PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3739 ~ Martes 14 de Agosto de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
No permitas que tu corazón explote en ira; más bien,
remplaza la ira con una bella sonrisa.
Sal a caminar, ayuda a alguien que necesita, es decir,
canaliza esta poderosa energía hacia el bien de los demás.
Y cuando veas que hay calma en tu mente, entonces ponte a
pensar sobre lo que pasó.
Charla con quien tengas que charlar, o soluciona las
situaciones que haya que solucionar.
Verás que tu espíritu te agradecerá profundamente...
¡Buenos días!
Alegre encuentro
El Rosario es la oración que más agrada a la Virgen.
En Lourdes y en Fátima ella misma lo enseñó y recomendó su difusión. Es un
dulce coloquio con la Madre celestial para decirle que la amas. Mientras rezas
las avemarías, reflexiona sobre los episodios de la vida de Jesús y de la
Virgen recordados por los misterios: está en ellos toda la historia de nuestra
Salvación.
“¡Queridos hijos!
También hoy, los invito a la oración. Hijitos, la oración hace milagros. Cuando
ustedes estén cansados y enfermos y no saben cuál es el sentido de su vida,
tomen el Rosario y oren hasta que la oración llegue a ser para ustedes un
alegre encuentro con el Salvador. Yo estoy con ustedes e intercedo y oro por
ustedes, hijitos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
La Reina de la Paz te anima a rezar el Rosario.
Llévalo siempre contigo y cuídalo con devoción. Es un arma segura para vencer
las tentaciones. Es también una oración poderosa para alcanzar de Dios la
conversión de los pecadores, la paz de las familias y del mundo, y el triunfo
del Reino de Dios en los corazones. Que te aficiones a esta devoción.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera Lectura: Ez 2, 8—3, 4
♥ Salmo: Sal 118, 14. 24. 72. 103. 111. 131
♥ SANTO EVANGELIO: Mt 18,1-5.10.12-14
En una ocasión, los discípulos preguntaron a Jesús:
«¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?». Él llamó a un niño, le
puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como
los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga
pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba
a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Guardaos de menospreciar a
uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven
continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. ¿Qué os parece? Si
un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los
montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a
encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las
noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro
Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños».
♥ Comentario:
Hoy, el Evangelio nos vuelve a revelar el corazón de
Dios. Nos hace entender con qué sentimientos actúa el Padre del cielo en
relación con sus hijos. La solicitud más ferviente es para con los pequeños,
aquellos hacia los cuales nadie presta atención, aquellos que no llegan al
lugar donde todo el mundo llega. Sabíamos que el Padre, como Padre bueno que
es, tiene predilección por los hijos pequeños, pero hoy todavía nos damos
cuenta de otro deseo del Padre, que se convierte en obligación para nosotros:
«Si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los
Cielos» (Mt 18,3).
Por tanto, entendemos que aquello que valora el Padre
no es tanto "ser pequeño", sino "hacerse pequeño". «Quien
se haga pequeño (...), ése es el mayor en el Reino de los Cielos» (Mt 18,4).
Por esto, podemos entender nuestra responsabilidad en esta acción de
empequeñecernos. No se trata tanto de haber sido uno creado pequeño o sencillo,
limitado o con más capacidades o menos, sino de saber prescindir de la posible
grandeza de cada uno para mantenernos en el nivel de los más humildes y
sencillos. La verdadera importancia de cada uno está en asemejarnos a uno de
estos pequeños que Jesús mismo presenta con cara y ojos.
Para terminar, el Evangelio todavía nos amplía la
lección de hoy. Hay, ¡y muy cerca de nosotros!, unos "pequeños" que a
veces los tenemos más abandonados que a los otros: aquellos que son como ovejas
que se han descarriado; el Padre los busca y, cuando los encuentra, se alegra
porque los hace volver a casa y no se le pierden. Quizá, si contemplásemos a
quienes nos rodean como ovejas buscadas por el Padre y devueltas, más que
ovejas descarriadas, seríamos capaces de ver más frecuentemente y más de cerca
el rostro de Dios. Como dice san Asterio de Amasea: «La parábola de la oveja
perdida y el pastor nos enseña que no hemos de desconfiar precipitadamente de
los hombres, ni desfallecer al ayudar a los que se encuentran con riesgo».
Rev. D. Valentí ALONSO i Roig (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Maximiliano María
Kolbe
Presbítero y Mártir
Nació cerca de Lodz (Polonia) en 1894. Ingresó en los
Franciscanos Conventuales, estudió en Roma y allí recibió la ordenación
sacerdotal. Pronto, encendido en el amor a la Madre de Dios, fundó la
asociación «Milicia de la Inmaculada» que propagó con entusiasmo con varias publicaciones
y a cuyo servicio fundó la «Ciudad de la Inmaculada». En 1930 marchó como
misionero a Japón, donde se esforzó por extender la fe cristiana bajo el
patrocinio de la misma Virgen Inmaculada. Vuelto a Polonia en 1936, intensificó
la publicación y difusión de revistas marianas. Desencadenada la II Guerra
Mundial, fue detenido por los nazis e internado en el campo de concentración de
Oswiecim o Auschwitz (Cracovia, Polonia), donde lo destinaron a un trabajo tan
penoso como el de trasportar cadáveres al crematorio. Y allí murió el 14 de
agosto de 1941, tras haberse ofrecido voluntariamente a sustituir a un padre de
familia condenado a la muerte por hambre. Juan Pablo II lo canonizó en 1982 y
decretó que se le venerase también como mártir.
Oración: Oh
Dios, que al mártir san Maximiliano María Kolbe, apóstol de la Inmaculada, le
llenaste de celo por las almas y de amor al prójimo; concédenos, por su
intercesión, trabajar generosamente por tu gloria en el servicio de los hombres
y tener el valor de asemejarnos a tu Hijo, incluso hasta en la muerte. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
“Dejémonos conducir cada vez
más perfectamente por la Inmaculada, adónde Ella quiera llevarnos y cómo Ella
quiera, para que, cumpliendo bien nuestros deberes, contribuyamos a que todas
las almas sean conquistadas para su amor... Ella es sólo Madre de Misericordia,
por ende, se apresura a acudir, aunque no sea de ninguna manera invocada, allí
donde se manifiesta de manera más grave la miseria de las almas” (San Maximiliano
Kolbe)
Historia santa:
La celda de San
Maximiliano
Durante su visita al campo de concentración nazi de
Auschwitz en Julio de 2016, en el tercer día de su viaje apostólico a Polonia,
el Papa Francisco conoció la “celda del hambre” donde fue encerrado San
Maximiliano Kolbe hasta el día de su muerte, el 14 de agosto de 1941.
En el oscuro recinto, en cuyas paredes hay una placa
recordatoria y un grabado de las víctimas con tres cirios al centro, el Santo
Padre se sentó y oró solo y en silencio por cerca de seis minutos.
San Maximiliano Kolbe, nacido en el poblado polaco de
Zdunska Wola, fue un sacerdote franciscano conventual. Invadida Polonia por los
alemanes durante la II Guerra Mundial, él fue uno de los pocos que no abandonó
el monasterio, convirtiéndolo en refugio de 3.000 refugiados polacos, entre
ellos 2.000 judíos.
El sacerdote se negó además a firmar la Deutsche
Volksliste (“Lista de alemanes”), que le hubiera reconocido derechos de
ciudadano alemán, debido a sus ancestros germanos.
Los nazis cerraron el monasterio el 17 de febrero de
1941 y la Gestapo, la policía secreta alemana, llevó arrestados a San
Maximiliano y a cuatro más. El 28 de mayo de ese año, el P. Kolbe fue
transferido a Auschwitz.
En el campo de concentración, San Maximiliano
continuó realizando su ministerio sacerdotal, a pesar del acoso y el maltrato
de sus carceleros.
A finales de julio de ese año, tres prisioneros
escaparon del campo de concentración. Para fomentar el temor entre los demás
reos, los nazis decidieron encerrar hasta la muerte en la “celda del hambre”
–conocida también como el “búnker”– a diez personas.
San Maximiliano Kolbe se ofreció voluntariamente a
tomar el lugar de uno de los condenados, Franciszek Gajowniczek, un sargento y
padre de familia polaco.
En esa celda, el sacerdote siguió alentando en la fe
a sus compañeros, con oraciones y cantos, por lo que un testigo que trabajaba
como conserje, relató que “tenía la impresión de que estaba en una iglesia”.
Tras dos semanas, solo San Maximiliano seguía con
vida. Necesitando la celda para otros reos, los nazis decidieron acabar con la vida
del sacerdote inyectándole ácido carbólico en la vena.
La Iglesia reconoció el martirio de San Maximiliano
Kolbe, y fue beatificado en 1971, por Pablo VI, y canonizado en 1982, por San
Juan Pablo II.
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Muchos tienen la impresión de que la Iglesia lanza
continuamente mensajes negativos, de prohibiciones y de reacciones defensivas.
Esa impresión varía mucho según las diferentes
culturas de las naciones. En tiempos de la opresión comunista en la Europa del
Este, la opinión pública percibía que la Iglesia anunciaba un mensaje de
libertad, que transmitía una energía que también comunicaba fuerza a los no
creyentes y les inspiraba grandes valores. También en África se ve la Iglesia
como una gran fuerza dinámica que sale en defensa de los derechos de todos y
hace frente a las situaciones de injusticia y corrupción del Estado. La Iglesia
es también el mejor valedor del Tercer Mundo, donde emprende numerosísimas
iniciativas y promueve sus derechos y libertades. Y en Latinoamérica la
perspectiva es también otra. Quiero decir con esto que si en Centroeuropa se ve
a la Iglesia como una instancia severa, quizá se debe a que precisamente ahí es
donde denuncia muchas cosas que gran parte de la sociedad ha aceptado solo
porque le resulta más cómodo.
Cuando la Iglesia habla, algunos solo conservan en su
memoria alguna prohibición moral -casi siempre en materia de sexo-, y les queda
la impresión de que la Iglesia solo se ocupa de juzgar y restringir la vida.
Esto puede suceder por falta de acierto en algunas explicaciones, o por el
enfoque o la selección de noticias que hacen los medios de comunicación, o por
lo que sea. Pero las prohibiciones encuentran su sentido dentro de un contexto
más amplio y positivo, al que lamentablemente se presta menos atención.
Alfonso Aguiló
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para estas personas de México: Lourdes
S. de R., que vive en de Veracruz, rogando que salga muy bien el miércoles
de su operación de rodilla; Grace A.
por una pronta recuperación de su problema de tendón; y Mariela T., para que se recupere pronto de la fractura sufrida. Por
todas ellas, te lo pedimos Señor.
Pedimos
oración para estas personas de Medellín, Antioquia, Colombia: Daniel, joven de 19 años de edad, al
que han detectado cáncer óseo en uno de sus brazos, debiendo someterse a quimio
y radioterapia. Y rezamos también por el matrimonio de Luz Elena y su esposo, que están atravesando una crisis importante.
Que el Señor derrame sobre estas personas todas sus gracias.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que
tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias
que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se
hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse
elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la
pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Agosto 14
El Evangelio nos enseña a amar como Jesús amó y nos
pide que amemos hasta el extremo. Pero es imposible lograr eso con nuestras
propias fuerzas. Nuestros sentimientos y nuestras necesidades nos llevan a
estar siempre pendientes de nosotros mismos, pensando en nuestros propios
intereses.
Sólo el Espíritu Santo puede sacarnos fuera de
nosotros mismos, para dar la vida por los hermanos si es necesario. Sólo el
Espíritu Santo puede darnos esa capacidad tan bella. Así lo vemos en el
martirio de San Maximiliano Kolbe, que hoy celebramos.
En el campo de concentración de Auschwitz no sólo
murieron muchos hermanos judíos. También fueron sacrificados por los nazis
algunos cristianos, entre ellos el sacerdote Maximiliano Kolbe. Él evangelizaba
con todos los medios posibles, incluyendo las publicaciones y la radio, y
soñaba con producir películas cristianas. También estuvo evangelizando cinco
años en Japón. Luego, de regreso en Polonia, los nazis destruyeron su imprenta
y lo llevaron preso al campo de concentración.
Con su ejemplo y su palabra consolaba cada día a los
demás presos, les ayudaba a rezar, apaciguaba los ánimos alterados. Su vida
pudo culminar de esa manera porque toda su existencia fue una entrega generosa,
gota a gota, y lo preparó para pensar en los demás hasta entregar la vida.
Su testimonio más elocuente y singular fue la ofrenda
de su vida en lugar de otro prisionero. Cuando llevaban a morir al sargento
Gajowniczk, Maximiliano escuchó que tenía cinco hijos, y se ofreció para morir
en su lugar. Entonces lo sometieron a morir de hambre junto con otros nueve
presos. Maximiliano fue acompañando a cada uno a morir en paz. Finalmente,
murió también él.
Aquel sargento asistió años después a la
beatificación del que le había salvado la vida. A lo largo de la historia
encontramos pocos testimonios de amor fraterno tan bellos y generosos como el
de Maximiliano. Éste es sin duda el aspecto del Evangelio que él ha reflejado
más clara y luminosamente: "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida
por sus amigos" (Juan 15,13). "Lo que les mando es que se amen los
unos a los otros" (Juan 15,17). Ese fruto de amor fraterno que el Espíritu
Santo quiere realizar en nosotros, se produjo con abundancia en la entrega
total de Maximiliano.
Sería bueno pedirle insistentemente al Espíritu Santo
que cure nuestros egoísmos y comodidades para que seamos capaces de amar de ese
modo tan luminoso.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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