PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3737 ~ Domingo 12 de Agosto de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
“Yo soy el pan de vida... Este es el pan que baja del
cielo, para que, quien coma de él, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado
del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá eternamente” (Jn 6, 48-51)
En
este Evangelio se nos narra que los judíos se escandalizaron de la predicación
de Jesús.
También
hoy muchos se escandalizan y se apartan de Jesús. Rechazan su doctrina; pero
este rechazo es más por su doctrina moral que por razones intelectuales.
A
la gente lo que le molesta es la moral católica:
-
Que sea inmoral el adulterio en un mundo que aplaude los adulterios de las personas
famosas.
-
Que sea inmoral el aborto, ASESINATO DE INOCENTES, en un mundo que hace leyes
permitiendo que las madres maten a sus hijos, porque los no nacidos no votan, y
a muchos que votan les gusta poder abortar para deshacerse de los hijos no deseados.
-
Que sea inmoral el divorcio en un mundo que no quiere compromisos estables,
sino que quiere hacer en cada momento lo que más le guste.
-
Que sea inmoral el libertinaje sexual que se ha hecho tan normal, etc. etc.
Señor
Jesús: Que nada del mundo me aparte de Ti. Gracias por tu presencia real en
este sacramento que da la Vida al hombre. Quiero recibirte, Señor, siendo más
consciente cada vez de a Quién recibo; procuraré acercarme más veces a la
Eucaristía porque sé que te has quedado para nosotros, y me prepararé con mayor
pureza, humildad y devoción para recibir esta «prenda de la gloria futura» que
nos has dejado.
¡Buenos días!
Un regalo de verdad
Crea en torno a ti sentimientos y actitudes de paz,
concordia y convivencia. Perdona las injurias presentes y pasadas, líbrate de
las garras del odio, guarda la libertad de tu corazón para amar y comenzar una
vida nueva cada día. Desea sinceramente la colaboración, la buena vecindad y el
gozo de la fraternidad y del servicio.
Hace mucho tiempo un rey
quiso hacer un regalo precioso a un místico musulmán. Era una tijera de oro
incrustada de diamantes y de otras piedras preciosas. Agradeciéndolo educadamente,
el sufí le dijo: —Vuestro gesto me conmueve, pero siento no poder aceptar
vuestro regalo. La tijera sirve para cortar, separar, dividir... y toda mi
enseñanza y toda mi vida se basan en el acercamiento y la reconciliación, la
unión y la reunificación. Ofrecedme, si queréis, y para mi alegría una aguja,
una sencilla aguja para unir cosas parecidas y también cosas diversas.
A la obra gigantesca de la paz mundial, tú puedes
aportar tu sonrisa, la paz de tu propio corazón, porque quien está en paz
consigo mismo, la irradia a su alrededor, a la familia, al círculo de amigos,
al entorno de su trabajo cotidiano. Que el Señor te haga instrumento de su paz,
favoreciendo el amor, la unidad, la buena convivencia…
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ SANTO EVANGELIO: Jn 6,41-51
En aquel tiempo, los judíos murmuraban de Él, porque
había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo». Y decían: «¿No es éste
Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He
bajado del cielo?». Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros. Nadie
puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré
el último día. Está escrito en los profetas: ‘Serán todos enseñados por Dios’.
Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya
visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.
»En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene
vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el
desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma
no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá
para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».
♥ Comentario:
Hoy, el Evangelio presenta el desconcierto en el que
los connacionales de Jesús vivían en su presencia: «¿No es éste Jesús, hijo de
José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del
cielo?» (Jn 6,42). La vida de Jesús entre los suyos había sido tan normal que,
el comenzar la proclamación del Reino, quienes le conocían se escandalizaban de
lo que entonces les decía.
¿De qué Padre les hablaba Jesús, que nadie había
visto? ¿Quién era este pan bajado del cielo que quienes lo comen vivirán para
siempre? Él negaba que fuera el maná del desierto porque, quienes lo comieran,
morirían. «El pan que yo (...) voy a dar, es mi carne por la vida del mundo»
(Jn 6,51). ¿Su carne podía ser un alimento para nosotros? El desconcierto que
sembraba Jesús entre los judíos podía extenderse entre nosotros si no
respondemos a una pregunta central para nuestra vida cristiana: ¿Quién es
Jesús?
Muchos hombres y mujeres antes que nosotros se han
hecho esta pregunta, la han respondido personalmente, han ido a Jesús, lo han
seguido y ahora gozan de una vida sin fin y llena de amor. Y a los que vayan a
Jesús, Él los resucitará el último día (cf. Jn 6,44). Juan Casiano exhortaba a
sus monjes diciéndoles: «‘Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros’,
porque ‘nadie puede ir a Jesús si el Padre que lo ha enviado no lo atrae’
(...). En el Evangelio escuchamos al Señor que nos invita para que vayamos
hacia Él: ‘Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré
reposar’». Acojamos la Palabra del Evangelio que nos acerca a Jesús cada día;
acojamos la invitación del mismo Evangelio a entrar en comunión con Él comiendo
su carne, porque «éste es el verdadero alimento, la carne de Cristo, el cual,
siendo la Palabra, se ha hecho carne para nosotros» (Orígenes).
Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de
Poblet, Tarragona, España)
Palabras de San Juan
Pablo II
“La Eucaristía es el triunfo
del amor sobre el odio.
Cada Eucaristía es más fuerte
que todo el mal del mundo,
es una
realización de la redención
y reconciliación cada vez más profunda
de la humanidad con Dios”
Predicación del
Evangelio:
La vida no es solo comer
Nunca como hoy, la humanidad o gran parte de ella, ha
dispuesto de tantos adelantos: comunicación por aire, tierra y mar. Recursos de
alimentación o bienes materiales en abundancia y, por contraste, en algunos
lugares con tanta escasez y desigualdades.
Nunca como hoy, la humanidad, ha tenido tanto y, por
lo que sea, nunca ha tenido tanta sensación de insatisfacción, de infelicidad.
Algo ocurre en nuestro globo cuando tantos muestran tener poco apego a la vida.
Cuando, la droga, el suicidio u otras prácticas de riesgo se convierten en una
llamada de atención que nos debiera de hacer reflexionar: la vida, no sólo es
tener, acaparar, aparentar, conquistar, consumir o comer. Es mucho más. Tenemos
que descubrir o llegar a algo más que le dé sentido.
No es de extrañar, precisamente por eso, que mucha
gente encuentre en el sano altruismo, en la entrega generosa hacia los demás,
muchas razones para vivir o sentirse realizado. Y, al contrario, no es de
extrañar tampoco que otros –teniéndolo todo– no sepan por dónde tirar para
alcanzar un equilibrio razonable en su vida.
¿Dónde está la respuesta? Para nosotros, los
cristianos, en Cristo. Y desde ahí hemos de trabajar. De poco sirve ser los más
adelantados; que la ciencia vaya conquistando campos hasta unos años
impensables; que los grandes descubrimientos dejen a parte de la humanidad con
los ojos asombrados o que, por ejemplo, el bienestar del hombre –en algunos
rincones del mundo– haya alcanzado cotas impresionantes. ¿Es positivo si luego,
a continuación, fallamos y faltamos en lo esencial: el hombre?
La apariencia, lo material y lo puramente
superficial, se pueden convertir en un cruel muro que nos impida dar el salto a
Dios. A los judíos les aconteció lo mismo: estaban tan aferrados a la ley (y a
sus propios privilegios) que el paso del código de normas a Jesús les resultaba
escandaloso, imposible, inadmisible. Entre otras cosas porque, aquello, suponía
desmontar muchas ideas y muchos intereses; apearse de muchos caballos
domesticados a su propia medida.
Hoy, como entonces, también nos encontramos con
escenas muy parecidas: ¡Creo en Dios pero no en la Iglesia! ¡Yo me confieso
directamente con Dios! ¡A mí con creer en Dios me basta, me sobran los curas!
¿No será en el fondo que seguimos sin creer en el Dios encarnado? ¿No será que,
muchos, seguimos o siguen pensando que Dios es un Dios a nuestro antojo,
capricho y sometido a nuestra propia ley?
Ojala, amigos, sigamos avanzando en el conocimiento
de Dios. Pero, no lo olvidemos; para llegar hasta Él, el único camino es
Jesucristo.
Que no reduzcamos nuestra vida a “un ir tirando
comiendo.” Que nos preocupemos de buscar siempre razones, momentos, profetas,
ayudas para “un ir viviendo creyendo en Jesús”.
© Padre Javier Leoz
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Ofrecimiento para
sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio
del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de
preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la
Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Agradecimientos
Imaginemos
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
♡ Desde Argentina,
damos gracias a Dios y a la Santísima Virgen por la no aprobación de la ley de
“interrupción voluntaria del embarazo”, falaz eufemismo para no decir
directamente “ley de aborto”. Ante la presunción de que los impulsores de estas
legislaciones volverán en algún momento a intentarlo, seguiremos rezando por
todas las mujeres embarazadas y por todos los niños por nacer
♡ Desde Monte Grande, Buenos Aires, Argentina,
nuestro querido lector Héctor R. escribe y dice: “Quisiera agradecer a todos
los que rezaron por mi esposa Alicia,
que fue operada el viernes 3 de agosto de un tumor en la parótida. La operación
fue exitosa y le dieron el alta a Alicia que ya está en casa. Doy gracias a
María Auxiliadora que siempre nos cubre
bajo su manto”
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Agosto 12
Junto con el perdón a uno mismo, es necesario
reconocer que Dios no hace monstruos, y por lo tanto nuestro ser está lleno de
cosas buenas y de posibilidades bellas. En la historia de cada ser humano hay
obras buenas, intenciones positivas, cosas bellas que Dios mismo ha provocado
con los impulsos de su Espíritu Santo. Es necesario reconocer esas cosas. No
para enorgullecerse, sino para reconocer la obra del Espíritu y descubrir las
valiosas posibilidades que hay en nuestra vida. Esto es necesario para poder
mirar de la misma manera a los demás, con ojos positivos.
Es bueno entonces, repasar el propio pasado para
recordar esas cosas que nos hacen sonreír, esas acciones importantes que han
brotado de nosotros, esas cosas positivas que logramos hacer o decir, esos
momentos que nos hacen sentir que valía la pena nacer.
Es precioso ver cómo el Espíritu Santo ha ido
actuando en la propia vida, dejando su mensaje poco a poco, en medio de las
tristezas, los fracasos, los errores y las dificultades. El Espíritu Santo es
el gran artista, que también de las cosas malas puede sacar algo bueno, algo
que sólo con el paso del tiempo podemos llegar a descubrir.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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