PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3126 ~ Martes 13 de Setiembre de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El
Espíritu Santo es el “Gran Desconocido”, pues si realmente lo conociéramos
viviríamos con permanente paz en el alma.
Dios,
Nuestro Señor, es tan amoroso con todos nosotros que nos ha dado la conciencia.
Esa voz de Dios que nos habla internamente. Ahí donde nada más estás tú y Dios,
ahí es donde el Espíritu Santo te hablará. Sus llamadas amorosas no son con
gritos, sino con suavidad. Se necesita que haya silencio para que podamos
oírlo. Pero, nuestro mundo de hoy hace tanto ruido, que no nos permitimos
escuchar esa voz de Dios. Dejemos que Dios nos hable. Escuchemos sus gemidos de
amor por nosotros. Esforcémonos por escucharle.
No
tengamos miedo de ser testigos de Dios en la sociedad, pues si contamos con el
Espíritu Santo, toda dificultad será vencida, todo cansancio refrescado y cada
tristeza consolada.
¡Buenos días!
Jesús le habló a un niño
La
adoración eucarística es un encuentro del alma y de todo nuestro ser con Jesús.
Es la criatura que se encuentra con el Creador. Es el discípulo ante el divino
Maestro. Es el enfermo con el Médico de las almas. Es el pobre que recurre al
Rico. Es el sediento que bebe de la Fuente. Es el débil que se presenta ante el
Todopoderoso.
En Inglaterra, un misionero predicaba a muchos niños
sobre la Eucaristía. Tanto conmovió a un niño lo escuchado que, al día
siguiente fue temprano a la Iglesia y se acercó al altar. Como no podía llegar
al Sagrario; se subió al altar y, golpeando la puertita, preguntó: “¿Estás
aquí, Jesús?” Al no oír nada, repitió: “¿Estás aquí, Jesús? Contéstame. Me lo
aseguró el Padre”. El niño atendió, pero al no oír nada insistió: “Querido
Jesús, yo creo en ti y te amo. Contéstame”. Esta vez Jesús le dijo: “Sí, estoy aquí,
pequeño, ¿qué necesitas de mí?” El niño con voz temblorosa, dijo: “Mi padre no
es cristiano; te pido que lo conviertas”. Y Jesús le dijo: “Tu oración ha sido
escuchada”. El niño volvió a su casa contento y feliz. Ese mismo día su padre
se acercó a un sacerdote y volvió a Dios.
El
santo Cura de Ars exclamaba: “¡Cuán consoladores y suaves son los momentos
pasados con este Dios de bondad! ¿Estás dominado por la tristeza? Ven un
momento a sentarte a sus pies, y quedarás consolado. ¿Eres despreciado del mundo?
Ven aquí, y encontrarás un amigo que jamás quebrantará la fidelidad”. Que sepas
aprovechar esta maravillosa presencia.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con Él sus
discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad,
sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que
acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella,
y le dijo: «No llores». Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se
pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo: levántate». El muerto se incorporó y
se puso a hablar, y Él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y
glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre
nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». Y lo que se decía de Él, se
propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina. (Lc 7,11-17)
Comentario:
Hoy,
dos comitivas se encuentran. Una comitiva que acompaña a la muerte y otra que
acompaña a la vida. Una pobre viuda, seguida por sus familiares y amigos,
llevaba a su hijo al cementerio y de pronto, ve la multitud que iba con Jesús.
Las dos comitivas se cruzan y se paran, y Jesús dice a la madre que iba a
enterrar a su hijo: «No llores» (Lc 7,13). Todos se quedan mirando a Jesús, que
no permanece indiferente al dolor y al sufrimiento de aquella pobre madre,
sino, por el contrario, se compadece y le devuelve la vida a su hijo. Y es que
encontrar a Jesús es hallar la vida, pues Jesús dijo de sí mismo: «Yo soy la
resurrección y la vida» (Jn 11,25). San Braulio de Zaragoza escribe: «La
esperanza de la resurrección debe confortarnos, porque volveremos a ver en el cielo
a quienes perdemos aquí».
Con
la lectura del fragmento del Evangelio que nos habla de la resurrección del
joven de Naím, podría remarcar la divinidad de Jesús e insistir en ella,
diciendo que solamente Dios puede volver un joven a la vida; pero hoy
preferiría poner de relieve su humanidad, para que no veamos a Jesús como un
ser lejano, como un personaje tan diferente de nosotros, o como alguien tan
excesivamente importante que no nos inspire la confianza que puede inspirarnos
un buen amigo.
Los
cristianos hemos de saber imitar a Jesús. Debemos pedir a Dios la gracia de ser
Cristo para los demás. ¡Ojalá que todo aquél que nos vea, pueda contemplar una
imagen de Jesús en la tierra! Quienes veían a san Francisco de Asís, por
ejemplo, veían la imagen viva de Jesús. Los santos son aquellos que llevan a
Jesús en sus palabras y obras e imitan su modo de actuar y su bondad. Nuestra
sociedad tiene necesidad de santos y tú puedes ser uno de ellos en tu ambiente.
* Rev. D. Joan SERRA i Fontanet (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Juan Crisóstomo
Obispo y Doctor de la Iglesia
[Murió
el 14 de septiembre y su fiesta se celebra el 13 de mismo mes]. Nació en
Antioquía hacia el año 349, hijo de un funcionario imperial. Después de recibir
una excelente formación clásica, se dedicó a la vida ascética y monástica. Más
tarde, en el 386, fue ordenado de sacerdote y ejerció, con gran provecho, el
ministerio de la predicación. El año 397 fue elegido obispo de Constantinopla,
cargo en el que se comportó como un pastor ejemplar, esforzándose por llevar a
cabo una profunda reforma de las costumbres del clero y de los fieles. La
oposición de la corte imperial, cuyos excesos denunciaba, y de los envidiosos
lo llevó por dos veces al destierro. Agotado por tantas penalidades, murió
deportado en Comana del Ponto (Turquía), el 14 de septiembre del año 407.
Contribuyó en gran manera, por su palabra y sus escritos, al enriquecimiento y
explicación de la doctrina católica, hasta el punto de merecer el sobrenombre
de Crisóstomo, es decir, «Boca de oro».
Oración: Oh Dios, fortaleza de los que esperan en ti,
que has hecho brillar en la Iglesia a san Juan Crisóstomo por su admirable
elocuencia y su capacidad de sacrificio, te pedimos que, instruidos por sus
enseñanzas, nos llene de fuerza el ejemplo de su valerosa paciencia. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
El pensamiento del día
“Ven
Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles,
y
enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía
tu Espíritu Creador. Y renueva la faz de la Tierra.
Oh
Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles
con la luz del Espíritu Santo,
con la luz del Espíritu Santo,
haznos
dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.
para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.
Amén”.
Historias:
La humildad
Se
acercaba mi cumpleaños y quería ese año pedir un deseo especial al apagar las
velas de mi pastel.
Caminando
por el parque me senté al lado de un mendigo que estaba en uno de los bancos,
el más retirado, viendo dos palomas revolotear cerca del estanque y me pareció
curioso ver a un hombre de aspecto abandonado, mirar las avecillas con una
sonrisa en la cara que parecía eterna.
Me
acerqué a él con la intención de preguntarle por qué estaba tan feliz.
Quise
también sentirme afortunado al conversar con él para sentirme más orgulloso de
mis bienes, por que yo era un hombre al que no le faltaba nada. Tenía mi
trabajo, que me producía mucho dinero. Claro que... ¿cómo no iba a producírmelo
trabajando tanto?. Tenía mis hijos a los que, gracias a mi esfuerzo, tampoco
les faltaba nada y tenían todos los juguetes que quisiesen tener. En fin,
gracias a mis interminables horas de trabajo no le faltaba nada a mi familia.
Me
acerqué entonces al hombre y le pregunté:
-
Caballero, ¿qué pediría usted como deseo en su cumpleaños?
Pensaba
yo que el hombre me contestaría que pediría dinero. Así, de paso, yo le daría
unos billetes que tenía y realizaría la obra de caridad del año.
No
sabe usted mi asombro cuando el hombre me contesta lo siguiente, con la misma
sonrisa en su rostro que no se le había borrado y nunca se le borró:
-Amigo,
si pidiese algo más de lo que tengo sería muy egoísta, yo ya he tenido de todo
lo que necesita un hombre en la vida y más. Vivía con mis padres y mi hermano
antes de perderlos una tarde de junio. Hace mucho, conocí el amor de mi padre y
mi madre, que se desvivían por darme todo el amor que les era posible dentro de
nuestras limitaciones económicas. Al perderlos, sufrí muchísimo pero entendí
que hay otros que nunca conocieron ese amor, yo sí y me sentí mejor.
De
joven, conocí una chica de la cual me enamoré perdidamente. Un día la besé y
estalló en mí el amor hacia aquella joven tan bella. Cuando se marchó, mi
corazón sufrió tanto... Recuerdo ese momento y pienso que hay personas que
nunca han conocido el amor y me siento mejor.
Un
día en este parque, un niño correteando cayó al suelo y comenzó a llorar. Yo
fui, lo ayudé a levantarse, le sequé las lágrimas con mis manos y jugué con él
por unos instantes más y aunque no era mi hijo, me sentí padre y me sentí feliz
porque pensé que muchos no han conocido ese sentimiento.
Cuando
siento frío y hambre en el invierno, recuerdo la comida de mi madre y el calor
de nuestra pequeña casita y me siento mejor porque hay otros que nunca lo han
sentido y tal vez no lo sentirán nunca. Cuando consigo dos piezas de pan
comparto una con otro mendigo del camino y siento el placer que da compartir
con quien lo necesita, y recuerdo que hay unos que jamás sentirán esto.
Mi
querido amigo, ¿qué más puedo pedir a Dios o a la vida cuando lo he tenido
todo, y lo más importante es que soy consciente de ello?
Puedo
ver la vida en su más simple expresión, como esas dos palomitas jugando. ¿Qué
necesitan ellas? Lo mismo que yo, nada... Estamos agradecidos al Cielo de esto,
y sé que usted pronto lo estará también.
Miré
hacia el suelo un segundo como perdido en la grandeza de las palabras de aquel
sabio que me había abierto los ojos en su sencillez. Cuando miré a mi lado ya
no estaba, sólo las palomitas y un arrepentimiento enorme de la forma en que
había vivido sin haber conocido la vida. Jamás pensé que aquel mendigo era tal
vez un ángel enviado por Dios, que me daría el regalo más precioso que se le
puede dar a un ser humano... la humildad.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por dos personas de Argentina: Federico,
de 22/23 años, que sufrió un paro cardio-respiratorio y su estado es muy grave.
También por María A. que padece de
cáncer por segunda vez, es una mamá muy joven. Los ponemos en las Santas Manos
de Jesús para que Él los cuide y los sane.
Pedimos
oración para: Carola, 73 años, de
Lima, con tratamiento de quimioterapia no muy bien tolerado; Rosita, 45 años, colombiana que vive en
Canadá, con problemas de insuficiencia renal; Ana A. y sus hijos: Franco,
Marco y Mariana, de Argentina, para que consigan trabajo y lugar donde
vivir; y el señor Norman J., de 79
años, de Canadá, con cáncer digestivo, rogando a Jesús le calme los dolores y
alivie también a su esposa Shirley.
Pedimos
oración por la sanación física y espiritual de Alfonso, su hija Liza, y
toda la familia. Rogamos al Señor que, con la intercesión de la Virgen
Santísima, se obre una verdadera conversión y alejen todo lo malo de sus mentes
y sus corazones. Incluimos en el pedido a la señora Luz María, esposa de Alfonso, internada en un hogar geriátrico en
franca recuperación. Todos ellos viven en Colombia.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de Dios
Setiembre 13
Hay
quienes corren el riesgo de comprometerse para toda su vida; hay quienes
adoptan como norma de su vida el "¡no te metas!" egoísta y estéril.
Una
cosa es meterse y otra muy distinta es entrometerse.
Está
bien que no te entrometas en la vida de los demás; déjales su libertad personal
y reconoce el derecho que tienen a mandar ellos en su vida.
Pero
"métete" con ellos siempre que eso les suponga un bien; métete, es
decir, preocúpate por su bien, por sus problemas, por sus necesidades.
No
te aísles dentro de ti mismo, no te cierres en tus propias necesidades y
problemas; no limites tu preocupación solamente a ti y a los tuyos.
Convéncete
más bien de que, de una u otra forma, todos los seres humanos son "los
tuyos"
“El Señor preguntó a Caín: ‘¿Dónde está tu hermano
Abel?’ ‘No lo sé’, respondió Caín. ‘¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?’
(Gn 4,9). Caín pecó por matar a su hermano; pero es que ya lo había matado al
despreocuparse de él. Despreocuparse de hermanos es despreocuparse de Dios, que
es el Padre de ambos.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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