martes, 23 de diciembre de 2014

Pequeñas Semillitas 2548

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2548 ~ Martes 23 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Desde que algunos (especialmente las grandes comerciales y políticos de poca monta) se han empeñado en distorsionar, eclipsar o dinamitar el sentido cristiano de las Navidades -cuando llegan estas fechas- para muchos se convierten en algo insoportable, en días sin término, en fiestas con farsa, en vacío peligroso.
¿La Navidad eres tú? ¡No! La Navidad es el descenso de Dios a la tierra. Olvidar este acontecimiento, y colocar sólo el elemento humano en el centro, el puro sentimentalismo o el mal llamado "espíritu navideño" es caer en más de lo mismo: fiesta y más fiesta.
Algunos esperan a la Navidad para recordarnos la necesidad de brindarnos regalos y, olvidamos, que EL GRAN REGALO es que Dios vino a la humanidad. O dicho de otra forma: malo será que brindemos por algo y no brindemos por el NIÑO. ¡Pues no! ¡Navidad no es ni tú ni yo! ¡Navidad es JESÚS!
P. Javier Leoz

¡Buenos días!

Corazón navideño
Navidad se acerca en medio de la aceleración que trae el último mes del año. También hay síntomas de fatiga y agotamiento que exigen unas buenas vacaciones, lejos de las tareas habituales… Navidad, Año Nuevo y días de descanso son la oportunidad que Dios te regala para afrontar 2014 con nuevas energías, nuevas ideas, nueva vida, nueva actividad.

Si tienes tristeza, alégrate, la Navidad es gozo. Si tienes enemigos, reconcíliate, la Navidad es paz. Si tienes amigos, búscalos, la Navidad es encuentro. Si tienes padres a tu lado, ayúdalos,  la Navidad es don. Si tienes soberbia, sepúltala, la Navidad es humildad. Si tienes deudas, págalas, la Navidad es justicia. Si tienes pecados, conviértete, la Navidad es gracia. Si tienes tinieblas, enciende tu lámpara, la Navidad es luz. Si tienes errores, reflexiona, la Navidad es verdad. Si tienes odio, olvídalo, la Navidad es amor.

Ahora, sosiega tu corazón, apacigua tu mente y elévate a una visión eterna de tu tiempo. En medio de la confusión de estos días, afloja las tensiones de tus nervios y músculos con la música del canto de los arroyos que viven en tu memoria. Pide al Señor te inspire a profundizar tus raíces en el suelo de los valores perdurables de la vida. Dios te bendiga.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues, ¿qué será este niño?». Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. (Lc 1,57-66)

Comentario
Hoy, en la primera lectura leemos: «Esto dice el Señor: ‘Yo envío mi mensajero para que prepare el camino delante de Mí’» (Mal 3,1). La profecía de Malaquías se cumple en Juan Bautista. Es uno de los personajes principales de la liturgia de Adviento, que nos invita a prepararnos con oración y penitencia para la venida del Señor. Tal como reza la oración colecta de la misa de hoy: «Concede a tus siervos, que reconocemos la proximidad del Nacimiento de tu Hijo, experimentar la misericordia del Verbo que se dignó tomar carne de la Virgen María y habitar entre nosotros».
El nacimiento del Precursor nos habla de la proximidad de la Navidad. ¡El Señor está cerca!; ¡preparémonos! Preguntado por los sacerdotes venidos desde Jerusalén acerca de quién era, él respondió: «Yo soy la voz del que clama en el desierto: ‘Enderezad el camino del Señor’» (Jn 1,23).
«Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20), se lee en la antífona de comunión. Hemos de hacer examen para ver cómo nos estamos preparando para recibir a Jesús el día de Navidad: Dios quiere nacer principalmente en nuestros corazones.
La vida del Precursor nos enseña las virtudes que necesitamos para recibir con provecho a Jesús; fundamentalmente, la humildad de corazón. Él se reconoce instrumento de Dios para cumplir su vocación, su misión. Como dice san Ambrosio: «No te gloríes de ser llamado hijo de Dios —reconozcamos la gracia sin olvidar nuestra naturaleza—; no te envanezcas si has servido bien, porque has cumplido aquello que tenías que hacer. El sol hace su trabajo, la luna obedece; los ángeles cumplen su misión. El instrumento escogido por el Señor para los gentiles dice: ‘Yo no merezco el nombre de Apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios’ (1Cor 15,9)».
Busquemos sólo la gloria de Dios. La virtud de la humildad nos dispondrá a prepararnos debidamente para las fiestas que se acercan.
Rev. D. Miquel MASATS i Roca (Girona, España)

Santoral Católico:
San Juan Cancio de Kety
Sacerdote y Maestro 
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

“En Navidad, como María, hagamos sitio a Jesús que viene… La Iglesia nos invita a rezar esto ‘¡Ven!’, a abrir nuestra alma y que nuestra alma sea, en estos días, vigilante en la espera. ¡Vigilar!... ¿Qué sucede en nosotros si viene el Señor o si no viene? ¿Hay sitio para el Señor o hay sitio para las fiestas, para hacer compras, hacer ruidos… ¿Nuestra alma está abierta, como está abierta la Santa Madre Iglesia y como estaba abierta la Virgen? ¿O nuestra alma está cerrada y colocamos en la puerta un cartel, muy educado, que dice: ‘Se ruega no molestar’?... Nos vendría bien estar un poco en silencio, para oír la voz del Amor”

Tema del día:
Un nacimiento sin Nacido
Se aproxima la Navidad… Recuerdo cuando éramos niños y nuestros padres, con gran dedicación, nos impartían la mejor catequesis del mundo. Mientras montábamos el pesebre (el Nacimiento), con gran esmero y bajo su atenta mirada, nos sumergíamos en todo el misterio de la Navidad. Nuestras pequeñas almas, aun no abarcaban la grandeza de todo lo que estábamos celebrando, pero sabíamos que era algo muy importante, así nos lo hacía ver, todo el ambiente que nos rodeaba. Mientras poníamos cada figura en su sitio correspondiente, cantábamos Villancicos y escuchábamos los pasajes del Evangelio, que el hermano mayor iba leyendo: “In principio erat Verbum, et Verbum erat apud Deum, et Deus erat Verbum”.

Las enseñanzas de nuestros progenitores, iban más allá de lo que era construir un pesebre en una habitación de nuestra casa… Nos enseñaban a montar la posada, en nuestro interior, nos hacían querer ser Católicos de pura cepa.

Los Confesonarios estaban todo el año en funcionamiento, pero en Adviento, desbordaban todas las previsiones, al igual que hoy en día, sucede con los centros comerciales. La gente gasta grandes cantidades de dinero en absurdos regalos y lo que se nos da gratis, como los Sacramentos, lo rechazamos, preferimos un kilo de camarones, a cien euros, que vivir en Gracia, aunque su coste económico, sea cero.

Recuerdo, como los Sacerdotes, nos recalcaban la importancia de estar limpios de pecado. Aunque nos confesáramos habitualmente, nuestras madres y nuestros Párrocos, nos recordaban la importancia de preparar nuestra alma para recibir al Niño en un día tan señalado. La noche del 24, acudíamos todos juntos en familia, a la Santa Misa y cuando nos arrodillábamos para recibir al mismo Cristo, en ese momento, nos sentíamos desbordados de alegría, por haberle preparado el mejor pesebre interior.

Hoy en día, la mayoría de las iglesias han echado el cierre a la Misa del Gallo, los más osados la celebran a las siete de la tarde, como un mero cumplimiento, para cuatro feligresas… Y después, el resto del año, se hacen reuniones parroquiales que acaban a las diez de la noche, pero nadie tiene prisa. La noche del 24 al 25, el acontecimiento más importante, es encender los fogones de la cocina.

Navidad pagana, sin Belenes, sin Villancicos, sólo pensando en cenas interminables, que muchas veces, terminan en tragedia ¿Dónde está Dios en toda esta celebración? Conclusión: ¡Un nacimiento sin Nacido!

Las iglesias, que a lo largo de todo el Tiempo de Adviento nos han aturdido con todo tipo de representaciones y conciertos, en plena Navidad, ni siquiera, un pesebre viviente.

Familias desunidas, personas que no tienen ganas de celebrar nada y sólo desean que estos días pasen cuánto antes… En el Tiempo de Navidad, celebramos un Nacimiento, no un Funeral. Estamos llenos de podredumbre interior y esto es porque hemos cambiado a Dios y nos hemos adaptado a un mundo pagano, que sólo ve en las celebraciones un momento ideal para fomentar el consumo. ¿Dónde están aquellos tiempos, en los que tres o cuatro generaciones se ponían en torno al pesebre, entonaban cantos al Niño y deseaban que aquella noche, no se acabara jamás?

Hay un Villancico que se canta en esta época, titulado, “quiero una Navidad distinta”, sin entrar en valoraciones sobre el mismo… Qué hermoso sería que nuestros Pastores de almas, nos preparan en las parroquias, para esa Navidad distinta, en la que el protagonista fuera Jesús y sólo Él. No las compras, ni las ausencias, ni el vino, ni las cenas… Como diría el Hermano Rafael Arnaiz, “sólo Dios”.
Fuente: Catolicidad

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para las siguientes personas de Argentina: Luis Alberto Q., María Delia P. y Ana María L., rogando al Jesús naciente que los ayude con su gracia y les conceda la posibilidad de recuperar su salud gravemente afectada.

Pedimos oración por Vanessa Anne, de Boston, USA, que ha comenzado su primer embarazo, implorando la misericordia divina para que tenga una gestación feliz y para que la criatura por nacer venga al mundo para conocer, amar y servir a Dios con todo su corazón.

Pedimos oración por la señora Gladys M., que vive en República Dominicana. El Señor, que conoce sus necesidades, las atienda con su amor.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Diciembre 23
“Señor, mañana celebraré tu nacimiento, el día que viste la luz de este mundo con ojos como los nuestros, el día en que tu luz se derramó maravillosamente sobre esta tierra amada. ¡Gracias Señor, porque puedo celebrarlo una vez más!
Quizás no me he preparado como debía, pero sé que tu amor va más allá de todo eso y que no vienes a reprocharme cosas sino a bendecirme, a darme aliento, a decirme que estás conmigo, a recordarme que me amas.
¡Gracias mi amigo, gracias mi luz, gracias mi fortaleza! Porque sé que haberte conocido no es lo mismo que no tenerte, porque sé que mi vida no sería igual si no te hubiera encontrado. ¡Gracias, Jesús!”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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