sábado, 27 de diciembre de 2014

Pequeñas Semillitas 2552

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2552 ~ Sábado 27 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
San Ambrosio, que en su comentario a Lucas escribe: “Esté en cada uno de nosotros el alma de María para glorificar a Dios”, nos recuerda que el agradecimiento es la primera expresión de la fe. No lo son, en cambio, la lamentación, la crítica, la amargura, la autocompasión ni el derrotismo, que son actitudes de falta de fe, porque la verdadera fe prorrumpe espontáneamente en la alabanza y el agradecimiento. Alabanza por todo cuanto Dios realiza en nosotros y en el mundo; agradecimiento al reconocernos agraciados y al tomar conciencia de que la misericordia divina “se extiende de generación en generación”. Es una invitación a confesar que también muchos discursos eclesiásticos, por así decirlo, muchas recriminaciones y muchas amarguras, son fruto de una fe empobrecida.
Cardenal Carlo María Martini

¡Buenos días!

El tigre y el zorro
A veces puede surgir en ti una profunda amargura al percibir la forma tan inhumana en que se comportan las personas. Al parecer, ya a nadie le importa nada de los demás. El famoso premio Nobel de medicina Alexis Carrel escribió: “Hoy todos se encierran en su egoísmo, lo mismo que el cangrejo en su caparazón, intentando como él devorar a su vecino”. Una fábula al respecto:

Un hombre que pasaba por el bosque descubrió un zorro que había perdido sus patas. Y de inmediato se preguntó, “¿cómo podrá sobrevivir?”. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en la boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro. Al día siguiente se repitió la escena. El observador se maravilló de los sentimientos de los animales, y se dijo a sí mismo: "Voy también yo a simular junto al camino estar herido y a confiar en los que pasan". Así lo hizo durante varios días, pero no sucedió nada. El pobre hombre ya estaba casi muerto de hambre, cuando oyó una voz que le decía: "Si quieres descubrir humanidad en tus semejantes, sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado".

“Si dices: cada uno a lo suyo, (mi familia, mis estudios, mi porvenir, mi bienestar, etc.), no me ocupo de los demás, y perseveras en esa actitud, no te realizarás jamás, y quedarás gravemente menoscabado y atrofiado”, (M. Quoist). Que este pensamiento sea para ti una invitación a donarte generosamente a los demás.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
El primer día de la semana, María Magdalena fue corriendo a Simón Pedro y a donde estaba el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó. (Jn 20,2-8)

Comentario
Hoy, la liturgia celebra la fiesta de san Juan, apóstol y evangelista. Al siguiente día de Navidad, la Iglesia celebra la fiesta del primer mártir de la fe cristiana, san Esteban. Y el día después, la fiesta de san Juan, aquel que mejor y más profundamente penetra en el misterio del Verbo encarnado, el primer “teólogo” y modelo de todo verdadero teólogo. El pasaje de su Evangelio que hoy se propone nos ayuda a contemplar la Navidad desde la perspectiva de la Resurrección del Señor. En efecto, Juan, llegado al sepulcro vacío, «vio y creyó» (Jn 20,8). Confiados en el testimonio de los Apóstoles, nosotros nos vemos movidos en cada Navidad a “ver” y “creer”.
Uno puede revivir estos mismos “ver” y “creer” a propósito del nacimiento de Jesús, el Verbo encarnado. Juan, movido por la intuición de su corazón —y, deberíamos añadir, por la “gracia”— “ve” más allá de lo que sus ojos en aquel momento pueden llegar a contemplar. En realidad, si él cree, lo hace sin “haber visto” todavía a Cristo, con lo cual ya hay ahí implícita la alabanza para aquellos que «creerán sin haber visto» (Jn 20,29), con la que culmina el vigésimo capítulo de su Evangelio.
Pedro y Juan “corren” juntos hacia el sepulcro, pero el texto nos dice que Juan «corrió más aprisa que Pedro, y llegó antes al sepulcro» (Jn 20,4). Parece como si a Juan le mueve más el deseo de estar de nuevo al lado de Aquel a quien amaba —Cristo— que no simplemente estar físicamente al lado de Pedro, ante el cual, sin embargo —con el gesto de esperarlo y de que sea él quien entre primero en el sepulcro— muestra que es Pedro quien tiene la primacía en el Colegio Apostólico. Con todo, el corazón ardiente, lleno de celo, rebosante de amor de Juan, es lo que le lleva a “correr” y a “avanzarse”, en una clara invitación a que nosotros vivamos igualmente nuestra fe con este deseo tan ardiente de encontrar al Resucitado.
Rev. D. Manel VALLS i Serra (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Juan
Apóstol y Evangelista
Fiesta de San Juan, apóstol y evangelista, hijo de Zebedeo, que junto con su hermano Santiago y con Pedro fue testigo de la transfiguración y de la pasión del Señor, y al pie de la cruz recibió de Él a María como madre. En su evangelio y en otros escritos se muestra como teólogo, habiendo contemplado la gloria del Verbo encarnado y anunciando lo que vio. († s.I)
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

La frase de hoy

“Los ángeles dijeron:
‘Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz…’;
con ello enseñaron que todo aquel
que se compadece de cualquier miseria ajena
se enriquece, no sólo por la virtud de su buena voluntad,
sino también con el don de la paz”
~San León Magno~

Tema del día:
Gracias Padre
Hoy sé un hijo agradecido. Hoy levanta la mirada y dile gracias al Creador del universo:
Padre:
Gracias por el don de la existencia.
Gracias por haberme hecho a tu imagen y semejanza.
Gracias por el don gratuito de tu amor, gracias por amarme como soy.
Gracias porque me has dado ojos para ver, oídos para escuchar, manos para acariciar, inteligencia para conocer la verdad, voluntad para buscar el bien, corazón para amar y para hacerlo tu morada.
¡Mi corazón: templo de la Trinidad! ¡Cosa maravillosa!
Gracias por la capacidad de asombro que me diste.
Gracias por mis padres, por mi familia, por tener un hogar que me cobija.
Gracias por los amigos fieles y también por los que me han hecho sufrir.
Gracias por los tiempos dolorosos de mi vida, por dejarme sentir la soledad para venir luego a colmarla con tu misericordia.
Gracias por quienes rezan por mí.
Gracias por la vocación y misión que me confiaste.
Gracias por haber puesto tu mirada en mí, gracias por confiar en mí.
Gracias por tantas experiencias bellas de mi vida.
Gracias sobre todo por la experiencia del amor de Cristo.
Gracias por haberlo enviado a vivir con nosotros como uno de nosotros, para revelarnos tu rostro, redimirnos y trazarnos el camino.
Nos amó hasta el extremo, nos dio como Madre a María Santísima, se quedó para siempre en la Eucaristía, y al final nos entregó a su mismo Espíritu, fuente del mayor consuelo.
Gracias por mi bautismo, por mi Madre la Iglesia, por mi ángel de la guarda y por esperarme con los brazos abiertos en el cielo.
Gracias por tu paciencia conmigo, gracias por perdonarme siempre y por seguirme amando sin guardar resentimientos.
Gracias por la vida y por la eternidad que me espera.
Una y mil veces: ¡Gracias Padre!
Autor: P. Evaristo Sada LC

Mensaje de María Reina de la Paz 
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de Diciembre de 2014
“Queridos hijos! También hoy, les traigo en mis brazos a mi Hijo Jesús, y a Él le pido la paz para ustedes y la paz entre ustedes. Oren y adoren a mi Hijo, para que en vuestros corazones entre su paz y su alegría. Oro por ustedes para que cada vez estén más abiertos a la oración. Gracias por haber respondido a mi llamado.”

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Fernando, 26 años, de Bolivia, que hoy tiene su segunda quimioterapia por el cáncer recientemente diagnosticado, rogando al Señor que lo ayude a superar con bien su enfermedad.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Diciembre 27
Ya no puedes sentir a Dios lejano. En realidad él nunca puede estar lejos, porque es Dios, que todo lo penetra, que está en lo más íntimo de cada cosa. Si él no estuviera presente en un objeto, ese objeto simplemente desaparecería, se esfumaría en la nada. Si algo existe es porque él está presente. Pero además ha querido mostrarte su cercanía compartiendo tu propia carne, tu misma humanidad.
Todo lo que puedas sufrir, también lo sufrió él en una carne como la tuya, con un corazón como el tuyo, en una vida como la tuya. Probó los límites de la infancia, el cansancio del trabajo, el desprecio de los demás, la pobreza, el abandono de los amigos, la tentación, la incomprensión de los malos, la frustración, el fracaso, el hambre y la sed, la muerte.
Pero él también sabe que en medio de las angustias existen los pequeños regalos de la vida. Él se detenía a mirar los pájaros, las flores y los campos, a jugar con los niños, a conversar con los amigos, a comer y tomar vino en las fiestas. No puedes tener un salvador más normal que Jesús, y no puedes decir que él no conoce lo que es una vida humana. Déjate acompañar y consolar por él, sabiendo que te comprende hasta el fondo.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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