jueves, 11 de junio de 2015

Pequeñas Semillitas 2704

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2704 ~ Jueves 11 de Junio de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
No hay ninguna página del Evangelio que nos mande ser tontos. Cristo nos enseña a ser humildes como la paloma y astutos como la serpiente; nos manda tomar la cruz de cada día y seguirlo; nos manda que nos gocemos en la persecución; nos manda ser mansos de corazón, y tener alma y corazón de pobres; él nos manda buscar a los más necesitados porque son los privilegiados del Señor, y no rechazar a nadie, porque suya es la respuesta para todos los hombres y para todo hombre, aunque se quiera dudar de esta verdad. ‘Todo hombre es mi hermano’: esto es el Evangelio, aunque se puedan mofar de él.
Mons. Enrique Angelelli

¡Buenos días!

Oración de alabanza
La oración de alabanza ha sido llamada “la oración perfecta”. En efecto quien alaba a Dios, está poniendo al Señor en el lugar que le corresponde: el primero. Se olvida uno de sí mismo para centrar su atención en la bondad y grandeza de Dios. Deja sus urgencias y pedidos a un lado. Aquí te ofrezco un versículo del salmo 84 con el esquema responsorio, para despertar en tu corazón el anhelo de alabar a Dios.

V. Dichosos lo que viven en tu Casa, Señor, alabándote siempre.
R. Dichosos lo que viven en tu Casa, Señor, alabándote siempre.
V. Un solo día en tu casa vale más que otros mil.
R. Alabándote siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dichosos lo que viven en tu Casa, Señor, alabándote siempre.

En la Biblia se insiste en alabar sin cesar a Dios: “Alabaré al Señor mientras viva; cantaré y tocaré para mi Dios mientras exista” (103) “Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote” (62). “Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mis labios” (33). Que éste sea tu persistente deseo, pero también una línea de acción para impregnar tus jornadas de alabanza y glorificación a Dios.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
»Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego.
»Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo». (Mt 5,20-26)

Comentario
Hoy, Jesús nos invita a ir más allá de lo que puede vivir cualquier mero cumplidor de la ley. Aún, sin caer en la concreción de malas acciones, muchas veces la costumbre endurece el deseo de la búsqueda de la santidad, amoldándonos acomodaticiamente a la rutina del comportarse bien, y nada más. San Juan Bosco solía repetir: «Lo bueno, es enemigo de lo óptimo». Allí es donde nos llega la Palabra del Maestro, que nos invita a hacer cosas “mayores” (cf. Mt 5,20), que parten de una actitud distinta. Cosas mayores que, paradójicamente, pasan por las menores, por las más pequeñas. Encolerizarse, menospreciar y renegar del hermano no son adecuadas para el discípulo del Reino, que ha sido llamado a ser —nada más y nada menos— que sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-16), desde la vigencia de las bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-12).
Jesús, con autoridad, cambia la interpretación del precepto negativo “No matar” (cf. Ex 20,13) por la interpretación positiva de la profunda y radical exigencia de la reconciliación, puesta —para mayor énfasis— en relación con el culto. Así, no hay ofrenda que sirva cuando «te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti» (Mt 5,23). Por eso, importa arreglar cualquier pleito, porque de lo contrario la invalidez de la ofrenda se volverá contra ti (cf. Mt 5,26).
Todo esto, sólo lo puede movilizar un gran amor. Nos dirá san Pablo: «En efecto, lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud» (Rom 13,9-10). Pidamos ser renovados en el don de la caridad —hasta el mínimo detalle— para con el prójimo, y nuestra vida será la mejor y más auténtica ofrenda a Dios.
P. Julio César RAMOS González SDB (Mendoza, Argentina)

Santoral Católico:
San Bernabé
Apóstol
Nació en Chipre, y fue uno de los primeros fieles de Jerusalén. «Hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe», gozó de la confianza de los apóstoles, que lo enviaron a Antioquía de Siria para informarse de la marcha de aquella comunidad cristiana, integrada sobre todo por fieles no judíos, procedentes de la gentilidad. De allí partió para Tarso en busca de Saulo, y en cuanto lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Bernabé y Saulo fueron enviados a Jerusalén, para llevar ayuda a aquella iglesia. Al regreso, Bernabé acompañó a Saulo en su primer viaje apostólico por Chipre y Asia Menor. Después estuvieron los dos en el Concilio de Jerusalén, donde explicaron su modo de proceder entre los gentiles. Luego Bernabé volvió a su patria, donde predicó el Evangelio, y allí murió.
Oración: Señor, tú mandaste que san Bernabé, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, fuera designado para llevar a las naciones tu mensaje de salvación; concédenos, te rogamos, que el Evangelio de Cristo, que él anunció con tanta firmeza, sea siempre proclamado en la Iglesia con fidelidad, de palabra y de obra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco

“La decisión de casarse en el Señor contiene también una dimensión misionera, que significa tener en el corazón la disponibilidad a hacerse intermediario de la bendición de Dios y de la gracia del Señor para todos. En efecto, los esposos cristianos participan, como esposos, en la misión de la Iglesia. […] La ruta así está marcada para siempre, es la ruta del amor: se ama como ama Dios, para siempre. Cristo no cesa de cuidar a la Iglesia: la ama siempre, la cuida siempre, como a sí mismo. Cristo no cesa de quitar del rostro humano las manchas y las arrugas de todo tipo. Es conmovedora y tan bella esta irradiación de la fuerza y de la ternura de Dios que se transmite de pareja a pareja, de familia a familia. […] El verdadero amor es concreto, está en las obras, es un amor constante. No es un simple entusiasmo. Permanecer en el amor de Jesús significa hacer y capacidad de comunicarse, de diálogo, tanto con el Señor como con nuestros hermanos. Así, Jesús nos muestra el camino para seguirlo, el camino del amor. Su mandamiento no es un simple precepto, que tiene algo de abstracto o de exterior respecto a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo porque Él lo ha realizado primero, le ha dado carne, y así la ley del amor fue escrita de una vez para siempre en el corazón del hombre. […] El verdadero constructor de paz es el que da el primer paso hacia el otro. Y esto no es debilidad, sino fuerza, la fuerza de la paz”

Tema del día:
Más allá del cansancio

El cansancio nos llega a todos. Porque las fuerzas físicas son limitadas. Porque los años no perdonan. Porque desgasta la lucha contra el mismo defecto sin llegar a erradicarlo. Porque duele sentirse sólo ante los deberes de cada día. Porque la victoria no acaba de llegar. Porque el horizonte se cubre de tinieblas.

Cuando el cansancio entra en el corazón, la voluntad queda casi paralizada. Falta esa energía para dar un nuevo paso, para empezar otra vez, para ayudar a quien lo pide a pesar de tantos desengaños, para pedir perdón porque las pasiones nos llevaron al pecado, para mirar al cielo e implorar la gracia.

Pero si miramos a Cristo, si nos dejamos mirar por Él, si lo sentimos a nuestro lado como Amigo, como Salvador, como Señor, como Misericordia encarnada, podemos superar el cansancio y emprender de nuevo la lucha.

Es entonces cuando, más allá del cansancio, una madre o un padre vuelven a acoger al hijo drogadicto para darle una nueva oportunidad.

O cuando un hijo o una hija renuevan sus esfuerzos para cuidar con ternura a sus padres enfermos.

O cuando un pecador habitual, que cae una y otra vez en la misma falta, regresa al confesionario para invocar el perdón y la ayuda de Dios en el sacramento de la penitencia.

O cuando el contemplativo o la contemplativa rompen el hielo del desgaste interior para orar con más fuerzas por la conversión del mundo, por la paz y la justicia en los corazones, por la victoria de la Cruz en las sociedades.

Dios está siempre a nuestro lado. Más allá del cansancio podemos emprender el camino, mirar al cielo, introducir los ojos del alma en nuestra condición de bautizados, y volver a dar un paso nuevo.

Así podremos hablar con Cristo desde lo más hondo de nuestro corazón: "Señor, si eres Tú, mándame ir donde ti sobre las aguas" (cf. Mt 14,28), sobre el cansancio, sobre la penas, sobre los miedos, sobre el desgaste.

Mándame dejar mi egoísmo y vivir siempre al servicio de mis hermanos, con esa energía que Tú pones en cada corazón, mientras avanzamos hacia el abrazo eterno que espera a los esforzados en el Reino de los cielos”.
© P. Fernando Pascual LC

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Rocío, de 5 años de edad, de Beccar, Buenos Aires, Argentina, a quien han detectado un pequeño tumor cerebral y tienen que operarla, por lo que rogamos al Sagrado Corazón de Jesús que la acompañe en estos momentos para que todo termine de la mejor manera.

Seguimos unidos en oración por la salud del P. Martín, sacerdote de Córdoba, Argentina, para que, por la intercesión del Beato Cura Brochero, el Señor le conceda recuperar completamente su estado de salud.

Pedimos oración por Rocío L. W., reside en la provincia de Limón, Costa Rica, y que se encuentra  internada en el Hospital de Puerto Limón con problemas pulmonares serios y pronóstico reservado. Que la Santísima Virgen la proteja e interceda ante Jesús por su salud.

Pedimos oración para un bebé de tres meses de vida, llamado Juan Ignacio, de Buenos Aires, Argentina, y que padece el mal de Steiner que es una distrofia muscular. Lo encomendamos al Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María para que lo cuiden y lo ayuden.

Pedimos oración para Mauro F., que vive en Santiago, Chile, y hoy tiene consulta médica por la aparición de una pequeña masa tumoral en su cuerpo. Lo encomendamos a la Santísima Virgen de Lourdes, para que por su intercesión todo quede en un problema menor y sin ninguna gravedad para su salud.

Pedimos oración por Iris T., de San Salvador, El Salvador, enferma por un tumor cerebral, rogando al Señor el milagro de su curación.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Junio, mes del Corazón de Jesús
Día 11: El respeto humano
A Jesús no le valen las medias tintas, las almas insípidas. Él quiere cristianos solo de una pieza; tiene el corazón abierto para todos, también para los corazones más obstinados, pero no quiere saber nada del respeto humano. Muchas veces nos ha dicho que no podemos servir a Dios y al mundo. Él ha hablado claro, que si queremos contentar al mundo, no estamos con Él, estaremos en contra de Él.
Tú sabes que ciertas amistades son un continuo peligro para el alma y comprendes que no te dejan tranquila la conciencia y no te sientes con fuerza de romper esa triste cadena. ¿Cuántas veces no has observado los preceptos de la Iglesia por no huir de las críticas de alguna mala lengua?
Del Web Católico de Javier

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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