PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3727 ~ Jueves 2 de Agosto de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
¡Ahuyenta
los obstáculos! Con tu mente, visualiza un futuro bonito y sin problemas.
Genera pensamientos que siempre estén enfocados en el lado positivo de las
cosas.
No
permitas que de tu boca salgan quejas y reclamaciones. En vez de decir:
"La situación está muy dura", mejor di: "La situación es un reto
para que yo progrese".
Y
que tu comportamiento muestre una persona que está decidida en crecer y que
nada puede impedirla.
Ten
siempre presente que en los momentos de debilidad, flaqueza o dudas, la oración
te sostendrá y será el gran instrumento para que adquieras las fuerzas
necesarias para superar obstáculos y dificultades propias de esta vida.
¡Buenos días!
Enséñame tu camino
Cuando en la Biblia se habla de “camino”, casi
siempre se refiere simbólicamente a las “normas de conducta de cada persona”, o
en otras palabras a “su estilo de vida”. En el salmo 1º se lee: “El Señor
protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal”.
Jesús, cuando dijo “Yo soy el camino”, nos comunicaba que con su vida expresaba
el querer de Dios.
Enséñame, Señor, tu
camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu
nombre (86). Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, de alegría perpetua a tu
derecha (16). Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye
internamente (16). Enséñame, Señor, a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo
corazón (119). He examinado mi camino para enderezar mis pies a tus preceptos
(119). Dichoso el que con vida intachable camina en la voluntad del Señor
(118). Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos, dame vida con tu palabra
(119). Ensánchame el corazón y correré por el camino de tus mandatos (119).
Es bueno tener presente las palabras que en los
salmos, en especial el 119, significan casi lo mismo que “camino”: como puedes
apreciar en estas frases: cumplir tus mandatos, seguir tus caminos, observar
tus preceptos, obrar según tu voluntad, practicar tus palabras, guardar tus
consignas, obedecer tu santa ley. Alimenta tu oración con la riqueza de la
Palabra.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera Lectura: Jer 18,1-6)
♥ Salmo: Sal 145, 1-6
♥ SANTO EVANGELIO: Mt 13,47-53
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «También es
semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces
de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y
recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo:
saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en
el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis
entendido todo esto?» Dícenle: «Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se
ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa
que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo». Y sucedió que, cuando acabó Jesús
estas parábolas, partió de allí.
♥ Comentario:
Hoy, el Evangelio constituye una llamada vital a la
conversión. Jesús no nos ahorra la dureza de la realidad: «Saldrán los ángeles,
separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego»
(Mt 13,49-50). ¡La advertencia es clara! No podemos quedarnos dormidos.
Ahora debemos optar libremente: o buscamos a Dios y
el bien con todas nuestras fuerzas, o colocamos nuestra vida en el precipicio
de la muerte. O estamos con Cristo o estamos contra Él. Convertirse significa,
en este caso, optar totalmente por pertenecer a los justos y llevar una vida
digna de hijos. Sin embargo, tenemos en nuestro interior la experiencia del
pecado: vemos el bien que deberíamos hacer y en cambio obramos el mal; ¿cómo
intentamos dar una verdadera unidad a nuestras vidas? Nosotros solos no podemos
hacer mucho. Sólo si nos ponemos en manos de Dios podremos lograr hacer el bien
y pertenecer a los justos.
«Por el hecho de no estar seguros del tiempo en que
vendrá nuestro Juez, debemos vivir cada jornada como si nos tuviera que juzgar
al día siguiente» (San Jerónimo). Esta frase es una invitación a vivir con
intensidad y responsabilidad nuestro ser cristiano. No se trata de tener miedo,
sino de vivir en la esperanza este tiempo que es de gracia, alabanza y gloria.
Cristo nos enseña el camino de nuestra propia
glorificación. Cristo es el camino del hombre, por tanto, nuestra salvación,
nuestra felicidad y todo lo que podamos imaginar pasa por Él. Y si todo lo
tenemos en Cristo, no podemos dejar de amar a la Iglesia que nos lo muestra y
es su cuerpo místico. Contra las visiones puramente humanas de esta realidad es
necesario que recuperemos la visión divino-espiritual: ¡nada mejor que Cristo y
que el cumplimiento de su voluntad!
Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell
(Agullana, Girona, España)
Santoral Católico:
San Pedro Julián Eynard
Presbítero y Fundador
[Murió el 1 de agosto y su memoria se celebra el 2 de
agosto]. Nació en La Mure (Francia) el año 1811. Ordenado de sacerdote en 1834
y después de ejercer el ministerio pastoral algunos años en la diócesis de Grenoble,
ingresó en la Sociedad de María (Maristas). Pronto se convirtió en el principal
colaborador del fundador, el P. Colin. Estando en el santuario mariano de
Fourvièr en Lyon, tuvo una profunda experiencia espiritual que lo hizo sentirse
llamado a fundar una congregación religiosa destinada a fomentar y propagar el
culto al Santísimo Sacramento, del que era muy devoto. Dejó su Congregación y
fundó otras dos, la de los Presbíteros del Santísimo Sacramento y la de las
Siervas del Santísimo Sacramento. Sus sacerdotes se dedicaban a la adoración y
apostolado del Santísimo y también a la atención de los pobres de los barrios
periféricos de París, así como al cuidado de los sacerdotes que se encontraban
en dificultades. Murió el 1 de agosto de 1868 La Mure.
Oración: Oh
Dios, que concediste a san Pedro Julián un amor admirable hacia el sagrado
misterio del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, concédenos benigno que merezcamos
participar de este divino convite, comprendiendo, como él, su riqueza. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
San Eusebio de Vercelli
Obispo
[Murió el 1 de agosto y su memoria se celebra el 2 de
agosto]. Nació en Cerdeña (Italia) a principios del siglo IV. Abrazó el estado
clerical en Roma y el año 345 fue elegido primer obispo de Vercelli (Piamonte).
Con su predicación sobre todo en el medio rural contribuyó a incrementar la
religión cristiana y a mantener la fe ortodoxa. Introdujo en su diócesis la
vida en común del clero diocesano, iniciativa que luego se extendió por todas
partes. Fue perseguido por los arrianos por su defensa y esclarecimiento de la
divinidad de Jesucristo. El emperador Constancio lo desterró a Escitópolis a
causa de la fe, y allí padeció amenazas, malos tratos, cárcel, hambre y toda
clase de vejámenes. El año 361 lo enviaron a Capadocia y luego a la Tebaida. Al
regresar a su patria, siguió trabajando denodadamente contra la herejía de
Arrio y en la restauración de la fe. Murió en Vercelli el 1 de agosto del año
371.
Oración: Concédenos,
Señor, Dios nuestro, imitar la fortaleza de tu obispo san Eusebio de Vercelli
al proclamar su fe en la divinidad de tu Hijo, y haz que, perseverando en esa
misma fe de la que fue maestro, merezcamos un día participar de la vida divina
de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Nuestra Señora de los
Ángeles
Patrona de Costa Rica
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Palabras de Benedicto
XVI
“San Juan Pablo II nos ha
enseñado
a mirar a Cristo con los
ojos de María,
dando valor al rezo del
Santo Rosario”
Historias:
El náufrago
El único sobreviviente de un naufragio fue visto
sobre una pequeña e inhabitada isla. Él estaba orando fervientemente, pidiendo
a Dios que lo rescatara, y todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda,
pero ésta nunca llegaba.
Cansado, eventualmente empezó a construir una pequeña
cabañita para protegerse, y proteger sus pocas posesiones. Pero entonces un
día, después de andar buscando comida, el regresó y encontró la pequeña choza en llamas, el
humo subía hacia el cielo.
Lo peor que había pasado, es que todas sus cosas las
había perdido.
Él estaba confundido y enojado con Dios, y llorando
le decía:
— ¿Cómo pudiste hacerme esto? ... Y se quedó dormido
sobre la arena.
Temprano de la mañana del siguiente día, el escuchó
asombrado el sonido de un barco que se
acercaba a la isla. Venían a rescatarlo, y les preguntó:
— ¿Cómo sabían que yo
estaba aquí?
Y sus rescatadores le contestaron
— Vimos las señales de humo que nos hiciste...
Moraleja:
Es fácil enojarse cuando las cosas van mal, pero no
debemos de perder el corazón, porque Dios está trabajando en nuestras vidas, en medio de las penas y el
sufrimiento.
Recuerda la próxima vez que tu pequeña choza se
queme... puede ser simplemente una señal de humo que surge de la Gracia de
Dios.
Por todas las cosas negativas que nos pasan, debemos
decirnos a nosotros mismos que Dios
tiene una respuesta positiva a ello.
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del Evangelio.
Meditaciones de “Pequeñas
Semillitas”
Cuando uno se acerca a un niño que no conoce, se da
cuenta que es mucho más fácil acceder a él, a través de su mamá. Cualquier
gesto que queramos hacerle, si primero se lo hacemos a la mamá, él entenderá
que también puede recibirlo, como lo hizo mamá.
Cuando nos disponemos a entrar en diálogo con Dios,
es bueno hacerlo de manos de la Virgen, y ver en ella lo que él quiere hacer en
nosotros. Ver cómo María se deja hablar, invitar, bendecir, habitar por el amor
con quien dialoga. Ver cómo escucha, cómo celebra, cómo calla, cómo pregunta.
Una vez que el verla a ella, nos ayudó a confiar en
la palabra y la mano de Dios que quieren tocar nuestra vida, dejamos que así
sea.
María como buena mamá, sabrá despejar los miedos que
la proximidad de Dios, a veces nos trae.
Javier Albisu S.J.
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Agosto 2
Cuando le perdemos el miedo al Espíritu Santo, y
sabemos confiar en él, entonces de verdad podemos descansar en su presencia,
nuestro vacío interior se va llenando con lo único que de verdad lo sana: el
amor. Ese hueco vacío que tenemos adentro, esa profunda soledad enferma que a
veces nos reclama como un nudo en la garganta, sólo se llena con el amor:
dejándonos amar por el Espíritu Santo, e intentando amar a los demás cada día.
No nos saciamos alimentando las excusas, sino alimentando los motivos para dejarnos
amar y para amar generosamente.
Pero si optamos por vivir de manera superficial,
pensando sólo en nuestra comodidad y buscando permanentemente distracciones
engañosas, la vida misma nos golpeará para que reaccionemos. Las cosas que nos
pasen, las renuncias que tengamos que realizar, nos obligarán a enfrentar ese
vacío interior que tenemos. El dolor profundo de una pérdida cualquiera nos
llevará a preguntarnos por el sentido de nuestra vida.
No es que Dios nos castigue para que aprendamos. Es
la vida misma, que está llena de pérdidas, porque todo pasa, todo se acaba, y
cuando perdemos una seguridad que nos permitía aferrarnos a algo, entonces no
nos queda más que preguntarnos para qué vivimos. Si estamos sufriendo por algo,
pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude a aprender algo de ese sufrimiento,
que entendamos el mensaje que tenemos que aprender de ese problema. Entonces,
nuestro sufrimiento servirá para algo.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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