lunes, 21 de junio de 2010

Pequeñas Semillitas 1108

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1108 ~ Lunes 21 de Junio de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Cualquier día, en cualquier momento, a tiempo o a destiempo, sin previo aviso lanzas tu pregunta: Y tú, ¿quién dices que soy yo?
Y yo me quedo a medio camino entre lo correcto y lo que siento, porque no me atrevo a correr riesgos cuando tú me preguntas así.
Enséñame como tú sabes. Llévame a tu ritmo por los caminos del Padre y por esas sendas marginales que tanto te atraen.
Corrígeme, cánsame. Y vuelve a explicarme tus proyectos y quereres, y quién eres.
Cuando en tu vida toda encuentre el sentido para los trozos de mi vida rota; cuando en tu sufrimiento y en tu cruz descubra el valor de todas las cruces; cuando haga de tu causa mi causa, cuando ya no busque salvarme sino perderme en tus quereres...
Entonces, Jesús, vuelve a preguntarme: Y tú, ¿quién dices que soy yo?
Ulibarri Fl.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano».
(Mateo 5, 38-42)

Comentario
Hoy, el Evangelio me ha recordado las palabras de la Mariscala en El caballero de la Rosa, de Hug von Hofmansthal: «En el cómo está la gran diferencia». De cómo hagamos una cosa cambiará mucho el resultado en muchos aspectos de nuestra vida, sobre todo, la espiritual.
Jesús dice: «No juzguéis, para que no seáis juzgados» (Mt 7,1). Pero Jesús también había dicho que hemos de corregir al hermano que está en pecado, y para eso es necesario haber hecho antes algún tipo de juicio. San Pablo mismo en sus escritos juzga a la comunidad de Corinto y san Pedro condena a Ananías y a su esposa por falsedad. A raíz de esto, san Juan Crisóstomo justifica: «Jesús no dice que no hemos de evitar que un pecador deje de pecar, hemos de corregirlo sí, pero no como un enemigo que busca la venganza, sino como el médico que aplica un remedio». El juicio, pues, parece que debiera hacerse sobre todo con ánimo de corregir, nunca con ánimo de venganza.
Pero todavía más interesante es lo que dice san Agustín: «El Señor nos previene de juzgar rápida e injustamente (...). Pensemos, primero, si nosotros no hemos tenido algún pecado semejante; pensemos que somos hombres frágiles, y juzguemos siempre con la intención de servir a Dios y no a nosotros». Si cuando vemos los pecados de los hermanos pensamos en los nuestros, no nos pasará, como dice el Evangelio, que con una viga en el ojo queramos sacar la brizna del ojo de nuestro hermano (cf. Mt 7,3).
Si estamos bien formados, veremos las cosas buenas y las malas de los otros, casi de una manera inconsciente: de ello haremos un juicio. Pero el hecho de mirar las faltas de los otros desde los puntos de vista citados nos ayudará en el cómo juzguemos: ayudará a no juzgar por juzgar, o por decir alguna cosa, o para cubrir nuestras deficiencias o, sencillamente, porque todo el mundo lo hace. Y, para acabar, sobre todo tengamos en cuenta las palabras de Jesús: «Con la medida con que midáis se os medirá» (Mt 7,2).
Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)


Santoral Católico
San Luis Gonzaga


El Patrón de la Juventud Católica, San Luis Gonzaga, nació el 9 de marzo de 1568 en Lombardía. Su entrega a Dios en su infancia fue completa y absoluta y ya en su adolescencia, decidió ingresar a la Compañía de Jesús, pese a la rotunda negativa de su padre, que soñaba para él una exitosa carrera militar. Durante los años siguientes, el santo dio pruebas de ser un novicio modelo.

Estando en Milán y por revelación divina, San Luis comprendió que no le quedaba mucho tiempo de vida. Aquel anuncio le llenó de júbilo y apartó aún más su corazón de las cosas de este mundo. Por consideración a su precaria salud, fue trasladado de Milán a Roma para completar sus estudios teológicos, siendo los atributos de Dios los sus temas de meditación favoritos.

En 1951 atacó con violencia a Roma una epidemia de fiebre; los jesuitas abrieron un hospital y el santo desplegó una actividad extraordinaria; instruía, consolaba y exhortaba a los enfermos, y trabajaba con entusiasmo y empeño en las tares más repugnantes del hospital.

San Luis falleció en la octava del corpus Christi, entre el 20 y 21 de junio de 1591, a los 23 años de edad. Fue canonizado en 1726.


Pensamiento


"Que el Sagrado Corazón logre en ti todos sus designios
y que Él sea tu fortaleza, para que tú puedas con valentía
cargar el peso de tus responsabilidades"

Santa Margarita María de Alacoque


Tema del día:
Para no caer en engaños


1) Para saber

No es raro que en las conversaciones surja el tema de la religión o sobre Dios. No faltan ideas novedosas que nos sorprenden porque niegan o ponen en duda lo que la Iglesia enseña. ¿Qué hacer en estos casos? Una pregunta semejante se la hicieron recientemente al Papa.

Hace pocos días, el Papa Benedicto XVI tuvo un encuentro especial en donde un sacerdote africano le preguntó, qué hacer para no desorientarnos ante las diversas opiniones que niegan o dudan de la fe.

El Papa le respondió que es importante no dejarse engañar por una “visión moderna del mundo” en donde se excluye a Dios. La verdadera novedad, en cambio, es la alegría de nuestra fe.

En la Iglesia, gracias a Dios, no ha faltado la luz ante los errores que se presentan como verdaderos. Hay que saber agradecer esos pastores y esas enseñanzas que nos permiten caminar sin tropiezo.

2) Para pensar

Una joven soñó que estaba en el Cielo y que un ángel le servía de guía. Caminaban a través de un largo salón de trabajo lleno de ángeles. El ángel guía dijo: “Ésta es la sección de «Recibidos». Aquí son recibidas todas las peticiones hechas a Dios en oración”. En el área, estaban muy ocupados y eran tantos los ángeles sorteando peticiones de todas partes del mundo, que impresionaba.

Luego pasaron a través de un largo corredor hasta la segunda sección. El ángel dijo: “Ésta es la sección de «Empaque y Despacho». Aquí, la gracia y las bendiciones que fueron solicitadas son procesadas y entregadas a quienes las pidieron. También allí había muchísimos ángeles trabajando muy duro, pues eran muchas las bendiciones que se enviaban a la tierra.

Finalmente, en el punto más lejano del corredor se detuvieron ante una sección muy pequeña. Para gran sorpresa, había sólo un ángel sentado, y con muy poco que hacer. “Éste es el cuarto de «Confirmación de recibido»”, informó el ángel. “¿Cómo es que hay tan poco trabajo aquí?”, le preguntó. Muy triste suspiró el ángel: “Sucede que luego de que las personas reciben las bendiciones que solicitaron, muy pocos envían la confirmación de recibo de vuelta". “¿Y cómo debe confirmar el que recibe una bendición?” Le preguntó al ángel. "Muy simple, contestó, sólo tienes que decir «Gracias a Dios »”.

3) Para vivir

Hemos de saber agradecerle a Dios, darnos siempre a un Papa que sabe guiarnos por el camino de la verdad. Una manera de valorar sus enseñanzas es nunca ponerlas en duda ante falsas opiniones.

El Papa comentaba su propia experiencia recordando que ya desde 1946 en que empezó a estudiar presenció a varios estudiosos con ideas “modernas” basadas supuestamente en la ciencia –era una falsa ciencia-, y sin embargo ahora esas ideas han envejecido, ya no valen nada y parecen casi ridículas. Por ello, hemos de tener el valor de resistir a la aparente cientificidad y no someternos a todas las hipótesis del momento, sino de pensar realmente a partir de la gran fe de la Iglesia.

La fe no está en contra de la verdadera ciencia, pues ambas verdades provienen de Dios. Y para estar preparados ante los ataques que sufre la Iglesia, el Papa recomendó vivamente leer el Catecismo de la Iglesia Católica: síntesis de nuestra fe.

Pbro. José Martínez Colín


Junio:
Mes del Sagrado Corazón de Jesús


21.- La mortificación

Es el mandato de Jesús. Mandato duro para los cristianos débiles y demasiado apegados a las propias comodidades. Mandato suave y dulce para aquellas almas que sienten la belleza de la perfección, gustan las dulzuras íntimas de la vida cristiana. "Quien quiera seguirme, debe renunciar a sí mismo"
Para seguirle, para ser verdaderos cristianos, debemos corregir nuestros defectos, mortificar nuestras pasiones y nuestros sentidos. El primer médico de nosotros somos nosotros mismos.
Para conocerte bien debes hacer el examen de conciencia cada día, cuando estás libre de ocupaciones materiales.
¿Cómo regulas tus pasiones? ¿Reina en tu corazón la soberbia, la avaricia, la cólera, la indiferencia en hacer el bien, la envidia del bien ajeno? Bajo la excusa de la prudencia,
¿No escondes, quizá el respeto humano? ¿Cómo mortificas tus sentidos?
http://webcatolicodejavier.org/junio.html


Pedidos de oración


Pedimos oración por Hernán Alberto G. que tiene 32 años de edad y vive en Medellín, Colombia, que tiene un cáncer muy agresivo, para que el Señor tenga misericordia de él y le conceda la gracia de devolverle la salud.


Elsa S. una querida lectora de esta página, radicada en Buenos Aires, Argentina, pide oraciones para que el Señor la fortalezca, le permita superar sus debilidades, sus dudas, sus errores, sus flaquezas y para que le dé mucha salud física y espiritual, de modo de poder cumplir satisfactoriamente con sus múltiples obligaciones laborales, familiares y religiosas. Oramos por ella y por su familia.


Pedimos oración por Gustavo I. que vive en Buenos Aires, Argentina, al que le han extirpado tumores de piel en el pecho y en la espalda, para que el Buen Jesús y la Santísima Virgen de Lourdes hagan que los mismos hayan sido totalmente eliminados y la salud de nuestro amigo sea óptima en todo momento.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo, Tú sabes que te necesitamos mucho, cura nuestra libertad humana tan enferma, para poder construir un mundo donde reine la misericordia, la justicia y la paz, y anticipar así el banquete definitivo que en el cielo nos tienes preparado. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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