miércoles, 3 de diciembre de 2014

Pequeñas Semillitas 2533

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2533 ~ Miércoles 3 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La vida es nueva cada día.
Es un eterno dejar ir. Solamente con las manos vacías podrás agarrar algo nuevo.
Aquel que tiene un porqué para vivir, se puede enfrentar a todos los cómos.
El sentido de la vida está en vivir cada día tal como se nos presenta.
En la vida no hay clases para principiantes; enseguida exigen de uno lo más difícil.
La existencia es esfuerzo, es deseo, es dolor.
La vida constituye un don de la naturaleza; pero una vida bella es un don de la sabiduría.
La vida es lo que hacemos y lo que nos pasa.
La vida no se mide por los momentos que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento.
Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar.
Descansar es empezar a morir.

¡Buenos días!

Radio María Argentina
Un regalo de Dios a nuestra ciudad (Córdoba), es, sin duda, Radio María Argentina. Seguirla día a día beneficiaría a tu fe como un excelente curso de formación cristiana. En toda su organización se nota profesionalidad, esmero y dedicación. Las homilías del P. Javier sobre el evangelio del día son una catequesis con incidencia en la vida, muy claras e impregnadas de ardor pastoral.

Una noche cualquiera en que no puedas conciliar el sueño, sintoniza Radio María y tendrás la misma experiencia que tuve yo gozando de muy buenas explicaciones y reflexiones sobre pasajes de la Biblia. Eran repeticiones de programas que se habían emitido el día anterior, como la explicación catequística del evangelio del día. Había magistrales exposiciones muy cercanas a nuestra realidad cotidiana que avivaban mi fe y me animaban a alimentarme de la Palabra como de un pan cotidiano. También seguí la charla de un matrimonio sobre “Educar en la alegría”. Ofrecía un sencillo y fácil modo de crear un clima de aceptación y constante estímulo, de acertada contención y apoyo mutuo.

Es importante que conozcas esta realidad de nuestra Iglesia de Córdoba, sea para tu provecho personal, como para hacerla conocer a tus relaciones. Es un logro y “fortaleza” local que ya tiene el sello de la continuidad y también el de la madurez, pues ha extendido su red de evangelización y catequesis por todo el mapa católico de Argentina. (En internet: http://radiomaria.org.ar/)  
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, pasando de allí, Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y Él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?». Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas. (Mt 15,29-37)

Comentario
Hoy contemplamos en el Evangelio la multiplicación de los panes y peces. Mucha gente —comenta el evangelista Mateo— «se le acercó» (Mt 15,30) al Señor. Hombres y mujeres que necesitan de Cristo, ciegos, cojos y enfermos de todo tipo, así como otros que los acompañan. Todos nosotros también tenemos necesidad de Cristo, de su ternura, de su perdón, de su luz, de su misericordia... En Él se encuentra la plenitud de lo humano.
El Evangelio de hoy nos hace caer en la cuenta, a la vez, de la necesidad de hombres que conduzcan a otros hacia Jesucristo. Los que llevan a los enfermos a Jesús para que los cure son imagen de todos aquellos que saben que el acto más grande de caridad para con el prójimo es acercarlo a Cristo, fuente de toda Vida. La vida de fe exige, pues, la santidad y el apostolado.
San Pablo exhorta a tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús (cf. Fl 2,5). Nuestro relato muestra cómo es el corazón: «Siento compasión de la gente» (Mt 15,32). No puede dejarlos porque están hambrientos y fatigados. Cristo busca al hombre en toda necesidad y se hace el encontradizo. ¡Cuán bueno es el Señor con nosotros!; y ¡cuán importantes somos las personas a sus ojos! Sólo con pensarlo se dilata el corazón humano lleno de agradecimiento, admiración y deseo sincero de conversión.
Este Dios hecho hombre, que todo lo puede y que nos ama apasionadamente, y a quien necesitamos en todo y para todo —«sin mi no podéis nada» (Jn 15,5)— necesita, paradójicamente, también de nosotros: éste es el significado de los siete panes y los pocos peces que usará para alimentar a una multitud del pueblo. Si nos diéramos cuenta de cómo Jesús se apoya en nosotros, y del valor que tiene todo lo que hacemos para Él, por pequeño que sea, nos esforzaríamos más y más en corresponderle con todo nuestro ser.
Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Francisco Javier
Sacerdote misionero Jesuita
Memoria de san Francisco Javier, presbítero de la Compañía de Jesús, evangelizador de la India, el cual, nacido en Navarra, fue uno de los primeros compañeros de San Ignacio que, movido por el ardor de dilatar el Evangelio, anunció diligentemente a Cristo a innumerables pueblos en la India, en las Molucas y otras islas, y después en el Japón, convirtiendo a muchos a la fe. Murió en la isla de San Xon, en China, consumido por la enfermedad y los trabajos (1552).

Información amplia en el portal de Catholic.net haciendo clic acá.
Información amplia en el Web Católico de Javier haciendo clic acá.

La frase de hoy

“La ciencia más acabada
es que el hombre en gracia acabe,
pues al fin de la jornada
aquel que se salva sabe
y el que no, no sabe nada.
En esta vida prestada
do bien obrar es la llave,
aquel que se salva sabe,
el otro no sabe nada”
~San Francisco Javier~

Tema de hoy:
Día del Médico
Como cada 3 de diciembre, hoy se celebra en nuestro país el Día del Médico. La fecha fue elegida por la Confederación Médica Panamericana para homenajear a Carlos Juan Finlay Barrés, un médico cubano que descubrió que un mosquito era el responsable de trasmitir la fiebre amarilla, hasta ese entonces causa de muerte de miles de personas.

En agosto de 1956 Argentina se adhirió oficialmente a la conmemoración, a iniciativa del Colegio Médico de Córdoba, avalada por la Confederación Médica Argentina y oficializada por decreto del gobierno nacional.

Los códigos de ética y deontología médica indican que “todos los pacientes tienen derecho a una atención médica de calidad humana y científica”. Un buen médico debe caracterizarse por algunas cualidades que debe exhibir en el ejercicio de su actividad, tales como:

Amor a la profesión y motivación para hacer bien el trabajo.
Respeto a la vida y al paciente en su sentido más amplio.
Empatía para ser capaz de situarse en la perspectiva del paciente (no confundir con la lástima).
Humildad para mostrarse como un ser humano con fortalezas y debilidades, capaz reconocer sus errores.
Responsabilidad en la actuación, asumiendo las consecuencias de la misma.
Prudencia para no abusar de recursos tecnológicos y actuar sin precipitación y con buen juicio.
Calidez para intentar establecer una relación cordial y de confianza con el paciente, guardando siempre una adecuada distancia terapéutica.
Participar activamente en las actividades docentes, velando por su calidad con responsabilidad y exigencia.
Es muy importante cultivar la sensibilidad ética sin dejarse influenciar por un medio desfavorable. Ser siempre respetuoso de la ética.
No discriminar a ningún paciente por razón alguna.
Ser puntual y respetuoso en la atención de los pacientes, cumpliendo estrictamente la confidencialidad y el secreto profesional.
Saber escuchar con sensibilidad y calidez, respondiendo las inquietudes, dudas y temores del enfermo.
Respetar la autonomía del paciente, su derecho a estar informado (igual que la familia) y a tomar decisiones convenientemente informado por el profesional.
Palabras clave: humildad, calidez, dedicación, comunicación, conocimientos, cercanía.

Un buen médico… un médico bueno.
Aunque la expresión que da origen a esta pequeña reflexión tiene apariencia de redundancia, encierra dos conceptos totalmente diferentes. De hecho puede haber, también, un buen médico malo y un mal médico bueno. El buen médico es aquel que tiene los conocimientos y las destrezas necesarias para atender los problemas de salud curativa y preventiva. En general es eso lo que persiguen las escuelas de medicina y los sistemas de acreditación de especialistas: la formación de buenos médicos. El médico bueno se caracteriza por cualidades fundamentales, entre otras: humanidad, compasión y amor.

A pesar de las modificaciones que han surgido en el ejercicio de la medicina actual, sigue siendo válido el concepto que expresó en la edad media el médico y filósofo judeo-español, el rabí Mosé ben Maimón, más conocido con el nombre de Maimónides: “la medicina es algo más que una ciencia o un arte, es una misión totalmente personal”.

Hay algo de lo que en las Facultades de Medicina aún queda mucho por hacer y desarrollar, que es la enseñanza como médico humanitario, para hacer que los futuros médicos no sólo lo sean, sino que también se “sientan médicos“, porque no es mejor médico el que más conocimientos tiene, sino aquél que más profundamente llega al alma de sus pacientes y en mayor medida mejora su sufrimiento.

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por las siguientes personas: Elodia S., de San Antonio, Texas, a quien han diagnosticado cáncer de pulmón, extendido a la tráquea, lo cual ahora le dificulta poder tragar; Luz María R., de México, que tiene problemas en la sangre; Eduardo R., de México que el próximo 9 de diciembre será operado nuevamente de tumor cerebral; Patricia M., de la misma nacionalidad, por necesidades económicas, y Pilar M., también de México, para que los resultados de la biopsia que espera sean buenos. A todos los dejamos bajo el amparo de la Virgen de Guadalupe y el amor infinito de Dios.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Un estímulo todos los días
Diciembre 3
“Jesús, vida mía, enséñame a amarme tal como soy, a descubrir las cosas buenas que hay en mi ser, a reconocerme realmente como hijo amado del Padre. Tú amas mi piel, mis piernas, mi voz. Ayúdame a mirarme con tu mirada de amor para descubrir que soy único, y para que ya no me compare con los demás.
Espíritu divino, inunda con tu amor lo más íntimo de mi ser y ayúdame para que me acepte a mí mismo. Cuando recuerdo mis errores me siento feo. Ayúdame a reconocer mi propia belleza interior.
Señor, por las veces que me he equivocado, dame la gracia de no condenarme y de aprender a ser paciente conmigo mismo. Tú que eres libre, dame la libertad interior para buscar nuevos caminos cada vez que me equivoque, para no sumergirme en las tristezas, para no vivir lamentando mis errores.
Gracias, Señor, porque con tu amor siempre puedo volver a empezar. Amén.”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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