PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2709
~ Martes 16 de Junio de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Luego de la Cuaresma, el Triduo Pascual y
el Tiempo Pascual llegando hasta Pentecostés, hemos retomado el transitar por
el “Tiempo Ordinario”, que no se llama así (ordinario) porque sea de menor calidad sino sencillamente
porque no contempla acontecimientos extraordinarios (aunque la vida de Jesús
toda ella es extraordinaria). También se lo llama a este tiempo “durante el
año”, y en él las diversas lecturas de las misas nos ayudan a repasar la vida y
el ministerio de Jesús en su paso por el mundo.
Jesús con sus parábolas nos enseña a ver
el mundo con los ojos de Dios. Esas parábolas transmiten esperanza, optimismo,
aliento y ánimo. Hablan de presente y de
futuro. Ninguna termina en fracaso. La vida triunfa sobre la muerte, la semilla
da fruto. Gracias a la siembra y a la
siega habrá cosecha en abundancia. Jesús, con ejemplos que entienden quienes le
escuchan, habla de la vida que germina desde dentro y va transformando al ser
humano; teniendo siempre en cuenta que el crecimiento personal y del Reino
depende más de la iniciativa de Dios que de los esfuerzos humanos. La gente
sencilla entiende la forma de hablar y de actuar de Jesús.
Lo nuestro es sembrar, regar y cuidar
con ilusión, interés y generosidad, sabiendo que sólo Dios hace madurar los
frutos y asegura la cosecha. La semilla –como las personas- puede germinar y
crecer por la fuerza de vida que hay en su interior. Por eso es que todos
tenemos que tratar de sembar las mejores semillas en los ambientes donde nos
toca movernos…
¡Buenos días!
Semillas: el Ángel vendedor
Te
ofrezco hoy una hermosa parábola moderna que ilustra una verdad importante para
tu vida. Te aclarará lo que Dios espera de ti. Lo que logra la oración y lo que
no puedes esperar con los brazos cruzados.
Anoche tuve un sueño raro. En la plaza mayor
de la ciudad habían abierto un negocio nuevo. El cartel decía: "Regalos de
Dios". Entré: un Ángel atendía a los clientes. Yo, asombrado, le pregunté:
— ¿Qué es lo que vendes, ángel del Señor?
—Ofrezco cualquier don de Dios. — ¿Cobras muy caro? —No, los dones de
Dios son gratis. Miré los grandes estantes; estaban llenos de ánforas de amor,
frascos de fe, de esperanza, de salvación y muchas cosas más. Yo tenía gran
necesidad de todo. Cobré valor y le dije al Ángel: —Dame, por favor, bastante
amor a Dios; también perdón de Dios; un bulto de esperanza, otro de fe y otro
de salvación. Me sorprendí cuando vi que el Ángel, de todo el pedido, me hizo
un solo paquete; y tan pequeño como el tamaño de mi corazón. — ¿Será posible,
esto es todo? —pregunté. El Ángel me explicó: —Es todo, Dios nunca da frutos
maduros; él sólo da pequeñas semillas, que cada uno debe cultivar.
Querido
amigo, Dios te ayudará con sus gracias, pero te dejará un buen margen de acción
para que colabores con él. No te anula, sino que te invita a poner toda tu
buena voluntad con la libertad de un hijo de Dios, “creado a su imagen y
semejanza”.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu
enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os
persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su
sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a
los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los
publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de
particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed
perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial». (Mt
5,43-48)
Comentario
Hoy, Cristo nos invita a amar. Amar sin
medida, que es la medida del Amor verdadero. Dios es Amor, «que hace salir su
sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos» (Mt 5,45). Y el
hombre, chispa de Dios, ha de luchar para asemejarse a Él cada día, «para que
seáis hijos de vuestro Padre celestial» (Mt 5,45). ¿Dónde encontramos el rostro
de Cristo? En los otros, en el prójimo más cercano. Es muy fácil compadecerse
de los niños hambrientos de Etiopía cuando los vemos por la TV, o de los
inmigrantes que llegan cada día a nuestras playas. Pero, ¿Y los de casa? ¿Y nuestros
compañeros de trabajo? ¿Y aquella parienta lejana que está sola y que podríamos
ir a hacerle un rato de compañía? Los otros, ¿Cómo los tratamos? ¿Cómo los
amamos? ¿Qué actos de servicio concretos tenemos con ellos cada día?
Es muy fácil amar a quien nos ama. Pero
el Señor nos invita a ir más allá, porque «si amáis a los que os aman, ¿qué
recompensa vais a tener?» (Mt 5,46). ¡Amar a nuestros enemigos! Amar aquellas
personas que sabemos —con certeza— que nunca nos devolverán ni el afecto, ni la
sonrisa, ni aquel favor. Sencillamente porque nos ignoran. El cristiano, todo
cristiano, no puede amar de manera “interesada”; no ha de dar un trozo de pan,
una limosna al del semáforo. Se ha de dar él mismo. El Señor, muriéndose en la Cruz,
perdona a quienes le crucifican. Ni un reproche, ni una queja, ni un mal
gesto...
Amar sin esperar nada a cambio. A la
hora de amar tenemos que enterrar las calculadoras. La perfección es amar sin
medida. La perfección la tenemos en nuestras manos en medio del mundo, en medio
de nuestras ocupaciones diarias. Haciendo lo que toca en cada momento, no lo
que nos viene de gusto. La Madre de Dios, en las bodas de Caná de Galilea, se
da cuenta de que los invitados no tienen vino. Y se avanza. Y le pide al Señor
que haga el milagro. Pidámosle hoy el milagro de saberlo descubrir en las
necesidades de los otros.
Rev. D. Iñaki BALLBÉ i Turu (Rubí, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Juan Francisco
Regis
Predicador
Misionero
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Palabras del Papa
Francisco
“El cristiano tiene que aprender a
proteger su corazón de las pasiones y de los ruidos mundanos, para estar atento
y poder acoger en cada momento la gracia de Dios. Existe un momento favorable
para acoger el don gratuito de la gracia de Dios, y ese momento es ahora. El
cristiano, tiene que ser consciente y por lo tanto tener el corazón preparado
para recibir este don, un corazón libre del ruido mundano que es el ruido del
diablo”
Tema del día:
Callar, eso sí que
es difícil
¿Cuántas veces tenemos ganas de decir,
de criticar, de negar, de oponernos, de resistirnos, de imponer nuestro
particular punto de vista? Es como un fuego interior, irresistible, el que nos
grita. ¡No puedes dejar las cosas así! ¡Es que te están tomando de tonto! En
muchas ocasiones, estos impulsos están motivados por el amor propio, mejor
dicho, el egoísmo que nos invita a no quedar jamás sin poner la última palabra
o dejar en claro que no estamos de acuerdo.
Callar, eso si que es difícil. Callar
cuando creemos comprender lo que ocurre, más difícil todavía. ¿Y en que medida
conocemos realmente la motivación de aquellos a quienes queremos criticar, o
aconsejar, o corregir? ¿En qué medida podemos juzgar a los demás? Las más de
las veces tomamos posiciones que, con los años, juzgamos como equivocadas. ¡Que
equivocado estaba entonces!, solemos exclamar. ¡Si hubiera sido capaz de
guardar silencio!
Me refiero hoy a esa enorme llave del
amor, que es el silencio, la humildad de callar y privarnos de pasar a la
primera fila, de tomar el micrófono y decir todo lo que pensamos. El poder
simplemente observar a los demás, escucharlos, e intervenir sólo cuando tenemos
algo positivo para dar, seguros de no estar simplemente tratando de decir algo,
de tener nuestro "papel protagónico” bien cubierto.
Callar es sacrificio, es amor. No hacer,
privarnos de figurar, son gestos muy interiores, que sólo Dios ve y valora.
¿Quién más puede ver lo que está pasando en nuestro interior, si a nadie lo
contamos? Ese silencio es una gigantesca muestra de fe, es entregar a Dios ese
sacrificio, sabiendo que El lo ve y lo valora. Dios toma esas muestras de amor
y las pone en su alhajero, a buen recaudo de los ojos de los hombres. ¿Que
hombre, acaso, es testigo de esos actos de heroísmo interior? Nadie, sólo Dios
los ve.
A veces pensamos que nuestro servicio a
Dios incluye lo que los demás piensan de nosotros, el juicio que tienen de
nuestros actos. No es así. Dios ve nuestro corazón y busca aquello que es
sincero, profundo y puro. Si la gente, con juicios del todo humanos, ve en
nosotros algo que no somos en realidad, no debemos preocuparnos por la opinión
de Dios. El ve las cosas como realmente son, ya que las más de las veces es la
hipocresía lo que impulsa los actos de las personas. El Señor, el Justo de los
Justos, puro Amor y Misericordia, ve el mundo de modo muy distinto. El quiere
que le demos sacrificios interiores, que vayan purificando nuestra alma de las
necesidades de figuración y protagonismo, que llenan nuestro corazón de vanidad
y egoísmo.
El verdadero heroísmo es el de aquellos
que pueden callar, esperar, y privarse de las necesidades propias, en beneficio
de los demás. Es una gran muestra de amor, que florece también en nuestra
relación con quienes nos rodean. ¿Acaso nosotros mismos no nos sentimos
incómodos con aquellos que opinan sobre todo, y nos critican, aconsejan,
corrigen y enseñan sobre todo en todo momento?
Sin embargo, no siempre nos irá bien
practicando el silencio y la humildad. Algunas veces podremos ser
incomprendidos, o malentendidos. Pero es Dios el que conoce la motivación que
anida en nuestro corazón en esos momentos. Y El se hará cargo de nuestras
necesidades, como siempre, en el instante oportuno.
Señor,
hazme manso, prudente y humilde. Dame la fortaleza para callar, esperar y
confiar en Ti. Enséñame a hacer pequeños sacrificios interiores que agraden a
Tu Corazón Amante, necesitado de pequeños gestos que te recuerden la humildad y
el silencio de Tu Madre, en la pequeña casita de Nazaret. Ella, la más perfecta
Criatura surgida del Amor de Tu Padre, guardó silencio desde el día en que el
Ángel le anunció Tu venida, hasta aquella tarde en que te vio morir en la Cruz.
Tú también guardaste silencio ese día. Ahora, Señor, enséñanos a callar, a
esperar, a amar.
© Oscar Schmidt
Ofrecimiento para
sacerdotes y religiosas
Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas
que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean
recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente
con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus
meditaciones, homilías o demás trabajos sobre la Palabra de Dios, pueden
pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo deben indicar claramente su nombre,
su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa
pertenecen.
Junio, mes del Corazón de Jesús
Día 16: Respeto a la Iglesia
El
celo más santo tiene sus manifestaciones más sublimes; no puedo admitir todos
los obstáculos que se interponen a la gloria de Dios. He aquí al Corazón de
Jesús encendido del celo más ardiente por la gloria del Padre; por Él obra, por
Él sufre, a Él da gracias
¿Estás
verdaderamente persuadido de que la Iglesia es en verdad la casa de Dios, el
lugar donde están los ángeles para hacer la guardia a Jesús Eucaristía, el
lugar donde se manifiesta más claramente a las almas. Y si estás plenamente
convencido, ¿con qué intención te acercas a la iglesia? Déjate guiar por el
amor que Dios te tiene.
Del Web Católico de Javier
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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