sábado, 4 de agosto de 2018

Pequeñas Semillitas 3729

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3729 ~ Sábado 4 de Agosto de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La Iglesia celebra hoy el Día del Párroco. El acontecimiento se recuerda en la fiesta de San Juan María Vianney, que en vida fue un sacerdote ejemplar, no por su inteligencia, sino por su espíritu de servicio en favor de los más necesitados.
El Derecho Canónico dice en su art. 519 que el párroco es el pastor propio de la parroquia que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del obispo diocesano, en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de los fieles laicos...”
Este es un día propicio para meditar acerca de la vida de nuestros párrocos, sus dificultades, sus momentos de soledad, sus humanas vacilaciones... Tenemos que rezar mucho por nuestros sacerdotes, pidiendo a Dios que el Espíritu los fortalezca en su vocación y en su servicio, siempre entregados a la comunidad, llevando el mensaje de Jesús.
Que la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, los proteja, los acompañe, los sostenga y los cubra con su amor...

¡Buenos días!

Pelea de hermanitos
Hoy recordamos al patrono de los curas párrocos, san Juan Vianney. Un hombre humilde que a duras penas pasó los exámenes antes de ser ordenado sacerdote. Durante décadas multitudes acudían a venerarlo como a una reliquia. Eran personas de toda clase y condición que deseaban confesarse con el carismático Cura de Ars.

Juan Vianney poseía un Rosario que apreciaba mucho. A su hermanita, a quien superaba en dieciocho meses, le agradó también y quiso apoderarse de él. Hubo una escena violenta entre los hermanitos: gritos, pataleo y un amago de combate... El niñito corrió hacia su madre, entristecido. «Hijo mío, dale tu Rosario, le dijo con voz dulce, pero firme; sí dáselo por amor de Dios». Y al instante el niño le alargó sollozando el Rosario. Notable sacrificio de un niñito de cuatro años. Para consolarlo la madre le dio una pequeña imagen de madera de la Virgen María. Quedó muy contento. «Cuánto amaba yo aquella imagen, nos dirá pasados setenta años. No podía separarme de ella ni de día ni de noche. La Santísima Virgen es mi mayor afecto; la amaba aun antes de conocerla». 

Un día de 1829, después de la oración de la tarde, el Cura de Ars acababa de subir a su habitación. De repente, un recio puñetazo conmueve la puerta del patio. Después de dos o tres sacudidas a cuál más violenta, el Cura se decide a bajar y abrir. Un carretero le está aguardando. Ha dejado los animales delante de la iglesia. “Venga, le dice, es un asunto delicado; quiero confesarme y enseguida”. Haz una oración por tu párroco en su día.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy 
Primera Lectura: Jer 26, 11-15. 24

Salmo: Sal 68, 15-16. 30-31. 33-34

SANTO EVANGELIO: Mt 14,1-12
En aquel tiempo, se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús, y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas».
Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla». Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por profeta.
Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes, que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese. Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le diese, y envió a decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre. Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús.

Comentario:
Hoy, la liturgia nos invita a contemplar una injusticia: la muerte de Juan Bautista; y, a la vez, descubrir en la Palabra de Dios la necesidad de un testimonio claro y concreto de nuestra fe para llenar de esperanza el mundo.
Os invito a centrar nuestra reflexión en el personaje del tetrarca Herodes. Realmente, para nosotros, es un contratestigo pero nos ayudará a destacar algunos aspectos importantes para nuestro testimonio de fe en medio del mundo. «Se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús» (Mt 14,1). Esta afirmación remarca una actitud aparentemente correcta, pero poco sincera. Es la realidad que hoy podemos encontrar en muchas personas y, quizás también en nosotros. Mucha gente ha oído hablar de Jesús, pero, ¿quién es Él realmente?, ¿qué implicación personal nos une a Él?
En primer lugar, es necesario dar una respuesta correcta; la del tetrarca Herodes no pasa de ser una vaga información: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos» (Mt 14,2). De cierto que echamos en falta la afirmación de Pedro ante la pregunta de Jesús: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro le respondió: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo’» (Mt 16,15-16). Y esta afirmación no deja lugar para el miedo o la indiferencia, sino que abre la puerta a un testimonio fundamentado en el Evangelio de la esperanza. Así lo definía San Juan Pablo II en su Exhortación apostólica La Iglesia en Europa: «Con toda la Iglesia, invito a mis hermanos y hermanas en la fe a abrirse constante y confiadamente a Cristo y a dejarse renovar por Él, anunciando con el vigor de la paz y el amor a todas las personas de buena voluntad que, quién encuentra al Señor conoce la Verdad, descubre la Vida y reconoce el Camino que conduce a ella».
Que, hoy sábado, la Virgen María, la Madre de la esperanza, nos ayude a descubrir realmente a Jesús y a dar un buen testimonio de Él a nuestros hermanos.
Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu (Sant Feliu de Llobregat, España)

Santoral Católico:
San Juan María Vianney
El Cura de Ars
 
Nació en Dardilly (Lyon, Francia) el año 1786. Eran los agitados tiempos de la Revolución Francesa. Tuvo que superar grandes dificultades en los estudios para llegar a ordenarse de sacerdote en 1815. Fue despedido del seminario de Lyon por insuficiencia, pero con la ayuda del abate de Balley pudo completar los estudios. Después de la ordenación comenzó su ministerio, pero sin licencias aún para oír confesiones. Completada su formación, se le confió la parroquia de la pequeña aldea de Ars, que gobernó y promocionó maravillosamente con su constante predicación, mortificación, oración y caridad. Difundió el mensaje evangélico con la catequesis que a diario impartía a niños y adultos, con la reconciliación que administraba a los penitentes, con sus obras de ardiente caridad alimentada en la Eucaristía. Estaba dotado de unas cualidades extraordinarias como confesor, lo cual hacía que acudieran a él fieles de todas partes. Murió el 4 de agosto de 1859. Pío XI lo nombró patrono de los párrocos.
Oración: Dios de poder y misericordia, que hiciste admirable a san Juan María Vianney por su celo pastoral, concédenos, por su intercesión y su ejemplo, ganar para Cristo a nuestros hermanos y alcanzar, juntamente con ellos, los premios de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.   
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día

”Para llevar una buena vida cristiana, nunca es tarde:
sea cual fuese nuestro pasado, nuestra edad, nuestros defectos…:
Los santos, no todos han empezado bien,
pero todos han sabido terminar bien.
Si hemos empezado mal, procuremos cambiar
e iremos al cielo junto con ellos”.
(Juan María Vianney)

Grandes Biografías:
Monseñor Enrique Angelelli 
Enrique Ángel Angelelli nació el 17 de julio de 1923, en Córdoba, Argentina. Sus padres fueron Juan Angelelli y Celina Carletti.

A los 15 años ingresó al Seminario Metropolitano Nuestra Señora de Loreto de Córdoba. Al segundo año de teología fue enviado a Roma para completar sus estudios en el Colegio Pio Latino. A los 26 años, se ordenó de sacerdote y continúo sus estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana hasta obtener la licenciatura en Derecho Canónico.

En 1951, comenzó su labor pastoral como Vicario Cooperador en la Parroquia San José de Barrio Alto Alberdi y Capellán del Hospital Clínicas. Las villas miserias de la zona eran visitadas por él haciendo crecer su predilección por los pobres. Al año siguiente, fue designado asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC), desde la Capilla de Cristo Obrero, radicándose en el Hogar Sacerdotal. Participaba en la Junta Arquidiocesana de la Acción Católica, dictaba clases de Derecho Canónico, y Doctrina Social de la iglesia, también colaboraba en la pastoral universitaria, asesorando algunos centros de la JUC.

Por bula pontificia, el papa Juan XXIII lo nombró obispo titular de Listra y obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba el 12 de diciembre de 1960. El 26 de diciembre de ese año fue nombrado vicario general. El 16 de febrero de 1961 asumió como arcedeano del venerable cabildo eclesiástico de la iglesia catedral, y fue consagrado el 12 de marzo de 1961. Fue rector del Seminario Mayor y como obispo auxiliar se involucró en los conflictos laborales gremiales (Fiat, IME, Municipales), y trabajó con otros sacerdotes para reconquistar un lugar para la Iglesia, causando que fuese resistido por el conservadurismo eclesial. En 1963 convocó a campañas de solidaridad para mitigar el hambre y el abandono de los desposeídos.

Fue padre conciliar: participó de la primera sesión del Concilio Vaticano Segundo (octubre de 1962), de la tercera (1964) y de la cuarta (1965).  En 1964, en el marco de los cambios conciliares, se produjeron tensiones en la Iglesia cordobesa a raíz de la publicación de reportajes periodísticos a los sacerdotes Vaudagna, Gaido, Dellaferrera y Viscovich.  Monseñor Angelelli apoyó públicamente las posiciones renovadoras, lo que originó su exclusión del gobierno eclesiástico, pasando a desempeñarse como capellán de las religiosas Adoratrices españolas en Villa Eucarística. En 1965, el titular de la arquidiócesis Raúl Primatesta lo restituyó como obispo auxiliar. Angelelli fue uno de los cuarenta obispos firmantes del Pacto de las catacumbas de Domitila, por el que se comprometieron a caminar con los pobres asumiendo un estilo de vida sencillo y renunciando a todo símbolo de poder.

El 24 de agosto de 1968, Angelelli asumió como obispo de la Diócesis de La Rioja, en el noroeste de Argentina, designado por el Papa Pablo VI. Lo que aparecía como el camino al ostracismo, se transformó en el escenario episcopal que movilizó a los amplios sectores riojanos sumidos en la postergación, promoviendo la formación de cooperativas de campesinos y alentando la organización sindical de los peones rurales, los mineros y las empleadas domésticas.

En La Rioja, Angelelli colaboró en crear sindicatos de mineros, trabajadores rurales y de domésticas, así como cooperativas de trabajo, de telares, fábricas de ladrillos, panaderos y para trabajar la tierra. El gobernador Menem retiró su apoyo a la cooperativa so pretexto de "agitación social". Angelelli denunció a grupos conservadores, canceló las celebraciones religiosas de la diócesis, y declaró un interdicto temporal sobre Menem y sus partidarios.

El Superior General de los jesuitas, Pedro Arrupe, y Vicente Faustino Zazpe, de la Arquidiócesis de Santa Fe, enviado por la Santa Sede en calidad de auditor, visitaron La Rioja y apoyaron a Angelelli, quien previamente había ofrecido su renuncia al Consejo Presbiterial y pedido al Papa Pablo VI que lo ratificara o que le retirara su confianza. Casi todos los sacerdotes de la diócesis se reunieron con Zazpe para apoyar Angelelli y le dijeron que "los poderosos manipulaban la fe para preservar una situación de injusticia y opresión del pueblo" y para tomar ventaja de la "mano de obra barata, mal paga". Zazpe concluyó su inspección con una misa conjunta con Angelelli y expresó su pleno apoyo en referencia a su trabajo pastoral y a la doctrina.

En 1976 luego del golpe de estado militar del 24 de marzo, Angelelli comenzó a denunciar las violaciones a los derechos humanos, como consecuencia, el obispo recibió amenazas por parte de los militares. Con el tiempo la represión de agudizó, El 18 de julio fueron secuestrados dos sacerdotes de Chamical (Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville), y el 4 de agosto, su propia camioneta fue obstruida por un Peugeot 404, lo que le provocó el vuelco y la muerte. Aunque se intentó ocultar el crimen como “accidente automovilístico” y la causa judicial iniciada en 1983, con el retorno de la democracia, el Juez Morales dictaminó que la muerte de Angelelli fue un “homicidio fríamente premeditado”.

El Papa Francisco ha firmado el decreto que autoriza la beatificación de Monseñor Enrique Angelelli y sus compañeros mártires, faltando solo determinar la fecha de la ceremonia, que será en La Rioja, Argentina.

Humor de párrocos
🌸 La homilía del sacerdote era larga y aburrida y uno de los feligreses se quedó dormido y empezó a roncar.
El sacerdote, enfadado, se dirige a una mujer que estaba a su lado.
- Disculpa, hija, ¿podrías despertar al hombre que tienes a tu lado?
- Ah, no, padre, no me meta usted en sus líos -dijo ella. -Usted le ha dormido, usted le despierta.

🌸 Un sacerdote recién ordenado, gran estudiante de teología, es enviado como párroco a un pueblo de montaña de gente muy sencilla. Los vecinos organizan un acto para recibirle y él les dirige unas palabras.
- Hermanos, estoy aquí para todos vosotros. Vengo con mi hermenéutica, mi homilética, con exégesis y apologética.
- No se preocupe, padre -le dice un parroquiano. - Yo estoy con artritis, diabetes, conjuntivitis y reuma, pero el médico del pueblo es magnífico.

🌸 Un sacerdote se encuentra en la plaza del pueblo a un joven a cuya familia conoce.
- ¿Cómo es que no vienes nunca por misa?
- Pues la verdad, padre, es que está llena de gente que son unos auténticos hipócritas.
- Bueno, por eso no te preocupes, hijo, ¡siempre hay sitio para uno más!

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” 
Compartir es básicamente tener "un corazón solidario", y es ahí, en ese corazón solidario, donde verdaderamente se ubica el punto de partida de la solidaridad en acción para afrontar los retos que implica estrenarnos el corazón, lo que nos hace sentirnos seres humanos vitales, sentimentales y conmovidos.
Valores esenciales y enteramente humanos, sin los cuales es imposible plantar semillas de sociedades sanas, que más tarde sepan transmitir su legado con mayúsculas, trasladando sus valores a nuestros hijos, enseñándoles un mestizaje de inquietudes que llevar en la práctica diaria en nuestra intimidad más absoluta, apoyando al que nos necesita con la acción de la solidaridad de unos con otros para contribuir a acabar con la injusticia social.
Hagamos de nuestro corazón solidario un talante ético de estar en la vida, de seres en actos constructivos.
Tomemos como referente los corazones repartidos, solidarios y siempre llenos.
Sólo una cosa podemos perder, esto es, nuestro propio egocentrismo. 

Pedidos de oración 
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Hoy rezamos muy especialmente por todos los párrocos del mundo, por los sacerdotes en general, y por el aumento de las vocaciones sacerdotales.
Cinco minutos del Espíritu Santo
 
Agosto 4
A veces nos sentimos poca cosa, no nos valoramos a nosotros mismos, y queremos hacernos grandes sólo con nuestras fuerzas. Pero lo importante es buscar la luz del Espíritu Santo para descubrir qué quiere hacer él en nuestras vidas, y luego cooperar con nuestra oración y nuestra entrega para que él pueda hacernos crecer. 
Para darnos cuenta de eso, es importante contemplar la vida del santo que hoy celebramos. El Cura de Ars es un reflejo de Jesús como buen pastor de su pueblo. Él sentía admiración por los sacerdotes que ejercían con heroísmo su ministerio en una época de persecución, y quiso ser cura. Después de muchos problemas, logró ingresar al seminario a los veinte años, y a pesar de sus dificultades intelectuales finalmente recibió la ordenación. Poco valorado, lo designaron párroco de una pequeña (250 habitantes) y pobre población. Era el pueblo de Ars, donde vivió hasta su muerte. Se entregó por entero a renovar la vida de ese pueblo. De noche estudiaba y se preparaba. De día visitaba hogares y ayudaba a los pobres. Poco a poco el pueblo fue tomando conciencia de que estaba albergando a un gran santo, y los corazones se fueron ablandando.
Su predicación simple, clara, pero ardiente y profunda al mismo tiempo, atraía a personas de toda Europa que acudían a Ars para escucharlo y consultarlo. Se calcula que lo buscaban unas 300 personas por día, por lo cual dedicaba unas 16 horas diarias a confesar. Tenía un don de consejo muy particular, y estaba dotado de notables carismas que le permitían descubrir los males de los corazones y dirigirles la exhortación más adecuada. Con su palabra y su ejemplo reformó en poco tiempo las costumbres de su pueblo.
Pero recordemos que el santo Cura de Ars tuvo problemas cuando se estaba formando, porque le costaba mucho dar buenos exámenes, y los demás lo hacían sentir poca cosa. Sin embargo, fue un gran sacerdote, y grandes personajes de la época iban a su parroquia a escuchar su sabiduría. Esto sucedió porque él se dejó llevar y transformar por el Espíritu Santo, que siempre hace maravillas.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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