PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3847 ~ Domingo 9 de Diciembre de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Decía
el Bautista: «Soy una voz que clama en el desierto».
Esto
tiene hoy gran aplicación, pues hay mucho desinterés por lo religioso. La gente
se preocupa mucho por vivir bien: confort, diversiones, nivel económico, etc.
Pero poco interés por practicar la religión.
Un
día vamos a dejar esta vida para pasar a la gloria eterna. ¿Por qué no nos
preocupamos de acomodar nuestra vivienda eterna? La única ornamentación de esa
vivienda eterna son las buenas obras. Sabemos que el cielo nos lo ha ganado
Jesucristo, pero Él quiere que también nosotros colaboremos con nuestras buenas
obras.
Hagamos
hoy lo que nos alegraremos de haber hecho en la hora de la muerte, y no lo que
entonces nos pesará.
Padre Jorge Loring S. J.
¡Buenos días!
Confiar en Dios
Confiar en Dios que nos ama, es fundamental para
aceptar, con ánimo sereno, los contratiempos y dificultades de cada día. Nunca
tendrás pruebas superiores a tus fuerzas. El Señor correrá a darte una mano
cuando te parezca hundirte. Basta que lo invoques con fe y todo redundará para
tu mayor bien. Aquí tienes una oración para interiorizar este sentimiento.
- Para mí lo bueno es
estar junto a Dios.
- Para mí lo bueno es
estar junto a Dios.
- Hacer del Señor mi
refugio.
- Estar junto a Dios.
- Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
- Para mí lo bueno es
estar junto a Dios (Salmo 72)
En los salmos varias veces se declara feliz al hombre
que busca refugio en Dios cuando llegan las tribulaciones y angustias de la
vida: “Dichoso el hombre que confía en Dios, porque no quedará defraudado”. Los
hombres fallan y desilusionan, Dios no. Que él te conceda coraje y gracia para
abandonarte en sus brazos paternales.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera Lectura: Bar 5, 1-9
♥ Salmo: Sal 125, 1-6
♥ Segunda Lectura: Flp 1, 4-11
♥ SANTO EVANGELIO: Lc 3,1-6
En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo
Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su
hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene;
en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan,
hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán
proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está
escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Voz del que clama en el
desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; todo barranco
será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y
las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios».
♥ Comentario:
Hoy, casi la mitad del pasaje evangélico consiste en
datos histórico-biográficos. Ni siquiera en la liturgia de la Misa se cambió
este texto histórico por el frecuente «en aquel tiempo». Ha prevalecido esta
introducción tan “insignificante” para el hombre contemporáneo: «En el año
quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea,
y Herodes tetrarca de Galilea (…)» (Lc 3,1). ¿Por qué? ¡Para desmitificar! Dios
entró en la historia de la humanidad de un modo muy “concreto”, como también en
la historia de cada hombre. Por ejemplo, en la vida de Juan —hijo de Zacarías—
que estaba en el desierto. Lo llamó para que clamara en la orilla del Jordán…
(cf. Lc 3,6).
Hoy, Dios dirige su palabra también a mí. Lo hace
personalmente —como en Juan Bautista—, o por sus emisarios. Mi río Jordán puede
ser la Eucaristía dominical, puede ser el tweet del papa Francisco, que nos
recuerda que «el cristiano no es un testigo de alguna teoría, sino de una
persona: de Cristo Resucitado, vivo, único Salvador de todos». Dios ha entrado
en la historia de mi vida porque Cristo no es una teoría. Él es la práctica
salvadora, la Caridad, la Misericordia.
Pero a la vez, este mismo Dios necesita nuestro pobre
esfuerzo: que rellenemos los valles de nuestra desconfianza hacia su Amor; que
nivelemos los cerros y colinas de nuestra soberbia, que impide verlo y recibir
su ayuda; que enderecemos y allanemos los caminos torcidos que hacen de la
senda hacia nuestro corazón un laberinto…
Hoy es el segundo Domingo de Adviento, que tiene como
objetivo principal que yo pueda encontrar a Dios en el camino de mi vida. Ya no
sólo a un Recién Nacido, sino sobre todo al Misericordiosísimo Salvador, para
ver la sonrisa de Dios, cuando todo el mundo verá la salvación que Dios envía
(cf. Lc 3,6). ¡Así es! Lo enseñaba san Gregorio Nacianceno, «Nada alegra tanto
a Dios como la conversión y salvación del hombre».
P. Maciej SLYZ Misionero de Fidei Donum (Bialystok, Polonia)
Palabras de San Juan
Pablo II
“El Adviento mantiene viva la espera de Cristo, que
vendrá para visitarnos con su salvación, realizando plenamente su Reino de
justicia y de paz. La evocación anual del nacimiento del Mesías en Belén
renueva en el corazón de los creyentes la certeza de que Dios es fiel a sus
promesas. El Adviento es, por tanto, un poderoso anuncio de esperanza que
afecta en profundidad a nuestra experiencia personal y comunitaria”.
Predicación del
Evangelio:
Llamado a la conversión
Estamos en el segundo domingo de Adviento, que
significa venida del Señor. En este domingo ya se hace más presente la primera
venida de Jesús en su nacimiento. Nosotros lo recordaremos en la Navidad; pero
debe ser un recuerdo vivo, porque Jesús quiere venir de una manera más plena a
nosotros. Para que sea más real y vivo este encuentro con el Señor nos debemos
preparar. Ya sé que hay muchos que están preparando en sentido material la
próxima Navidad; sé que hay muchos que se dejan llevar de la propaganda
comercial y por ello se van a quedar casi sólo con lo que tiene de satisfacción
material una fiesta, que les traerá luces fugaces, quizá consuelos familiares
muy dignos; pero el alma vacía (y también quizá los bolsillos), si no han
sabido buscar lo que debe dar el verdadero sentido y esperanza cierta a nuestra
vida.
La Navidad debe ser un encuentro íntimo con el Señor,
que viene en un sentido más amable, pero salvador. Para vivir una Navidad
espiritual, debemos prepararnos. Hoy el Evangelio nos trae la figura de san
Juan Bautista que nos invita a una digna preparación. San Lucas nos le presenta
de una manera solemne recordando las circunstancias históricas y políticas de
aquel tiempo. Nos dice que vino sobre él la palabra de Dios en el desierto.
Esto significa que era un hombre disponible a la palabra de Dios, porque estaba
desprendido de las cosas materiales. Si nosotros estamos atados a los
atractivos materiales de este mundo, es muy difícil que podamos acoger con paz
la palabra de Dios que nos ha de salvar, la que hoy se nos da.
San Juan predicaba un bautismo de penitencia en
remisión de los pecados. La liturgia de este tiempo de Adviento es de color
morado. Es el color de la penitencia, de la austeridad. Todos tenemos pecados.
Por lo cual el acercarse a Dios requiere primero el apartarse del mal para con
esfuerzo poder hacer el bien. Esto es lo que el Bautista decía con la palabra
“conversión”. Para encontrarnos más vivamente con Dios en la Navidad,
necesitamos convertirnos. No se trata de la conversión de los grandes
pecadores. ¡Ojalá que alguno se convierta a Dios! Se trata sobre todo de los
que nos creemos “gente buena”. Necesitamos convertirnos un poco más cada día.
Convertirse significa volver a Dios, cambiar de actitud en la manera de pensar
y de actuar. Es quitar la mentalidad mundana y tener unos criterios de fe al
estilo de Jesucristo. Es llegar a pensar como Jesús en cuanto a querer a todos
hasta a los enemigos, es amar la pobreza y el dolor, buscando el bien de todos.
Es algo “radical” y muy serio.
San Juan Bautista también nos dice qué es lo que
tenemos que hacer, siguiendo las palabras que había dicho el profeta Isaías,
palabras esperanzadoras para el regreso del pueblo desde el destierro: Hay que
preparar el camino del Señor. Por eso hay que rellenar los barrancos, allanar
los montes y enderezar los caminos tortuosos. Los montes que hay que quitar son
la soberbia, el orgullo y la prepotencia. Los valles a rellenar son las grandes
faltas, desconfianzas y depresiones. Lo torcido y escabroso son los pecados en
general, los vicios y malas pasiones. Tenemos mucha tarea para realizar con la
gracia de Dios para que la Navidad sea una salvación.
Termina el Evangelio diciendo que, si esto es así,
“todos verán la salvación”. La Navidad es un tiempo de una actualización
especial de la salvación de Dios. Todos pueden llegar a ver la salvación que
Dios realiza en nosotros, si nos empeñamos en realizar las palabras del
Bautista. Convertirse es realizar lo que decía el profeta Ezequiel: transformar
el corazón de piedra en corazón de carne, que significa de amor, compasión,
perdón y caridad. Es llegar a pensar como Cristo para actuar como Él.
Dios quiere para nosotros la alegría; pero que sea
verdadera, la que procede de un corazón que sabe que vive algo que da pleno
sentido a su vida. En el salmo de la misa de hoy se dice: “Dios ha estado grande
con nosotros y estamos alegres”. Esto es lo que deberemos decir en la Navidad,
si abrimos el corazón al Niño Dios.
Padre Silverio Velasco
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Ofrecimiento para
sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio
del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de
preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la
Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Agradecimientos
Imaginemos
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos
de oración.
♡ Desde Bogotá, Colombia, nuestro lector Carlos
escribe y dice: “Deseo agradecer al Señor, especialmente en la Persona del
Espíritu Santo, haber iluminado a mi hija María
Paula en el último examen de inglés cuyo resultado le ubicó en el nivel B-2
exigido por la Universidad para optar su título profesional en Fonoaudiología,
celebración que se llevará a cabo en el mes de febrero del año próximo.
Igualmente doy gracias a Dios y a la intercesión de la Santísima Virgen por la
paulatina recuperación que ha experimentado mi amada esposa María Trinidad (Trini), luego del accidente que le causó fractura del hombro
derecho y cuyas terapias han sido muy efectivas. El Señor es nuestro Pastor,
nada nos faltará (Salmo 23)”
♡ Desde El Salvador
nos escribe Anabella y dice: "Quiero dar las gracias a Dios misericordioso y a
la Virgen Santísima por la recuperación de la salud de mi sobrino Douglas Alberto de 22 meses que está
hospitalizado por complicaciones respiratorias. A Dios gracias la crisis ya fue
superada y pido oraciones para que siga evolucionando bien y no tenga una
recaída; que Dios tenga misericordia y nos de fortaleza y fe para soportar esta
prueba".
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Diciembre 9
“Ven Espíritu Santo, quiero creer que hay mucho más
que lo que ven mis ojos, mucho más que lo que escucho por la calle, mucho más
que lo que me sugieren mis sentimientos tan variables.
Quiero creer en ese mundo celestial que habita en medio
de nosotros. Quiero creer que más allá del dolor está tu consuelo, que más allá
de mis fracasos hay una permanente esperanza, que más allá de las caídas estás
tú llamándome, invitándome, esperándome.
Ven Espíritu Santo, para que pueda ver eso que es invisible
a los ojos, para que más allá de la apariencia de los demás, pueda reconocer
que son imágenes de la Trinidad, que son sagrados, que son infinitamente amados
por ti.
Ven Espíritu Santo, para que en cada dificultad sepa
ver una nueva oportunidad, para que pueda reconocer el misterio de tus
proyectos divinos, que superan todos nuestros proyectos humanos.
Ven Espíritu Santo, derrama tu luz sobrenatural para
que pueda vivir en otro nivel, cada vez más alto y más profundo. Amén."
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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