PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3553 ~ Viernes 5 de Enero de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Con
frecuencia, en medio de este mundo tan acelerado que vivimos, nos dejamos ganar
por la ansiedad. Y de hecho ella es la principal causa de muchas enfermedades
orgánicas que afectan a las personas.
Hoy
te invito a pensar que la mejor actitud que podemos adoptar es dejar que las
cosas vayan sucediendo según Dios las ha planificado confiando en Su sabiduría
sin límites y en Su amor inigualable. Vivamos cada momento de nuestra vida con
intensidad y con alegría, dando gracias por poder hacerlo. Y no permitamos que
los apuros mundanos nos quiten la serenidad y la paz interior.
Dicen
que hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol: un tiempo
para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para
arrancar lo plantado...
Qué
las tiernas manos de Dios te sostengan hasta que encuentres la plenitud de tu alma.
Qué el Señor habite en tu corazón.
¡Buenos días!
Dios cuenta contigo
El
Señor te ha dado el don inapreciable de la libertad, por el cual puedes tomar
con responsabilidad tus decisiones. Por lo tanto, si quieres, puedes realizarte
desarrollando las posibilidades de hacer el bien que están a tu alcance.
Sólo Dios puede dar la fe, pero tú puedes dar tu
testimonio.
Sólo Dios puede dar la esperanza, pero tú puedes
transmitir esperanza a tus hermanos.
Sólo Dios puede dar amor, pero tú puedes enseñar a
amar a los demás.
Sólo Dios es el camino, pero tú puedes mostrárselo a
los demás.
Sólo Dios es la luz, pero tú puedes alumbrarles el
camino a tus semejantes.
Sólo Dios es la vida, pero tú puedes devolverles a
muchos el deseo de vivir.
Sólo Dios puede hacer lo que parece imposible, pero
tú puedes hacer lo que es posible.
Sólo Dios se basta a sí mismo, pero él prefiere
contar contigo.
Dios
enseñó a Aarón con qué palabras debían bendecir los sacerdotes de Israel: “Que
el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti
y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la
paz”. La gracia de Dios es el conjunto de sus dones: fe, esperanza, amor, paz…
con los cuales debes colaborar en el proyecto divino. Porque él cuenta contigo.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le
dice: «Sígueme». Felipe era de Bestsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro.
Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ése del que escribió Moisés en la
Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de
Nazaret». Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?». Le dice
Felipe: «Ven y lo verás».
Vio
Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad,
en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió
Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te
vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de
Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera,
crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo:
veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del
hombre». (Jn
1,43-51)
Comentario:
Hoy,
Felipe nos da una lección cabal al acompañar a Natanael hasta el Maestro. Actúa
como el amigo que desea compartir con otro el tesoro recién descubierto: «Ése
del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado:
Jesús el hijo de José, el de Nazaret» (Jn 1,45). Rápidamente, con ilusión,
quiere compartirlo con los demás, para que todos puedan recibir sus beneficios.
El tesoro es Jesucristo. Nadie como Él puede llenar el corazón del hombre de
paz y felicidad. Si Jesús vive en tu corazón, el deseo de compartirlo se
convertirá en una necesidad. De aquí nace el sentido del apostolado cristiano.
Cuando Jesús, más tarde, nos invite a tirar las redes nos dirá a cada uno de
nosotros que debemos ser pescadores de hombres, que son muchos los que
necesitan a Dios, que el hambre de trascendencia, de verdad, de felicidad...
hay Alguien que puede colmarla por completo: Jesucristo. «Solamente Jesucristo
es para nosotros todas las cosas (…). ¡Dichoso el hombre que espera en Él!»
(San Ambrosio).
Nadie
puede dar lo que no tiene o no ha recibido. Antes de hablar del Maestro, es
necesario haber hablado con Él. Sólo si lo conocemos bien y nos hemos dejado
conocer por Él, estaremos en condiciones de presentarlo a los demás, tal como
hace Felipe en el Evangelio de hoy. Tal como han hecho tantos santos y santas a
lo largo de la historia.
Tratar
a Jesús, hablar con Él como un amigo habla con su amigo, confesarlo con una fe
convencida: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel» (Jn 1,49),
recibirlo a menudo en la Eucaristía y visitarlo con frecuencia, escuchar
atentamente sus palabras de perdón... todo ello nos ayudará a presentarlo mejor
a los demás y a descubrir la alegría interior que produce el hecho de que
muchas otras personas le conozcan y le amen.
Rev. D. Rafel FELIPE i Freije (Girona, España)
Santoral Católico:
San Juan Nepomuceno Neumann
Obispo y Fundador
Nació
en Prachatitz, Bohemia, el 28 de Marzo de 1811, hijo de Philip Neumann y Agnes
Lebis. Asistió a la escuela en Budweis y allí entró en el seminario el año
1831. Siendo clérigo emigró a Estados Unidos para atender a los emigrantes
pobres. Allí recibió la ordenación sacerdotal e inició su ministerio. En 1842
ingresó en los Redentoristas y, en 1852, fue nombrado obispo de Filadelfia,
donde murió en 1860.
© Directorio Franciscano - Aciprensa
Pensamiento del día
“La violencia es la peor manera de vincularnos”
María Eugenia Vidal
Tema del día:
Confiemos
Confiemos
en Dios. Confiemos en la Virgen. Porque si confiamos en Dios, Él hará
maravillas por nosotros y por quienes amamos. Dios es todopoderoso, pero con
nuestra poca confianza en Él, es como que le atamos las manos y así no puede
hacer prácticamente nada por nosotros y por nuestras cosas.
¡Cuánto
aprecia y valora el Señor, nuestra fe y confianza en Él!
Dios
puede hacer cualquier cosa, porque como bien le dijo el Arcángel San Gabriel a
la Santísima Virgen en la Anunciación: “Para Dios no hay nada imposible”.
Entonces debemos tener siempre esto bien presente, esta verdad de que Dios todo
lo puede. Pero para actuar en nuestras vidas, en las vidas de aquellos que
amamos, y en el mundo entero, necesita de nuestra confianza.
Si
confiamos en Dios entonces ya tenemos todo solucionado, porque en la medida de
nuestra confianza, serán las gracias y favores celestiales que recibiremos.
Pero
también veamos las cosas con la óptica de Dios, y no rechacemos las cruces que
Dios nos envía, o que permite en nuestras vidas, puesto que los sufrimientos y
padecimientos son fuentes de gracias y méritos, para alcanzar favores para
nosotros, para los seres queridos, y para el mundo entero.
Los
Santos sabían el gran valor que tiene el dolor, el sufrimiento, y a veces
nosotros no sabemos apreciar esto, sino que queremos librarnos de todos los
padecimientos. Sin embargo, ya nos ha dicho el Señor que para seguirle hay que
renunciar a uno mismo, tomar la cruz de cada día y seguirlo.
Pidamos
al Señor que nos alivie el sufrimiento para no caer bajo su peso, pero tengamos
presente que Dios nos hace un gran don cuando nos regala alguna cruz. Así lo
veían los santos, y así debemos también verlo nosotros.
Pero
si confiamos en Dios, si confiamos realmente en Él, Dios hará grandes milagros
para nosotros y viviremos felices porque estaremos convencidos de que Dios nos
ama y hasta las mismas cruces son regalos amorosos del Padre eterno.
Y
si somos débiles para sufrir, o para ver sufrir, entonces con ilimitada
confianza, pidámosle al Señor y a su Madre, que nos libren de los dolores de
alma, cuerpo y mente, y de todo lo que inquieta y perturba nuestra vida, y
tengamos la seguridad de que Dios nos oirá y pondrá en movimiento su
omnipotencia para socorrernos adecuadamente.
© Sitio Santísima
Virgen
No más
PPS
Una vez más les recuerdo a los lectores
que reciben “Pequeñas Semillitas” por correo electrónico,
que –lamentablemente– los
PPS no se envían más por cuestiones técnicas.
Meditaciones
Algunas
veces, cuando podemos ver detenidamente nuestros problemas, nos damos cuenta
que usamos las herramientas equivocadas para tratar de resolverlos. Lo que
necesitamos es alejarnos, desapegarnos. Esto puede hacernos ver un contexto
totalmente nuevo en el que encaja nuestro problema, y en el que quizás ni
siquiera exista un problema.
Es
difícil lograr el desapego si estamos profundamente enganchados en una
situación. Cuando nos transmitimos mensajes drásticos como "¡Ahora o
nunca!", nos damos de narices directamente contra el problema. En esta
posición es difícil mantener una visión equilibrada. Si nos detenemos y decimos
"Si no es ahora, quizás en otra ocasión", lograremos desengancharnos
y podremos recordar que la vida es más rica y variada de lo que pensábamos
cuando estábamos enganchados.
El
pensamiento en situaciones de crisis puede ser como un martillo que lo aplasta
todo. Esa puede ser nuestra forma de manipular el resultado de nuestra lucha.
Pero si recordamos que somos sólo una pequeña parte de un diseño grande y
hermoso, podremos depositar en él nuestros problemas.
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Enero 5
El
Espíritu Santo es el que puede transformar nuestros corazones con su soplo, con
su fuego, con su poder y su luz. Con su fuerza podemos cambiar poco a poco
nuestras actitudes llegando a ser personas renovadas. Siempre es posible
cambiar con el auxilio del Espíritu. Si no cambiamos no es porque él no puede,
sino porque nos respeta delicadamente. No nos obliga ni nos invade. No actúa
allí donde nosotros no se lo permitimos. Respeta nuestras decisiones, y también
nuestra debilidad.
Pero
si dejamos que el Espíritu Santo actúe en nosotros, si lo invocamos, si le
permitimos que él nos impulse, entonces la vida se llena de actos de amor a
Dios y a los hermanos, y así nos convertimos en seres "espirituales",
es decir, conducidos por la fuerza del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos va
renovando, y así ya no nos amargamos el corazón con rencores, celos, envidias.
Ya no estamos inmovilizados por la indiferencia y el egoísmo, y ya no somos
esclavos de los vicios y los malos apegos. Al contrario, nos llenamos de
esperanza, de fortaleza, de alegría en medio de las dificultades, y nos
sentimos verdaderamente libres, "nuevas criaturas" (1 Corintios
5,17).
La
Biblia nos habla bellamente de los frutos que produce el Espíritu cuando lo
dejamos actuar, y los resume en siete: "amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de uno mismo" (Gálatas 5,22-23).
No le pongamos obstáculos, para que él pueda producir esos frutos en nuestra
vida.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.