lunes, 6 de julio de 2009

Pequeñas Semillitas 0777

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0777 ~ Lunes 6 de Julio de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
"La vida es como jugar con una pelota en la pared, si fuera jugada una pelota azul, ella volverá azul; si fuera jugada una pelota verde, ella volverá verde; si la pelota fuera jugada franca, ella volverá franca; si la pelota fuera jugada con fuerza, ella volverá con fuerza.
Por eso nunca juegue una pelota de la vida, de manera que usted no esté preparado para recibirla. La vida no da, ni presta, no se conmueve ni se apiada. Todo lo que ella hace es retribuir y transferir, aquello que nosotros le ofrecemos."
Albert Einstein


La Palabra de Dios : Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se postró ante Él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá». Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos. En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto. Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré». Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo!, hija, tu fe te ha salvado». Y se salvó la mujer desde aquel momento.
Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente alborotando, decía: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de Él. Mas, echada fuera la gente, entró Él, la tomó de la mano, y la muchacha se levantó. Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.
(Mateo 9, 18-26)

Comentario
Hoy, la liturgia de la Palabra nos invita a admirar dos magníficas manifestaciones de fe. Tan magníficas que merecieron conmover el corazón de Jesucristo y provocar -inmediatamente- su respuesta. ¡El Señor no se deja ganar en generosidad!
«Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá» (Mt 9,18). Casi podríamos decir que con fe firme "obligamos" a Dios. A Él le gusta esta especie de obligación. El otro testimonio de fe del Evangelio de hoy también es impresionante: «Con sólo tocar su manto, me salvaré» (Mt 9,22).
Se podría afirmar que Dios, incluso, se deja "manipular" de buen grado por nuestra buena fe. Lo que no admite es que le tentemos por desconfianza. Éste fue el caso de Zacarías, quien pidió una prueba al arcángel Gabriel: «Zacarías dijo al ángel: ‘¿En qué lo conoceré?’» (Lc 1,18). El Arcángel no se arredró ni un pelo: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios (...). Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo» (Lc 1,19-20). Y así fue.
Es Él mismo quien quiere "obligarse" y "atarse" con nuestra fe: «Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Lc 11,9). Él es nuestro Padre y no quiere negar nada de lo que conviene a sus hijos.
Pero es necesario manifestarle confiadamente nuestras peticiones; la confianza y connaturalidad con Dios requieren trato: para confiar en alguien le hemos de conocer; y para conocerle hay que tratarle. Así, «la fe hace brotar la oración, y la oración -en cuanto brota- alcanza la firmeza de la fe» (San Agustín). No olvidemos la alabanza que mereció Santa María: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1,45).
Rev. D. Antoni Carol i Hostench (Sant Cugat del Vallès-Barcelona, España)


Santoral Católico

Santa María Goretti

No incluyo la biografía por ser un poco extensa, pero es tan maravillosa la lectura de la vida de esta jovencita que entregó su vida por defender su pureza, que aconsejo leerla detenidamente en el link que sigue a continuación: http://www.aciprensa.com/santoral/6juls.htm


Pensamiento


"En el mundo hay miles y miles de formas de alegrías, pero en el fondo todas son una sola: la alegría de poder amar"
Michael Ende


Tema del día :
Mis arrugas


No podría vivir sin ellas. Son mis cómplices, me acompañan a todas partes y hacen parte de mi identidad. Gracias a ellas tengo, desde hace ya años, la cara que merezco. Las que encontraron refugio en la esquina de mi mirada, nacieron de un amor no correspondido, de un imposible encuentro, de una demasiado breve pasión, de una angustia materna y de algunas noches de insomnio. Las que habitan en la comisura de mis labios son las de la risa, del humor, de la nostalgia, de la felicidad y de la ternura, no sabría vivir sin ellas...

Algunas mujeres me han preguntado por qué no me hago la cirugía estética. Esta cirugía lo aplana todo, pero sobre todo, los recuerdos y la memoria, asegurándote que a los 58 años puedes lucir nuevamente de 38...., y dígame ¿por qué lucir de 38 cuando uno tiene 58? ¿Por qué renegar de la cara, de la piel y sus surcos cuando son años vividos, dolores y risas que han moldeado la expresión y que le han dado un reflejo a la mirada y un sentido a la sonrisa?

Las arrugas sólo atestiguan que uno ha vivido y no renunciaré a ellas por nada. Tengo 58 años y no renegaría de uno solo de mis años. No quisiera perder en los breves y certeros movimientos de un bisturí la década de los 80, década de mi clara decisión de trabajar con y para las mujeres de este país, década del nacimiento del grupo 'Mujer y Sociedad' de la Universidad Nacional y de la adolescencia de mis hijos. No quisiera negar la década de los 90, durante la cual descubrí en mi, gracias a la práctica de un aprendizaje de la sonoridad, expresión femenina de la fraternidad, una fuerza tranquila que me permite afianzarme en este complejo país que aprendí a amar poco a poco.....a mi edad comprendí que las mujeres no envejecemos solas... nuestros amigos, nuestros compañeros envejecen al mismo tiempo, al mismo ritmo que nosotras y a veces más dramáticamente que nosotras. Conozco a los hombres de 55 a 60 años, nada envidiables: barriga naciente y a menudo más que naciente, calvicie aparente, gorditos en la cintura, potencia sexual bastante afectada, andropausia y compañía. La cultura, siempre más benévola con los hombres que con las mujeres, nos quiere hacer creer que envejecemos solas..., pero conmigo no lo logró.

Mis amigos varones me acompañan en esto y no siempre lo viven bien a pesar de una mirada más generosa sobre sus canas y marcadas arrugas en la esquina de su mirada. Al contrario, parecería que este hombre de 55 ó 60 años, tan moldeado con el tiempo como cualquiera de nosotras, es un seductor tal vez, pero máximo hasta la 11 de la noche... porque más allá… ¡No les cuento! ¡Y nadie lo cuenta!

Incluso les diré que las mujeres, en general, envejecemos mejor que los hombres. Hemos puesto tantas cosas, tantas pasiones, tantos viajes, tantos encuentros, que este otro tiempo que nos regala la vida al llegar a los 60, es hoy día, para las mujeres de mi generación, una posible fiesta. Arrugas y canas me seguirán acompañando. Borrarlas, negarlas, sería algo así como una traición a lo que soy hoy día; sería como renegar de estos momentos de vida que me construyeron; como renunciar a la imagen que me devuelve el espejo cada mañana; como no aceptar la identidad que por fin me define, me da un nombre y a la vez me permite nombrar a los y a las que me han amado, que me aman, y, por fortuna, conozco hombres que se reconocen también en mis arrugas y no los sepultaré por medio de una cirugía estética.

Ahí están ellas, grabadas en mi piel y les prometo que seguirán ahí definitivamente. Quiero a mis arrugas y con ellas, la edad que tengo.

Florence Thomas
Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad
Enviado por Inés Areta


Historias :
Cuento para mayores, sin receta


Catalina tiene 15 años y va a la farmacia con frecuencia. Antes compraba regaliz y clerasil para los granos. Hoy comprará un antiácido, que no necesita receta, porque la lógica ansiedad del evento le ha generado un poquito de hiperclorhidria, y pedirá también un antibiótico para el flemón. El flemón es casi tan pequeño como su embarazo, pero para ése sí que lleva una receta que le dio el dentista.

Luego pedirá la píldora “porsiacaso” —así la llama su amiga Loli—, que vale veinte euros (Loli no, la píldora). Loli vale mucho más, porque su padre tiene pasta por un tubo y ha comprado varias píldoras (su padre no, Loli) para no tener que ir a la farmacia después de estar con Manolo. Catalina supone que “porsiacaso” no es el nombre auténtico del medicamento, pero Nieves, que es una farmacéutica superguay, se lo aclarará.

Catalina está nerviosa pero contenta. Gracias a la nueva píldora será más libre cuando esté con su primo Borja. Además le han explicado en el cole que mientras el embrión no anide te lo puedes quitar, porque es como si no existiera. Y la anidación sólo ocurre unos días más tarde.

Cuando la profe lo dijo en clase, Richi, que es un bocazas medio tonto, contestó: “Eso es como decir que hasta que el niño no esté en la cuna no es niño y te lo puedes cepillar”. Catalina se mosqueó y dijo que “no es lo mismo Richi, qué bruto eres”; pero todos se rieron porque ya sabían lo de ella y Borja.

Catalina llega a la farmacia, pero como hay una vieja (lo menos tiene 40 años) comprando, pide primero el almax para la acidez y el augmentine que le ha recetado el dentista. La farmacéutica se lo trae todo y le pregunta: “¿quieres algo más, guapa?”.

Como la vieja no se acaba de ir, Catalina aprovecha para pesarse y comprobar que los tres helados que se tomó con los coleguis le han engordado casi medio kilo. Se va la vieja, y entonces dice: “ah, se me olvidaba. También quiero…, la píldora esa… pa después, ¿mentiendes…?”

Nieves la mira de arriba a abajo y le pregunta si es para después de comer o para después de ponerse ciega de coca cola con güisqui. Catalina se mosquea y le dice que ya sabe ella de qué está hablando y que tiene derecho a la píldora comosellame. Entonces Nieves le responde que en su farmacia no se despachan abortivos aunque venga la ministra con una pistola; que a lo hecho pecho, y que se lo piensa decir a su padre (al de Nieves no, al de Catalina) para que se entere de lo que hace la niña.

Catalina se marcha con un mosqueo considerable y va en busca de otra farmacia alejada de su casa donde no la conozcan. Al fin la encuentra y le dan la famosa píldora. ¿Sólo una?, pregunta la niña. El boticario se le ríe a la cara y le dice que para qué quiere más. “¿Es que te dedicas a eso? ¿Eres una profesional?”

Catalina se ha tomado la píldora con un vaso de Coca-Cola Light. Ella habría preferido una copa de Baylis, que es dulce como un caramelo y, con un poco de hielo, te pones la mar de contenta, pero es que el alcohol no se lo venden ni con receta.

Por la noche piensa que ya puede estar tranquila; que la cosa no ha tenido importancia, porque además lo más probable es que no estuviera embarazada. Y si lo estaba era un embarazo muy pequeñito, y el embrión no había tenido tiempo de anidar. O sea que Nieves es una exagerada, pero no le dirá nada a papá. Y si se lo dice, que se lo diga. Porque ella tiene sus derechos, que se lo ha oído a una ministra muy mona que hay ahora.

Catalina se mete en la cama. Siempre ha rezado tres avemarías, pero hoy le da cosa y no reza nada.

Apaga la luz y se pone a llorar como cuando era muy pequeña y no podía dormir sola.

Enrique Monasterio
Fluvium.org


Meditación breve


Hazme ir más despacio, Señor. Acompaña el latir de mi corazón aquietando mi mente.
Apacigua mis apresurados pasos con la visión del alcance eterno del tiempo.
Ablanda la tensión de mis nervios y músculos con la música relajante de las melodías que perduran en mi memoria.
Ayúdame a experimentar el mágico poder restaurador del sueño.
Enséñame al arte de tomarme pequeñas vacaciones: detenerme para mirar una flor, charlar con una amistad, acariciar un perro, leer unas pocas líneas de un buen libro...
Hazme ir más despacio, Señor, e inspírame cómo echar raíces profundas en la tierra de los valores perennes de la vida, para que pueda crecer hasta la cima de mi grandioso destino.
Jill Harris


Pedidos de oración


Pedimos oración por las necesidades físicas, materiales y espirituales de Marina Delgado E., en especial para que consiga un nuevo empleo digno y justo.


Seguimos orando por la salud de la señora María Josefa Dora B. de V., de la ciudad de La Plata, Argentina, que está aguardando la definición del diagnóstico de su afección intestinal que la tiene muy molesta hace unos meses. Que la Santísima Virgen esté junto a ella y junto a su familia en esta espera prolongada y luego en los tratamientos que resulten más eficaces para curarla.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Reflexión Mariana


María es la Estrella de la mañana que anuncia al Sol de Justicia que es Jesucristo. Así como el lucero del amanecer anuncia que está cercana el alba, la salida del sol; así también María anuncia que está cercana el alba para la humanidad, la salida del Sol de Justicia que es Cristo y que vendrá a traer su Reino de amor y de paz. Por eso, cuando veamos que María se aparece en muchas partes y da sus mensajes, pensemos que el tiempo se acerca en que Cristo reinará sobre la tierra a través de su presencia eucarística. Ya se va terminando la noche del mundo y se preparan días de claridad como jamás se vieron en el mundo, y María es la que anuncia esa dichosa era.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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