martes, 22 de diciembre de 2009

Pequeñas Semillitas 0940

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0940 ~ Martes 22 de Diciembre de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Todo el plan salvífico de Dios está en manos de dos sencillas mujeres. María quiere estar cerca de Isabel, quiere abrazar, captar el brillo de sus ojos, los latidos de su corazón, escuchar su voz, ofrecer y aceptar ayuda, compartir los detalles sencillos y cotidianos: la mirada, la cercanía, el silencio, la escucha, la palabra adecuada, el ánimo...
El mismo Espíritu nos mueve hoy a hacer de nuestra vida un encuentro. ¿Con quién?
¿Qué tipo de encuentros tengo con los demás? ¿Superficiales? ¿Interesados? ¿Profundos y humanos a nivel de amistad, de solidaridad, de fe? ¿Contagio alegría e ilusión a las personas con las que me encuentro?


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como había anunciado a nuestros padres— en favor de Abraham y de su linaje por los siglos».
María permaneció con Isabel unos tres meses, y se volvió a su casa.
(Lucas 1, 46-56)

Comentario
Hoy, el Evangelio de la Misa nos presenta a nuestra consideración el Magníficat, que María, llena de alegría, entonó en casa de su pariente Elisabet, madre de Juan el Bautista. Las palabras de María nos traen reminiscencias de otros cantos bíblicos que Ella conocía muy bien y que había recitado y contemplado en tantas ocasiones. Pero ahora, en sus labios, aquellas mismas palabras tienen un sentido mucho más profundo: el espíritu de la Madre de Dios se transparenta tras ellas y nos muestran la pureza de su corazón. Cada día, la Iglesia las hace suyas en la Liturgia de las Horas cuando, rezando las Vísperas, dirige hacia el cielo aquel mismo canto con que María se alegraba, bendecía y daba gracias a Dios por todas sus bondades.
María se ha beneficiado de la gracia más extraordinaria que nunca ninguna otra mujer ha recibido y recibirá: ha sido elegida por Dios, entre todas las mujeres de la historia, para ser la Madre de aquel Mesías Redentor que la Humanidad estaba esperando desde hacía siglos. Es el honor más alto nunca concedido a una persona humana, y Ella lo recibe con una total sencillez y humildad, dándose cuenta de que todo es gracia, regalo, y que Ella es nada ante la inmensidad del poder y de la grandeza de Dios, que ha obrado maravillas en Ella (cf. Lc 1,49). Una gran lección de humildad para todos nosotros, hijos de Adán y herederos de una naturaleza humana marcada profundamente por aquel pecado original del que, día tras día, arrastramos las consecuencias.
Estamos llegando ya al final del tiempo de Adviento, un tiempo de conversión y de purificación. Hoy es María quien nos enseña el mejor camino. Meditar la oración de nuestra Madre —queriendo hacerla nuestra— nos ayudará a ser más humildes. Santa María nos ayudará si se lo pedimos con confianza.
Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas (Girona, España)


Santoral Católico
Santa Clotilde, Viuda


Esta santa reina tuvo el inmenso honor de conseguir la conversión al catolicismo del fundador de la nación francesa, el rey Clodoveo, ya que se unió en matrimonio con él. Tuvo tres hijos, pero uno de ellos murió a los pocos años de vida. La santa oraba y pedía perseverantemente por la conversión de su esposo, el rey Clodoveo, pues éste era pagano, y se negaba rotundamente a acceder a la conversión cristiana.

Cuando los alemanes atacaron a Clodoveo en la batalla de Tolbiac, el rey le pidió al "Dios de su esposa" que si le concedía la gracia de la victoria, él se convertiría a la religión católica. Dios que no desoye ninguna súplica, le concedió el milagro al rey francés, y de manera inesperada, el ejército del Rey Clodoveo derrotó a los enemigos. De inmediato, el rey solicitó al obispo San Remigio que lo instruyera en la religión, y en la Navidad del año 496 fue bautizado solemnemente con todos los jefes de su gobierno. Gracias a su conversión, Francia profesa la religión católica.

En el año 511 murió Clodoveo. San Gregorio de Tours señala que la reina Clotilde era admirada a causa de su gran generosidad en repartir limosnas, y por la pureza de su vida y sus largas y fervorosas oraciones. La gente también afirmaba que la santa parecía más una religiosa que una reina. Después de la muerte de su esposo sí vivió como una verdadera religiosa; se retiró a Tours y allí consagró su vida a la oración y socorrer a pobres y enfermos. Cuando murió, sus dos hijos Clotario y Chidelberto llevaron su féretro hasta la tumba del rey Clodoveo.


Pensamiento


"La Navidad… no es un acontecimiento,
sino una parte de su hogar que uno lleva siempre en su corazón"

Freya Stark


Tema del día:
El silencio de José


En estos últimos días del Adviento, la liturgia nos invita a contemplar de modo especial a la Virgen María y a San José, que vivieron con intensidad única el tiempo de la espera y de la preparación del nacimiento de Jesús. Hoy deseo dirigir mi mirada a la figura de San José. (......)

Desde luego, la función de San José no puede reducirse a un aspecto legal. Es modelo del hombre "justo" (Mt 1, 19), que en perfecta sintonía con su esposa acoge al Hijo de Dios hecho hombre y vela por su crecimiento humano. Por eso, en los días que preceden a la Navidad, es muy oportuno entablar una especie de coloquio espiritual con san José, para que él nos ayude a vivir en plenitud este gran misterio de la fe.

El amado Papa Juan Pablo II, que era muy devoto de San José, nos ha dejado una admirable meditación dedicada a él en la exhortación apostólica Redemptoris Custos, "Custodio del Redentor". Entre los muchos aspectos que pone de relieve, pondera en especial el silencio de San José. Su silencio estaba impregnado de contemplación del misterio de Dios, con una actitud de total disponibilidad a la voluntad divina. En otras palabras, el silencio de san José no manifiesta un vacío interior, sino, al contrario, la plenitud de fe que lleva en su corazón y que guía todos sus pensamientos y todos sus actos.

Un silencio gracias al cual San José, al unísono con María, guarda la palabra de Dios, conocida a través de las sagradas Escrituras, confrontándola continuamente con los acontecimientos de la vida de Jesús; un silencio entretejido de oración constante, oración de bendición del Señor, de adoración de su santísima voluntad y de confianza sin reservas en su providencia.

No se exagera si se piensa que, precisamente de su "padre" José, Jesús aprendió, en el plano humano, la fuerte interioridad que es presupuesto de la auténtica justicia, la "justicia superior", que él un día enseñará a sus discípulos (cf. Mt 5, 20).

Dejémonos "contagiar" por el silencio de San José. Nos es muy necesario, en un mundo a menudo demasiado ruidoso, que no favorece el recogimiento y la escucha de la voz de Dios. En este tiempo de preparación para la Navidad cultivemos el recogimiento interior, para acoger y tener siempre a Jesús en nuestra vida.

Autor: SS Benedicto XVI


¿Qué significa la Navidad?


A veces, de tanto hacer algo, se nos olvida por qué lo hacemos o para qué sirve. Algo así nos puede pasar con la Navidad. Tanto nos la promueven, tanto nos la recuerdan los medios y la publicidad, que corremos el riesgo de olvidar o, por lo menos, diluir su significado. Por eso, vale la pena detenernos un momento y recordar que significa esta fecha y de qué manera la estamos viviendo.

Es, claro, una celebración de la familia, donde nos reunimos y la pasamos lo mejor posible; convivimos y recordamos esas viejas historias de familia que tanto significan. Y también es la celebración de qué, al nacer Jesús, pasamos a ser parte de la familia del mismo Dios.

Por supuesto, es una celebración de los niños, a los que les llegan misteriosamente regalos y donde se juega el juego amoroso de buscar los juguetes para ver si los Santos Reyes de veras existen. También es la fiesta de todos, porque todos, en algún rincón de nuestra alma, no dejamos de ser niños. Pero, sobre todo, celebramos al más importante de todos los niños, al Niño Jesús, que nació como el menos importante de los niños y llegó a ser el más importante de los hombres, Dios hecho hombre.

Celebramos la ocasión de poder demostrar a los amigos nuestro aprecio, nuestro cariño, la posibilidad de intercambiar regalos. Aquí, posiblemente, es donde más han influido el comercio y los medios para hacernos sentir mal si no damos un regalo, entre más caro, mejor. Pero, exageraciones aparte, no deja de ser valioso el celebrar la generosidad y el cariño de una manera concreta. Y con esto, posiblemente sin ser conscientes, celebramos el mayor de todos los regalos: Dios Padre, regalándonos a su Hijo para que nos salváramos del pecado y de la muerte.

¡Qué vivan dichosamente esta Navidad y que Dios los bendiga!

Antonio Maza Pereda


Meditación breve


Jesús ha sido pequeño, ha sido niño, para que tú puedas ser hombre perfecto; ha sido ligado con pañales para que tú puedas ser desligado de los lazos de la muerte; ha sido colocado en un pesebre para que tú puedas ser colocado sobre los altares: vino a la tierra para que tú puedas estar entre las estrellas; no tuvo lugar en la posada para que tú tengas muchas mansiones en el cielo.
Él, siendo rico, se hizo pobre por nosotros a fin de que fuéramos enriquecidos por su pobreza. Por lo tanto, aquella pobreza es mi patrimonio y la debilidad del Señor, mi fortaleza. Prefirió para sí la indigencia a fin de ser abundancia para todos.
Me purifica el llanto de ese niño, sus lágrimas me han lavado.
San Ambrosio


Pedidos de oración


Pedimos oración por Carmen R., de Buenos Aires, Argentina, que tiene 55 años de edad y va a ser intervenida por tercera vez de cáncer, para que el Jesús Naciente le conceda la gracia de la recuperación y acompañe también a su esposo Gustavo, que está en todo momento al lado de ella.


Pedimos oración por la familia de nuestra amiga Nadir, de Buenos Aires, Argentina, para que el Señor atienda las necesidades materiales y espirituales de todos ellos y en especial de su hija Sheila.


Pedimos oración por la señora Lucila E. que vive en Ecuador y que está afectada por un cuadro depresivo. Que el Niño Jesús, que es Dios, la cure y ayude también a su nieta Mishell S. en todas sus necesidades y proteja sus caminos.


Pedimos oración por dos niñas de México: Evelyn de 11 años y Karlita de 10. Ellas resultaron intoxicadas por el humo en un incendio que hubo hace unos días en su casa y se encuentran internadas en estado grave. Pidamos a María, que como Madre conoce el dolor de ver sufrir a un hijo, que las proteja y que interceda ante Jesús para conseguir que ambas se curen.


Pedimos oración por María Inés T. de la ciudad de Córdoba, Argentina, paciente en hemodiálisis y con muy bajo peso, en espera de transplante renal pero en un estado general francamente deteriorado. Que Dios, con su infinita misericordia, la ayude a superar las dificultades y le otorgue la gracia de conseguir un dador para el transplante.


Pedimos oración por Agustín, que es un niño por nacer de Santa Fe, Argentina, y que tiene un problema congénito en su corazón por lo que deberá ser atendido. Que la Virgen de Guadalupe lo proteja y Jesús Niño le conceda la gracia de sanarse.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Reflexión Mariana


Es necesario darnos cuenta de que estamos inmersos en una formidable batalla que se combate, sobre todo, a nivel de espíritus: los ángeles contra los demonios, el Cielo contra el Infierno, y nosotros estamos implicados en esta gran guerra y necesitamos de la ayuda de María que es la Capitana de los ejércitos de Dios. Por algo en el Antiguo Testamento a Dios se lo llama “Dios de los Ejércitos”, pues si hay ejércitos, es que hay combates y guerras. Y si hay guerras también habrá armas, y estas armas las encontraremos en María, pues Ella es como la Torre de David en donde había escudos y armas para los valientes. Por eso nosotros tenemos que acudir a la Virgen para que nos provea de las armas necesarias para enfrentar al Infierno que quiere perdernos para siempre en su abismo. ¡Es admirable cómo las madres de la tierra defienden a sus hijos! Incluso entre los animales, ¡con cuánta furia defienden las hembras a sus cachorros! Pues bien, María, que es la Madre celestial, defiende con braveza a sus hijos y fieles devotos, y los libra de las manos de Satanás.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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