PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2534 ~ Jueves
4 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Estamos en el tiempo litúrgico del Adviento que nos
prepara para la Santa Navidad. Como todos sabemos la palabra “Adviento”
significa ‘venida’, ‘presencia’, y antiguamente indicaba la llegada del rey o
del emperador a una determinada provincia. Para nosotros los cristianos,
significa una realidad maravillosa y desconcertante. Dios mismo ha atravesado
su cielo y se ha inclinado hacia el hombre; ha forjado una alianza con él,
entrando en la historia de un pueblo.
Él es el rey que ha bajado a esta pobre provincia que es
la tierra, y nos ha obsequiado con su visita asumiendo nuestra carne,
haciéndose hombre como nosotros. El Adviento nos invita a recorrer el camino de
esta presencia y nos recuerda una y otra vez que Dios no se ha ido del mundo,
que no está ausente, que no nos abandona; al contrario, sale a nuestro
encuentro de diferentes maneras que tenemos que aprender a discernir.
Y también nosotros, con nuestra fe, nuestra esperanza y
nuestra caridad, estamos llamados, día a día, a distinguir y testimoniar esta
presencia en el mundo a menudo superficial y distraído, a hacer que
resplandezca en nuestra vida la luz que ha iluminado la gruta de Belén.
Benedicto XVI
¡Buenos días!
La escalera de caracol
La generosidad es
una virtud que te pone en sintonía con Dios que es todo amor y donación de sí
mismo. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la
práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y
comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.
Un carpintero se puso un día a construir una
escalera de caracol para llegar al cielo. Pasó un vecino y le dijo: —Si me
regalas unos peldaños, a mí me servirán mucho y a ti no te dañará. El
trabajador se rascó la cabeza y se los dio. El vecino agradeció y se fue
silbando. El obrero siguió su trabajo. Pasó una pobre mujer y le pidió un poco
de madera ya que una pared de su casa dejaba colar el viento. El carpintero
accedió. La mujer se fue sonriendo. Vinieron muchos más y el trabajador seguía
dando. El invierno era duro, la miseria grande y el carpintero regalaba
peldaños, aún para usarlos de leña. Y decía: —No comprendo, mujer. Mi escalera
es cada vez más chica, ¡pero, subo por ella al cielo! Ella le replicó: —¿Acaso
no ves que por tu generosidad el cielo está más cerca de la tierra?
Está alerta
porque a lo largo de este día: el Señor te ofrecerá al menos una ocasión de
ayudar concretamente a alguien que te necesita. Tal vez sea un favor sencillo y
fácil, o no tanto. Pero es indudable que te dejará la alegría de haber sido
instrumento del amor de Dios para con tus semejantes.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el
que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que
haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas
palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó
su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los
vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba
cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en
práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó
la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra
aquella casa y cayó, y fue grande su ruina». (Mt 7,21.24-27)
Comentario
Hoy, el Señor pronuncia estas palabras al final de su
"sermón de la montaña" en el cual da un sentido nuevo y más profundo
a los Mandamientos del Antiguo Testamento, las "palabras" de Dios a
los hombres. Se expresa como Hijo de Dios, y como tal nos pide recibir lo que
yo os digo, como palabras de suma importancia: palabras de vida eterna que
deben ser puestas en práctica, y no sólo para ser escuchadas —con riesgo de
olvidarlas o de contentarse con admirarlas o admirar a su autor— pero sin
implicación personal.
«Edificar en la arena una casa» (cf. Mt 7,26) es una
imagen para describir un comportamiento insensato, que no lleva a ningún
resultado y acaba en el fracaso de una vida, después de un esfuerzo largo y
penoso para construir algo. "Bene curris, sed extra viam", decía san
Agustín: corres bien, pero fuera del trayecto homologado, podemos traducir.
¡Qué pena llegar sólo hasta ahí: el momento de la prueba, de las tempestades y
de las crecidas que necesariamente contiene nuestra vida!
El Señor quiere enseñarnos a poner un fundamento sólido,
cuyo cimiento proviene del esfuerzo por poner en práctica sus enseñanzas,
viviéndolas cada día en medio de los pequeños problemas que Él tratará de
dirigir. Nuestras resoluciones diarias de vivir la enseñanza del Cristo deben
así acabar en resultados concretos, a falta de ser definitivos, pero de los
cuales podamos obtener alegría y agradecimiento en el momento del examen de
nuestra conciencia, por la noche. La alegría de haber obtenido una pequeña
victoria sobre nosotros mismos es un entrenamiento para otras batallas, y la
fuerza no nos faltará —con la gracia de Dios— para perseverar hasta el fin.
Abbé Jean-Charles TISSOT (Freiburg, Suiza)
Santoral Católico:
San Juan Damasceno
Doctor de la Iglesia
San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia,
célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y
por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las
sagradas imágenes, y hecho monje en la laura de San Sabas, cerca de Jerusalén,
compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue enterrado en este día (c.
750).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
Palabras del Papa Francisco
“Hoy quiero compartir con vosotros algunas cosas de mi
peregrinación a Turquía del viernes al domingo pasado. Como pedí prepararlo y
acompañarlo con la oración, ahora os invito a dar gracias al Señor por su
realización y para que puedan surgir frutos de diálogo tanto en nuestras
relaciones con los hermanos ortodoxos, como con los musulmanes, y en el camino
hacia la paz entre los pueblos”
~Papa Francisco~
Tema del día:
Adviento: camino y pórtico
El Adviento es como un camino. Inicia en un momento del
año, avanza por etapas progresivas, se dirige a una meta.
Llega la invitación a ponernos en marcha. ¿Quién invita?
¿Desde dónde iniciamos a caminar? ¿Hacia qué meta hemos de dirigir nuestros
pasos?
La invitación llega desde muy lejos. La historia humana
comenzó a partir de un acto de amor divino: “Hagamos
al hombre”. El amor daba inicio a la vida.
Ese acto magnífico se vio turbado por la respuesta del hombre,
por un pecado que significó una tragedia cósmica. Dios, a pesar de todo, no
interrumpió su Amor apasionado y fiel. Prometió que vendría el Mesías.
La humanidad entera fue invitada a la espera. El Pueblo
escogido, el Israel de Dios, recibió nuevos avisos, oteó que el Mesías llegaría
en algún momento de la historia. El pasar de los siglos no apagó la esperanza.
El Señor iba a cumplir, pronto, su promesa.
Esa invitación llega ahora a mi vida. También yo espero
salir de mi pecado. También yo necesito sentir el Amor divino que me acompaña
en la hora de la prueba. También yo escucho una voz profunda que me pide dejar
el egoísmo para dedicarme a servir a mis hermanos.
¿Desde dónde comienzo este camino? Quizá desde la tibieza
de un cristianismo apagado y pobre. Quizá desde odios profundos hacia quien me
hizo daño. Quizá desde pasiones innobles que me llevan a caer continuamente en
el pecado. Quizá desde la tristeza por ver tan poco amor y tantas promesas
fracasadas.
La voz vuelve a llamar. En el desierto del mundo, en la
soledad de la multitud urbana, en la calma de la noche invadida por los ruidos,
en las risas de una fiesta sin sentido... La voz pide, suplica, espera que dé
un primer paso, que abra el Evangelio, que escuche la voz de Juan el Bautista, que
abandone injusticias y perezas, que mira hacia delante.
El Salvador llega. Juan lo anuncia. La voz que suena en
el desierto llega hasta nosotros: “El
tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el
Evangelio” (Mc 1,15-16).
Autor: P. Fernando Pascual L.C. | Fuente: Catholic.net
Mensaje de María Reina de la
Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de Diciembre de
2014
“Queridos hijos, recuerden lo que les digo: ¡El amor
triunfará! Sé que muchos de ustedes están perdiendo la esperanza porque ven en
torno a sí sufrimiento, dolor, celos y envidia… Sin embargo, yo soy su Madre.
Estoy en el Reino, pero también aquí con ustedes. Mi Hijo me envía nuevamente
para ayudarlos. Por lo tanto no pierdan la esperanza, por el contrario, síganme,
porque el triunfo de Mi Corazón es en el Nombre de Dios. Mi amado Hijo piensa
en ustedes como siempre lo ha hecho: ¡Créanle y vívanlo! Él es la vida del
mundo. Hijos míos, vivir a mi Hijo significa vivir el Evangelio. Eso no es
fácil. Conlleva amor, perdón y sacrificio. Eso purifica y abre el Reino. Una
oración sincera, que no son solo palabras, sino oración que el corazón
pronuncia, los ayudará. Como también el ayuno, porque ello conlleva ulterior
amor, perdón y sacrificio. Por lo tanto no pierdan la esperanza, sino síganme.
Les pido nuevamente orar por sus pastores: para que tengan siempre la mirada en
mi Hijo, que ha sido el primer Pastor del mundo y cuya familia era el mundo
entero. ¡Les doy gracias!”
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por estas personas de Córdoba, Argentina:
Luciano V. de 6 años quien se
encuentra internado recibiendo rayos por un tumor cerebral; por Manuel C. de 37 años quien está en
quimioterapia por un cáncer de testículos ramificado en riñón; y por Alfredo O. de 41 años quien tuvo un accidente
en su trabajo y sufrió graves quemaduras. Que el Señor los toque con sus manos
sanadoras y les conceda una pronta recuperación.
Pedimos oración para Idania
E., una querida amiga cubana operada de mama y que ha hecho un rechazo de
los puntos de la herida. Invocamos la mediación de la Virgen de la Caridad del
Cobre para que la proteja hasta su completa recuperación.
Rogamos orar para que el Buen Señor conduzca a V.A.P. por senderos claros y serenos, bajo un cielo azul lleno de hermosas nubes blancas, fuentes cristalinas, paz, amor y la presencia a su lado de la Santísima Virgen del Pilar, mientras va transitando lo que confiamos en Dios será el trecho final y definitivo de la pesadilla que le ha tocado vivir en los últimos años.
Pedimos oraciones para María Noel, de Córdoba, Argentina, 35 años, afectada de hepatitis fulminante, y en coma farmacológico mientras se espera un hígado para que pueda ser trasplantada. Que la Virgen de Lourdes la ayude y nuestras oraciones lleguen al cielo para pedir por ella.
Rogamos orar para que el Buen Señor conduzca a V.A.P. por senderos claros y serenos, bajo un cielo azul lleno de hermosas nubes blancas, fuentes cristalinas, paz, amor y la presencia a su lado de la Santísima Virgen del Pilar, mientras va transitando lo que confiamos en Dios será el trecho final y definitivo de la pesadilla que le ha tocado vivir en los últimos años.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Diciembre 4
Cuando tomamos la Palabra de Dios en nuestras manos,
esperamos leer algo que nos llene de ternura, de esperanza, de consuelo. Pero
muchas veces sucede que leemos un texto que no nos despierta esos sentimientos,
sino que nos resulta molesto, o hasta nos desagrada. Más de una vez leemos un
trozo de la Biblia que nos provoca rechazo, porque no coincide con lo que
estamos sintiendo, o contradice algún proyecto que tenemos, o toca alguna
herida que llevamos en el corazón.
Pero dice la misma Biblia que esa Palabra divina nos
“penetra hasta las entrañas” (Heb 4,12), y hay que permitirle que penetre y que
cuestione. No nos hace bien vivir escapando de las cosas que nos duelen.
Siempre es mucho más sano mirarlas de frente.
Eso no quiere decir que tengamos que tomar alguna
decisión heroica o que tengamos que
hacer un acto terriblemente difícil. El Señor tiene una infinita paciencia con
nosotros. No nos exige que hagamos cosas que no entendemos o que no podemos
realizar todavía. Sólo espera que no escondamos las cosas que sentimos, que
enfrentemos lo que nos pasa por dentro y lo conversemos con él como amigos,
para que él pueda sanarnos.
Entonces, cuando tomemos un texto bíblico que nos
molesta, no escapemos, dejemos que la Palabra de Dios nos duela, permitámosle
que toque nuestra vida real. Porque el Señor nos dio esa Palabra suya para
iluminarnos, para fortalecernos, para sanarnos.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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