PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2555 ~ Martes
30 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
¡Qué astuto que es el demonio, que nos entretiene con
bagatelas, con tal de que no pensemos en nuestra vida espiritual y que no
recemos! Él hace de todo para distraernos, y si no estamos vigilantes, poco a
poco nos va atando con preocupaciones, ocupaciones y actividades que incluso
parecen impostergables, pero que sólo nos quitan el tiempo para la oración y la
vida interior.
Estemos atentos porque ya el Señor ha dicho en su
Evangelio que sin Él no podemos hacer absolutamente nada. Y a Él lo tenemos por
medio de la gracia santificante, por la Comunión eucarística y por la oración.
Así que si queremos hacer apostolado y trabajar por la
gloria de Dios, está bien que tengamos actividades y proyectos, pero sin
olvidar el centro de todo: Jesús, Dios, la vida interior, la oración, porque de
lo contrario trabajaremos en balde y no cosecharemos frutos.
Especialmente con la vida moderna el diablo nos busca
multitud de intereses que atender, y así somos desviados paulatinamente del
camino del bien.
¡Atención! porque ningún santo se hizo santo sin oración,
¡y mucha, muchísima oración! Y ninguno de ellos realizó grandes obras para la
gloria de Dios y bien de las almas, sin una gran vida interior.
Por eso pensemos a ver en qué estamos ocupando nuestro
tiempo y demos a cada cosa su lugar: el primero a la oración, porque sin
oración pronto seremos fáciles presas de Satanás.
¡Buenos días!
El santo de la alegría
El sentido del
humor es una herramienta básica para la sobrevivencia: rompe la tensión en un
momento de crisis, ayuda a encarar situaciones estresantes, disipa las
preocupaciones... Cuando rías, se te
aliviarán las cargas. Que el Señor te ayude a defender y cultivar con acciones
concretas el don de la alegría.
Donde quiera que san Felipe Neri llegaba, se
formaba un ambiente de fiesta y buen humor. Las gentes se reían de buena gana.
A algunos muy serios les parecía que él debería ser un poco más mesurado y
solemne. Por eso a veces se le llamaba “el bufón de Dios”. Tuvo siempre el don
de la alegría. A él se le atribuye la frase: «Tristeza y melancolía, fuera de
la casa mía». Un día, una señora rica se
presentó delante de Felipe Neri calzada con un par de zapatos bastante
elevados. Cuando le preguntó a Felipe tímidamente, temiendo una condena o una
crítica, si podía andar así de engalanada, el santo se limitó a decir: «Cuide
sólo de no caerse». Y en aquel “caerse” la interlocutora entendió todo un
discurso.
¿Qué puedes hacer
para mantener el nivel de tu alegría? Primero, pedirla: “Derrama, Señor, sobre
mí tu Espíritu para que me sienta inundado de interior alegría”. Luego,
defenderla: vigilar para que la tristeza no se infiltre insensiblemente en tu
corazón. Y además, cultivarla, por ejemplo, alegrando a los demás, contándoles
una anécdota graciosa, etc.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la
tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con
su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba
del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se
presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los
que esperaban la redención de Jerusalén.
Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del
Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se
fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él. (Lc 2,36-40)
Comentario
Hoy, José y María acaban de celebrar el rito de la
presentación del primogénito, Jesús, en el Templo de Jerusalén. María y José no
se ahorran nada para cumplir con detalle todo lo que la Ley prescribe, porque
cumplir aquello que Dios quiere es signo de fidelidad, de amor a Dios.
Desde que su hijo —e Hijo de Dios— ha nacido, José y
María experimentan maravilla tras maravilla: los pastores, los magos de
Oriente, ángeles... No solamente acontecimientos extraordinarios exteriores,
sino también interiores, en el corazón de las personas que tienen algún
contacto con este Niño.
Hoy aparece Ana, una señora mayor, viuda, que en un
momento determinado tomó la decisión de dedicar toda su vida al Señor, con
ayunos y oración. No nos equivocamos si decimos que esta mujer era una de las
“vírgenes prudentes” de la parábola del Señor (cf. Mt 25,1-13): siempre velando
fielmente en todo aquello que le parece que es la voluntad de Dios. Y está
claro: cuando llega el momento, el Señor la encuentra a punto. Todo el tiempo
que ha dedicado al Señor, aquel Niño se lo recompensa con creces.
—¡Preguntadle, preguntadle a Ana si ha valido la pena tanta oración y tanto
ayuno, tanta generosidad!
Dice el texto que «alababa a Dios y hablaba del Niño a
todos los que esperaban la redención de Jerusalén» (Lc 2,38). La alegría se
transforma en apostolado decidido: ella es el motivo y la raíz. El Señor es
inmensamente generoso con los que son generosos con Él.
Jesús, Dios Encarnado, vive la vida de familia en
Nazaret, como todas las familias: crecer, trabajar, aprender, rezar, jugar...
¡“Santa cotidianeidad”, bendita rutina donde crecen y se fortalecen casi sin
darse cuenta la almas de los hombres de Dios! ¡Cuán importantes son las cosas
pequeñas de cada día!
Rev. D. Joaquim FLURIACH i Domínguez (St. Esteve de P.,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Perpetuo de Tours
Obispo
En Tours, de la Galia Lugdunense, san Perpetuo, obispo,
que edificó la basílica de San Martín y muchas otras en honor de los santos, y
reguló en su Iglesia la práctica de ayunos y vigilias (491).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
Palabras del Papa Francisco
“El Mesías se hizo hombre y vino entre nosotros para
disipar las tinieblas del error y del pecado, trayendo a la humanidad su luz
divina. El mismo Jesús dirá: ''Yo soy la
luz del mundo, el que me sigue no camina entre tinieblas, sino que tendrá la
luz de la vida''. Sigamos a esta Luz verdadera para no extraviarnos y para
dar, a nuestra vez, luz y calor a todos los que atraviesan momentos de
dificultad y oscuridad interior”
Tema del día:
Una reflexión de fin de año
Con motivo de estas fiestas navideñas y de fin de año
recibí un relato que nos puede servir de ayuda para reflexionar en este fin de
año y formular propósitos que orienten nuestro caminar.
Sucede que había una vez una persona llamada
"Vela", que cansada de las tinieblas que rodeaban su existencia, se
quiso abrir a la luz. No se conformaba con estar apagada y su ansia era recibir
la luz. Hasta que un día, "la Luz verdadera que alumbra a todo
hombre", llegó y la iluminó. La encendió.
"Vela" se sintió feliz por haber recibido la
luz que vence las tinieblas. Ahora todo adquiría sentido y color. Pronto se dio
cuenta, de que tener esa luz, además de ser una alegría, era una fuerte
exigencia, pues no todos tenían esa luz...
Tomó conciencia de que para que la luz perdurara en ella,
tenía que alimentarla desde su interior, a través de un diario derretirse, de
un permanente consumirse… Entonces se alegró más y aceptó con más fuerza su
vocación. A veces pensaba que hubiera sido más cómodo no haber recibido la luz,
pues en lugar de derretirse, su vida hubiera sido más tranquila, estando ahí
nada más. Le vino la tentación de no alimentar su llama, pero la venció, pues
pensó que valía la pena tener esa vida llena de luz, y no, en cambio, una
existencia de tinieblas y oscuridad.
Pero también vio que hay muchas corrientes de aire en el
mundo que trataban de apagar su luz y comprendió que además de alimentar su luz
tendría que defenderla firmemente contra las corrientes del mundo. No podía
permitirse descuidos o exponerse inútilmente a vientos contrarios que la
dejaran sin su luz.
Su luz le permitía ver a su alrededor, y se dio cuenta de
que hay muchas velas apagadas, unas porque nunca tuvieron la oportunidad de
recibir la luz, otras por miedo a derretirse, otras porque no pudieron o no
quisieron defenderse de las corrientes del mundo…
Y se preguntó: ¿Podré yo encender otras velas? Entonces
descubrió su vocación a transmitir esa luz que tenía. Podía dar esa luz sin
quedarse a oscuras. No solo permanecía iluminada, sino que al compartirla, se
iluminaba más el espacio, y mientras más la compartía a otras velas apagadas,
más luz había.
Así que dedicó su vida a encender velas de todas las
características, tamaños, edades… para que hubiera más luz en el mundo. Cada
día crecía su alegría y su esperanza, porque en su diario consumirse,
encontraba por todas partes "velas": velas desechadas de hombre y
mujeres, velas apagadas, velas jóvenes, velas recién nacidas sin estrenar, y a
todas las encendía.
Cuando presintió que se acercaba el final, porque se
había consumido totalmente al servicio de la luz, pensó que había podido
identificarse con la Luz, y dijo con voz muy fuerte y con profunda expresión de
satisfacción en su rostro: “¡Cristo ha vivido en mí, Cristo vive en mí!
En Verdad, Cristo es la Luz, y quien la recibe, no solo
ha de cuidarla, sino también ha de compartirla. Este relato recuerda una
enseñanza de San Josemaría Escrivá: la de ser como esas lámparas de cera
encendidas que se ponen junto al Sagrario de las Iglesias para indicar la
presencia de nuestro Señor Jesucristo y que se van consumiendo día a día. De
esa manera, humilde, hemos de aprender a gastarnos día a día, en nuestros
deberes, casi imperceptiblemente, del todo por el Señor.
Pbro. José Martínez Colín
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Un estímulo todos los días
Diciembre 30
¿Qué es lo que me está preocupando en este momento del
año? Quizás hay algo que me produce angustia, tristeza o ansiedad cada vez que
me levanto, cada mañana. Hay algo que no me deja vivir con entusiasmo cada día
y cada momento. Si es así, Dios me invita a descargar en su presencia eso que
me inquieta: “Descarga en el Señor tu peso” (Sal 55,23). “Confía a Dios todas
tus preocupaciones” (1 Ped 5,7).
Luego de una súplica sincera y confiada, no queda más que
estar en paz y seguir adelante con entusiasmo. Eso que me inquietaba ha quedado
en las manos del Señor, y entonces él se ocupará. Yo enfrentaré las
dificultades que aparezcan y buscaré soluciones, pero sin obsesionarme, porque
él sabe qué es lo mejor y él me ayudará a encontrar una salida: “Aunque pase por
oscuras quebradas no temeré ningún mal, porque tú vas conmigo” (Sal 23,4).
Por eso, aunque yo no sepa de qué manera concreta
terminará todo, y aunque yo no pueda controlarlo todo y cumplir mis propios
proyectos, lo que sé es que todo terminará como realmente conviene que termine.
Esto me ayuda a vivir un día más sereno, feliz y
esperanzado, y a comenzar con entusiasmo cada día y cada año: “Señor, temprano
ya escuchas mi voz. De mañana yo te expongo mi causa y espero tu respuesta”
(Sal 3,4).
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.