domingo, 17 de abril de 2011

Pequeñas Semillitas 1333

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1333 ~ Domingo 17 de Abril de 2011
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)

Domingo de Ramos

Hola !!!
Jesús, que viene de enseñarnos la pasión de vivir, ahora nos va a demostrar la pasión de morir. Comienza la semana grande, la semana del dolor y del amor de la muerte y de la vida. La primera semana del nuevo mundo. Jesús camina decidido a su Pascua, a la Pascua completa, que es muerte y resurrección. Por eso hoy entra en Jerusalén y las gentes salen a aclamarlo a su paso diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Repitamos nosotros desde el corazón: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?». Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Id a casa de Fulano y decidle: ‘El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar». Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del Hombre se va como está escrito de Él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Así es».
Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a los discípulos diciendo: «Tomad, comed: esto es mi cuerpo». Y cogiendo un cáliz pronunció la acción de gracias y se lo pasó diciendo: «Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre».
Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: «Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: ‘Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño’. Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea». Pedro replicó: «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré». Jesús le dijo: «Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante tres veces, me negarás». Pedro le replicó: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». Y lo mismo decían los demás discípulos.
Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo: «Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo». Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres». Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad». Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque estaban muertos de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo: «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».
Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo bese, ése es: detenedlo». Después se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Maestro!». Y lo besó. Pero Jesús le contestó: «Amigo, ¿a qué vienes?». Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con Él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo: «Envaina la espada: quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? El me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar». Entonces dijo Jesús a la gente: «¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis». Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los letrados y los senadores. Pedro lo seguía de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y el consejo en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon: «Éste ha dicho: ‘Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días’».
El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?». Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: «Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le respondió: «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo». Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?». Y ellos contestaron: «Es reo de muerte». Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros; lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado».
Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo: «También tú andabas con Jesús el Galileo». Él lo negó delante de todos diciendo: «No sé qué quieres decir». Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí: «Éste andaba con Jesús el Nazareno». Otra vez negó él con juramento: «No conozco a ese hombre». Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron: «Seguro; tú también eres de ellos, se te nota en el acento». Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: «No conozco a ese hombre». Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente.
Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador.
Entonces el traidor sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y senadores diciendo: «He pecado, he entregado a la muerte a un inocente». Pero ellos dijeron: «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!». Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sacerdotes, recogiendo las monedas dijeron: «No es licitó echarlas en el arca de las ofrendas porque son precio de sangre». Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía "Campo de Sangre". Así se cumplió lo escrito por Jeremías el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor».
Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús respondió: «Tú lo dices». Y mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los senadores no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó: «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?». Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado.
Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: «No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho soñando con Él».
Pero los sumos sacerdotes y los senadores convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?». Ellos dijeron: «A Barrabás». Pilato les preguntó: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?». Contestaron todos: «Que lo crucifiquen». Pilato insistió: «Pues, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Que lo crucifiquen!». Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia del pueblo, diciendo: «Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!». Y el pueblo entero contestó: «¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!». Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una. corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante Él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!». «Luego lo escupían, le quitaban la caña y, le golpeaban con ella la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir "La Calavera"), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con Él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban; lo injuriaban y decían meneando la cabeza: «Tú que, destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». «Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y Él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?». Hasta los que estaban crucificados con él lo insultaban.
Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá sabaktaní». Es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: «A Elías llama éste». Uno de ellos fue corriendo; en seguida cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.
Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios». Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia; lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro.
A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron: «Señor, nos hemos acordado que aquel impostor estando en vida anunció: ‘A los tres días resucitaré’. Por eso da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, se lleven el cuerpo y digan al pueblo: ‘Ha resucitado de entre los muertos’. La última impostura sería peor que la primera. Pilato contestó: «Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis». Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.
(Mateo 26,14—27,66)

Comentario
Hoy se nos invita a contemplar el estilo de la realeza de Cristo salvador. Jesús es Rey, y —precisamente— en el último domingo del año litúrgico celebramos a Nuestro Señor Jesucristo Rey del universo. Sí, Él es Rey, pero su reino es el «Reino de la verdad y la vida, el Reino de la santidad y la gracia, el Reino de la justicia, el amor y la paz» (Prefacio de la Solemnidad de Cristo Rey). ¡Realeza sorprendente! Los hombres, con nuestra mentalidad mundana, no estamos acostumbrados a eso.
Un Rey bueno, manso, que mira al bien de las almas: «Mi Reino no es de este mundo» (Jn 18,36). Él deja hacer. Con tono despectivo y de burla, «‘¿Eres tú el rey de los judíos?’. Jesús respondió: ‘Tú lo dices’» (Mt 27,11). Más burla todavía: Jesús es parangonado con Barrabás, y la ciudadanía ha de escoger la liberación de uno de los dos: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?» (Mt 27,17). Y… ¡prefieren a Barrabás! (cf. Mt 27,21). Y… Jesús calla y se ofrece en holocausto por nosotros, ¡que le juzgamos!
Cuando poco antes había llegado a Jerusalén, con entusiasmo y sencillez, «la gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino. Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: ‘¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!’» (Mt 21,8-9). Pero, ahora, esos mismos gritan: «‘Que lo crucifiquen’. Pilato insistió: ‘Pues, ¿qué mal ha hecho?’. Pero ellos gritaban más fuerte: ‘¡Que lo crucifiquen!’» (Mt 27, 22-23). «‘¿A vuestro Rey voy a crucificar?’ Replicaron los sumos sacerdotes: ‘No tenemos más rey que el César’» (Jn 19,15).
Este Rey no se impone, se ofrece. Su realeza está impregnada de espíritu de servicio. «No viene para conquistar gloria, con pompa y fastuosidad: no discute ni alza la voz, no se hace sentir por las calles, sino que es manso y humilde (…). No echemos delante de Él ni ramas de olivo, ni tapices o vestidos; derramémonos nosotros mismos al máximo posible» (San Andrés de Creta, obispo).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)


Santoral y Efemérides


  En el SANTORAL CATÓLICO, hoy conmemoramos a:


Fuente: Catholic.net

  Con relación a las EFEMÉRIDES, en un día como hoy…

1524 - Giovanni Verrazano descubre la Bahía de New York.
1622 - Nace Henry Vaughan, poeta metafísico y físico galés.
1695 - Muere Sor Juana Inés de la Cruz.
1790 - Muere Benjamin Franklin, físico, economista, político y escritor estadounidense.
1815 - En la Fortaleza Real de Buenos Aires se arría para siempre la bandera realista y se iza la celeste y blanca.
1894 - Nace Nikita Sergeyevich Khrushchev, político soviético, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y jefe de gobierno entre 1958 y 1964.
1919 - Nace la cantante y autora costarricense Chavela Vargas.
1958 - Se inaugura la Feria Mundial de Bruselas, inspirada en acontecimientos científicos y con la participación de 51 naciones y varias organizaciones internacionales.
1961 - Frustrada invasión a Cuba mediante un desembarco contrarrevolucionario en la Bahía de Cochinos.
1982 - Canadá retoma su plena soberanía dando por terminada la British North America Act of 1867.
1998 - A los 56 años muere Linda McCartney, esposa de Paul McCartney.

Fuente: Periodismo.com


Palabras de Juan Pablo II


“El misterio pascual revela del modo más profundo a Dios:
Dios que es Amor, Dios que tanto amó al mundo
que le dio a su unigénito Hijo”


Tema del día:
Domingo de Ramos



La liturgia de este día tiene dos partes bien diferenciadas. La primera es la bendición y procesión de ramos y la segunda, que es la Eucaristía, tiene como tono especial la lectura de la Pasión de Jesús. La ceremonia en torno a los ramos nos recuerda el triunfo de Jesús, que es como un anuncio del triunfo final de la resurrección. Para llegar a ese triunfo final, Jesús pasará por la Pasión y muerte en cruz. Es como una consecuencia de todo su obrar en la vida; pero al final, por medio de la resurrección, Dios toma posición en su favor e iluminará todo el dolor y la cruz.

La ciudad de Jerusalén estaba ya envuelta en aires de fiesta: se acercaba la Pascua y multitudes de gentes de la nación y de otros lugares iban llegando. Estas reuniones pascuales acrecentaban las expectativas sobre el Mesías, aunque para casi todos eran expectativas de libertad material, ya que se sentían oprimidos por el poder de los romanos. Para algunos discípulos, especialmente para Judas, podía ser la ocasión de la coronación de Jesús-rey en Jerusalén como descendiente del rey David. Quizá Jesús se dejó llevar al principio por el entusiasmo de otros, entendiendo que era la ocasión para manifestar con más vigor el advenimiento del verdadero Reino de Dios. Y montado en un asno, triunfante y sencillo a la vez, se dejó llevar hacia la capital, al tiempo que la gente daba vítores de alabanza a Dios.

La liturgia no es sólo un recuerdo. Nosotros con la procesión de los ramos en verdad acompañamos a Cristo que entra triunfante en nuestras iglesias. Y como aquel día, Jesús contempla a los que están allí y a los que están lejos de la procesión. Allí veía en primer lugar un pueblo bueno, peregrinos que salen a su encuentro, deseosos del bien y de la paz, gente que aclama al Señor. Así hay muchas personas buenas que van a la procesión y con los ramos quieren simbolizar sus deseos de paz y de acoger a Jesús en sus vidas. Pero Jesús veía a otros, que estaban allí por intereses mezquinos. Sigue viendo hoy a muchos cristianos, que quizá van a la procesión por costumbre, porque parece bien, pero viven en pecado y lo peor es que no piensan salir del pecado. Otros ni siquiera iban a aquella procesión y con envidia lo criticaban y esperaban a Jesús para acabar con El. Hoy también sigue habiendo muchos que tergiversan su mensaje, que hacen maquinaciones hipócritas contra la religión, o que quieren dominar la religión con dinero, como los jefes del templo en tiempos de Jesús.

En la Eucaristía de este día se lee la Pasión de Jesús. En este año según san Mateo. Este evangelista, que escribe especialmente para los judíos, pretende sobre todo demostrar que Jesús es el verdadero Mesías anunciado por las Escrituras. Un  ejemplo es la profecía de que sería vendido por treinta monedas, el valor de un esclavo. Entre los protagonistas, por la parte negativa, está Judas. Jesús no es que buscó la muerte, sino que la aceptó. Y uno de los mayores culpables fue Judas. Quizá por su deseo de grandeza se siente fracasado y desilusionado con Jesús, y quiere hacer daño a quien le ha hecho fracasar. Siempre estaba dispuesto a criticar y le supo mal que el Maestro le delatase delante de todos, cuando lo de María, la hermana de Lázaro y el ungüento. Además era ladrón y se dejó llevar por la avaricia. No ha comprendido a Jesús. Esto nos puede hacer mucho que pensar porque un pequeño vicio, si no lo atajamos a tiempo, nos puede llevar al abismo de un gran vicio y aun de todas las maldades.

Otro de los culpables fue Pilatos. Es el hombre que quiere dejar contentos a todos. Y esto es muy difícil o imposible. En realidad sólo le interesaba su cargo y su prestigio. Hoy hay muchos pilatos. Hay muchos que por no querer renunciar a su vida dominada por el materialismo, se tragan todas las leyes morales. En estos días Jesús quiere triunfar en nuestro corazón. La Pasión nos enseña que la vida es un camino hacia la cruz a partir de una vida de entrega a Dios y a los hermanos.

Padre Silverio Velasco


Nuevo video y artículo


Hay un nuevo video subido a este blog
Para verlo debes ir al final de la página.

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:

 
Cuaresma día por día

 
Día 40º. Domingo de Ramos (17 de Abril)

Es necesario dar Gloria a Dios.

Los discípulos "trajeron la borrica y el pollino, y pusieron sobre ellos los mantos, y encima de ellos montó Jesús. La mayor parte de la gente desplegaban sus mantos por el camino, mientras que otros, cortando ramas de árboles, los extendían por la calzada. La multitud que le precedía y la que le seguía gritaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del señor! ¡Hosanna en las alturas!" (Mt 21, 7,9).

¡Cómo alaban a Dios! Alabar a una persona es decirle, ¡qué bien has hecho esto!; o qué buen amigo eres; o alguna otra afirmación por el estilo.

Alabar significa que se reconoce algo bueno como bueno; que se valora, y que se dice a quien lo ha hecho o a quien pertenece. Esto es un gozo para quien lo escucha y para quien lo dice (si lo dice sinceramente, y no para sacar algún beneficio).

Alabar a Dios es una obligación para toda criatura. Es bueno que alabes muchas veces a Dios: que le digas lo bueno que es, que agradezcas lo bien que ha hecho esto o aquello, la belleza del mundo, etc. Y que cuando reces el gloria, lo hagas con esta intención.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo; como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén

Web Católico de Javier


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Martha T. N. desde ciudad de México nos agradece por las mejorías del bebé Rafael J., de Florida; de Carmen B. D., de México, y de sí misma; por Hilda N. que ya descansa en los brazos del Señor, y porque la bebita María Cid M. por la que tanto pedimos ha salido bien de su última operación que es la séptima en sus cinco meses de vida.

Desde Buenos Aires, Argentina, Liliana agradece porque su hija Ileana fue operada exitosamente el día lunes y gracias a Dios todo ha salido muy bien, con una excelente recuperación.

Desde Argentina también Alicia P. agradece las oraciones y agradece al Señor porque se encuentra mejor, ha superado la infección, aunque todavía necesita más oraciones para una completa recuperación de su salud.

Nuestra lectora del Chaco, Argentina, María Angélica G. escribe agradeciendo la acción de Jesús Misericordioso que está permitiendo una paulatina recuperación de los problemas bio psico espirituales que la aquejan.

Ana María A. S. nos escribe agradeciendo por las oraciones por la salud de su yerno Carlos, cuyo pronóstico es muy reservado y ciertamente necesita que lo sigamos teniendo en nuestras plegarias al Señor.

Claudia L. H. desde México nos envía lo siguiente: Gracias al Niño Jesús y la Virgen María, porque en todo momento acompañaron a la Sra. Tania L. H. y le permitieron la gracia de tener sano y salvo a su bebé recién nacido José Manuel el pasado 6 de abril. Gracias al Señor de las Maravillas, por tener misericordia de la Sra. Alicia F. I., que después de algunas semanas en el hospital se apiadó de su alma, que Dios Padre le perdone sus pecados y le permita gozar de su reino. Gracias a todas las personas que oraron por ellas, que Dios Padre les bendiga por tan buen corazón. 

Desde Carolina del Norte, USA, agradecen a Dios y a las personas que oraron por la salud de Denise que ha superado con bien su operación, ya está en su casa y ayer ha festejado un nuevo cumpleaños... Bendito sea Dios!!!


"Camino"



"Lee despacio estos consejos. Medita pausadamente estas consideraciones.
Son cosas que te digo al oído, en confidencia de amigo, de hermano, de padre.
Y estas confidencias las escucha Dios. No te contaré nada nuevo.
Voy a remover en tus recuerdos, para que se alce algún pensamiento que te hiera:
y así mejores tu vida y te metas por caminos de oración y de Amor.
Y acabes por ser alma de criterio"

San Josemaría Escrivá de Balaguer


Capítulo 9.

250
Me has dicho, y te escuché en silencio: "Sí: quiero ser santo." Aunque esta afirmación, tan difuminada, tan general, me parezca de ordinario una tontería.

251
¡Mañana!: alguna vez es prudencia; muchas veces es el adverbio de los vencidos.

252
Haz este propósito determinado y firme: acordarte, cuando te den honras y alabanzas, de aquello que te avergüenza y sonroja.
Esto es tuyo; la alabanza y la gloria, de Dios.

-Continúa mañana-

 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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