PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2546 ~ Domingo
21 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Una mujer alcanzada plenamente por el Espíritu, por
regalo de Dios y colaboración suya, fue María de Nazaret.
El Espíritu habrá alcanzado nuestra piel si toda nuestra persona respira y vive
el aire de Jesús, es decir, si –como le pasó a María de Nazaret- nos hemos
dejado configurar por el Espíritu de Dios hasta que Cristo se forme en nosotros y nos
vaya convirtiendo en criaturas nuevas.
Entonces viviremos los valores evangélicos de un modo casi natural, sin
voluntarismos ni perfeccionismos sino como fruto de haber descubierto la verdad
de nuestro ser, de habernos dejado alcanzar por la fuerza del aliento de Dios que
nos prometió en Jesús y que la comunidad primera acogió con asombro de tal modo
que aprendió a respirar el “aire de
Jesús” hasta que su Espíritu se reveló en cada uno de sus miembros a “flor de
piel”.
Emma
Martínez Ocaña
¡Buenos días!
Vive el momento presente
“Tienes tan sólo
una vida, y la vida nada es sino una medida del tiempo. Por lo tanto trata con
afecto cada hora porque no retornará jamás. No puede conservarse hoy para ser
usada mañana, ¿quién puede atrapar el viento? Sacrifícate hoy y conságrate al
trabajo. Canjea los minutos sabiamente por algo de valor. Que hoy sea el mejor
día de tu vida”, (OM).
Hay quienes viven corriendo, ansiosos,
siempre un paso más adelante, más en el futuro que en el presente. Están
almorzando con su familia y su mente está lejos pensando en mil cosas que hay
que hacer después. Están haciendo un trabajo, pero su cabeza está en las
posibles vacaciones que hay que planificar. Están dialogando con un amigo y su
mente está en unas ofertas que vieron en el supermercado y que quieren aprovechar.
Quieren terminar todo rápidamente. Todo se les ha vuelto urgente e
indispensable. Haz lo que te sea posible, pero lo importante es que no se te
escape este instante, que en realidad es lo único que tienes. (V. Fernández).
“Hoy haré de cada
tarea ordinaria un expresión de excelencia, manifestando en cada momento la
grandeza de mi ser. Hoy tendré los pies en la tierra comprendiendo la realidad,
y la mirada en las estrellas para inventar mi porvenir. Hoy tendré tiempo de
ser feliz y de convertir cada una de mis acciones en manifestaciones de
bondad”.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a
una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado
José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le
dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por
estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado
gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a
quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del
Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la
casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al
ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es
ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es
imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue. (Lc 1,26-38)
Comentario
Hoy, el Evangelio tiene el tono de un cuento popular. Las
rondallas empiezan así: «Había una vez...», se presentan los personajes, la
época, el lugar y el tema. Ésta llegará al punto álgido con el nudo de la
narración; finalmente, hay el desenlace.
San Lucas, de modo semejante, nos cuenta, con tono
popular y asequible, la historia más grande. Presenta, no una narración creada
por la imaginación, sino una realidad tejida por el mismo Dios con colaboración
humana. El punto álgido es: «Vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por
nombre Jesús» (Lc 1,31).
Este mensaje nos dice que la Navidad está ya cercana.
María nos abrirá la puerta con su colaboración en la obra de Dios. La humilde
doncella de Nazaret escucha sorprendida el anuncio del Ángel. Precisamente
rogaba que Dios enviara pronto al Ungido, para salvar el mundo. Poco se
imaginaba, en su modesto entendimiento, que Dios la escogía justamente a Ella
para realizar sus planes.
María vive unos momentos tensos, dramáticos, en su
corazón: era y quería permanecer virgen; Dios ahora le propone una maternidad.
María no lo entiende: «¿Cómo se hará eso?» (Lc 1,34), pregunta. El Ángel le
dice que virginidad y maternidad no se contradicen, sino que, por la fuerza del
Espíritu Santo, se integran perfectamente. No es que Ella ahora lo entienda
mejor. Pero ya le es suficiente, pues el prodigio será obra de Dios: «A Dios
nada le es imposible» (Lc 1,38). Por eso responde: «Que se cumplan en mi tus
palabras» (Lc 1,38). ¡Que se cumplan! ¡Que se haga! ¡Fiat! Sí. Total aceptación
de la Voluntad de Dios, medio a tientas, pero sin condiciones.
En aquel mismo instante, «la Palabra se hizo Carne y
habitó entre nosotros» (Jn 1,14). Aquel cuento popular deviene a un mismo
tiempo la realidad más divina y más humana. Pablo VI escribió el año 1974: «En
María vemos la respuesta que Dios da al misterio del hombre; y la pregunta que el
hombre hace sobre Dios y la propia vida».
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
"La Iglesia se prepara a contemplar extasiada el
misterio de la Encarnación. El evangelio narra la concepción y el nacimiento de
Jesús, y refiere las muchas circunstancias providenciales que precedieron y
rodearon un acontecimiento tan prodigioso: el anuncio del ángel a María, el
nacimiento del Bautista, el coro de los ángeles en Belén, la venida de los
Magos de Oriente, las visiones de san José. Son todos signos y testimonios que
subrayan la divinidad de este Niño. En Belén nace el Emmanuel, el Dios con
nosotros".
~San Juan Pablo II~
Tema del día:
Un anuncio sorprendente
Lucas narra el anuncio del nacimiento de Jesús en estrecho
paralelismo con el del Bautista. El contraste entre ambas escenas es tan
sorprendente que nos permite entrever con luces nuevas el Misterio del Dios
encarnado en Jesús.
El anuncio del nacimiento del Bautista sucede en
«Jerusalén», la grandiosa capital de Israel, centro político y religioso del
pueblo judío. El nacimiento de Jesús se anuncia en un pueblo desconocido de las
montañas de Galilea. Una aldea sin relieve alguno, llamada «Nazaret», de donde
nadie espera que pueda salir nada bueno. Años más tarde, estos pueblos humildes
acogerán el mensaje de Jesús anunciando la bondad de Dios. Jerusalén por el
contrario lo rechazará. Casi siempre, son los pequeños e insignificantes los
que mejor entienden y acogen al Dios encarnado en Jesús.
El anuncio del nacimiento del Bautista tiene lugar en el
espacio sagrado del «templo». El de Jesús en una casa pobre de una «aldea».
Jesús se hará presente allí donde las gentes viven, trabajan, gozan y sufren.
Vive entre ellos aliviando el sufrimiento y ofreciendo el perdón del Padre.
Dios se ha hecho carne, no para permanecer en los templos, sino para «poner su
morada entre los hombres» y compartir nuestra vida.
El anuncio del nacimiento del Bautista lo escucha un
«varón» venerable, el sacerdote Zacarías, durante una solemne celebración
ritual. El de Jesús se le hace a María, una «joven» de unos doce años. No se
indica dónde está ni qué está haciendo. ¿A quién puede interesar el trabajo de
una mujer? Sin embargo, Jesús, el Hijo de Dios encarnado, mirará a las mujeres
de manera diferente, defenderá su dignidad y las acogerá entre sus discípulos.
Por último, del Bautista se anuncia que nacerá de
Zacarías e Isabel, una pareja estéril, bendecida por Dios. De Jesús se dice
algo absolutamente nuevo. El Mesías nacerá de María, una joven virgen. El
Espíritu de Dios estará en el origen de su aparición en el mundo. Por eso,
«será llamado Hijo de Dios». El Salvador del mundo no nace como fruto del amor
de unos esposos que se quieren mutuamente. Nace como fruto del Amor de Dios a
toda la humanidad. Jesús no es un regalo que nos hacen María y José. Es un
regalo que nos hace Dios.
José Antonio Pagola
Nuevo vídeo
Hay un nuevo vídeo subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Nunca olvidemos agradecer
Una vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes
para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde Guatemala, María
Victoria M. de G. agradece a Dios
por permitirle llegar, este 21 de diciembre, a 62 años de vida y porque
a través de todos estos años ha visto la misericordia y el amor de Dios para
con ella y con toda su familia.
Un estímulo todos los días
Diciembre 21
Hay una parte de nuestro interior que se siente débil,
hay un sector del corazón que siempre experimenta una fragilidad, un miedo, una
sensación de pequeñez. Sobre todo cuando la vida se nos llena de problemas,
cuando alguien nos agrede, cuando nos tratan mal, cuando nada nos sale bien,
nos sentimos profundamente débiles, como si fuéramos un gusanito que cualquier
puede destruir, como esos pequeños gusanos, transparentes y delicados, que se
destruyen cuando cualquier cosa los toca suavemente.
El Señor quiere fortalecer ese interior tan frágil, él
quiere penetrar allí y hacerte firme. Por eso, aunque te sientas como ese
gusano pequeño, él le habla a esa parte de tu vida y te dice: “¡Gusanito mío,
no tengas miedo. Yo soy tu salvador!” (Is 41,14). Es bueno que tomes conciencia
de lo que sientes y te detengas a escuchar esas palabras que el Señor te
dirige. No es lo mismo enfrentar los problemas si uno se deja tomar por el
Señor que lo salva, o si pretende enfrentar todo con sus pequeñas fuerzas. No
es lo mismo.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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