PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2539 ~ Domingo
14 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
En estos días, ya cercanos a la Navidad, hay muchas cosas
que nos invitan a la alegría. Desgraciadamente muchos se quedan sólo en la
parte externa, material. Y, como son cosas pasajeras y a veces muy deficientes,
la alegría se deshace como un pedazo de hielo puesto al calor del sol. En este
domingo 3º de Adviento la Iglesia quiere que en la misma liturgia resuene la
palabra alegría.
En la primera sentimos al profeta Isaías que invita a la
esperanza alegre. San Pablo, en la segunda lectura, es más explícito y nos dice:
“Estad siempre alegres”.
La tristeza nace del egoísmo, de buscar compensaciones
materiales, que muchas veces no llegan. La alegría es verdadera cuando uno
procura hacer alegres a los demás. Este es uno de los grandes mensajes de
Navidad. La alegría perfecta es un don de Dios; por eso hay que estar en
continua acción de gracias. Como salmo responsorial de este día, nos presenta
el “Magnificat” de la Stma. Virgen. Ella siente su alma desbordar de gozo, que
quiere transmitir a su prima Isabel, y ante ella proclama la grandeza del
Señor. En ese momento se siente agradecida y humilde.
En el Evangelio tenemos la figura de Juan, el precursor. Hoy,
en las vísperas de la Navidad, también nos dice a nosotros que preparemos el camino. Para ello debemos
estar en una especie de “desierto”, que significa un cierto silencio en nuestro
interior. Hay muchos que en estos días navideños sólo quieren mucho ruido,
mucha bulla externa; pero con ello no dejan que penetre el mensaje de Jesús. Así
a veces nos quedamos sólo con los festejos externos de la Navidad y no
atendemos para nada a aquel que realmente festejamos en la Navidad, que es
Jesús, Dios hecho hombre.
La Navidad es el mensaje de Dios que se hace hombre por
amor. Dios muestra su compasión y misericordia y nos enseña que, a pesar de los
sufrimientos de esta vida, su mensaje es de optimismo y alegría para los que
están dispuestos a acogerle en su corazón.
P. Silverio Velasco
¡Buenos días!
“Vengan a mí”
Sin camino no se
anda, sin verdad no se conoce, sin vida no se vive. Si andamos perdidos sin
encontrar el rumbo, si sentimos que en lugar de vivir “arrastramos la vida” o
lo que sería peor somos “muertos en vida”, éste es el momento de buscar a
Cristo, de acercarse al Señor, Camino, Verdad y Vida, en el seno de una
comunidad creyente. (AC).
“Vengan a mí todos los que están fatigados y
sobrecargados, y yo les daré descanso. Vengan a mí todos los que están
deprimidos y agobiados, y yo les daré alivio. Vengan a mí todos los que están
desorientados y sin sentido, yo soy el camino. Vengan a mí todos los que están
en tinieblas y sombras de muerte, yo soy la luz. Vengan a mí, mansos y
humildes, y encontrarán un remanso para su alma”. Jesús.
Jesús ve nuestra
necesidad. Lo necesitamos a él y a nadie más. Sólo él puede advertir cuán
grande es la necesidad que tenemos de él en esta hora del mundo. El hambriento
se imagina que busca pan, y en verdad tiene hambre de él. El sediento cree
desear tan sólo agua y en realidad tiene
necesidad y sed de él. (GP). Él nos invita: “Vengan a mí”.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Éste
vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran
por Él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. Y éste fue
el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén
sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?». Él confesó, y no negó;
confesó: «Yo no soy el Cristo». Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú
Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el profeta?». Respondió: «No».
Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos
han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Dijo Él: «Yo soy voz del que clama en el
desierto: ‘Rectificad el camino del Señor’, como dijo el profeta Isaías».
Los enviados eran fariseos. Y le preguntaron: «¿Por qué,
pues, bautizas, si no eres tú el Cristo, ni Elías, ni el profeta?». Juan les
respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no
conocéis, que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la
correa de su sandalia». Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde
estaba Juan bautizando. (Jn 1,6-8.19-28)
Comentario
Hoy, en medio del Adviento, recibimos una invitación a la
alegría y a la esperanza: «Estad siempre alegres y orad sin cesar. Dad gracias
por todo» (1Tes 5,16-17). El Señor está cerca: «Hija mía, tu corazón es el
cielo para Mí», le dice Jesús a santa Faustina Kowalska (y, ciertamente, el
Señor lo querría repetir a cada uno de sus hijos). Es un buen momento para
pensar en todo lo que Él ha hecho por nosotros y darle gracias.
La alegría es una característica esencial de la fe.
Sentirse amado y salvado por Dios es un gran gozo; sabernos hermanos de
Jesucristo que ha dado su vida por nosotros es el motivo principal de la
alegría cristiana. Un cristiano abandonado a la tristeza tendrá una vida
espiritual raquítica, no llegará a ver todo lo que Dios ha hecho por él y, por
tanto, será incapaz de comunicarlo. La alegría cristiana brota de la acción de
gracias, sobre todo por el amor que el Señor nos manifiesta; cada domingo lo
hacemos comunitariamente al celebrar la Eucaristía.
El Evangelio nos ha presentado la figura de Juan
Bautista, el precursor. Juan gozaba de gran popularidad entre el pueblo
sencillo; pero, cuando le preguntan, él responde con humildad: «Yo no soy el
Mesías...» (cf. Jn 1,21); «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está
uno a quien no conocéis, que viene detrás de mí» (Jn 1,26-27). Jesucristo es
Aquél a quien esperan; Él es la Luz que ilumina el mundo. El Evangelio no es un
mensaje extraño, ni una doctrina entre tantas otras, sino la Buena Nueva que
llena de sentido toda vida humana, porque nos ha sido comunicada por Dios mismo
que se ha hecho hombre. Todo cristiano está llamado a confesar a Jesucristo y a
ser testimonio de su fe. Como discípulos de Cristo, estamos llamados a aportar
el don de la luz. Más allá de esas palabras, el mejor testimonio, es y será el
ejemplo de una vida fiel.
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del
Vallès, Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
“Adviento quiere decir: Dios que viene, porque quiere que
‘todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad’ (1 Tim 2,
4). Viene porque ha creado al mundo y al hombre por amor, y con él ha
establecido el orden de la gracia. Pero viene ‘por causa del pecado’, viene ‘a
pesar del pecado’, viene para quitar el pecado. Por eso no nos extrañamos que,
en la noche de Navidad, no encuentre sitio en las casas de Belén y deba nacer
en un establo (en la cueva que servía de refugio a los animales). Pero lo más
importante es el hecho de que Él viene. El Adviento de cada año nos recuerda
que la gracia, es decir, la voluntad de Dios para salvar al hombre, es más
poderosa que el pecado”
~San Juan Pablo II~
Adviento 1978
Tema del día:
Allanar el camino hacia Jesús
«Entre vosotros hay uno que no conocéis». Estas palabras
las pronuncia el Bautista refiriéndose a Jesús, que se mueve ya entre quienes
se acercan al Jordán a bautizarse, aunque todavía no se ha manifestado.
Precisamente toda su preocupación es «allanar el camino» para que aquella gente
pueda creer en él. Así presentaban las primeras generaciones cristianas la
figura del Bautista.
Pero las palabras del Bautista están redactadas de tal
forma que, leídas hoy por los que nos decimos cristianos, provocan en nosotros
preguntas inquietantes. Jesús está en medio de nosotros, pero ¿lo conocemos de
verdad?, ¿comulgamos con él?, ¿le seguimos de cerca?
Es cierto que en la Iglesia estamos siempre hablando de
Jesús. En teoría nada hay más importante para nosotros. Pero luego se nos ve
girar tanto sobre nuestras ideas, proyectos y actividades que, no pocas veces,
Jesús queda en un segundo plano. Somos nosotros mismos quienes, sin darnos
cuenta, lo «ocultamos» con nuestro protagonismo.
Tal vez, la mayor desgracia del cristianismo es que haya
tantos hombres y mujeres que se dicen «cristianos», en cuyo corazón Jesús está
ausente. No lo conocen. No vibran con él. No los atrae ni seduce. Jesús es una
figura inerte y apagada. Está mudo. No les dice nada especial que aliente sus
vidas. Su existencia no está marcada por Jesús.
Esta Iglesia necesita urgentemente «testigos» de Jesús,
creyentes que se parezcan más a él, cristianos que, con su manera de ser y de
vivir, faciliten el camino para creer en Cristo. Necesitamos testigos que
hablen de Dios como hablaba él, que comuniquen su mensaje de compasión como lo
hacía él, que contagien confianza en el Padre como él.
¿De qué sirven nuestras catequesis y predicaciones si no
conducen a conocer, amar y seguir con más fe y más gozo a Jesucristo? ¿En qué
quedan nuestras eucaristías si no ayudan a comulgar de manera más viva con
Jesús, con su proyecto y con su entrega crucificada a todos. En la Iglesia
nadie es «la Luz», pero todos podemos irradiarla con nuestra vida. Nadie es «la
Palabra de Dios», pero todos podemos ser una voz que invita y alienta a centrar
el cristianismo en Jesucristo.
José Antonio Pagola
Nuevo vídeo
Hay un nuevo vídeo subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Nunca olvidemos agradecer
Una vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes
para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde Córdoba, Argentina, elevamos una oración de
agradecimiento a Dios y a la Santísima Virgen porque el resultado de la biopsia
realizada a Pepe ha sido negativo.
Gracias también a todos los que han rezado por él.
Desde Buenos Aires, Argentina, nos llega el agradecimiento a Dios, a María y a todos los que rezan por María Luz, cuyos últimos estudios y controles médicos han sido muy satisfactorios.
Desde México, Edna S. de M. agradece a Dios, a la Virgen y a todos los que se sumaron en oraciones, porque ya está dada de alta después de meses en el hospital con pancreatitis y varias operaciones.
El autor de esta página agradece a Jesús Misericordioso y la Inmaculada Concepción por la protección recibida durante su viaje de hace una semana.
Desde México, Edna S. de M. agradece a Dios, a la Virgen y a todos los que se sumaron en oraciones, porque ya está dada de alta después de meses en el hospital con pancreatitis y varias operaciones.
El autor de esta página agradece a Jesús Misericordioso y la Inmaculada Concepción por la protección recibida durante su viaje de hace una semana.
Un estímulo todos los días
Diciembre 14
Hay personas que se despiertan temprano, no pueden dormir
y sufren esperando el amanecer. Cuando ven por la ventana que se asoman los
primeros rayos de luz se sienten felices. Esas horas nocturnas tienen un poco
de sufrimiento, un poco de ansiedad, un poco de angustia, pero está la certeza
de que la luz llegará. No hay duda. La luz volverá.
Hay épocas de nuestra vida que son así, hay días enteros,
y a veces años enteros que son así. Son como un tiempo de oscuridad y de dolor,
pero con la certeza de que todo pasará y volverá la luz.
En realidad, de una manera o de otra el sol siempre
vuelve a salir. Sólo hay que tener paciencia. Pero es importante saber que ese
tiempo de oscuridad y de angustia no es inútil. Nos prepara para valorar y para
disfrutar más la luz, cuando vuelva.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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