lunes, 21 de septiembre de 2009

Pequeñas Semillitas 0848

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0848 ~ Lunes 21 de Setiembre de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
En el día del comienzo de la Primavera en el hemisferio sur y del Otoño en el norte, iniciamos esta edición de nuestro diario boletín con esta reflexión tomada de "El peregrino ruso":
Cuando rezaba en el profundo recogimiento de mi corazón, todo lo que me rodeaba me parecía estupendo y maravilloso: los árboles, las plantas, los pájaros, la tierra, el aire, la luz, parecían decirme que todo había sido creado para el hombre, que todo era una demostración del amor de Dios hacia el hombre, que todo oraba al Señor, presentándole su homenaje de adoración y alabanza.


La Palabra de Dios :
Evangelio del día


En aquel tiempo, cuando Jesús se iba de allí, al pasar vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?». Mas Él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
(Mateo 9, 9-13)

Comentario
Hoy celebramos la fiesta del apóstol y evangelista san Mateo. Él mismo nos cuenta en su Evangelio su conversión. Estaba sentado en el lugar donde recaudaban los impuestos y Jesús le invitó a seguirlo. Mateo —dice el Evangelio— «se levantó y le siguió» (Mt 9,9). Con Mateo llega al grupo de los Doce un hombre totalmente diferente de los otros apóstoles, tanto por su formación como por su posición social y riqueza. Su padre le había hecho estudiar economía para poder fijar el precio del trigo y del vino, de los peces que le traerían Pedro y Andrés y los hijos de Zebedeo y el de las perlas preciosas de que habla el Evangelio.
Su oficio, el de recaudador de impuestos, estaba mal visto. Quienes lo ejercían eran considerados publicanos y pecadores. Estaba al servicio del rey Herodes, señor de Galilea, un rey odiado por su pueblo y que el Nuevo Testamento nos lo presenta como un adúltero, el asesino de Juan Bautista y el que escarneció a Jesús el Viernes Santo. ¿Qué pensaría Mateo cuando iba a rendir cuentas al rey Herodes? La conversión de Mateo debía suponer una verdadera liberación, como lo demuestra el banquete al que invitó a los publicanos y pecadores. Fue su manera de demostrar el agradecimiento al Maestro por haber podido salir de una situación miserable y encontrar la verdadera felicidad. San Beda el Venerable, comentando la conversión de Mateo, escribe: «La conversión de un cobrador de impuestos da ejemplo de penitencia y de indulgencia a otros cobradores de impuestos y pecadores (...). En el primer instante de su conversión, atrae hacia Él, que es tanto como decir hacia la salvación, a todo un grupo de pecadores».
En su conversión se hace presente la misericordia de Dios como lo manifiestan las palabras de Jesús ante la crítica de los fariseos: «Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mt 9,13).
Comentario: Rev. D. René PARADA Menéndez (San Salvador, El salvador)


Santoral Católico

San Mateo, apóstol y evangelista

Dos de los cuatro evangelistas dan a San Mateo el nombre de Leví, mientras que San Marcos lo llama, "hijo de Alfeo". Posiblemente Leví era su nombre original y adoptó el mismo el nombre de Mateo cuando se convirtió en seguidor de Jesús.

San Mateo era galileo por nacimiento y se sabe con certeza que su profesión era la de publicano, o recolector de impuestos para los romanos, oficio considerado infame para los judíos. El llamado a San Mateo ocurrió en el segundo año del ministerio público de Jesucristo, y éste le adoptó enseguida en la santa familia de los Apóstoles; desde el momento del llamado, el evangelista siguió al Señor hasta el término de su vida terrena y sin duda escribió su Evangelio a pedido de los judíos convertidos en lengua aramea.

San Mateo, tras haber recogido una abundante cosecha de almas en Judea, se fue a predicar la doctrina de Cristo en las naciones de oriente, pero nada cierto se sabe de ese periodo de su existencia. La Iglesia también lo venera como mártir, no obstante que hasta la fecha, se desconoce las causas y el lugar de su muerte.


Pensamiento


"La oración es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre"
San Agustín


Tema del día :
El poder de la oración


Hay un verdadero dinamismo del deseo que sostiene toda la vida de oración y que se expresa en primer lugar con el grito y la invocación. Para orar en verdad y con todo nuestro ser, no podemos evitar pasar allí donde nos espera la única fuente de la oración: es decir, nuestra herida en el costado o nuestro aguijón en la carne. El que ha descubierto su angustia más secreta y su debilidad más oculta, como una perla preciosa digna de todas las búsquedas, ha descubierto al mismo tiempo la fuente de la verdadera oración.

Este camino llega necesariamente a nuestra pobreza radical, a ese lugar donde resuena en nosotros "el grito primordial de nuestros orígenes carnales" (dom A. Louf, abad cisterciense). En este sentido, la oración no se encuentra al final de una reflexión o de un sentimiento, sino que brota de lo más profundo de nuestro ser, como un grito.

Un místico musulmán dice que la vida del hombre comienza con el grito visceral del niño que grita su angustia al salir del seno materno, y conquista la vida acariciando la muerte. Y agrega que en el otro extremo de su existencia, acaba su recorrido terrestre con un último grito, que exhala su último soplo de vida.

En los momentos de los grandes dolores o de las grandes alegrías, en el corazón de las crisis más dolorosas, las vibraciones de ese grito repercuten en su cuerpo y en su corazón. Lamentablemente vivimos en una civilización que nos ha enseñado a ahogar nuestras lágrimas, en la que uno no se atreve a gritar, y, tal vez, por eso hay tanta violencia en la actualidad. Dichoso el hombre que se atreve a gritar su sufrimiento a sus hermanos y que se atreve a aullar, como Job, ante Dios. El vivirá mucho tiempo gritando, y orará también gritando.

Para liberar ese grito basta -sigue diciendo André Louf- estar un poco a la escucha de sí mismo para detectar alguna cosa de ese grito primordial del cual ciertas vibraciones repercuten en el campo de nuestra conciencia. No hace falta ir a buscar ese grito muy lejos, porque aflora un poco por todas partes en las circunstancias más humildes de nuestra vida.

Esos gritos y suspiros son ecos muy débiles de un malestar más profundo. ¿Quién sospecha que el aflorar de la tristeza, derramada en el inconciente, puede traicionar al exterior la aspiración más profunda de ese corazón?

Es preciso reconocer que no hemos sido formados para acoger esos movimientos. Más bien nos han enseñado a reprimirlos o a rechazarlos, y eso provoca, sin duda alguna el desaliento y la inquietud. ¿Acaso no es más prudente aceptarse con dulzura y humor, aceptar esos movimientos bruscos en su trivialidad y en su mezquindad, y contarlos a nosotros mismos? Si sabemos expresarlos en el plan del lenguaje, ellos sacrificarán la tensión interior y nosotros nos relajaremos. Entonces podremos desahogar este dolor humilde, muy dulcemente, delante del Señor.

Lo mismo acontece con los sufrimientos más fuertes, las pruebas más dolorosas y las grandes tentaciones que nos revelan heridas más radicales. Nos afectan ellas en tal profundidad que arrancan de nuestras entrañas unos gritos que se parecen a las blasfemias de Job. En ciertos momentos, el grito es tan doloroso que oscurece la imagen de Dios, ante el cual se expresa...

En los salmos, Dios como que ha inventado esos gritos y los ha colocado a nuestra disposición para permitirnos que le gritemos el escándalo de nuestro sufrimiento. Pero es necesario fortalecer sin cesar el grito de nuestras oraciones, y pasarlas por la criba de la Palabra de Dios, para que Él las purifique y distinga en ellas el grito profundo en medio de los ruidos superficiales que lo rodean.

Sálvame, oh Dios, porque las aguas me han llegado hasta el cuello (Salmo 68,2)

Autor: Lafrance, Jean
Enviado por José Alberto F.



Acerca de la Oración


El Santo Cura de Ars es el autor de las siguientes reflexiones acerca de la oración:

1. “La oración es la elevación de nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre la criatura y su Criador” (Sermón sobre la oración)

2. “Con la oración todo lo podéis, sois dueños, por decirlo así, del querer de Dios” (Sermón sobre la perseverancia)

3. “La oración abre los ojos del alma, le hace sentir la magnitud de su miseria, la necesidad de recurrir a Dios y de temer su propia debilidad” (Sermón sobre la oración)

4. “Todos los males que nos agobian en la tierra vienen precisamente de que no oramos o lo hacemos mal” (Sermón sobre la oración)

5. “Todos los santos comenzaron su conversión por la oración y por ella perseveraron; y todos los condenados se perdieron por su negligencia en la oración. Digo, pues, que la oración nos es absolutamente necesaria para perseverar” (Sermón sobre la perseverancia)

6. “¡Cuántas veces venimos a la iglesia sin saber a qué venimos ni qué queremos pedir! Sin embargo, cuando se va a casa de cualquiera, se sabe muy bien por qué uno se dirige a ella. Los hay que parecen decirle a Dios: «Vengo a decirte dos palabras para cumplir contigo…». Con frecuencia pienso que, cuando venimos a adorar a nuestro Señor, conseguiríamos todo lo que quisiéramos, con tal de pedirle con fe viva y un corazón puro” (Sobre la oración)

7. “Nuestras oraciones han de ser hechas con confianza, y con una esperanza firme de que Dios puede y quiere concedernos lo que le pedimos, mientras se lo supliquemos debidamente” (Sermón sobre la oración)

8. “Hemos de orar con frecuencia, pero debemos redoblar nuestras oraciones en las horas de prueba, en los momentos en que sentimos el ataque de la tentación” (Sermón sobre la oración)

9. Por muchas que sean las penas que experimentemos, si oramos, tendremos la dicha de soportarlas enteramente resignados a la voluntad de Dios; y por violentas que sean las tentaciones, si recurrimos a la oración, las dominaremos “ (Sermón sobre la oración)

10. “La tercera condición que debe reunir la oración para ser agradable a Dios, es la perseverancia. Vemos muchas veces que el Señor no nos concede enseguida lo que pedimos; esto lo hace para que lo deseemos con más ardor, o para que apreciemos mejor lo que vale. Tal retraso no es una negativa, sino una prueba que nos dispone a recibir más abundantemente lo que pedimos” (Sermón sobre la oración)


Meditación breve


La verdadera naturaleza del hombre es oración, como la verdadera naturaleza de las cosas. Por eso los monjes construyen sus santuarios en el monte, para que su oración sea sostenida por la del cosmos. El cosmos entero se alimenta por la oración; sólo se necesita que pueda brotar. Hacen falta seres humanos para manifestarla, pues ellos son los que dan sentido al mundo al liberar la oración del cosmos. El hombre vuelve a encontrar su verdadera naturaleza.
La oración metódica tiene por objeto ponernos en estado de oración, es decir, hacer que volvamos a ser nosotros mismos.
Por eso dice el monje de Oriente: El nombre de Jesús se convierte en una especie de llave que abre el mundo, un instrumento de secreta ofrenda, una aposición del sello divino sobre todo lo que existe. La invocación del nombre de Jesús es un método de transfiguración del universo.
Lafrance, Jean


Pedidos de oración


Desde Paraguay, nuestra lectora Mabel P. nos escribe pidiendo oraciones por el pronto retorno a su hogar de su hija de crianza Mirian Soledad V. V., de 8 añitos, y que Dios y nuestra Madre Virgen María la cubran con su manto protector y así no permitan que sufra de hambre, frio ni daño moral que pueda causar el proceso de su tutoría legal y patria potestad. Nos unimos con amor a la oración.


Pedimos oración por el señor Alfonso S.R. de México, que tiene 92 años y el 15 de agosto tuvo una caída con traumatismo de cráneo y hematoma cerebral, siendo operado el 4 de setiembre, permaneciendo desde entonces en terapia intensiva y luego en habitación con una evolución muy escasa. Sus hijos y demás familiares rezan por él y suplican a Jesús Misericordioso que Él haga según Su voluntad lo que sea mejor para Alfonso deseando por sobre todo que no sufra.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


El rincón de los lectores


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# Raquel Valdivia - 20 de Setiembre de 2009 - Lima, Perú
rvaldivia_pe@hotmail.com

Cuando todo va muy bien, la vida es fácil, llevadera, pero en el mismo momento en que un problema está presente, allí está la prueba. Si es pasajero lo podrá sostener nuestra esperanza, pero si es de tránsito largo y requiere espera, la lucha es incesante, es cómo empujar una pared y no resiste nuestro cuerpo, menos nuestra alma.
Pero al abrir “Peque Semillitas” -a Dios gracias y a Felipe su hijo, nuestro hermano- también, aquí encontramos el Evangelio del Día, el pensamiento, la reflexión, los artículos de humor, los pedidos de oración, los lugares santos: La tumba de Juan Pablo II, la visita al Santuario de Lourdes, los links de apoyo espiritual, todas las gemas que aquí están son como los gendarmes para sostener la Ciudad Amurallada.
¡Gracias por tremenda ayuda! ¡Qué débiles somos! Sin Él no podemos nada.
Raquel
Lima, Perú


Reflexión Mariana


María nos ama tanto que acude presurosa antes de que le pidamos su ayuda. Sí, la Virgen es ante todo Madre, y como Madre que es sabe cuidar muy bien a sus hijitos. Y una madre ve de lejos los peligros que corren sus criaturas y va presurosa a defenderlos y los cuida constantemente, y les evita toda clase de males, y a veces los ama tanto que les satisface hasta los deseos más íntimos. María también es una Madre, y la mejor madre que se pueda imaginar, y Ella nos cuida y protege del Maligno y nos cura si hemos caído en pecado y nos da nuevas fuerzas para seguir avanzando por el camino de la santidad. ¡Qué felices debemos estar de tener tan buena Madre en el Cielo, que no solo está en la gloria del Paraíso, sino que son su cuerpo glorioso también está a nuestro lado en la tierra, constantemente, y especialmente en los momentos más difíciles de la vida! Confiemos en nuestra Madre querida.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-



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