jueves, 18 de enero de 2018

Pequeñas Semillitas 3566

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3566 ~ Jueves 18 de Enero de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Cuentan que un pobre rezaba, consciente de su pobreza, y le decía a Dios:
“No soy digno de entrar en Tu Reino, pero en Tu Misericordia, sé que no puedes cerrarme la puerta. Sólo te pido el último lugar.”
Y Jesús le respondió: “Te concedo el último lugar, así estarás al lado de mi Madre.”
A primera vista parecería un despropósito: ¿María en el último lugar? ... Pero no lo es: María, siempre humilde y amorosa con todos sus hijos, nos ayudará a llegar al cielo y esperará hasta el último de nosotros, y solo después que ingrese el último, Ella entrará al Reino y se cerrará la puerta.

¡Buenos días!

Gime el desierto…
¿Ha perdido “actualidad” la palabra pecado? Pareciera que sí. Sin embargo es una radical experiencia humana. Basta mirar con sinceridad dentro de nosotros para descubrir una cuota de egoísmo y de fragilidad que nos induce a hacer el mal que deberíamos evitar y a no hacer el bien que estamos llamados a practicar.

Refieren los viajeros que, cuando el viento a la caída de la tarde roza la arena del desierto, se oye a lo lejos algo así como un suspiro prolongado: “Escucha” –dice entonces la voz del beduino–  “el desierto se lamenta, porque quisiera ser pradera“. En cuántos hombres, caídos por el pecado, existe la añoranza de lo que podrían ser y no son...

Nunca el hombre es tan grande como cuando cae de rodillas y pide ser purificado, cuando, desde lo profundo del alma grita: “¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad; por tu gran compasión, borra mis faltas!”, (Sal 51, 3) ¡Cuánta paz trae una confesión hecha con humilde arrepentimiento!
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy 
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran. (Mc 3,7-12)

Comentario:
Hoy, todavía reciente el bautismo de Juan en las aguas del río Jordán, deberíamos recordar el talante de conversión de nuestro propio bautismo. Todos fuimos bautizados en un solo Señor, una sola fe, «en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo» (1Cor 12,13). He aquí el ideal de unidad: formar un solo cuerpo, ser en Cristo una sola cosa, para que el mundo crea.
En el Evangelio de hoy vemos cómo «una gran muchedumbre de Galilea» y también otra mucha gente procedente de otros lugares (cf. Mc 3,7-8) se acercan al Señor. Y Él acoge y procura el bien para todos, sin excepción. Esto lo hemos de tener muy presente durante el octavario de oración para la unidad de los cristianos.
Démonos cuenta de cómo, a lo largo de los siglos, los cristianos nos hemos dividido en católicos, ortodoxos, anglicanos, luteranos, y un largo etcétera de confesiones cristianas. Pecado histórico contra una de las notas esenciales de la Iglesia: la unidad.
Pero aterricemos en nuestra realidad eclesial de hoy. La de nuestro obispado, la de nuestra parroquia. La de nuestro grupo cristiano. ¿Somos realmente una sola cosa? ¿Realmente nuestra relación de unidad es motivo de conversión para los alejados de la Iglesia? «Que todos sean uno, para que el mundo crea» (Jn 17,21), ruega Jesús al Padre. Éste es el reto. Que los paganos vean cómo se relaciona un grupo de creyentes, que congregados por el Espíritu Santo en la Iglesia de Cristo tienen un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4,32-34).
Recordemos que, como fruto de la Eucaristía —a la vez que la unión de cada uno con Jesús— se ha de manifestar la unidad de la Asamblea, ya que nos alimentamos del mismo Pan para ser un solo cuerpo. Por tanto, lo que los sacramentos significan, y la gracia que contienen, exigen de nosotros gestos de comunión hacia los otros. Nuestra conversión es a la unidad trinitaria (lo cual es un don que viene de lo alto) y nuestra tarea santificadora no puede obviar los gestos de comunión, de comprensión, de acogida y de perdón hacia los demás.
Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona, España)

Santoral Católico:
Santa Margarita de Hungría
Virgen Dominica
Hija de Bela IV, rey de Hungría, nació en Turoc (Dalmacia) el año 1242. Sus padres hicieron voto de consagrarla a Dios si liberaba a su patria de los tártaros. Desde pequeña se educó en las dominicas, en el monasterio de Santa María, fundado por su padre junto a Buda, en el que hizo la profesión religiosa en 1254. Es una de las grandes místicas medievales de Hungría. En la vida conventual, realizaba las tareas más humildes, con gran espíritu de pobreza y mortificación. No tenía una gran cultura, pero desde niña se hacía leer las Escrituras y se confiaba a la guía espiritual de su confesor, el dominico P. Marcelo, que fue Provincial de Hungría. Rezaba siempre las mismas oraciones y tenía una particular devoción a la Pasión de Cristo y a la Eucaristía. Llegó a un alto grado de contemplación, acompañada de visiones y otros dones de Dios. Murió el 18 de enero de 1270 en su convento.
© Directorio Franciscano - Aciprensa    

Pensamiento del día

"El mundo nos parece muy vacío
si solo pensamos en montañas, ríos y ciudades...
pero si alguien, en algún lugar,
piensa en nosotros y siente con nosotros
y, aún a la distancia, está cerca en espíritu,
la Tierra se convierte, entonces, en un jardín habitado..."
-Goethe-

Temas Médicos:
La “bebé milagro”
Manushi pesaba apenas 400 gramos cuando nació por una cesárea de emergencia en Rjasthan, India. Medía menos de 22 centímetros y tenía los pulmones, el corazón, el cerebro, los riñones y la piel tan delgados como el papel, según recoge el diario británico The Sun. Su madre, Seeta, de 48 años, y su padre Giriraj, de 50, la llaman su «bebé milagro».

La mujer sufrió una subida de la presión arterial a las 28 semanas de embarazo, lo que provocó una carencia de flujo sanguíneo a la placenta, por lo que los médicos tomaron la decisión de realizar una cesárea de emergencia. La niña, de inmediato, fue conectada a un respirador artificial y transferida a cuidados intensivos.

Los médicos dieron a los padres solo un 0,5 % de probabilidades de supervivencia, pero el hecho es que el bebé reaccionó a los tratamientos y a las siete semanas estaba tomando ya lecha materna. Lentamente comenzó a respirar por sí misma y su cerebro y ojos se desarrollan normalmente. La niña tiene ya 6 meses.

El director del hospital reconoció que, en condiciones normales, el equipo médico hubiera desistido antes, pero este caso era para ellos especial. «Decidimos salvar la vida del bebé y ofrecerle la atención y el cuidado médico necesarios porque queríamos enviar un mensaje de que las niñas deben estar protegidas», ha reconocido.

«En un estado como Rajasthan, donde el infanticidio femenino es desenfrenado, las personas tienen que dar un paso adelante y tomar medidas para poner fin a esta práctica malvada».

No hay cifras definitivas, pero a pesar de que el aborto selectivo es ilegal en la India, se trata de una práctica en aumento en los últimos años.

El censo de 2011 reveló que existen en el país 7,1 millones menos de chicas que de chicos de entre cero y seis años. En el censo de 2001 la diferencia era de 6 millones de 2001, y en el de 1991, 4,2 millones.
Fuente: Alfa y Omega

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Meditaciones
Es obvio que no es María misma la que se ha eximido del pecado original, sino que es un don de Dios. "El Todopoderoso hizo en mí maravillas", dice María en el himno del Magníficat (Lucas 1,49). ¿Y de qué manera sería imposible para Dios hacer por María lo que había hecho por Eva? Porque antes del pecado original, ¡Eva no tenía pecado original! ¿Tenemos que decirle a Dios qué hacer o no hacer?
Este don excepcional de Dios a la Virgen María, las Sagradas Escrituras lo mencionan muchas veces. En primer lugar, es el Arcángel Gabriel quien al dirigirse a María, le dice: "Alégrate" (o "Te saludo", porque en griego la salvación se expresa con la expresión Kairé, es decir, regocijo). Entonces Gabriel dice "Kekaritomene", que significa "que estaba llena de gracia". ¿Qué quiere decir eso? No se conoce en toda la Biblia ninguna otra ocasión donde un Ángel de Dios salude a un hombre o a una mujer de esta manera. Entonces, ¿debemos entender que el Ángel sólo le dice a María que ella ha sido "muy afortunada"? Obviamente no. ¡La gracia excepcional dada por Dios a María es la capacidad de decir un « sí» perfectamente libre!
Un minuto con María

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Enero 18
Los cristianos creemos que toda esta maravilla de la amistad con Dios, de la presencia del Espíritu Santo, es algo que nos supera de tal manera que de ningún modo podemos merecerlo. Si nunca podemos merecer o comprar la amistad sincera de un ser humano, porque la amistad sólo puede ser un regalo que se da gratis y libremente, con mucha mayor razón es imposible que podamos merecer o comprar la amistad divina.
Y cuando estamos en pecado y nuestro corazón se mueve con el deseo de buscar esa amistad, es porque la gracia de Dios ya está tocando el corazón, ya lo está atrayendo. Siempre es él quien tiene la iniciativa, siempre es él quien ama primero.
Sin embargo, una vez que el Espíritu Santo nos regala su amistad (la gracia santificante), una vez que él comienza a habitar en nosotros como amigo, al mismo tiempo comienza a producir una obra de renovación en nuestra vida. Es decir, nos toma tan en serio, que quiere que nosotros también participemos en nuestro propio crecimiento, que nos metamos por entero, con todas nuestras energías, en un camino de maduración. Y para eso nos capacita.
Pero nuestros méritos son en primer lugar de Cristo, que se entregó por nosotros, y nunca quieren decir que estamos mereciendo la amistad de Dios. Esa amistad será siempre un regalo totalmente gratuito de su ternura infinita, una iniciativa de amor y una obra gratuita del Espíritu Santo.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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