lunes, 4 de octubre de 2010

Pequeñas Semillitas 1173

PEQUEÑAS SEMILLITAS
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Número 1173 ~ Lunes 4 de Octubre de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!

Al regresar con "Pequeñas Semillitas" luego de más de un mes de ausencia, pido permiso para hablar brevemente en primera persona, cosa que habitualmente trato de no hacer pues no me gusta tener protagonismo y siempre he defendido que lo importante en esta página es el mensaje y no el mensajero. Pero en esta oportunidad siento la fuerte necesidad de manifestar mi agradecimiento a Dios y a la Santísima Virgen por este mes de Setiembre en el que se combinaron para mí el descanso, los viajes, el conocimiento de nuevos países con su historia y su cultura, y también las peregrinaciones religiosas que enriquecen el espíritu.

En este sentido, quiero compartir la emoción y la alegría de haber visitado:
• a la Santísima Virgen en su Santuario de Lourdes (Francia)
• también a la Santísima Virgen en el Monasterio de Montserrat (España)
• al Niño Jesús en Praga (República Checa)
• a Juan Pablo II en su tumba en San Pedro (Ciudad del Vaticano)

Asimismo he podido visitar imponentes Catedrales y hermosas e históricas iglesias en varias ciudades de Europa, pudiendo citar a Notre Dame y Sacre Coer en Paris, y otras más en Venecia, Torino, Pisa, Florencia, Roma, Nápoles, Münich, Praga, y tres ciudades de Austria: Viena, Salzburgo e Innsbruck

En todos esos lugares he elevado mi oración al Señor y a María, teniendo presentes siempre a todos los lectores de esta página "Pequeñas Semillitas"

Reitero entonces mi agradecimiento a Dios por tan grande regalo y a partir de ahora el renovado compromiso de seguir difundiendo la Buena Nueva a través de este humilde boletín cotidiano.

Felipe.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, se levantó un maestro de la Ley, y dijo para poner a prueba a Jesús: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?». Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás».
Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?». Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva. ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».
(Lucas 10, 25-37)

Comentario
Hoy, un maestro de la Ley plantea a Jesús una pregunta que quizás nos hemos formulado más de una vez: «¿Qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?» (Lc 10,25). Era una pregunta que iba con segundas, pues quería poner a prueba a Jesús. El maestro responde sabiamente lo que dice la Ley, es decir, amar a Dios y al prójimo como a uno mismo (cf. Lc 10,27). La clave es amar. Si buscamos la vida eterna, sabemos que «la fe y la esperanza pasarán, mientras que el amor no pasará nunca» (cf. 1Cor 13,13). Cualquier proyecto de vida y cualquier espiritualidad cuyo centro no sea el amor nos aleja del sentido de la existencia. Un punto de referencia importante es el amor a uno mismo, a menudo olvidado. Solamente podemos amar a Dios y al prójimo desde nuestra propia identidad.
El maestro de la Ley va más lejos todavía y pregunta a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» (Lc 10,29). La respuesta llega a través de un cuento, de una parábola, de una historia corta, sin formulaciones teóricas complicadas, pero con un gran contenido. El modelo de prójimo es un samaritano, es decir, un marginado, un excluido del pueblo de Dios. Un sacerdote y un levita pasan de largo al ver al hombre apaleado y malherido. Los que parecen estar más cerca de Dios (el sacerdote y el levita) son los que están más lejos del prójimo. El maestro de la Ley evita pronunciar la palabra "samaritano" para indicar a quien se comportó como prójimo del hombre malherido y dice: «El que practicó la misericordia con él» (Lc 10,37).
La propuesta de Jesús es clara: «Vete y haz tú lo mismo». No es la conclusión teórica del debate, sino la invitación a vivir la realidad del amor, el cual es mucho más que un sentimiento etéreo, pues se trata de un comportamiento que vence las discriminaciones sociales y que brota del corazón de la persona. San Juan de la Cruz nos recuerda que «al atardecer de la vida te examinarán del amor».
Hno. Lluís SERRA i Llançana (Roma, Italia)


Santoral Católico
San Francisco de Asís



Francisco nació en Umbría, en 1181 o 1182. Ciertamente no existe ningún santo que sea tan popular como él entre los cristianos y aún entre los protestantes y los no cristianos. San Francisco cautivó la imaginación de sus contemporáneos, presentándoles la pobreza, la castidad y la obediencia. Y con su sencillez ha cautivado a nuestro tiempo tan complicado. pero los rasgos idílicos, relacionados con su nombre -su matrimonio con la pobreza, su amor por los pajarillos, la liebre acosada, el halcón, el jilguero de la cueva, su pasión por la naturaleza- todos esos rasgos no son, por así decirlo, más que chispazos de un alma que vivía sumergida en lo sobrenatural, que se nutría en el dogma cristiano y que se había entregado enteramente a Cristo crucificado.

Buscando un lugar donde establecerse, ayudó en la reconstrucción de la iglesia de San Damián. Emprendió un trabajo semejante en la iglesia de San Pedro. Después se trasladó a una capillita llamada Porciúncula, que pertenecía a la abadía benedictina de Monte Subasio. El nombre de esta pequeña capilla aludía al hecho de que estaba construida en una reducida parcela de tierra. La Porciúncula se hallaba en una llanura, a unos 4 kilómetros de Asís. Se hallaba casi en ruinas. Francisco la reparó y fijó en ella su residencia.

Dios le había concedido el don de profecía y de milagros. Cuando pedía limosna para reparar la iglesia de San Damián decía: "Ayúdame a terminar esta iglesia, un día habrá ahí un convento de religiosas en cuyo nombre se glorificarán el Señor y la Iglesia universal". Esto se verificó cinco años más tarde en Santa Clara y sus religiosas.

En 1220 fue a Roma a presentar al Sumo Pontífice la aprobación de su regla. Inocencio III se mostró adverso al principio, ya que dudaba de que esa nueva forma de pobreza pudiese ser practicable. Finalmente, el mismo Papa la aprobó verbalmente, dando como misión a sus practicantes, predicar la penitencia. Murió en 1226, a los 45 años de edad.

La orden que fundó y sus tres ramas - la de los frailes menores, la de los frailes menores capuchinos y los conventuales- formaro el instituto religioso más numeroso. Según el historiador David Knowles, al fundar este instituto, San Francisco "contribuyó más que a nadie a salvar a la Iglesia del desorden en que había caído en la Edad Media.


Pensamiento


"Creador de la Humanidad,
no aspiro a comprenderte a Ti ni a tu Creación,
ni a comprender el dolor y el sufrimiento.
Sólo aspiro a aliviar el dolor y el sufrimiento de los demás
y confío en que, al hacerlo, puede comprender con más claridad
tu Naturaleza"
San Francisco de Asís


Tema del día:
Oración de San Francisco de Asís


Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.

Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.


Mensaje de María Reina de la Paz
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Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de Octubre de 2010

¡Queridos Hijos! Hoy los llamo a bajar la cerviz, hijos míos, a una devoción humilde. Hace falta sean fieles en sus corazones. Sus cruces deben ser los medios en la lucha contra los pecados del tiempo presente. Su arma deben ser la paciencia y el amor sin límites – un amor que sabe esperar y que los haga capaces de reconocer los signos de Dios en su vida – que su vida, por el amor sumiso, pueda mostrar la verdad a todos aquellos que la buscan en la oscuridad de las mentiras. Hijos míos, apóstoles míos, ayúdenme a abrir las sendas hacia mi Hijo. Una vez más los invito a orar por sus sacerdotes. Junto a ellos triunfaré. Gracias.


Nuevos videos

Hay dos nuevos videos subidos a este blog
Te recuerdo que para verlo tienes que ir
a la parte final de esta página.


Meditación breve
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En tiempos volátiles, puede ser difícil encontrar paz. Mas, cuando alejo la atención del problema y la enfoco en lo interno, en la divina presencia en mí, experimento la paz. Ésta comienza como un susurro callado en mi alma y poco a poco se convierte en una entrega sagrada y total.
Mantengo mi atención en Dios, en Su paz, sin importar lo que sucede a mi alrededor. Permito que la parte más sabia de mi ser me guíe. Los retos se vuelven manejables y el conflicto se desvanece.
Ya no busco respuestas; en su lugar, permito que éstas vengan a mí. Mi mente está despejada y serena. Con mis pensamientos en Dios, creo la paz interna que anhelo.
Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios. Mateo 5:9


Pedidos de oración


Pedimos oración por la salud del señor José Elio N. que vive en El Salvador, Centroamérica, y padece de un proceso neurológico progresivo llamado esclerosis lateral amiotrófica. Que San Francisco de Asís interceda por él para la sanación de su cuerpo o el ofrecimiento de su sufrimiento como Cristo en la cruz.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo, que por tu divina acción todos seamos uno; te pedimos por la Iglesia, por la paz del mundo, por nuestra santidad personal; que seamos dóciles como María a tus divinas inspiraciones que son verdaderos momentos, toques y llamadas de tu gracia que nos llevan a la santidad. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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