martes, 6 de octubre de 2009

Pequeñas Semillitas 0863

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0863 ~ Martes 6 de Octubre de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Cuando todas las cosas van mal, recuerda que después de la noche más oscura, viene el día. Y piensa en este día. Visualiza el momento cuando la crisis se haya terminado. Siente la paz, la felicidad, la alegría que penetra el corazón y hace olvidar lo oscuro que es la noche. Porque el sol de la vida está brillando muy fuerte y es simplemente una cuestión de esperar pacientemente que las nubes oscuras, o la noche, se dispersen. Mientras tanto, mantén la mente positiva de que todo saldrá bien y todo será bueno y positivo.


La Palabra de Dios :
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada».
(Lucas 10, 38-42)

Comentario
Hoy, como cada día, puedes aprender del Evangelio. Jesús, invitado en el hogar de Betania, nos da una lección de humanidad: Él, que quería a la gente, se deja querer, porque las dos cosas son importantes. Rechazar las muestras de afecto, de Dios y de los demás, sería un grave error, de consecuencias nefastas para la santidad.
¿Marta o María? Pero..., ¿por qué enfrentar a quienes tanto se querían, y querían tanto a Dios? Jesús amaba a Marta y María, y a su hermano Lázaro, y nos ama a cada uno de nosotros.
En el camino de la santidad no hay dos almas iguales. Todos procuramos amar a Dios, pero con estilo y personalidad propios, sin imitar a nadie. Nuestro modelo está en Cristo y la Virgen. ¿Te molesta la manera de tratar a Dios de otros? Intenta aprender de su piedad personal.
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude» (Lc 10,40). Servir a los demás, por amor a Dios, es un honor, no una carga. ¿Servimos con alegría, como la Virgen a su prima santa Isabel o en las bodas de Caná, o como Jesús, en el lavatorio de los pies en la Última Cena?
«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola» (Lc 10,41-42). No perdamos la paz, ni el buen humor. Y para eso, cuidemos la presencia de Dios. «Sabedlo bien: hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir (…); o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca» (San Josemaría).
«María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada» (Lc 10,42). Dios nos quiere felices. Que nuestra Madre del Cielo nos ayude a experimentar la alegría de la entrega.
Pbro. Walter Hugo PERELLÓ (Rafaela, Argentina)


Santoral Católico

San Bruno, Fundador de la Órden de los Cartujos


El sabio y devoto cardenal Bona, hablando de los monjes Cartujos, cuya orden fue fundada por San Bruno, y cuyo instituto religioso está por encima de todos los demás, los llama "el gran milagro del mundo: viven en el mundo como si estuviesen fuera de él; son ángeles en la tierra, como Juan Bautista en el desierto".

San Bruno fue profesor de filosofía y teología en la escuela de Reims, donde mantuvo durante 18 años, un alto nivel en los estudios. Después fue nombrado canciller en la diócesis por el arzobispo Manasés, quien era un personaje indigno de llevar ese alto cargo.

La Iglesia considera la vida de los Cartujos como el modelo perfecto del estado de contemplación y penitencia. Sin embargo, cuando se estableció en Chartreuse, no tenía la menor intención de fundar una orden religiosa. Si sus monjes se extendieron, seis años más tarde por el Delfinado, ello se debió, después de la voluntad de Dios, a una invitación que se les formuló. El conde Rogelio, hermano de Roberto Guiscardo, regaló al santo el fértil valle de La Torre, en la diócesis de Squillace. Ahí se estableció San Bruno con algunos discípulos.

El santo expiró el domingo 6 de octubre de 1101. Luego, los monjes de La Torre enviaron un relato de su muerte a las principales iglesias y monasterios de Italia, Francia, Alemania, Inglaterra e Irlanda, pues era entonces costumbre pedir oraciones por las almas de los que habían fallecido. Ese documento junto con los "elogia" escritos por los 178 que recibieron el relato de su muerte, es uno de los más completos y valiosos que existen.

San Bruno no ha sido canonizado formalmente, pues los Cartujos rehuyen todas las manifestaciones públicas. Sin embargo, en 1514 obtuvieron del Papa León X el permiso de celebrar la fiesta de su fundador, y Clemente X la extendió a toda la Iglesia de occidente en 1674. El santo es particularmente popular en Calabria, y el culto que se le tributa refleja en cierto modo el doble aspecto activo y contemplativo de su vida.


Pensamiento


"Un gran hombre es aquel que no ha perdido su corazón de niño"

Mencio


Tema del día :
La soledad, un mal de nuestro tiempo


Los psicólogos consideran que alguien está solo cuando no mantiene comunicación con otras personas o cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias.

Tres características definen la soledad: es el resultado de relaciones sociales deficientes, constituye una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; y, por último, resulta desagradable y puede llegar a generar angustia.

La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepción del individuo respecto a su red de relaciones sociales, bien porque esta red es escasa o porque la relación es insatisfactoria o demasiado superficial. Se distingue dos tipos de soledad: la emocional, o ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad, y la social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones. Parece, por otro lado, que la soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones.

Hay dos tipos de soledad: la personal (ausencia de una relación íntima con alguien) y la social (carencia de amistades)

Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas. En general, las personas con problemas de neurosis se muestran convencidas de que no resultan amables ni dignas de ser apreciadas, y rechazan cualquier tipo de amigos potenciales con el objetivo de protegerse a sí mismos del posible rechazo.

La soledad esta muy relacionada con la pérdida de relaciones con ese conjunto de personas significativas en la vida del individuo y con las que se interactúa de forma regular. La definición más común de soledad es la de carencia de compañía y que se tiende a vincularla con estados de tristeza, desamor y negatividad, obviando los beneficios que una soledad ocasional y deseada puede reportar.

• La soledad personal

Cuando (por separación en la pareja, fallecimiento de un ser querido u otra causa) desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado o que ocupaba un espacio estelar en nuestra cotidianeidad, nos invade una particular sensación de soledad, un vacío, una nada enmudecida que nos sume en la tristeza y la desesperanza. Hemos de sobrellevar la dolorosa percepción de orfandad, de ausencia de una persona insustituible. Nos vemos perdidos y sin referencias en las que antes nos apoyábamos para afrontar la vida.

Somos seres sociales que necesitamos de los demás para hacernos a nosotros mismos. Y no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar y revalidar nuestra autoestima, ya que ésta se genera cada día en la interrelación con las personas que nos rodean.

La pérdida es irreemplazable pero no debe ser irreparable. Ese hueco o, mejor, su silueta, quedará ahí pero si nos permitimos sentir la tristeza y nos proponemos superarla a base de confianza en nosotros mismos, podremos reunir fuerzas para establecer nuevas relaciones que cubran al menos parcialmente ese déficit de amor que la ausencia del ser querido ha causado. Hemos de intentar que la carencia de esa persona no se convierta en una carencia general de relaciones.

Esta soledad es dolorosa, pero puede convertirse en positiva si la interpretamos como oportunidad para aprender a vivir el dolor sin quedarnos bloqueados. Y para generar recursos y habilidades para continuar transitando satisfactoriamente por la vida. Debemos interiorizar y controlar el dolor, sabiéndolo parte inherente a la vida, aprendiendo a no temerlo y a no mantenernos al margen del sufrimiento como si de una debilidad o incapacidad se tratara. Quien sabe salir del dolor está preparado para disfrutarla la plenitud en momentos venideros.

• La soledad social

La de quien apenas habla más que con su familia, sus compañeros de trabajo y sus vecinos es una soledad muy común en este mundo nuestro. Nos sentimos incapaces de contactar con un mínimo de confianza con quienes nos rodean, tememos miedo que nos hagan o nos rechacen. Plantamos un muro a nuestro alrededor, nos encerramos en nuestra pequeña célula (en ocasiones, incluso unipersonal) y vivimos el vacío que nosotros mismos creamos y que justificamos con planteamientos como "no me entienden", "la gente sólo quiere hacerte daño", "para lo único que les interesas es para sacarte algo", "cada vez que confías en alguien, te llevas una puñalada".

Si la soledad es deseada nada hay que objetar, aunque la situación entraña peligro: el ser humano es social por naturaleza y una red de amigos con la que compartir aficiones, preocupaciones y anhelos es un cimiento difícilmente sustituible para asentar una vida feliz. Es una meta difícil y las estructuras y hábitos sociales de nuestra civilización frenan este empeño de hacer y mantener amistades, pero merece la pena empeñar lo mejor de nosotros en el intento.

Esa soledad no deseada puede convertirse en angustia, si bien algunos se acostumbran a vivir solos. Se revestirá esta actitud de una apariencia de fortaleza, autosuficiencia, agresividad o timidez. Y todo, para esconder la inseguridad y el miedo a que no se nos quiera o no se nos respete.

Hay también otras soledades indeseadas, como esas a las que se ven abocadas personas mayores, amas de casa, o quienes muestran una orientación sexual no convencional, o quienes sufren ciertas enfermedades, incapacidades físicas o psicológicas o imperfecciones estéticas.

• Un estado transitorio, nada más

La soledad es una situación que hemos de aspirar a convertir en transitoria y que conviene percibir como no forzosamente traumática. Podemos mutarla en momento de reflexión, de conocernos a fondo y de encontrarnos sinceramente con nuestra propia identidad. Hay un tiempo para comunicarnos con los demás y otro (que necesita de la soledad) para establecer contacto con lo más profundo de nosotros mismos. Hemos de "hablar" con nuestros miedos, no podemos ignorarlos ni quedarnos bloqueados por ellos. Es conveniente que, en ocasiones, optemos por la soledad. En suma, equilibremos los momentos en que nos expresamos y atendemos a otros, y los que dedicamos a pensar, en soledad, en nuestras propias cosas.

• Vencer la soledad no deseada: unos pasos útiles

- Diagnóstico: qué tipo de soledad es la que estamos sufriendo y a qué circunstancias se debe.

- Conocernos bien. Dejemos a un lado el miedo a mirar dentro de nosotros, y afrontemos la necesidad de saber cómo somos: nuestras ilusiones y ambiciones, limitaciones y miedos, quién quiero ser, cómo me ven, cómo me veo...

- Fuera la timidez. Tomemos la iniciativa para conseguir nuevas relaciones. Establezcamos qué personas nos interesan, y elaboremos una estrategia para contactar con ellas.

- No hay nada que perder. El miedo al rechazo es un freno para entablar nuevas amistades o amores. El objetivo es importante, no nos andemos con remilgos.

- Sin victimismos. El mundo resulta en ocasiones cruel, vulgar y materialista, de acuerdo. Pero seguro que hay otras personas que pueden estar deseando conocer a alguien como nosotros.

- Encerrarnos en nosotros mismos es reconocer la derrota. A la mayoría la soledad nos hace daño, y nos sienta mejor tener con quién hablar, intimar y a quién querer.

- No somos tan raros como a veces pensamos. No hay más que hablar en profundidad y confianza con cualquier persona para comprobarlo. Podemos "llenar" a más gente de la que creemos y nos pueden resultar atractivas muchas personas que tenemos muy cerca.

Fuente -Sicología y Salud Mental
Enviado por Melissa


Meditación breve


Cuenta la tradición que, en cierta ocasión, un bandido llamado Angulimal fue a matar a Buda.
Y Buda le dijo:
- Antes de matarme, ayúdame a cumplir un último deseo: corta, por favor, una rama de ese árbol.
Angulimal le miró con asombro, pero resolvió concederle aquel extraño último deseo y de un tajo el bandido hizo lo que Buda pedía.
Pero luego Buda añadió:
- Ahora, vuelve a pegar la rama al árbol, para que siga floreciendo.
- Debes estar loco -contestó Angulimal- si piensas que eso es posible.
- Al contrario -repuso Buda-, el loco eres tú, que piensas que eres poderoso porque puedes herir y destruir. Eso es cosa de niños.
El verdaderamente poderoso es el que sabe crear y curar.
"Crear" al dar ejemplo, "curar" al saber orientar o ayudar, eso es justo lo que no se puede "matar".


Pedidos de oración


Pedimos oración por María Inés T., de la ciudad de Córdoba, Argentina, que por su enfermedad renal se dializa tres veces por semana, es una devota católica siempre dispuesta a rezar por quienes lo necesitan, y a la que queremos hacer el regalo generoso de nuestras propias oraciones. Por ella, por su salud física y espiritual, por sus necesidades que Jesús conoce, elevamos nuestra oración en todos los países del mundo donde llegan estas Semillitas.


Pedimos oración por el matrimonio de Lucía y Hugo, de San Juan, Argentina, para que la Virgen María interceda por ellos para lograr consolidar la relación y superar los obstáculos y problemas que van teniendo. Asimismo pedimos para Lucía toda la luz del Espíritu Santo que le señale el camino a seguir en cada día de su vida y para Hugo la gracia hermosa de la conversión.


Pedimos oración por Mirta O., de Argentina, que tiene problemas de tiroides, para que el Buen Jesús esté junto a ella y le ayude a superar sus dolencias y le dé salud física, psíquica y espiritual junto a su familia.


Pedimos oración por Carla y Cristian, un joven matrimonio de Lima, Perú, que tienen 3 hermosos hijos y están atravesando una crisis matrimonial. Roguemos a Dios y nuestra Santa Madre María les permita superarlo y salga a relucir el gran amor que los unió, que sus pequeños hijos sean la razón y la fuerza necesaria para que todo este temporal pase y vuelvan al camino del amor que los conduce a Dios.


Pedimos oración por María Eva B. G. que tiene 11 años, y por un accidente fué operada de la cabeza y está ahora en terapia intensiva en el Sanatorio Santa Clara de Asunción, Paraguay. Que Jesús, con su amor a los niños que expresaba en el Evangelio de este último domingo, le dé todo su amor y la acompañe en su recuperación.


Pedimos oración por Graciela, que el día 8 será operada de várices en la ciudad de Buenos Aires, por lo que invocamos a María Santísima para que la acompañe en un pronto restablecimiento.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Espíritu Santo


Espíritu Santo, con razón te llama la Iglesia: “Consolador”, pues tú consuelas a los hombres en todas sus penas, y si nosotros nos preocupáramos más por hablar contigo y pedirte consejo, entonces ya las penas de esta vida se convertirían en dulzuras, porque junto a ti la vida es agradable y no hay nada por qué temer. Y necesitamos tanto de tus consuelos divinos, porque en este tiempo la maldad de los hombres ha aumentado mucho y los demonios, hoy más que nunca, tratan de descorazonarnos y hacernos perder la gracia, la paz y la esperanza, arrojándonos en el desaliento y en la desesperación. Entonces tenemos gran necesidad de ti, divino Espíritu Santo Consolador, para que nos des ánimo en el combate y nos cures las heridas espirituales que sufrimos en la lucha. Ya Jesús nos dijo que si un padre de la tierra sabe dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre eterno dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! Es decir que el Señor quiere decirnos que el mayor don que nos puede dar el Padre, es justamente a ti, Espíritu de Amor. Por eso a partir de hoy pediré más insistentemente al Padre de los Cielos que me conceda que tú, Espíritu Divino, me colmes el alma y me lleves a las altas cimas de la santidad. Porque sin ti, nada puedo hacer de bueno; y todo lo bueno que hago es por tus inspiraciones que, en el futuro espero obedecerlas más fielmente.

Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-



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