PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1760 ~ Jueves
19 de Julio de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Siempre puedes manejar el momento presente; nunca hay
dificultades con eso. La dificultad llega cuando permites que tu mente y tus emociones
se dividan en el ayer o el mañana y disipen tus energías. Esto es lo que
sucede: las energías se dividen y piensas: "Realmente me estoy
derrumbando. Debo descansar más. Es mejor que me vaya a dormir." Entonces
te vas a dormir y el Alma puede dejar el cuerpo e ir hacia un campo de energía
de pura Luz y recuperar el contento tranquilo del ser puro. La mente y las
emociones se tranquilizan. Entonces el Alma regresa y recarga el cuerpo con Luz
positiva, espiritual y despiertas en la mañana sintiéndote mucho mejor. Dices:
"Hoy, realmente me siento entero hoy," y lo estás. Las energías se
han reunido y están presentes en el aquí y el ahora.
John-Roger
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo: «Venid a mí todos los que
estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros
mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
(Mt 11,28-30)
Comentario
Hoy, ante un mundo que ha decidido darle la espalda a
Dios, ante un mundo hostil a lo cristiano y a los cristianos, escuchar de Jesús
(que es quien nos habla en la liturgia o en la lectura personal de la Palabra),
provoca consuelo, alegría y esperanzas en medio de las luchas cotidianas:
«Venid a mí todos los que estáis fatigados (…), yo os daré descanso» (Mt
11,28-29).
Consuelo, porque estas palabras contienen la promesa del
alivio que proviene del amor de Dios. Alegría, porque hacen que el corazón
manifieste en la vida, la seguridad en la fe de esa promesa. Esperanzas, porque
caminando, en un mundo así de resuelto contra Dios y nosotros, los que creemos
en Cristo sabemos que no todo acaba con un fin, sino que muchos “fines” fueron
“principios” de cosas mucho mejores, como lo mostró su propia resurrección.
Nuestro fin, para principio de novedades en el amor de
Dios, es estarse siempre con Cristo. Nuestra meta es ir indefectiblemente al
amor de Cristo, “yugo” de una ley que no se basa en la limitada capacidad de
los voluntarismos humanos, sino en la eterna voluntad salvadora de Dios.
En ese sentido nos dirá Benedicto XVI en una de sus
Catequesis: «Dios tiene una voluntad con y para nosotros, y ésta debe
convertirse en lo que queremos y somos. La esencia del cielo estriba en que se
cumpla sin reservas la voluntad de Dios, o para ponerlo en otros términos,
donde se cumple la voluntad de Dios hay cielo. Jesús mismo es “cielo” en el
sentido más profundo y verdadero de la palabra, en Él en quien y a través de
quien se cumple totalmente la voluntad de Dios. Nuestra voluntad nos aleja de
la voluntad de Dios y nos vuelve mera “tierra”. Pero Él nos acepta, nos atrae
hacia Sí y, en comunión con Él, aprendemos la voluntad de Dios». Que así sea,
entonces.
P. Julio César RAMOS González SDB (Mendoza, Argentina)
Santoral Católico:
San Pedro Crisci de Foligno
Penitente
Nos encontramos ante la figura de un eremita urbano en la
Umbría cristiana. Pedro Crisci, llamado popularmente “Pedrillo”, nació en
Foligno de un tal Pedro, de la familia de los Cresci, en fecha incierta, pero
que los estudios la ubican en el año 1243.
A la edad de 30 años vendió todos los bienes heredados de
su padre y distribuyó lo recaudado entre los pobres, y empezó a vivir al
servicio de la catedral de Foligno, durmiendo en un pequeño hueco del
campanario, haciendo oración y ayuno. En aquellos días no era raro encontrar
personas penitentes que decidían vivir al amparo de un templo, ofreciendo sus
servicios cuando hacían falta, manteniéndose con la limosna, y llevando una
vida casi eremítica en el contexto de la ciudad; a esta particular categoría
también perteneció. Teobaldo Roggeri, que vivió al amparo de la iglesia de Alba
en Piamonte, son testimonios de que la santidad se puede alcanzar en cualquiera
condición de vida.
El beato Pedro Crisci en el período de los movimientos a
religiosos umbrenses de la primera mitad del siglo XIV, fue acusado e
investigado por la Inquisición. Su espiritualidad es cercana a la de la Beata
Ángela de Foligno y a la de Santa Clara de Montefalco, entregado a las más
ásperas penitencias; también realizó algunas peregrinaciones a Roma y a Asís.
Es muy probable que aquel "Pedro de Foligno"
que junto al beato Cecco de Montegranaro, terciario franciscano, edificó la
iglesia de Santa Maria de Montegranaro cerca de Pesaro.
Pedro murió en Foligno el 19 de julio de 1323 con fama de
santidad; el padre dominico Juan Gorini de San Geminiano recibió del obispo
Agneletti de Foligno el encargo de escribir la «Vita» o «Legenda» del santo,
que es la única fuente biográfica que poseemos, y que es la fuente de todas las
biografías escritas posteriormente.
El beato fue muy venerado durante todo la edad media, y
ya en el siglo XIV los estatutos municipales, insertaron el 19 de julio entre
las fiestas importantes, día en el que también se tenía una feria, la que
todavía existe.
En mayo del 1400 el papa Bonifacio IX concedió
indulgencia a quienes ese día o los tres siguientes hubiesen visitado la
iglesia catedral de San Feliciano. En la actualidad su cuerpo se encuentra en
una urna de madera tallada que los fieles pueden visitar en una capilla de la
catedral de Foligno, capilla dedicada que fuera construida en 1385 y restaurada
en 1870.
El Beato Pedro Crisci ha sido representado, desde los
primeros años después de su muerte, vestido con un grueso costal, de rodillas
con las manos alzadas hacia el sol y la aureola sobre su cabeza; en la ´Vida´
antes mencionada, se dice que durante la oración él levantaba la mirada hacia
el sol, y en ese momento tenía el regalo de entrever en el globo ardiente, el
verdadero sol, que es Cristo y que por su gracia él pudo mirar, la cegadora
luz, sin padecer daños en sus ojos.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“Amar es como oír una sinfonía. Ser sensible a toda esa
sinfonía significa tener un corazón sensible a todos y a todo. ¿Puedes imaginar
que una persona oiga una sinfonía y sólo escuche los tambores? ¿Dar tanto valor
a los tambores que los otros instrumentos queden casi apagados? Un buen músico,
que ama la música, escucharía cada uno de aquellos instrumentos; él puede tener
su instrumento favorito, pero los escucha a todos”
Anthony de Mello
Tema del día:
La comunión espiritual
Con el nombre de Comunión Espiritual se entiende el
piadoso deseo de recibir la Sagrada Eucaristía, cuando no se la puede recibir
sacramentalmente.
"De dos maneras -advierte Santo Tomás- se puede
recibir espiritualmente a Cristo. Una en su estado natural, y de esta manera la
reciben espiritualmente los ángeles, en cuanto unidos a Él por la fruición de
la caridad perfecta y de la clara visión, y no con la fe, como nosotros estamos
unidos aquí (en la Tierra) a Él. Este pan lo esperamos recibir, también en la
gloria. Otra manera de recibirlo espiritualmente es en cuanto contenido bajo
las especies sacramentales, creyendo en Él y deseando recibirlo
sacramentalmente. Y esto no solamente es comer espiritualmente a Cristo, sino
también recibir espiritualmente el sacramento" (III, 80, 2).
De las palabras finales del Doctor Angélico, se deduce
que la Comunión Espiritual nos trae, de cierto modo, el fruto espiritual de la
propia Eucaristía recibida sacramentalmente, aunque no sea ex opere operato,
sino únicamente ex opere operantis.
Excelencia
Por la noción que acabamos de dar, se puede vislumbrar la
gran excelencia de la Comunión Espiritual. Fue recomendada vivamente por el
Concilio de Trento (D 881), y ha sido practicada por todos los santos, con gran
provecho espiritual.
Sin duda, constituye una fuente ubérrima de gracias para
quien la practique fervorosa y frecuentemente. Más aún: puede ocurrir que con
una Comunión Espiritual muy fervorosa se reciban mayor cantidad de gracias que
con una Comunión Sacramental recibida con poca devoción. Con la ventaja de que
la Comunión Sacramental no puede recibirse más que una sola vez por día, y la
Espiritual puede repetirse muchas veces.
Modo de hacerla
No se prescribe ninguna fórmula determinada, ni es
necesario recitar ninguna oración vocal. Basta un acto interior por el cual se
desee recibir la Eucaristía. Es conveniente, sin embargo, que abarque tres
actos distintos, aunque sea brevísimamente:
a) Un acto de Fe, por el cual renovamos nuestra firme
convicción de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Es excelente
preparación para comulgar espiritual o sacramentalmente;
b) Un acto de deseo de recibir sacramentalmente a Cristo
y de unirse íntimamente con Él. En este deseo consiste formalmente la Comunión
Espiritual;
c) Una petición fervorosa, pidiendo al Señor que nos
conceda espiritualmente los mismos frutos y gracias que nos otorgaría la
Eucaristía realmente recibida.
Advertencias
1) La Comunión Espiritual, como ya dijimos, puede
repetirse muchas veces al día. Puede hacerse en la iglesia o fuera de ella, a
cualquier hora del día o de la noche, antes o después de las comidas.
2) Todos los que no comulgan sacramentalmente deberían
hacerlo al menos espiritualmente, al oír la Santa Misa. El momento más oportuno
es, naturalmente, aquel en que comulga el sacerdote.
3) Los que están en pecado mortal deben hacer un acto
previo de contrición, si quieren recibir el fruto de la Comunión Espiritual. De
lo contrario, para nada les aprovecharía, y sería hasta una irreverencia,
aunque no un sacrilegio.
Autor: Antonio Royo Marín
Fuente: Teología Moral para Seglares
Pensamientos sanadores
Pide al Señor descansar en su Palabra
Hay dos clases de cansancio: uno que podríamos llamar
positivo porque nos plenifica y nos ayuda a crecer y a desarrollarnos, y otro
al que denominaremos negativo, porque encierra en sí pocos frutos.
El cansancio positivo resulta de haber estado trabajando
en sintonía con la voluntad de Dios. Aunque experimentamos el cansancio en el
cuerpo, el espíritu se siente pleno, y son tareas que aseguran abundantes
frutos en la posteridad.
En cambio, el cansancio que surge del capricho o de la
sordera del hombre, no sólo es estéril sino que además produce frustración y
termina siendo padre de una potencial infidelidad, ya que genera el caldo de
cultivo apropiado para buscar compensaciones nocivas.
Cuando se
presentaban tus palabras yo las devoraba, tus palabras eran mi gozo y la
alegría de mi corazón. Jeremías 15, 16.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las
familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Andrés Felipe S. A., de Bello,
Antioquía, Colombia, el cual posee una dificultad auditiva hace varios años y
en estos momentos se encuentra en un proceso decisorio respecto a si se está
aumentando su dificultad con el fin de tomar decisiones de fondo, con la fe
puesta en Dios para lograr su recuperación y sanación.
Pedimos oración por la señora Josefa M., de Zacatecas,
México, que espera intervención quirúrgica de cadera, tiene 79 años de edad y
forma con su esposo un matrimonio sin hijos, lo cual hace más difícil su
cuidado. Que Dios Nuestro Señor le conceda la gracia de la salud.
Pedimos oración por la salud psicofísica y espiritual de
María Angélica, Mirta y Patricia, todas personas de Argentina.
Pedimos oración por la señora Nancy C., que vive en
Bogotá, Colombia, operada de un tumor cerebral hace algún tiempo y ahora muy
delicada y con pocas perspectivas según informan los médicos. La ponemos en las
manos del Señor para que Él haga Su santa voluntad y acompañe a la familia.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos.
"Intimidad Divina"
A Dios todo le es posible
Dios es el omnipotente que puede hacer todo cuanto
quiere, como quiere y cuando quiere: “Todo cuanto agrada al Señor lo hace en el
cielo y en la tierra, en los mares y en todos los abismos” (Sl 135, 6). Nada
puede impedir su acción, nada puede oponerse a su poder, nada le es difícil:
“ninguna cosa es imposible para Dios” (Lc 1, 37). Las obras del hombre, aun las
más sencillas, requieren tiempo, trabajo, material y colaboración; las obras de
Dios, aun las más grandiosas, se cumplen en un instante por un acto sencillo de
su voluntad. Dios es tan omnipotente que transforma a los hombres, hijos del
pecado, en hijos suyos adoptivos, partícipes de su vida divina. Dios es tan
omnipotente que saca el bien hasta del mal. La omnipotencia de Dios está
siempre en acto, siempre a la obra, sin cansarse nunca; y esta omnipotencia
grandiosa, infinita y eterna está siempre al servicio de la Bondad infinita o,
mejor dicho, es la misma Bondad infinita que puede hacer todo cuanto quiere.
¡Cuanta necesidad tenemos de su ayuda nosotros tan débiles, que queremos, si,
el bien, pero tantas veces nos sentimos incapaces de practicarlo.
Si el hombre puede y sabe hacer algo, no es por virtud
suya propia, sino porque Dios le ha dado parte en su poder divino: abandonado a
sí mismo no sería capaz ni de formular un pensamiento o articular una palabra.
Esta su impotencia radical debe mantenerlo en humildad pero no debe
acobardarlo, porque Dios, bondad infinita, así como lo ha llamado a la vida, le
da también la capacidad y las fuerzas necesarias para su vivir y su obrar; y se
las da tanto más abundantemente cuanto el hombre es más humilde y con más
confianza acude a él. “Al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas le
acrecienta la energía. Los jóvenes se cansan, se fatigan, los valientes
tropiezan y vacilan, mientras que a los que esperan en el Señor, él les
renovará el vigor…, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse” (Is 40,
29-31).
Si es penoso experimentar la propia impotencia, es
sumamente alentador poder contar con el poder de Dios, el cual se complace en
elegir “lo necio del mundo, para confundir a los sabios.., lo débil del mundo,
para confundir lo fuerte, lo plebeyo y despreciable del mundo.., lo que no es”
(1 Cr 1, 27-29). La razón de tantos fracasos en el bien es no apoyarse bastante
en la omnipotencia divina, contando demasiado con las fuerzas y medios humanos.
Eso vale sobre todo en lo que concierne a la salvación y santificación propia y
ajena, empresa que excede todo poder humano. Y no obstante es preciso trabajar
en esta empresa con gran empeño y confianza, implorando continuamente la ayuda
divina, porque “para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es
posible” (Mt 19, 26).
Tuya, oh Señor, es
la grandeza, la fuerza, la magnificencia, el esplendor y la majestad, pues tuyo
es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo, oh Señor, es el reino; tú te
levantas por encima de todo. De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú lo
gobiernas todo; en tu mano están el poder y la fortaleza, y es tu mano la que
todo lo engrandece y a todo da consistencia. Pues bien, oh Dios nuestro, te
celebramos y alabamos tu nombre magnífico. (1 Crónicas, 29, 11-13).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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