jueves, 25 de diciembre de 2014

Pequeñas Semillitas 2550

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2550 ~ Jueves 25 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Feliz Navidad!
Alabado sea Jesucristo…
Hoy es el día… se cumplieron las promesas de los antiguos profetas y lo anuncia Lucas: “Os traigo una buena nueva, una gran alegría, que es para todo el pueblo: Os ha nacido hoy un Salvador, que es el Mesías Señor”. Los coros celestiales cantan jubilosos: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”
Vivamos la Navidad con alegría, compartamos con amor esa alegría con todos nuestros hermanos, especialmente con los más necesitados. Pidamos al Niño de Belén que fortalezca nuestra Fe.
Recordemos las palabras de San Juan Pablo II que nos dijo: “Navidad es la fiesta de la vida, porque Jesús, viniendo entre nosotros, enciende en el mundo el fuego del amor de Dios. Este fuego no se apagará jamás”
Y al Niño recién nacido, recémosle así:
Dulce Niño de Belén, haz que penetremos con toda el alma en este profundo misterio de la Navidad. Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan, a veces con tanta violencia, y que Tú sólo puedes dar. Ayúdales a conocerse mejor y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre. Descúbreles también tu hermosura, tu santidad y tu pureza. Despierta en su corazón el amor y la gratitud a tu infinita bondad. Únelos en tu caridad. Y danos a todos tu celeste paz. Amén.

¡Buenos días!

¡Feliz Navidad!
Navidad es siempre una fiesta alegre. Hay en el aire un clima de dulce alegría. Se percibe una alegría contagiosa y espontánea. Todos se sienten más cordiales. Todos se auguran ¡feliz Navidad! Afloran en los corazones buenos sentimientos que parecían amordazados en la lucha de la vida diaria. ¡Se trata de una muy buena y alegre noticia!

Hay sobrada razón para la alegría, porque celebramos el nacimiento del Salvador, suceso esperado con ansias por tantas generaciones: un Dios que nace para estar con nosotros y enseñarnos el camino del amor y la paz. Si quieres que esta alegría no desaparezca sino que dure todo el año y toda tu vida, considera la razón profunda de esta celebración festiva. Dios pone su amor a nuestra disposición, para que nuestra vida tenga sentido. Dios se hace hombre, para que el mundo se haga más humano, para que yo me haga más y mejor hombre. Porque hay Navidad, porque Dios se hizo hombre, el hombre puede vivir una vida plenamente divina y plenamente humana.

Jesús, ese niño desvalido y pobre de Belén, se te presenta tierno y sonriente, para animarte a nacer de nuevo a una vida más humana y cristiana. Amigo/a, esto sucede siempre que construyes la paz en tu ambiente de familia, vecinos y amigos, siempre que repartes amor con noble corazón. Agradece y vive el precioso don de la Navidad.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
Él no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
(Juan 1,1-18)

Santoral Católico:
La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo
Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres.  En efecto, éste es el sentido espiritual más importante y sugerido por la misma liturgia, que en las tres misas celebradas por todo sacerdote ofrece a nuestra meditación “el nacimiento eterno del Verbo en el seno de los esplendores del Padre (primera misa); la aparición temporal en la humildad de la carne (segunda misa); el regreso final en el último juicio (tercera misa).

Un antiguo documento del año 354 llamado el Cronógrafo confirma la existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre, que corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno "Natalis solis invicti", esto es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la noche más larga del año, readquiría nuevo vigor.

Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentida por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.

En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir "manifestación", después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre, práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla. En occidente se introdujo la fiesta de la Epifanía, última del ciclo navideño, para conmemorar la revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano.

Los textos de la liturgia navideña, formulados en una época de reacción contra la herejía trinitaria de Arrio, subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de la purísima Virgen María.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

“¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazón, con la vida; encontrarlo vivo, como Él está; encontrarlo con fe. No es fácil vivir con la fe… es necesario tener el corazón abierto: ¡Corazón abierto para que Él me encuentre! Y me diga lo que quiere decirme, que no es siempre lo que yo quiero que me diga. Él es el Señor y Él me dirá lo que tiene para mí, porque el Señor no nos mira a todos juntos, como una multitud. Nos mira a cada uno a la cara, a los ojos… De persona a persona: el Señor, persona, me mira a mí, persona. Dejarnos encontrar por el Señor es exactamente esto: ¡Dejarnos amar por el Señor!” 
Papa Francisco

Tema del día:
Un niño nos ha nacido
Llegó la Navidad. Normalmente esta palabra nos trae brisas de alegría y nos da contento el saber que estamos en el día de los regalos, del arbolito o el “nacimiento”, de los adornos, de la buena comida. Es porque estamos celebrando un cumpleaños especial. Pero ¿De quién? Desgraciadamente muchos que abundan en la comida y sobre todo en la bebida no nos podrían dar una respuesta exacta. Tampoco tendrán preparado un regalo para el cumpleañero. Pero nosotros sí lo sabemos y queremos preparar, si no lo tenemos, un buen regalo para Él.

“¡Un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado!” Claro que no es un niño cualquiera: es Dios que nos trae la salvación. Y para mostrar mejor esa salvación, se hace niño pobre, sencillo y humilde en el portal de Belén. Dios se hace hombre para que el hombre pueda llegar a ser hijo de Dios. La realidad y nuestra fe nos dice que ahí está Dios hecho hombre, rodeado por su madre María y por san José. Y ahí queremos estar nosotros como los pastores para adorarle.

Y también para darle un beso ¿Y qué le vamos a decir? Debemos agradecerle todo ese inmenso amor y decirle que le queremos corresponder con un gran amor. Y como muestra de amor debemos darle algún regalo. Él no necesita ningún regalo material, porque todo lo hubiera podido tener y no ha querido nada material para que se vea mejor su amor por nosotros. Sin embargo no rechazaría muchas cosas materiales para tantos niños, y no tan niños, que viven necesitados, porque en las casas pobres también Jesús quiere nacer y quiere que allí se sientan contentos. Pero quiere sobre todo nuestro corazón. El ofrecer nuestro corazón, suena bonito, pero no es fácil. Es poner nuestro corazón junto al suyo para tener “los mismos sentimientos”. No sería regalo el seguir igual que como éramos, sino el hacer algo más o bastante más.

Al acercarnos a Jesús Niño debemos también aprender algunas lecciones. Una que es evidente es que para ser grandes en el Reino de Dios, no es necesario tener mucho dinero y poder. Más bien esto suele ser impedimento, porque los que tienen mucho material se creen que todo lo pueden y que no necesitan de nadie ni de Dios. Estos no suelen postrarse ante el Niño de Belén. Los que se sienten más cómodos en el Reino de Dios (y ante el portal de Belén) son los que, viviendo con su trabajo normal, tienen un corazón de niño, porque ponen su confianza en Dios, como los pastores.

El nacimiento de Jesús no es sólo algo que pasó. Hoy sigue naciendo en la Eucaristía y en nuestro corazón. Jesús nos ilumina y nos alienta para seguir su ejemplo de vida. Para ello nos dice, como el ángel a los pastores: “No tengáis miedo”. Que los deseos de mayor bondad sigan profundos en nuestro corazón, a ejemplo de María que iba conservando todos los sucesos en su corazón. Y que la paz que proclamaron los ángeles a los pastores inunde nuestros corazones en este día.
P. Silverio Velasco (España)

Poesía
Trota mi burrito

Trota trota mi burrito
trota trota sin parar
que el Niño Dios ha nacido
en un humilde portal.

Trota trota mi burrito
trota trota hasta Belén
van llegando los pastores
para darle el parabién.

Trota trota mi burrito
trota trota y no te pares
todo el mundo está de fiesta
entonando sus cantares.

Trota trota mi burrito
trota trota que llegamos
ya se escuchan villancicos
y los ángeles cantando.

Trota trota mi burrito
trota trota sin parar
que el Niño Dios ha nacido
en un humilde portal. 
Autor: 
José de Arias Martínez

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el bebé Armando C., de México DF, está en el hospital con oclusión intestinal, por lo que rogamos al Niño Jesús que lo ayude a salir bien.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Diciembre 25
Navidad es fiesta de contemplación, para admirarse ante el Dios infinito que se hizo pequeño. Es el Rey y Señor de todo el universo, que quiso vivir en un lugar olvidado de la tierra, que eligió hacerse pobre y sencillo.
Ante ese niño no es posible sentir temor. ¿Quién puede tenerle miedo a un niñito indefenso? Así Dios quiso mostrarte su ternura, su cercanía y el delicado respeto que tiene hacia tu libertad.
Pequeño como un arroyito, como un puñado de arena, como un montoncito de hierba, como un brote de luz, así quiso presentarse a tu vida. Deja de escapar de tanta belleza.
Ya no hay excusas, ponte de rodilla o póstrate para adorarlo, y quédate allí un momento, porque él vino para estar contigo.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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