miércoles, 10 de enero de 2018

Pequeñas Semillitas 3558

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3558 ~ Miércoles 10 de Enero de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Podría decirse que la humildad es la ausencia de soberbia. Es una característica propia de los sujetos modestos, que no se sienten más importantes o mejores que los demás, independientemente de cuán lejos hayan llegado en la vida. Desde el punto de vista religioso, se suele asociar la humildad al reconocimiento de la superioridad divina; todos los seres humanos son iguales ante los ojos de Dios y deben actuar en consecuencia.
La humildad es la fuente de toda grandeza. Ser humilde es tener autoestima. Es saber hasta cuánto puedo hacer y entender a quien puede hacer algo mejor que yo. Y darle el espacio para que se desarrolle plenamente. El humilde mira a los demás con un brillo en los ojos y se regocija por su éxito. Es la persona que primero te estrecha la mano para felicitarte por una buena acción o un proyecto productivo. Y, automáticamente, tú le agradeces y lo tendrás siempre en tu corazón, pues el humilde vive en el corazón de todos y tiene uno de los mayores tesoros que existen, que es la amistad sincera.

¡Buenos días!

Despierta al gigante dormido
Tu vida es el resultado de tus pensamientos habituales. Sí, si tienes pensamientos felices, serás feliz. Si tienes pensamientos desdichados, serás desdichado. Si tienes pensamientos temerosos, tendrás miedo. Si piensas en el fracaso, seguramente fracasarás. Según pienses en tu corazón, así serás. Aquí tienes algunas frases para favorecer  pensamientos positivos.

- Creo realmente en mí mismo: en mis habilidades, en mis talentos, en mis capacidades, en los grandes dones que el Señor me ha dado. ¡Soy su milagro más grande!
- Hoy despertaré al gigante dormido que hay dentro de mí. Floreceré donde Dios me ha plantado, aunque sea en la roca.
- Porque confío en Jesús, tengo nueva vida y se renuevan mis fuerzas. Tengo alas como las águilas... Camino y no me fatigo. Corro y no me agoto (Isaías, 40,31).
- La alegría del Señor es mi fuerza: cultivaré la alegría, la cordialidad,  el buen humor.
- El Señor es mi fuerza y mi energía. Su bondad y misericordia me acompañan. Ningún mal temeré, porque tú, Señor, vas conmigo.

Repite estas frases especialmente cuando te asalten emociones negativas que amenazan tu alegría, tu paz, la confianza en ti mismo. Son un ejemplo, tú también puedes seleccionar de la Biblia y de tus lecturas otras semejantes. Vigílate hoy para eliminar desde el comienzo todo sentimiento negativo. Que pases un día de serena alegría y buena autoestima.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús, saliendo de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.
Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.
De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañeros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan». El les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido». Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios. (Mc 1,29-39)

Comentario:
Hoy vemos claramente cómo Jesús dividía la jornada. Por un lado, se dedicaba a la oración, y, por otro, a su misión de predicar con palabras y con obras. Contemplación y acción. Oración y trabajo. Estar con Dios y estar con los hombres.
En efecto, vemos a Jesús entregado en cuerpo y alma a su tarea de Mesías y Salvador: cura a los enfermos, como a la suegra de san Pedro y muchos otros, consuela a los tristes, expulsa demonios, predica. Todos le llevan sus enfermos y endemoniados. Todos quieren escucharlo: «Todos te buscan» (Mc 1,37), le dicen los discípulos. Seguro que debía tener una actividad frecuentemente muy agotadora, que casi no le dejaba ni respirar.
Pero Jesús se procuraba también tiempo de soledad para dedicarse a la oración: «De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración» (Mc 1,35). En otros lugares de los Evangelios vemos a Jesús dedicado a la oración en otras horas e, incluso, muy entrada la noche. Sabía distribuirse el tiempo sabiamente, a fin de que su jornada tuviera un equilibrio razonable de trabajo y oración.
Nosotros decimos frecuentemente: —¡No tengo tiempo! Estamos ocupados con el trabajo del hogar, con el trabajo profesional, y con las innumerables tareas que llenan nuestra agenda. Con frecuencia nos creemos dispensados de la oración diaria. Realizamos un montón de cosas importantes, eso sí, pero corremos el riesgo de olvidar la más necesaria: la oración. Hemos de crear un equilibrio para poder hacer las unas sin desatender las otras.
San Francisco nos lo plantea así: «Hay que trabajar fiel y devotamente, sin apagar el espíritu de la santa oración y devoción, al cual han de servir las otras cosas temporales».
Quizá nos debiéramos organizar un poco más. Disciplinarnos, “domesticando” el tiempo. Lo que es importante ha de caber. Pero más todavía lo que es necesario.
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Gregorio de Nisa
Obispo
Es uno de los Padres más importantes de la Iglesia de Oriente. Hermano de san Basilio Magno, nació en Cesarea de Capadocia (hoy Turquía) hacia el año 335. De joven se dedicó al estudio de la filosofía y la retórica, y luego a su enseñanza. Contrajo matrimonio, y más tarde abrazó la vida monástica junto a su hermano y a san Gregorio Nacianceno. Cuando Basilio fue elegido arzobispo de Cesarea, puso a su hermano Gregorio el año 371 como obispo de Nisa. La oposición y acusaciones de los arrianos lo tuvieron desterrado dos años. Su elocuencia y sus conocimientos teológicos le permitieron trabajar en la erradicación de las herejías y en la pacificación y unidad de la Iglesia, campos en los que prestó una valiosa ayuda a las autoridades imperiales católicas. Participó de forma muy notable en el Concilio de Constantinopla de 381. Dejó escritas muchas e importantes obras de teología y espiritualidad. Murió en Nisa el año 395.
© Directorio Franciscano - Aciprensa    

Pensamiento del día

“No desprecies el recuerdo del camino recorrido.
Ello no retrasa vuestra carrera, sino que la dirige;
el que olvida el punto de partida pierde fácilmente la meta”.
Beato Pablo VI

Tema del día:
Carta de una joven moribunda
Holly Butcher, una australiana de 27 años, murió la semana pasada de cáncer.

"Algunos consejos de vida de Hol". Con ese título la familia publicó una carta que la chica había dejado escrita para que sus seres queridos compartieran cuando muriera.

Holly decidió contarle al mundo lo que aprendió hace un año, cuando se enteró que le quedaba poco tiempo de vida. “Tengo 27 años, no me quiero ir. Amo mi vida. Soy feliz”, escribió.

Aquí van algunas de sus reflexiones:

-La vida es frágil, preciosa e impredecible y cada día es un regalo, no derecho adquirido.

-Solo quiero que la gente deje de preocuparse tanto por las tensiones pequeñas e insignificantes. Debes hacer lo que puedas para que tu tiempo se sienta digno y grandioso.

-Salir afuera y respirar aire profundamente hasta lo más profundo de tus pulmones. Mirar qué azul es el cielo y qué tan verdes son los árboles. Pensar en lo afortunado que eres de poder hacer eso: respirar.

-Es posible que te hayas quedado atrapado en el tráfico o hayas dormido mal porque tus hijos te mantuvieron despierto, o que tu peluquero te haya cortado el pelo muy corto. Deja que toda eso se vaya. Te juro que no vas a pensar en esas cosas cuando sea tu turno de irte. Veo mi cuerpo perderse delante de mis ojos, no puedo hacer nada con eso y lo único que quiero es poder tener un cumpleaños o una Navidad más con mi familia. O simplemente un día más con mi novio y mi perro. Sólo uno más.

-Aprecia tu buena salud y tu cuerpo en funcionamiento, incluso si no tiene el tamaño ideal. Deberías cuidarlo y aceptar lo increíble que es. Moverlo y alimentarlo con productos frescos, pero no te obsesiones con eso.

-Sé agradecido por cada día que no tienes dolor e incluso por los días en los que te sientes mal porque tienes gripe, una lesión en la espalda o un tobillo torcido. Acepta que eso es nada, pero agradece que eso no ponga en peligro tu vida.

-Dar, dar, dar. Es cierto que ganas más felicidad cuando haces cosas por otros que haciéndolas por vos mismo. Desearía haber hecho esto más.

-Valora el tiempo con otras personas. Aprecia que tus amigos quieran compartir su tiempo con vos.

-Abraza a tu perro. Por lejos, voy a extrañar eso.

-Trabaja para vivir, no vivas para trabajar.

-En serio, debes hacer lo que haga que tu corazón se sienta feliz.

-Come torta. Sin culpas.

-No te sientas presionado a hacer lo que otras personas podrían pensar que es una vida satisfactoria. Es posible que desees una vida mediocre y eso está muy bien.

-Recuerda que si algo te hace sentir mal tienes el poder de cambiarlo: en el trabajo o en el amor, o en lo que sea. Debes temer las agallas para cambiar.

Calendario Litúrgico 2018
La figura ilustra el esquema del Calendario Litúrgico del año 2018.
En distintos colores se destacan los diversos tiempos litúrgicos:
Verde: Tiempo ordinario o tiempo durante el año (en dos partes, una antes de Cuaresma y la otra después del Tiempo Pascual)
Violeta: Cuaresma (en febrero-marzo) y Adviento (en diciembre)
Rojo: Triduo Pascual
Anaranjado: Tiempo Pascual (desde el Domingo de Pascua hasta el Domingo de Pentecostés)
Azul: Tiempo de Navidad (última semana de diciembre y primera de enero)

Los cinco minutos del Espíritu Santo
Enero 10
No hace falta que te digan que estamos en una época difícil, que hoy no es fácil vivir, que muchas veces nos ataca el desaliento, que nos cuesta querernos, comunicarnos y ayudarnos, que cada uno piensa demasiado en sí mismo, que no reconocemos fácilmente el amor de Dios en nuestra propia vida.
Además, hay viejos rencores y heridas que nos cuesta sanar, frecuentemente nos sentimos insatisfechos, y otras veces no sabemos para qué trabajamos, para qué nos estamos esforzando, para qué vivimos en realidad. O quizás en el fondo nos sentimos solos, con una oculta tristeza. Nadie puede negar que algunas de estas cosas anidan en su corazón.
A veces nos va mal, la vida nos golpea duro, pero lo peor que nos puede pasar es si, además, perdemos la esperanza, la fe, la unidad con los seres queridos, las ganas de luchar. Para solucionar este profundo problema, para vivir con ganas y con fortaleza, hay algo que necesitamos, algo que nos falta.
En definitiva, nos falta espíritu. A nuestras existencias les falta el fuego, la luz, la vitalidad, la fortaleza, el empuje, la paz del Espíritu Santo. Y en el fondo, todo tu ser está sediento de él, de su presencia, de su río de vida. Por eso, recibamos una buena noticia: "El Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra debilidad" (Romanos 8,26).
Él viene. Cuando lo invoques él se acerca a tu vida, para ofrecerte agua viva, paz, consuelo, esperanza. Él viene, siempre viene.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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