domingo, 21 de enero de 2018

Pequeñas Semillitas 3569

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3569 ~ Domingo 21 de Enero de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Al pasar junto al lago de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Seguidme y os haré pescadores de hombres». Ellos, al instante, dejando las redes, le siguieron” (Mc 1, 16-18)
Aquellos pescadores tenían sus ilusiones y afanes, como tenemos todos. Hasta que Jesús –que había venido del cielo– les abrió un panorama nuevo de vida sobrenatural, de vida eterna, y de ayuda y orientación en el verdadero bien. Ante aquel mensaje, sus ilusiones humanas eran como el polvo del camino comparado con el oro. Por muy nobles que parezcan, las ilusiones de este mundo son muy pobres y se terminan.
Jesús planteaba una vida nueva, apasionante, que trascendía lo humano. No basta con adquirir unas determinadas virtudes naturales, o con guardar ciertas prácticas de piedad. Seguir a Cristo supone deshacerse de todo lo que estorba para unirse a Él y dejar que sea Él quien conduzca nuestros pasos.
Jesús, que pasas cada día a mi lado pidiéndome. Quiero ofrecerte mi trabajo de cada día, mis ilusiones y mis contrariedades, mis alegrías y mis penas. Estoy dispuesto a seguirte del modo que Tú quieras.
© P. Jesús Martínez García

¡Buenos días!

Alegría y buen humor
Esta mañana te sugiero medir el nivel de tu alegría y, si lo encuentras algún tanto más bajo de lo conveniente, esboza una sonrisa frente al espejo y mantenla por un minuto, mientras te repites “así quiero estar hoy, y así estaré con tu ayuda, Señor”. Esto es tan efectivo como tomar una aspirina para sacarse el dolor de cabeza. La alegría es también una opción.

Don Bosco a los jóvenes de sus oratorios y colegios les recomendaba: “Estén siempre alegres”. Y les organizaba el tiempo con valiosos elementos de recreación y alegría: teatro, música, paseos, campeonatos, juegos variados, y alegres celebraciones religiosas. Un salesiano, amigo mío, en los largos viajes de estudio de los alumnos de séptimo, pasaba casetes con los cuentos de Landriscina. Es tan importante hacer del buen humor un modo de vida que un obispo, Mons. Benson, expresó en cierta ocasión: “He aquí las cuatro virtudes cristianas: la fe, la esperanza, la caridad… y el buen humor”.

Un autor espiritual dice: “Si sucede alguna vez que no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás”. Pide al Espíritu Santo el don de la alegría cada día y, si no te sientes alegre, empieza a sonreír y una fresca alegría surgirá de tu alma.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él. (Mc 1,14-20)

Comentario:
Hoy, la Iglesia nos invita a convertirnos y, con Jesús, nos dice: «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Por tanto, habrá que hacer caso a Jesucristo, corrigiendo y mejorando lo que sea necesario.
Toda acción humana conecta con el designio eterno de Dios sobre nosotros y con la vocación a escuchar a Jesús, seguirlo en todo y para todo, y proclamarlo tal como lo hicieron los primeros discípulos, tal como lo han hecho y procuramos hacerlo millones de personas.
Ahora es la oportunidad de encontrar a Dios en Jesucristo; ahora es el momento de nuestra vida que empalma con la eternidad feliz o desgraciada; ahora es el tiempo que Dios nos proporciona para encontrarnos con Él, vivir como hijos suyos y hacer que los acontecimientos cotidianos tengan la carga divina que Jesucristo —con su vida en el tiempo— les ha impreso.
¡No podemos dejar perder la oportunidad presente!: esta vida más o menos larga en el tiempo, pero siempre corta, pues «la apariencia de este mundo pasa» (1Cor 7,31). Después, una eternidad con Dios y con sus fieles en vida y felicidad plenas, o lejos de Dios —con los infieles— en vida e infelicidad totales.
Así, pues, las horas, los días, los meses y los años, no son para malgastarlos, ni para aposentarse y pasarlos sin pena ni gloria con un estéril “ir tirando”. Son para vivir —aquí y ahora— lo que Jesús ha proclamado en el Evangelio salvador: vivir en Dios, amándolo todo y a todos. Y, así, los que han amado —María, Madre de Dios y Madre nuestra; los santos; los que han sido fieles hasta el fin de la vida terrenal— han podido escuchar: «Muy bien, siervo bueno y fiel (...): entra en la alegría de tu señor» (Mt 25,23).
¡Convirtámonos! ¡Vale la pena!: amaremos, y seremos felices desde ahora.
Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué (Manresa, Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II 
“La oración es el reconocimiento
de nuestros límites y de nuestra dependencia:
venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios”

Predicación del Evangelio:
Convertirse
Después de que Juan fue arrestado, Jesús se acercó a Galilea predicando el Evangelio de Dios y decía: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Debemos eliminar inmediatamente los prejuicios. Primero: la conversión no se refiere sólo a los no creyentes, o a aquellos que se declaran «laicos»; todos indistintamente tenemos necesidad de convertirnos; segundo: la conversión, entendida en sentido genuinamente evangélico, no es sinónimo de renuncia, esfuerzo y tristeza, sino de libertad y de alegría; no es un estado regresivo, sino progresivo.

Antes de Jesús, convertirse significaba siempre un «volver atrás». Indicaba el acto de quien, en cierto punto de la vida, se percata de estar «fuera del camino»; entonces se detiene, hace un replanteamiento; decide cambiar de actitud y regresar a la observancia de la ley y volver a entrar en la alianza con Dios. Hace un verdadero cambio de sentido, un «giro en U». La conversión, en este caso, tiene un significado moral; consiste en cambiar las costumbres, en reformar la propia vida.

En labios de Jesús este significado cambia. Convertirse ya no quiere decir volver atrás, a la antigua alianza y a la observancia de la ley, sino que significa más bien dar un salto adelante y entrar en el Reino, aferrar la salvación que ha venido a los hombres gratuitamente, por libre y soberana iniciativa de Dios.

Conversión y salvación se han intercambiado de lugar. Ya no está, como lo primero, la conversión por parte del hombre y por lo tanto la salvación como recompensa de parte de Dios; sino que está primero la salvación, como ofrecimiento generoso y gratuito de Dios, y después la conversión como respuesta del hombre. En esto consiste el «alegre anuncio», el carácter gozoso de la conversión evangélica. Dios no espera que el hombre dé el primer paso, que cambie de vida, que haga obras buenas, casi que la salvación sea la recompensa debida a sus esfuerzos. No; antes está la gracia, la iniciativa de Dios. En esto, el cristianismo se distingue de cualquier otra religión: no empieza predicando el deber, sino el don; no comienza con la ley, sino con la gracia.

«Convertíos y creed»: esta frase no significa por lo tanto dos cosas distintas y sucesivas, sino la misma acción fundamental: ¡Convertíos, esto es, creed! ¡Convertíos creyendo! La fe es la puerta por la que se entra en el Reino. Si se hubiera dicho: la puerta es la inocencia, la puerta es la observancia exacta de todos los mandamientos, la puerta es la paciencia, la pureza, uno podría decir: no es para mí; yo no soy inocente, carezco de tal o cual virtud. Pero se te dice: la puerta es la fe. A nadie le es imposible creer, porque Dios nos ha creado libres e inteligentes precisamente para hacernos posible el acto de fe en Él.

La fe tiene distintas caras: está la fe-asentimiento del intelecto, la fe-confianza. En nuestro caso se trata de una fe-apropiación. O sea, de un acto por el que uno se apropia, casi por prepotencia, de algo. San Bernardo hasta utiliza el verbo usurpar: «¡Yo, lo que no puedo obtener por mí mismo lo usurpo del costado de Cristo!».

«Convertirse y creer» significa hacer propiamente un tipo de acción repentina e ingeniosa. Con ella, antes aún de habernos fatigado y adquirido méritos, conseguimos la salvación, nos apropiamos incluso de un «reino». Y es Dios mismo quien nos invita a hacerlo; le encanta ver este ingenio, y es el primero en sorprenderse de que «tan pocos lo realicen».

«¡Convertíos!» no es, como se ve, una amenaza, una cosa que ponga triste y obligue a caminar con la cabeza agachada y por ello a tardar lo más posible. Al contrario, es una oferta increíble, una invitación a la libertad y a la alegría. Es la «buena noticia» de Jesús a los hombres de todos los tiempos.
© Padre Raniero Cantalemessa

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Córdoba, Argentina, agradecemos a Dios y a todas las personas que rezaron por Martín, un hombre joven, de 43 años de edad, que tuvo un mes y medio de internación, de los cuales 36 días estuvo en coma farmacológico, por un fallo multiorgánico, especialmente cardíaco, pulmonar y renal. Él ahora se ha recuperado, contra todos los pronósticos de la ciencia médica, ha sido dado de alta y escribe estas palabras: “Agradezco el estar vivo y doy gracias por eso”.

Desde la provincia de Buenos Aires nos llega el agradecimiento de Patricia que nos dice que hace una semana nació Lucca, su primer nieto, hijo de Manuela y Matías. Rezamos para que el Señor los proteja como familia y tengan siempre unidad en el amor, salud y trabajo para satisfacer sus necesidades.

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Enero 21
¿Quién es el Espíritu Santo? Estamos ante el Misterio de un amor infinito.
Si leemos la Biblia, allí Dios nos habla permanentemente de su amor por cada uno de nosotros, porque cada uno de nosotros es obra de sus manos, criatura amada: "Tú eres precioso a mis ojos, y yo te amo" (Isaías 43,4). Y nos habla de un "amor eterno" (Jeremías 31,3), de manera que, aun cuando nadie esperaba nuestro nacimiento, Él desde siempre nos imaginó para darnos la vida.
Y si los demás esperaban un niño de otro sexo, de otro color, con otro rostro, él nos esperaba tal como somos, porque él es el artista maravilloso que nos hizo, y él ama la obra de su amor. Mi existencia y la tuya tienen una sola explicación, que Dios nos ama.
"Aunque tu propia madre se olvidara de ti, yo no te olvidaré... Mira, te llevo tatuado en la palma de mis manos" (Isaías 49,15-16).
"Tu Dios está en ti, poderoso salvador. Él grita de gozo por ti, te renueva con su amor, y baila por ti con gritos de alegría" (Sofonías 3,17).
El mismo Dios es un Misterio de amor. Porque él no es un ser aislado, sino tres Personas que son un solo y único Dios. Este es un Misterio profundísimo que no podemos comprender en esta vida.
Pero nos hacemos una pregunta. Si las tres Personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, nos aman con un mismo amor divino, ¿por qué se llama especialmente Amor al Espíritu Santo?
Porque el Espíritu Santo procede, como si fuera un fruto perfecto, del amor que se tienen el Padre y el Hijo. Es decir, el amor que se tienen el Padre Dios y su Hijo termina en una inclinación, en un movimiento de amor que los une como una llama infinita de amor, y esa llama es la Persona del Espíritu Santo. Él es el amor que une al Padre y al Hijo, y el regalo de amor que ellos dos derraman en nuestros corazones.
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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