50)
Comentario
Hoy, el Evangelio se nos presenta, de entrada, sorprendente:
«¿Quién es mi madre» (Mt 12,48), se pregunta Jesús. Parece que el Señor tenga
una actitud despectiva hacia María. No es así. Lo que Jesús quiere dejar claro
aquí es que ante sus ojos —¡ojos de Dios!— el valor decisivo de la persona no
reside en el hecho de la carne y de la sangre, sino en la disposición
espiritual de acogida de la voluntad de Dios: «Extendiendo su mano hacia sus
discípulos, dijo: ‘Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla
la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre’»
(Mt 12,49-50). En aquel momento, la voluntad de Dios era que Él evangelizara a
quienes le estaban escuchando y que éstos le escucharan. Eso pasaba por delante
de cualquier otro valor, por entrañable que fuera. Para hacer la voluntad del
Padre, Jesucristo había dejado a María y ahora estaba predicando lejos de casa.
Pero, ¿quién ha estado más dispuesto a realizar la
voluntad de Dios que María? «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según
tu palabra» (Lc 1,38). Por esto, san Agustín dice que María, primero acogió la
palabra de Dios en el espíritu por la obediencia, y sólo después la concibió en
el seno por la Encarnación.
Con otras palabras: Dios nos ama en la medida de nuestra
santidad. María es santísima y, por tanto, es amadísima. Ahora bien, ser santos
no es la causa de que Dios nos ame. Al revés, porque Él nos ama, nos hace
santos. El primero en amar siempre es el Señor (cf. 1Jn 4,10). María nos lo
enseña al decir: «Ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lc 1,48). A
los ojos de Dios somos pequeños; pero Él quiere engrandecernos, santificarnos.
P. Pere SUÑER i Puig SJ (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Balduino de Rieti
Abad
Balduino era hijo de Berardo, conde los Marsi, y hermano
de Reinaldo, abad del monasterio de Monte Casino. Más tarde el Papa Inocencio
II lo nombró cardenal en 1138. Balduino prefirió ser un monje cisterciense. Y
tuvo la suerte de estar bajo la égida y dirección del propio san Bernardo de
Claraval.
Apenas se ordenó de sacerdote, lo enviaron a un
monasterio en el que encontró muchas dificultades. Pero detrás tenía a Bernardo
para orientarlo y ayudarle en todo lo que necesitaba.
Murió joven en el año 1140, y está enterrado en la
catedral de Rieti, Italia. De hecho, sus reliquias se conservan en al altar de
la Capilla "de las Gracias".
En seguida empezó el culto a san Balduino. La gente
admiraba en él su santidad, la riqueza de gracias con que Dios lo había
adornado, los milagros que hacía en su nombre para la mayor gloria de Dios.
Todo el rico mundo interior d Balduino tenía la fuente
milagrosa de la unión con Dios, de su oración continuada. El trabajo era para
él oración, y ésta es el mejor medio para avanzar por la senda a la que Dios
llama a todo ser humano que quiere ser más él mismo.
La abadía que rigió durante años, es todo un testimonio
de cómo viviendo la oración, llevando una vida austera y entregándose con amor
a los hermanos, todo resulta fácil. Por eso, Balduino, siguiendo este tipo d
vida, escaló la santidad.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“En el corazón de todos los inviernos
vive una primavera palpitante,
y detrás de cada noche,
viene una aurora sonriente”
Khalil Gibran
Tema del día:
El arte de bendecir
Al despertar, bendice tu jornada, porque está ya
desbordando una abundancia de bienes que tus bendiciones harán aparecer. Porque
bendecir significa reconocer el bien infinito que forma parte integrante de la
trama misma del universo. Ese bien lo único que espera es una seña tuya para
poder manifestarse.
Al cruzarte con la gente por la calle, el auto, en tu
lugar de trabajo, bendice a todos. La paz de tu bendición será la compañera de
su camino, y el aura de su discreto perfume será una luz en su itinerario.
Bendice a los que te encuentres, derrama tu bendición sobre su salud, su
trabajo, su alegría, su relación con Dios, con ellos mismos y con los demás.
Bendice a todos en todas las formas imaginables, porque esas bendiciones no
sólo esparcen las semillas de la curación, sino que algún día brotarán como
otras tantas flores de gozo en los espacios áridos de tu propia vida.
Bendice tu ciudad, tus gobernantes y a todos como los
educadores, enfermeras, barrenderos, sacerdotes y prostitutas. Cuando alguien
te muestre la menor agresividad, cólera o falta de bondad, responde con una
bendición silenciosa. Bendice totalmente, sinceramente, gozosamente, porque
esas bendiciones son un escudo que los protege de la ignorancia de sus
maldades, y cambia de rumbo la flecha que te han disparado.
Bendecir significa desear y querer incondicionalmente,
totalmente y sin reserva alguna el bien ilimitado para los demás y para los
acontecimientos de la vida- haciéndolo aflorar de las fuentes mas profundas y
más íntimas de tu ser. Esto significa venerar y considerar con total admiración
lo que es siempre un don del Creador, sean cuales fueren las apariencias.
Quien sea afectado por tu bendición es un ser
privilegiado, consagrado, entero. Bendecir, significa invocar la protección
divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él con profundo reconocimiento.
Significa también llamar a la felicidad para que venga a él.
Bendecir significa reconocer una belleza omnipresente,
oculta a los ojos materiales. Es activar la ley universal de la atracción que, desde
el fondo del universo, traerá a vuestra vida exactamente lo que necesitas en el
momento presente para crecer, avanzar y llenar tu vida de gozo.
Es imposible bendecir y juzgar al mismo tiempo. Mantén en
ti ese deseo de bendecir como una incesante resonancia interior y como una
perpetua plegaria silenciosa, porque de este modo serás de esas personas que
son artesanos de la paz , y un día descubrirás por todas partes el rostro mismo
de Dios.
Y por encima de todo, no te olvides de bendecir a esa
persona maravillosa, absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna
de amor, que eres tú mismo.
Gabriel Estrada
Una oración de gracias
Es maravilloso Señor:
Tener los brazos abiertos, cuando hay tantos mutilados.
Que mis ojos vean, cuando hay tantos sin luz.
Que mis manos trabajen, cuando hay tantas que mendigan.
Que tenga salud, cuando hay tantos enfermos.
Que tenga seres queridos, cuando hay tantos solitarios.
Que mi voz cante, cuando hay tantas que enmudecen.
Que maravilloso Señor:
Tener abrigo, techo y sustento, cuando hay tantos en la
calle
Es maravilloso volver a casa, cuando hay tantos
que no tienen a donde ir.
Es maravilloso amar, vivir sonreír y soñar,
cuando hay tantos que odian, lloran y se revuelven en
pesadillas.
Es maravilloso tener un DIOS en quien creer,
cuando hay tantos que no sienten consuelo ni tiene fe.
Es maravilloso Señor...... sobre todo, tener tan poco que
pedir
y tanto que
agradecer!
CAIA
Pensamientos sanadores
Pide al Señor glorificarlo en los momentos de descanso
El libro del Génesis narra que Dios, después de haber
culminado la obra de la creación, descansó. “El séptimo día, Dios concluyó la
obra que había hecho y descansó” (Gn 2, 2).
Ninguna de las frases de la Biblia es casual. Si las
Sagradas Escrituras ponen estas palabras, es porque el descanso verdadero debe
formar parte de los ritmos de la vida de las personas.
Está comprobado que muchas enfermedades físicas y
psicológicas de nuestro tiempo, muchos de los accidentes automovilísticos –y
que ocurren cada vez con mayor frecuencia–, mucha de la violencia social y la
tensión en los ámbitos laborales y discusiones familiares, son producidos por
no aprovechar sabiamente los minutos, las horas y los días de descanso, que
Dios y la vida nos ofrecen. No solamente hay que saber trabajar, también es
necesario aprender a descansar y recuperar las energías consumidas.
Vengan a mí todos
los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré. Mateo 11, 28.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo;
por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las
familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Ramón
"Moncho" O., enfermero de la Fuerza Aérea Argentina, Héroe de Malvinas y ser humano de una
sensibilidad sin límites, quien falleció el día domingo luego de una larga
lucha contra el cáncer; también por el sosiego y la aceptación necesarios para
su familia, para poder sobrellevar y sobreponerse
a esta dura pérdida.
Pedimos oración por Mario V. que vive en México y tiene
problemas de próstata por lo que le han realizado una biopsia, rogando al Señor
que el resultado de la misma sea negativo.
Pedimos oración al Señor por la situación laboral de Luis
R. y otros compañeros de él en la misma empresa, a fin de que se liberen sus
contratos laborales.
Pedimos oración por Mariana Z. que vive en Rosario,
Argentina, y que ha sido internada de urgencia sin que tengamos ahora mayores
detalles. Mariana es una joven mujer, casada hace muy poco tiempo, hija de
Silvia G. de Z., una gran cristiana y querida amiga de esta página. Oramos por
ellas.
Pedimos oración por Mario P. que vive en Chile, que está
descompensado de problemas cardíacos, renales y de diabetes, por lo que lo
ponemos en las manos de la Virgen del Carmen para que Ella interceda antes
Jesús por la recuperación de su salud.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos.
"Intimidad Divina"
Auméntanos la fe
Jesús dijo “”Todo es posible para quien cree” (Mc 9, 23);
como si ante un acto de fe vivo, ciego e incondicional, Dios no se supiese
resistir y se viese obligado a escuchar al hombre. El Evangelio lo dice en cada
página: antes de hacer un milagro Jesús exige siempre un acto de fe, y cuando
la fe es sincera, el prodigio se realiza al punto. Jesús nunca dice: os ha
salvado o curado mi omnipotencia, sino vuestra
fe, como para dar a entender que la fe es la condición indispensable
requerida por él para empeñar su omnipotencia en provecho de los hombres. Lo
dijo Jesús: “Si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte:
desplázate de aquí allá, y se
desplazará, y nada os será imposible” (Mt 17, 20).
Una fe grande no se improvisa; es el resultado de la
semilla caída “en tierra buena”, o sea, del don de la fe confiado a los que
“conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y fructifican con
perseverancia” (Lc 8, 15). Como crece el niño y se hace adulto, así la fe ha de
pasar del estado de infancia al de madurez, el cual exige convicciones
profundas capaces de influenciar e inspirar su vida de cristiano. El Vaticano
II recuerda que el creyente “tiene la obligación grave para con Cristo Maestro,
de conocer cada día más la verdad que de Él ha recibido, de anunciarla
fielmente y de defenderla con valentía” (DH 14). Si las verdades de la fe
exceden la inteligencia humana, no la dispensan de estudiar sus fundamentos y
de conocer cuanto la Revelación divina y la doctrina de la Iglesia enseñan.
El cristiano debe tener una fe iluminada, de modo que se
dé cuenta de las verdades que cree. Debe conocer, estudiar y meditar las
Escrituras divinas, que “la Iglesia ha considerado siempre como suprema norma
de su fe…; ya que inspiradas por Dios, nos transmiten inmutablemente la palabra
del mismo Dios” (DV 21). La palabra de Dios tiene en sí misma una gracia del
todo particular para alimentar la fe; es su luz, su fuente, su guía y su
sostén. Por eso la Iglesia exhorta a sus hijos a recurrir a ella de buena gana,
recordándoles “que a la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la
oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues “a Dios hablamos cuando oramos,
a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras” (DV 25). La oración que acompañe
a esa lectura sea ésta sobre todo: “Señor, auméntanos la fe” (Lc 17, 5).
“Si puedes creer,
todo es posible al que cree”. Señor, haz que yo crea y habré encontrado. Creer,
en efecto, significa haber encontrado. Sabemos que por la fe tú habitas en
nuestros corazones. ¿Qué cosa hay más cercana? Que busque, pues, yo sin temor,
con amor y con fidelidad. Eres bueno, Señor, con el alma que te busca. Haz que
te busque con el deseo, que te siga con las obras, que te encuentre con la fe.
¿Qué no encontrará la fe? Alcanza las realidades inaccesibles, descubre las
ignotas, abraza las inmensas, se apodera de las eternas y, en fin, contiene en
cierta manera la misma eternidad en su vastísimo seno. Puedo decir con osadía:
creo en ti, Trinidad eterna y bienaventurada, y si con la mente no soy capaz de
abarcarte, con la fe te abrazo. (San Bernardo)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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