viernes, 9 de septiembre de 2016

Pequeñas Semillitas 3122

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3122 ~ Viernes 9 de Setiembre de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
He aquí un par de anécdotas reales que contaba la santa Madre Teresa de Calcuta:
“En Calcuta damos de comer cada día a 10.000 enfermos. Un día vino la hermana encargada de la comida y me dijo: —Madre, no tenemos nada para dar de comer a tanta gente. Yo me sentí muy sorprendida, porque era la primera vez que ocurría algo así. Pero, a las nueve de la mañana, llegó un camión abarrotado de pan. Todos los días el gobierno daba a los niños de las escuelas pobres un trozo de pan y un vaso de leche. No sé por qué razón, las escuelas de la ciudad, aquel día, permanecieron cerradas y todo el pan nos lo enviaron. Como ven, Dios había cerrado las escuelas, porque no podía permitir que nuestras gentes se quedasen sin comida. Y fue la primera vez que pudieron comer pan de buena calidad hasta saciarse por completo”.
“Otro día no teníamos absolutamente nada para cenar. Y no nos faltaba apetito. Inesperadamente, se presentó una señora a la que ninguna de nosotras conocía. Nos dijo: ‘No sé por qué, pero me he sentido empujada a traerles estas bolsas de arroz. Espero que les sean útiles’. Al abrirlas, nos dimos cuenta de que contenían, exactamente, lo que necesitábamos para la cena”.

¡Buenos días!

La Eucaristía fuente de luz y sanación
La Eucaristía es fuente de luz y amor para los que se acercan a Jesús vivo. También es fuente de salud. La hermana Briege McKenna tiene un maravilloso ministerio de sanación de enfermos. Ella nos cuenta algunos de estos milagros en su libro “Los milagros sí ocurren”.  Un ejemplo:

Dice: Un día me telefoneó un sacerdote muy angustiado. Acababa de saber que tenía cáncer en las cuerdas vocales y que, dentro de tres semanas, le extirparían la laringe. Me dijo que estaba desesperado, había sido ordenado apenas hacía seis años. Al orar con él, sentí que el Señor quería que yo le hablara de la Eucaristía. Le dije: “Padre, yo puedo orar por usted ahora por teléfono y lo haré. Pero ¿esta mañana no tuvo un encuentro con Jesús? ¿No se encuentra con él cada día? Padre, cada día, cuando celebra la misa, cuando toma la hostia sagrada, usted se encuentra con Jesús. ¿Se da cuenta de que Jesús pasa a través de su garganta? No hay nadie mejor a quien ir sino a Jesús. Pídale a Jesús que lo sane”. Lo oí llorar por teléfono. Y se despidió dándome las gracias. Tres semanas después, fue al hospital para ser operado.

Me llamó más tarde para decirme que la cirugía no se realizó. Los médicos descubrieron que el cáncer había desaparecido y que sus cuerdas vocales estaban como nuevas. Nunca conocí su nombre. Pero un año después, supe que antes de su enfermedad, había dejado de celebrar la misa diaria, excepto los domingos. Él tomaba la misa muy a la ligera. Y Dios usó esta experiencia del cáncer para transformar su vida. En adelante la Misa fue su encuentro diario con Jesús vivo.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
«No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto a medir. ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo por encima del maestro. Todo discípulo que esté bien formado, será como su maestro. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo’, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano». (Lc 6,37-42)

Comentario:
Hoy, las palabras del Evangelio nos hacen reflexionar sobre la importancia del ejemplo y de procurar para los otros una vida ejemplar. En efecto, el dicho popular dice que «“Fray Ejemplo” es el mejor predicador», u otro que afirma que «más vale una imagen que mil palabras». No olvidemos que, en el cristianismo, todos —¡sin excepción!— somos guías, ya que el Bautismo nos confiere una participación en el sacerdocio (mediación salvadora) de Cristo: en efecto, todos los bautizados hemos recibido el sacerdocio bautismal. Y todo sacerdocio, además de las misiones de santificar y de enseñar a los demás, incorpora también el munus —la función— de regir o dirigir.
Sí, todos —queramos o no— con nuestra conducta tenemos la oportunidad de llegar a ser un modelo estimulante para aquellos que nos rodean. Pensemos, por ejemplo, en la ascendencia que unos padres tienen sobre sus hijos, los profesores sobre los alumnos, las autoridades sobre los ciudadanos, etc. El cristiano, sin embargo, debe tener una conciencia particularmente viva acerca de todo esto. Pero..., «¿podrá un ciego guiar a otro ciego?» (Lc 6,39).
Para nosotros, cristianos, es como una llamada de atención aquello que los judíos y las primeras generaciones de cristianos decían de Jesucristo: «Todo lo ha hecho bien» (Mc 7,37); «El Señor comenzó a hacer y enseñar» (Hch 1,1).
Debemos procurar traducir en obras aquello que creemos y profesamos de palabra. En una ocasión, el Papa Benedicto XVI, cuando todavía era el Cardenal Ratzinger, afirmaba que «el peligro más amenazador son los cristianismos adaptados», es decir, el caso de aquellas personas que de palabra se profesan católicas pero que, en la práctica, con su conducta, no manifiestan el “radicalismo” propio del Evangelio.
Ser radicales no equivale a fanáticos (ya que la caridad es paciente y tolerante) ni a exagerados (pues en cuestiones de amor no es posible exagerar). Como ha afirmado San Juan Pablo II, «el Señor crucificado es un testimonio insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre»: no se trata ni de un fanático ni de un exagerado. Pero sí que es radical, tanto que nos hace decir con el centurión que asistió a su muerte: «Verdaderamente este hombre era justo» (Lc 23,47).
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Pedro Claver
Presbítero Jesuita
[Murió el 8 de septiembre y su memoria se celebra el 9 del mismo mes]. Nació en Verdú, provincia de Lérida en España, el año 1580. A los 22 años, cuando estudiaba filosofía en la Universidad de Barcelona, ingresó en la Compañía de Jesús. Hechos los votos, lo enviaron al colegio de Mallorca, donde sintió la vocación misional por obra, en particular, de san Alonso Rodríguez, portero del colegio. Partió de Sevilla hacia Colombia en 1610. Ordenado sacerdote en 1616 en Cartagena de Colombia, ejercitó allí mismo hasta su muerte el apostolado entre los esclavos negros, llevados desde África para ser vendidos. En 1622 hizo el voto de ser esclavo de los «etíopes», o sea, los negros. Llevó una vida heroica en el servicio a los esclavos, a quienes atendía fueron católicos o no. Bautizó a muchísimos. Sembró paz y caridad, y el Señor lo acreditó con el don de milagros. Tras una larga enfermedad, murió en la misma Cartagena el 8 de septiembre de 1654. León XIII lo declaró patrono especial de las misiones entre los pueblos negros.
Oración: Oh Dios, que fortaleciste a san Pedro Claver con admirable caridad y paciencia para ser esclavo de los esclavos; concédenos por su intercesión buscar lo que es de Jesucristo amando a nuestros hermanos con obras y de verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

El pensamiento del día

“María es como el arco iris,
señal de reconciliación entre Dios y los hombres”.
-San Antonio de Padua-

Biblioteca de archivos
Recuerda que en la página (blog) de "Pequeñas Semillitas" y también en "Juan Pablo II inolvidable", en la columna lateral derecha, hay un enlace con la misma imagen que ves arriba de este escrito, desde donde se ingresa a la Biblioteca de archivos. Ingresando allí encontrarás una selección de los mejores artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o descargar a tu computadora.
Entre los archivos de texto (pdf) están en forma completa los documentos papales: "Lumen Fidei", "Evangelii Gaudium", "Misericordiae Vultus" y "Laudato Si". También está el Diario de Santa Faustina y hay enlaces para ver películas con la vida de grandes santos de la Iglesia.

Tema del día:
Felicidad no es comodidad
1)  Para saber
Un producto de belleza que tiene mucho éxito es aquel que dice proporcionar juventud. Ciertamente pueden ayudar, aunque no hacen milagros. Pero el Papa Francisco nos ofrece otra receta: la misericordia, que conserva siempre un rostro joven. Porque un corazón misericordioso sabe de ternura y compasión, se anima a salir de su comodidad; sabe ir al encuentro de los demás. Decir misericordia es decir compromiso, confianza, apertura, hospitalidad, compasión, es decir, sueños, características de la juventud.

2) Para pensar
Decía el Papa que le genera un dolor y preocupación encontrar a jóvenes que se han imposibilitado para vivir la misericordia al encerrarse, que ya «tiraron la toalla» antes de empezar el partido, que caminan con rostros tristes, como si su vida no tuviese valor, aburridos... y aburridores, que aburren a los otros.
Es una parálisis muy peligrosa que nace cuando se confunde la “felicidad” con la “comodidad”. El peligro de considerar que para ser feliz se necesita un buen sofá; un sofá que ayude a estar cómodos, tranquilos, bien seguros; un sofá que garantiza horas de tranquilidad para trasladar al mundo de los videojuegos y pasar horas y horas frente a la computadora o la televisión. Un sofá que haga quedarnos en casa encerrados, sin fatigarnos ni preocuparnos. El «sofá-felicidad», es probablemente la parálisis silenciosa que más puede perjudicar, afirmaba el Papa.
“¿Por qué sucede esto? Porque poco a poco, sin darnos cuenta, nos vamos quedando dormidos, embobados y atontados”. Y así, hay jóvenes “viejos” que se jubilan a los 20 años.
Pero Jesús no es el Señor del confort, de la comodidad. Para seguir a Jesús, hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que ayuden a caminar por caminos nunca soñados, con nuevos horizontes, capaces de contagiar esa alegría que nace del amor de Dios, la alegría que deja en el corazón cada actitud de misericordia.
Pensemos que no vinimos a este mundo a «vegetar», a pasarla cómodamente, a hacer de la vida un sofá que nos adormezca; al contrario, venimos a dejar una huella. Si optamos por la comodidad, por confundir felicidad con consumir, entonces el precio que pagamos es muy caro: perdemos la libertad. La droga no es la única que quita libertad.

3) Para vivir
Este tiempo sólo acepta jugadores titulares en la cancha, no suplentes, y para lograrlo y ser plenos hay una respuesta que no se vende, porque es una persona: Jesucristo. ¿Se puede comprar Jesucristo? No, Jesucristo es un don, es un regalo del Padre ¡para todos!, concluía el Papa.
Jesucristo es quien sabe darle verdadera pasión a la vida, nos mueve a no conformarnos con poco, a dar lo mejor de nosotros y nos impulsa a soñar alto; nos invita y nos ayuda a levantarnos cada vez que nos damos por vencidos; nos hace una promesa: «Felices los misericordiosos, porque encontrarán misericordia» (Mt 5,7). Felices los que saben perdonar, tener un corazón, dar lo mejor de sí a los demás, lo mejor, no lo que sobra.
La misericordia tiene siempre rostro joven, como el de María de Nazaret, que con su «sí» vivió la aventura de la misericordia, y es llamada «Madre de la Misericordia».
* Pbro. José Martínez Colín

El rincón del lector
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Los cinco minutos de Dios
Setiembre 9
Quien más, quien menos, todos queremos ser mejores de lo que somos y aún, en cierta medida, nos esforzamos en serlo.
Sin embargo, no siempre conseguimos lo que pretendemos; ¿a qué se deberá tal ineficiencia?
Es que, para ser buenos, queremos hacer más, y no.... hacerlo mejor.
Sin embargo, más que pretender hacer, trabajar, actuar, etc., deberíamos fijarnos en los adverbios: plenamente, cuidadosamente, más perfectamente.
No es, pues, cuestión de verbos, sino de adverbios.
No es cuestión de más, sino de mejor.
Santo es, no el que hizo cosas extraordinarias, sino el que hizo las cosas ordinarias de un modo extraordinario.
Piensa que para mejorarte no es preciso que cambies de ocupaciones, sino que te esfuerces por hacer tus diarias ocupaciones con un nuevo corazón.
“Queridos hermanos, permanezcan firmes e inconmovibles, progresando constantemente en la obra del Señor, con la certidumbre de que los esfuerzos que realizan por Él no serán en vano” (1 Cor 15,58). Nada de lo que se hace por el Señor es inútil; aunque él sabe cuál es el momento oportuno para darle fecundidad y eficiencia.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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