viernes, 30 de septiembre de 2016

Pequeñas Semillitas 3143

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3143 ~ Viernes 30 de Setiembre de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
He visto una semilla Señor, que ha caído en la vereda del camino. Tú la creaste. ¿Qué hace allí? Espera la tierra fértil, la lluvia mansa, la brisa suave. Si no los encuentra, ¿dónde podrá germinar? Un niño pasa cerca, pero no la ve. El viento la mueve a su gusto, de un lado a otro. Debe germinar, y crecer y dar frutos. Para eso la creaste. Soy como esa semilla Señor. El viento me lleva de un lado a otro y aún no vivo, según tu voluntad. Siémbrame en tu Corazón, para que pueda germinar y dar frutos para ti. Señor yo también quiero germinar y crecer. Quisiera hacer tantas cosas y no puedo. Reconozco mi inutilidad. Sin ti, ¿qué puedo hacer? Tú lo has dicho: “Sin mí no pueden nada”. Y yo, sin ti, nada puedo. Soy una semilla Señor. Siémbrame en tu Corazón, para que pueda germinar y dar frutos. Amén.
(Oración de la Semilla – Autor anónimo)

¡Buenos días!

Dios… me duele
En los salmos varias veces se declara feliz al hombre que busca refugio en Dios cuando llegan las tribulaciones y angustias de la vida: “Dichoso el hombre que confía en Dios, porque no quedará defraudado”. Los hombres fallan y desilusionan, Dios no. Que él te conceda coraje y gracia para abandonarte en sus brazos paternales.

Dije: – Dios, me duele. Y Dios dijo: – Lo sé. Dije: – Dios, he llorado tanto. Y Dios dijo: –  Para eso te di lágrimas. Dije: – Dios, estoy tan deprimido... Y Dios dijo: – Por eso te di el brillo del sol. Dije: – Dios, la vida es dura. Y Dios dijo: – Por eso te di a seres queridos. Dije: – Dios, mi ser más querido murió. Dios dijo: – El mío también. Dije: – Dios, es una pérdida tan grande. Y Dios dijo: – Vi el mío clavado en una cruz. Dije: – Dios, pero tu ser más querido vive. Y Dios dijo: – El tuyo también. Dije: – Dios, ¿dónde están ellos ahora? Y Dios dijo: – El mío está a mi derecha, el tuyo está en la presencia del que le dio la vida. Dije: – Dios, duele. Y Dios dijo: – Lo sé... pero te prometí estar contigo hasta el final.

“Descarguen en el Señor todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”. Si lees la Biblia, encontrarás esta frase y otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios que te ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras pasan calamidades” de toda clase y magnitud. “No temas, contigo estoy. Yo te amo”,  te asegura Dios.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado». (Lc 10,13-16)

Comentario:
Hoy vemos a Jesús dirigir su mirada hacia aquellas ciudades de Galilea que habían sido objeto de su preocupación y en las que Él había predicado y realizado las obras del Padre. En ningún lugar como Corazín, Betsaida y Cafarnaúm había predicado y hecho milagros. La siembra había sido abundante, pero la cosecha no fue buena. ¡Ni Jesús pudo convencerles...! ¡Qué misterio, el de la libertad humana! Podemos decir “no” a Dios... El mensaje evangélico no se impone por la fuerza, tan sólo se ofrece y yo puedo cerrarme a él; puedo aceptarlo o rechazarlo. El Señor respeta totalmente mi libertad. ¡Qué responsabilidad para mí!
Las expresiones de Jesús: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!» (Lc 10,13) al acabar su misión apostólica expresan más sufrimiento que condena. La proximidad del Reino de Dios no fue para aquellas ciudades una llamada a la penitencia y al cambio. Jesús reconoce que en Sidón y en Tiro habrían aprovechado mejor toda la gracia dispensada a los galileos.
La decepción de Jesús es mayor cuando se trata de Cafarnaúm. «¿Hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás!» (Lc 10,15). Aquí Pedro tenía su casa y Jesús había hecho de esta ciudad el centro de su predicación. Una vez más vemos más un sentimiento de tristeza que una amenaza en estas palabras. Lo mismo podríamos decir de muchas ciudades y personas de nuestra época. Creen que prosperan, cuando en realidad se están hundiendo.
«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha» (Lc 10,16). Estas palabras con las que concluye el Evangelio son una llamada a la conversión y traen esperanza. Si escuchamos la voz de Jesús aún estamos a tiempo. La conversión consiste en que el amor supere progresivamente al egoísmo en nuestra vida, lo cual es un trabajo siempre inacabado. San Máximo nos dirá: «No hay nada tan agradable y amado por Dios como el hecho de que los hombres se conviertan a Él con sincero arrepentimiento».
* Rev. D. Jordi SOTORRA i Garriga (Sabadell, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Jerónimo
Doctor de la Iglesia 
Nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 347. Estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y llevó una vida desordenada hasta que se hizo catecúmeno y fue bautizado por el papa Liberio a los veinte años. Cautivado por la vida contemplativa, marchó a Oriente, se entregó a la vida ascética cerca de Antioquía y se ordenó de sacerdote. Estuvo un tiempo en Constantinopla y luego regresó a Roma, donde fue secretario del papa san Dámaso, que le encargó la traducción de la Biblia al latín, y dirigió espiritualmente a unas damas de la nobleza que llevaban vida de piedad en común en la colina Aventina. A la muerte del Papa marchó de nuevo a Oriente y, tras visitar monasterios de diversas regiones, se estableció en Belén de Judá. Allí asumió la dirección espiritual de los monasterios fundados por santa Paula, al tiempo que completó la versión de la Biblia y escribió muchas obras, especialmente comentarios a la Sagrada Escritura. Participó de modo admirable en muchas necesidades de la Iglesia. Murió en Belén el 30 de septiembre del año 420.
Oración: Oh Dios, tú que concediste a san Jerónimo una estima tierna y viva por la Sagrada Escritura, haz que tu pueblo se alimente de tu palabra con mayor abundancia y encuentre en ella la fuente de la verdadera vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

El pensamiento del día

“Todas las adversidades que he tenido en mi vida,
todos los problemas y obstáculos, me han fortalecido...
Uno no se da cuenta cuando sucede,
pero una patada en los dientes,
puede ser la mejor cosa
que le puede suceder a alguien
en un momento dado.”
-Walt Disney-

Tema del día:
“Dios siempre perdona”
La Catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles trató sobre el perdón en la cruz; habló del "buen" y el "mal" ladrón que fueron crucificados junto a Jesús y mandó un mensaje de esperanza al decir que a pesar del pecado que haya cometido uno, Dios le perdona si se acerca a Él y se arrepiente.

Francisco recordó el relato de la Pasión y las palabras de Jesús “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. “Jesús nos ha salvado permaneciendo en la cruz” y “allí se cumple su donación de amor que lleva siempre a nuestra salvación”, recordó.

“Muriendo en la cruz, inocente entre dos criminales, Él espera que la salvación de Dios pueda alcanzar a cualquier hombre en cualquier condición, también aunque sea la más negativa y dolorosa que pueda haber”.

El Papa señaló que “a quien está postrado en una cama de hospital, a quien vive encerrado en una prisión, a cuantos están atrapados por las guerras les digo: mirad al Crucificado; Dios está con vosotros, permanece con vosotros en la cruz y a todos se ofrece como Salvador. Dejad que la fuerza del Evangelio penetre en vuestro corazón y os consuele, os de esperanza y la íntima certeza de que ninguno está excluido de su perdón”.

Por otro lado, el “buen ladrón” pronuncia unas palabras que “son un maravilloso modelo de arrepentimiento, una catequesis concentrada para aprender a pedir perdón a Jesús”.

“No tiene miedo del amor de Dios, pero tiene ese respeto que se debe tener a Dios porque es Dios”, explicó el Papa. “El buen ladrón reclama la actitud fundamental que abre la confianza a Dios: la conciencia de su omnipotencia y de su infinita bondad” y esto “ayuda a hacer espacio a Dios y a confiar en su misericordia, también en la oscuridad más densa”.

En definitiva, “Jesús está sobre la cruz para estar con los culpables: a través de esta cercanía, Él ofrece su salvación”. Por tanto, “el buen ladrón se transforma en testimonio de la gracia, lo impensable ha sucedido: Dios me ha amado a tal punto que ha muerto sobre la cruz por mí”.

“La fe misma de este hombre es fruto de la gracia de Cristo: sus ojos contemplan en el Crucificado el amor de Dios por él, pobre pecador”, dijo el Santo Padre.

El relato de la Pasión termina cuando el buen ladrón le pide a Jesús que se que acuerde de él en el Paraíso. “¡Cuánta ternura hay en esta expresión, cuánta humanidad!”. “Es la necesidad del ser humano de no ser abandonado, de que Dios esté siempre cerca suyo”, afirmó.

El Papa añadió que “un condenado a muerte se convierte en modelo del cristiano que se confía a Jesús, y también en modelo de la Iglesia”.

“En la hora de la cruz, la salvación de Cristo alcanza su culmen, y su promesa al buen ladrón revela el cumplimento de su misión: salvar a los pecadores”, concluyó el Papa.
* Aciprensa

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Tenía un par de pedidos de oración para poner hoy en la página, y lamentablemente se han traspapelado. Por eso pido oración por esas personas, que Dios conoce, y cuyos nombres no puedo transcribir hoy en la página. Con las debidas disculpas a las personas que enviaron los pedidos y que pueden volver a enviarlos para su publicación.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de Dios
Setiembre 30
Sin la constancia, ninguna virtud es grande. Esta es la gran diferencia: los héroes y los santos perseveraron en sus propósitos, mientras que nosotros hacemos los mismos propósitos que ellos pero no perseveramos en su cumplimiento como ellos perseveraron.
Nosotros empezamos con muy buena voluntad, venciendo a veces no pocas dificultades. La cosa al principio "pinta muy lindo". Pero, a poco de comenzar, vamos cediendo en intensidad; luego perdemos ilusión y al fin abandonamos definitivamente.
¡Fue una lástima! ¡Prometía tanto! ¡Esperábamos tanto!
Al fin, nos quedamos sin nada. Y comenzaremos de nuevo, para luego volver a dejar otra vez.
Realmente, sin la constancia, ninguna virtud es grande.
“Persevera en la fe que aprendiste y de la que estás plenamente convencido: tú sabes de quiénes la has recibido” (2 Tim 3, 14). Aquello que el Señor te dio a conocer en el día bendito de tu retiro, de tus ejercicios, de tu cursillo, de tu encuentro con Él, todo aquello, no lo olvides; mantenlo en lo más profundo de tu ser; puede constituirse para ti en fermento que dé sentido a tu vida.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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