PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3859 ~ Viernes 21 de Diciembre de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Viviendo
los últimos días del Adviento que ya nos conduce a la Navidad, hoy quisiera
destacar la figura silenciosa y humilde de San José.
Fue
un hombre digno, que supo entender y aceptar la grandeza de su misión de ser el
casto y protector esposo de la Virgen María y haber sido elegido para ser el
padre de crianza del Rey de reyes y Señor de señores.
Hoy
debemos admirar a ese hombre que se convirtió en pieza clave para que el
Ministerio de Jesús de reconciliación del hombre con Dios se cumpliera. Un día
esperamos verlo en el cielo y expresarle nuestro amor y gratitud porque
maravillosamente supo reunir en su persona virtudes dignas de ser imitadas: grandeza
de espíritu, obediencia a Dios, y una humildad a prueba de todo.
¡Buenos días!
El poder de la humildad
Afirma santo Tomás que Cristo nos recomendó por
encima de todo la humildad, porque con ella se anula el principal impedimento
para nuestra santificación. Todas las demás virtudes derivan de ella su valor.
Sólo a ella le concede Dios sus dones, y los retira cuando ella desaparece. La
dignidad y grandeza del hombre es don de Dios; su miseria, fruto de su corazón
extraviado.
El abad san Macario,
marchaba un día, desde la represa hacia su celda llevando hojas de palmera,
cuando se encontró de pronto con el diablo. El espíritu tenebroso quiso
impresionarlo con una hoz que llevaba en su mano, pero le fue imposible.
Entonces le dijo: —¿Qué fuerza emana de ti, Macario, que soy impotente contra
ti? Todo lo que tú haces, yo lo hago también: tú ayunas y yo no como nada; tú
velas y yo no duermo. Pero, me aventajas en un punto. Macario le preguntó cuál
era. Él le dijo: —Tu humildad. Por su causa yo no puedo nada contra ti.
Escribió santa Faustina Kowalska: “A un alma humilde
Dios no niega nada; ella influye en el destino del mundo entero; Dios la eleva
hasta su trono y cuanto más ella se humilla tanto más Dios se inclina hacia
ella, la persigue con sus gracias y la acompaña en cada momento con su poder.
Tal alma está unida a Dios de modo más profundo”. Aprecia los actos de
humildad.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera Lectura: Cant 2, 8-14 o Sof 3, 14-18a
♥ Salmo: Sal 32, 2-3. 11-12. 20-21
♥ SANTO EVANGELIO: Lc 1,39-45
En aquellos días, se levantó María y se fue con
prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de
María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu
Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito
el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en
mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron
dichas de parte del Señor!».
♥ Comentario:
Hoy, el texto del Evangelio corresponde al segundo
misterio de gozo: la «Visitación de María a su prima Isabel». ¡Es realmente un
misterio! ¡Una silenciosa explosión de un gozo profundo como nunca la historia
nos había narrado! Es el gozo de María, que acaba de ser madre, por obra y
gracia del Espíritu Santo. La palabra latina “gaudium” expresa un gozo
profundo, íntimo, que no estalla por fuera. A pesar de eso, las montañas de
Judá se cubrieron de gozo. María exultaba como una madre que acaba de saber que
espera un hijo. ¡Y qué Hijo! Un Hijo que peregrinaba, ya antes de nacer, por
senderos pedregosos que conducían hasta Ain Karen, arropado en el corazón y en
los brazos de María.
Gozo en el alma y en el rostro de Isabel, y en el
niño que salta de alegría dentro de sus entrañas. Las palabras de la prima de
María traspasarán los tiempos: «¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre!» (cf. Lc 1,42). El rezo del Rosario, como
fuente de gozo, es una de las nuevas perspectivas descubiertas por San Juan
Pablo II en su Carta apostólica sobre El Rosario de la Virgen María.
La alegría es inseparable de la fe. «¿De dónde a mí
que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lc 1,43). La alegría de Dios y de María
se ha esparcido por todo el mundo. Para darle paso, basta con abrirse por la fe
a la acción constante de Dios en nuestra vida, y recorrer camino con el Niño,
con Aquella que ha creído, y de la mano enamorada y fuerte de san José. Por los
caminos de la tierra, por el asfalto o por los adoquines o terrenos fangosos,
un cristiano lleva consigo, siempre, dos dimensiones de la fe: la unión con
Dios y el servicio a los otros. Todo bien aunado: con una unidad de vida que
impida que haya una solución de continuidad entre una cosa y otra.
Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch (Salt, Girona, España)
Santoral Católico:
San Pedro Canisio
Doctor de la Iglesia
Nació el año 1521 en Nimega (Holanda). Estudió en
Lovaina y Colonia. En esta ciudad frecuentaba el monasterio de los cartujos,
pero la lectura de los Ejercicios de san Ignacio y el practicarlos con el beato
Pedro Fabro lo decidieron a entrar en la Compañía de Jesús en 1543. Fue
ordenado de sacerdote el año 1546. Publicó las obras de varios Santos Padres.
Participó activamente en el Concilio de Trento como teólogo. San Ignacio lo
llamó a Roma y luego lo envió a Mesina y a Bolonia. Destinado a Alemania,
desarrolló durante treinta años una valiente labor de defensa de la fe católica
con sus escritos y predicación, contra las entonces recientes doctrinas
protestantes. Su intensa y fructífera labor le valió el título de apóstol de
Alemania. Publicó numerosas obras, entre las cuales destaca su Catecismo. Fue
provincial de Alemania, consejero de príncipes y papas, estuvo presente en los
principales acontecimientos de la Iglesia de su tiempo. Murió en Friburgo de
Suiza el 21 de diciembre de 1597.
Oración: Señor,
Dios nuestro, que fortaleciste a san Pedro Canisio con la virtud y la ciencia
para salvaguardar la unidad de la fe, concede a la comunidad de creyentes
perseverar en la confesión de tu nombre, y a todos los que buscan la verdad el
gozo de encontrarte. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
“Le pido a Dios que en esta
Navidad y Año Nuevo,
donde quiera que mires veas
alegría,
que lo que toques sea amor,
que lo que sientas sea paz,
y hacia donde camines sea tu
felicidad”
Historias:
Hermoso relato de
Adviento
Martín era un humilde zapatero de un pequeño pueblo
de montaña. Vivía solo. Hacía años que había enviudado y sus hijos habían
marchado a la ciudad en busca de trabajo.
Martín, cada noche, antes de ir a dormir leía un
trozo de los evangelios frente al fuego del hogar. Aquella noche se despertó
sobresaltado. Había oído claramente una voz que le decía. ‘Martín, mañana Dios
vendrá a verte’. Se levantó, pero no había nadie en la casa, ni fuera, claro
está, a esas horas de la fría noche...
Se levantó muy temprano y barrió y adecentó su taller
de zapatería. Dios debía encontrarlo todo perfecto. Y se puso a trabajar
delante de la ventana, para ver quién pasaba por la calle. Al cabo de un rato
vio pasar un vagabundo vestido de harapos y descalzo. Compadecido, se levantó
inmediatamente, lo hizo entrar en su casa para que se calentara un rato junto
al fuego. Le dio una taza de leche caliente y le preparó un paquete con pan,
queso y fruta, para el camino y le regaló unos zapatos.
Llevaba otro rato trabajando cuando vio pasar a una
joven viuda con su pequeño, muertos de frío. También los hizo pasar. Como ya
era mediodía, los sentó a la mesa y sacó el puchero de la sopa excelente que
había preparado por si Dios se quería quedar a comer. Además fue a buscar un
abrigo de su mujer y otro de unos de sus hijos y se los dio para que no pasaran
más frío.
Pasó la tarde y Martín se entristeció, porque Dios no
aparecía. Sonó la campana de la puerta y se giró alegre creyendo que era Dios.
La puerta se abrió con algo de violencia y entró dando tumbos el borracho del
pueblo.
– ¡Sólo faltaba este! Mira, que si ahora llega
Dios...– se dijo el zapatero.
– Tengo sed –exclamó el borracho.
Y Martín acomodándolo en la mesa le sacó una jarra de
agua y puso delante de él un plato con los restos de la sopa del mediodía.
Cuando el borracho marchó ya era muy de noche. Y
Martín estaba muy triste. Dios no había venido. Se sentó ante el fuego del
hogar. Tomó los evangelios y aquel día los abrió al azar. Y leyó:
– ‘Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y
me diste de beber, estaba desnudo y me vestiste... Cada vez que lo hiciste con
uno de mis pequeños, a mí me lo hiciste...’
Se le iluminó el rostro al pobre zapatero. ¡Claro que
Dios le había visitado! ¡No una vez, sino tres veces! Y Martín, aquella noche,
se durmió pensando que era el hombre más feliz del mundo...".
El Adviento, es la esperanza de la venida de Dios que
de muchas formas nos visita.
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Un día de 1900, le regalaron a Don Orione un par de
zapatos nuevos. Tuvo que acompañar a un médico, que no era creyente, en una
visita a un enfermo. Mientras el médico visitaba al enfermo, se le acercó un
mendigo y le pidió algo. Don Orione no lo pensó dos veces y le dio sus zapatos
nuevos y se quedó sin zapatos. Cuando regresó el médico, lo reprendió, pero se
quedó admirado de aquella acción. Años después, en 1924, este mismo médico fue
asaltado por un delincuente que le disparó y lo dejó entre la vida y la muerte.
En el hospital, tanto el capellán como las religiosas, le insinuaban la idea de
confesarse, pero él no quería. Finalmente, manifestó su deseo de confesarse con
Don Orione. Don Orione llegó desde Roma, donde se encontraba, y lo confesó y le
dio la comunión. Y decía: en los planes de la providencia, incluso un par de
zapatos regalados sirve para la conquista de un alma.
En otra ocasión, el 9 de abril de 1929 le robaron a
Don Orione los documentos, mientras rezaba en una iglesia. Le habían robado el
permiso para viajar gratis en tren y tuvo que acudir al Ministerio
correspondiente para pedir un nuevo permiso. Después de algunas esperas y
trámites, el jefe de la oficina se quedó tan admirado de su comportamiento y de
sus palabras que le pidió confesión y, a continuación, lo hizo también otro empleado.
Y decía Don Orione: Dios permite el mal para sacar el bien. Dios permitió que
me robasen para darme la ocasión de salvar dos almas. ¡Que se vaya el dinero y
que vengan las almas!
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para las siguientes personas: Susana
A., de Argentina, con accidente cerebro vascular; Josefina K., de México, con trastornos en el habla y en la marcha; Paul J., de Canadá, diagnosticado con
cáncer de pulmón; V. Edda, de USA,
con estudios por probable tumoración; Juan
V. G., de USA, con cáncer pulmonar; Hugo
T. D., de Perú, con cáncer de vejiga; Ken
M., de Canadá, con hemiplejía y problemas cardíacos; Luis A. R. V., de Perú con problemas en el único ojo con el que tiene
visión; Carola C. S., con cáncer,
muy débil; y Mabel, de Argentina, de
54 años por salud y armonía espiritual. Por todas estas personas, te rogamos
Señor.
Pedimos oración para Ana Pilar F. R., que vive en Valencia, España, para que pronto pueda superar los dolores de la fractura de fémur y recuperarse totalmente, por la gracia de Dios.
Pedimos oración para Ana Pilar F. R., que vive en Valencia, España, para que pronto pueda superar los dolores de la fractura de fémur y recuperarse totalmente, por la gracia de Dios.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que
tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias
que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se
hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse
elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la
pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Diciembre 21
Este día en algunos países comienza el verano, y en otros
países comienza el invierno. Esos cambios en el clima nos recuerdan las etapas
de nuestra vida, y nos ayudan a ver cómo el Espíritu Santo puede actuar en
todas las situaciones.
Él actúa en la primavera, haciendo brotar las flores
que alegran el paisaje y despiertan esperanza. Junto con esos brotes, suscita
el amor de las parejas, nuevos encuentros llenos de ternura y de deseo.
Actúa también en el verano, cuando las plantas
desarrollan todo su follaje, cuando las personas disfrutan de la naturaleza, sienten
brotar el sudor y experimentan la vida en sus cuerpos.
Pero actúa también en el otoño, cuando todo invita a
la reflexión, cuando las hojas que caen nos recuerdan que muchas cosas se
terminan, que algunas cosas han cumplido su ciclo, y que hay que dejarlas caer.
Y también actúa en el invierno, cuando el frío a
veces molesta, cuando no podemos hacer todo lo que queremos, cuando parece que
los árboles están muertos. Sin embargo, se está gestando nueva vida, y muchos
frutales necesitan el frío para poder producir frutos más sabrosos. Allí se
preparan muchas cosas buenas y hermosas.
Lo mismo hace el Espíritu Santo en nuestras vidas, en
las diversas etapas que nos toca vivir. Cuando se haga presente el invierno,
podemos tener la certeza que el Espíritu Santo está preparando alguna
primavera, y quizás sea necesario podar algunas cosas, para que otras ramas
nuevas puedan brotar con más fuerza.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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