viernes, 5 de diciembre de 2014

Pequeñas Semillitas 2535

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2535 ~ Viernes 5 de Diciembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
A partir del comienzo del Adviento, en el ciclo B seguiremos el Evangelio de Marcos, que es el primero y el más breve de los evangelios escritos y fuente principal de los otros sinópticos.
Marcos no se propone escribir un tratado de teología sino comunicar gozosamente la Buena Noticia de que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios.
El núcleo de esta Buena Noticia es el reino de Dios, que debe ser acogido con una actitud de conversión y de fe. Su mensaje teológico tiene tres centros: la buena nueva, como marco global; el reino de Dios como contenido del anuncio de Jesús; y el mismo Jesús, como lugar de encuentro con el reino. El punto de convergencia es único: El encuentro personal con Jesús.

¡Buenos días!

Entrégate al Señor
La Reina de la Paz te da hoy un mensaje para guiarte a una vida espiritual más profunda. Hace más de 25 años se apareció en Medjugorje a seis jóvenes. Por el testimonio de estos testigos todo un pueblo empezó a crecer en fidelidad a Dios siguiendo los mensajes llenos de amor y sabiduría de la Virgen María.

“¡Queridos hijos! Hoy los invito al abandono total a Dios. Todo lo que ustedes hagan y todo lo que posean entréguenselo a Dios para que El pueda reinar en sus vidas como el Señor de todo lo que tienen. Sólo así, el Señor podrá guiarlos a través de Mí hacia las profundidades de la vida espiritual. Hijitos, no teman, porque Yo estoy con ustedes, también cuando piensan que no hay salida y que Satanás reina, Yo les traigo la paz. Yo soy su Madre y Reina de la Paz. Los bendigo con la bendición del gozo, para que Dios sea todo en la vida para ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

Este mensaje está en la línea de lo que salió en un “Buenos días” anterior. Allí Jesús mismo decía: “¿Por qué te confundes y  te agitas ante los problemas de la vida? Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios”. Entrega y abandono en el Señor es el camino.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!». Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Creéis que puedo hacer eso?». Dícenle: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según vuestra fe». Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que nadie lo sepa!». Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca. (Mt 9,27-31)

Comentario
Hoy, en este primer viernes de Adviento, el Evangelio nos presenta tres personajes: Jesús en el centro de la escena, y dos ciegos que se le acercan llenos de fe y con el corazón esperanzado. Habían oído hablar de Él, de su ternura para con los enfermos y de su poder. Estos trazos le identificaban como el Mesías. ¿Quién mejor que Él podría hacerse cargo de su desgracia?
Los dos ciegos hacen piña y, en comunidad, se dirigen ambos hacia Jesús. Al unísono realizan una plegaria de petición al Enviado de Dios, al Mesías, a quien nombran con el título de “Hijo de David”. Quieren, con su plegaria, provocar la compasión de Jesús: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!» (Mt 9,27).
Jesús interpela su fe: «¿Creéis que puedo hacer eso?» (Mt 9,28). Si ellos se han acercado al Enviado de Dios es precisamente porque creen en Él. A una sola voz hacen una bella profesión de fe, respondiendo: «Sí, Señor» (Ibidem). Y Jesús concede la vista a aquellos que ya veían por la fe. En efecto, creer es ver con los ojos de nuestro interior.
Este tiempo de Adviento es el adecuado, también para nosotros, para buscar a Jesús con un gran deseo, como los dos ciegos, haciendo comunidad, haciendo Iglesia. Con la Iglesia proclamamos en el Espíritu Santo: «Ven, Señor Jesús» (cf. Ap 22,17-20). Jesús viene con su poder de abrir completamente los ojos de nuestro corazón, y hacer que veamos, que creamos. El Adviento es un tiempo fuerte de oración: tiempo para hacer plegaria de petición, y sobre todo, oración de profesión de fe. Tiempo de ver y de creer.
Recordemos las palabras del Principito: «Lo esencial sólo se ve con el corazón».
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Sabas
Abad
 
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

La frase de hoy

“Si quieres conocer a una persona,
no le preguntes lo que piensa sino lo que ama”
~San Agustín~

Tema del día:
Volvamos a Belén
Vamos al pesebre, no como lugar físico, sino teológico, lugar a donde deberíamos volver siempre los cristianos como si volviéramos a la casa materna a la que uno va a reponerse y a convalecer, donde uno va a despojarse de los disfraces de poder, de riqueza y de suficiencia, donde uno va a recobrar el gusto por lo sencillo, recobrar la interioridad y a recobrar los valores del evangelio.

Hay que rescatar al niño que llevamos en el corazón y que nuestra adultez tiene arrinconado y amordazado sin permitirle jugar ni cantar para que así desempolvemos nuestra capacidad de asombro.

Hay que volver al pesebre para dejarnos prometer por Dios cosas lindas y así romper nuestros escepticismos muchas veces ya encallecidos.

Hay que volver al pesebre para soñar de nuevos cosas grandes que dilaten nuestros horizontes rastreros y mezquinos.

Hay que volver al pesebre para descansar los agobios que pesas sobre los hombros del corazón.

Hay que volver al pesebre a limpiar nuestra mirada enturbiada por nuestra falta de inocencia.

Hay que volver al pesebre a abrir de nuevo las manos cerradas y tensas de tanto defendernos o de tanto juntar bronca.

Hay que volver al pesebre a tocar la debilidad de Dios y a comprometerse seriamente a cuidar a sus hijos más frágiles y por tanto los más parecidos a Él: los heridos de nuestra familia, los enfermos, los solos, los presos, los más pobres.
Autor: P. Ángel Rossi sj / Fuente: Oleada Joven

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Un estímulo todos los días
Diciembre 5
“Jesús, te estoy esperando. Ya se acerca la Navidad y estoy preparando en mi vida un espacio para que vengas a llenarlo con tu presencia. Yo sé que siempre estás conmigo, pero sé también que cuando toda la Iglesia te espera y te invoca, te haces presente de una manera nueva y más intensa. Por eso, Señor, en este Adviento quiero prepararte un lugar, quiero hacer brotar un nuevo deseo de ti, quiero alimentar mi necesidad de ti, quiero dejar nacer ansias y sed de ti.
Ven, Señor, a mi vida. Ven a destruir esos ídolos que se han apoderado de mí y me han dejado más triste y más vacío.
Ven a devolverme la esperanza, la libertad, la frescura y el entusiasmo.
Ven con esa vida nueva que todo lo cambia.
Ven, Jesús, para que contigo renazca mi alegría. Amén.”
Mons. Víctor Manuel Fernánde
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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