PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3706 ~ Jueves 12 de Julio de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús
mío, te doy gracias porque sé que estás pronto a escucharme y a darme lo que me
hace falta para continuar firme en este angosto camino de salvación. Quiero
tener los ojos abiertos para no tropezar, saber discernir lo que es correcto y
lo que no para mi vida, por eso, me dejo guiar por tu Palabra, porque en ella
encuentro paciencia y consuelo para no desesperarme. Dame un poco de tu fuerza
y de tu amor para poder realizar las cosas bien. No quiero fiarme por el
razonamiento lógico del mundo para poder sentirte, palparte y encontrarte en
cada situación, en la necesidad de mis hermanos y en todos los momentos en que
se manifiesta tu amor a través de las oportunidades que a diario me regalas.
Quiero desprenderme de ese materialismo mundano que me lleva por los caminos de
mi propia vanagloria, un camino lleno de egoísmo y soberbia. No permitas que
esas cosas vanas sean las 30 monedas de plata por las que yo pretenda
cambiarte. No quiero contarme entre los traidores que han antepuesto sus logros
y éxitos personales a servirte y amarte por sobre todas las cosas. Líbrame de
la aspereza y dureza del corazón. Que seas Tú mi preferencia primordial, pues
confío en la certeza de tus palabras de que si te elijo como centro de mi vida
todo lo demás se me dará por añadidura. Sáname con tu amor y ruego porque me
otorgues el perdón de mis faltas. Todas mis acciones las encomiendo a tu divina
presencia porque sólo con ella se desvanece todas mis inseguridades. Confío en
tu gracia y en tu amor santificante. Amén.
(Píldoras de Fe)
¡Buenos días!
Gusten y vean
Dios, tu Padre, lleno de ternura, te dice hoy:
“Quizás tú no me conozcas, pero yo conozco todo sobre ti, (Sal. 139, 1) Yo sé
cuándo te sientas y cuando te levantas, (Sal. 139, 2). Todos tus caminos me son
conocidos (Sal. 139, 3). Hasta los cabellos de tu cabeza están contados, (Mt.
10, 29-30). Porque tú has sido hecho a mi imagen, (Gn. 1, 27). En mí tú vives,
te mueves y existes, (Hech. 17, 28)”. Un responsorio para contemplar la bondad
del Señor que te ama.
- Gusten y vean qué
bueno es el Señor.
- Gusten y vean qué
bueno es el Señor.
- Dichosos los que en él
se refugian.
- Qué bueno es el Señor.
- Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
- Gusten y vean qué
bueno es el Señor.
Sigue hablándote el Dios de la ternura: “Te conocí
aún antes de que fueras concebido, (Jr. 1,4-5). Yo te escogí cuando proyecté la
creación, (Ef. 1, 11-12). Tú has sido creado de forma maravillosa, (Sal. 139,
14). Yo no estoy enojado y distante, soy la manifestación perfecta del amor, (1
Jn. 3, 1). Cada dádiva que tú recibes viene de mis manos, (Sant. 1, 17)”.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera Lectura: Os 11, 1-4. 8c-9
♥ Salmo: Sal 79, 2ac. 3b. 15-16
♥ SANTO EVANGELIO: Mt 10,7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «Id
proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad
muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo
gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni
alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el
obrero merece su sustento. En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de
quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en la casa,
saludadla. Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna,
vuestra paz se vuelva a vosotros. Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras
palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de
vuestros pies. Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la
tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad».
♥ Comentario:
Hoy, el texto del Evangelio nos invita a evangelizar;
nos dice: «Predicad» (cf. Mt 10,7). El anuncio es la buena nueva de Jesús, que
intenta hablarnos del reino de Dios, que Él es nuestro salvador, enviado por el
Padre al mundo y, por este motivo, el único que nos puede renovar desde dentro
y cambiar la sociedad en la que vivimos.
Jesús anunciaba que «el Reino de los Cielos está
cerca» (Mt 10,7). Él era el anunciador del reino de Dios que se hacía presente
entre los hombres y mujeres en la medida en que el bien avanzaba y retrocedía
el mal.
Jesús quiere la salvación del hombre total, en su
cuerpo y en su espíritu; más aun, ante el enigma que preocupa a la humanidad,
que es la muerte, Jesús propone la resurrección. Quien vive muerto por el
pecado, cuando recupera la gracia, experimenta una nueva vida. Éste es un gran
misterio que comenzamos a experimentar a partir de nuestro bautismo: ¡los
cristianos estamos llamados a la resurrección!
Una muestra de cómo el Papa Francisco busca el bien
del hombre: «Esta “cultura del descarte” nos ha hecho insensibles también al
derroche y al desperdicio de alimentos. En otro tiempo nuestros abuelos
cuidaban mucho que no se tirara nada de comida sobrante. ¡El alimento que se
desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre!».
Jesús nos dice que seamos siempre portadores de paz.
Cuando los sacerdotes llevamos la Comunión a un enfermo decimos: «¡La paz del
Señor a esta casa!». Y la paz de Cristo permanece ahí, si hay personas dignas
de ella. Para recibir los dones del reino de Dios se necesita una buena
disposición interior. Por otro lado, también vemos cómo mucha gente pone excusas
para no recibir el Evangelio.
Nosotros tenemos un gran cometido entre los hombres,
y es que no podemos dejar de anunciar el Evangelio después de haber creído,
porque vivimos de él y queremos que otros también lo vivan.
Rev. D. Antonio BORDAS i Belmonte (L’Ametlla de Mar, Tarragona, España)
Santoral Católico:
San Juan Gualberto
Religioso y Fundador
Hijo de familia noble, nació hacia el año 995 cerca
de Florencia, en el castillo de Petroio. En su juventud tuvo una experiencia
extraordinaria: había jurado vengar el asesinato de su hermano y acabar con la
vida del asesino. La celebración del Viernes Santo de 1003 le impresionó de tal
manera, que perdonó al asesino, e ingresó en el cercano monasterio cluniacense
de San Miniato. No tardó en dejarlo porque el abad era simoníaco. Marchó con un
compañero a Vallumbrosa, donde fundó un monasterio al que pronto afluyeron las
vocaciones; Juan tenía preferencia por los pobres. El monasterio era un grupo
de cabañas en torno a una ermita. Allí la Regla de San Benito se observaba sin
mitigaciones, el fundador y abad era para todos como una regla viviente,
ejemplo de piedad y austeridad. Combatió con empeño la lacra de la simonía. Por
el alto concepto que tenía del sacerdocio, no quiso recibir las órdenes
sagradas. Fundó luego varios monasterios y murió en el de San Miguel de
Passignano (Toscana) el 12 de julio de 1073.
Oración: Oh Dios, artífice y amante de la paz, a quien conocer es vivir y a quien
servir es reinar; fortalécenos en tu amor, para que devolviendo, a ejemplo de
san Juan Gualberto, bien por mal y bendición por maldición, consigamos de ti el
perdón y la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Palabras del Papa
Francisco
“Preguntémonos cada uno de nosotros en un examen de
conciencia: ¿Cómo es mi fe? ¿Es alegre? ¿Está abierta a las sorpresas de Dios?
Porque Dios es el Dios de las sorpresas: ¿He «probado» en el alma aquel sentido
de estupor que hace la presencia de Dios, ese sentido de gratitud? Pensemos en
estas palabras, que son estados de ánimo de la fe: alegría, sentido de asombro,
sentido de sorpresa y gratitud...”
Historias:
El gol más importante
Miguel era un muchacho a quien le gustaba mucho el
fútbol. De hecho, pertenecía a un club muy popular en su barrio. Siempre que su
equipo jugaba se veía al padre de Miguel en las tribunas, alentando al equipo
de su hijo.
Sin embargo, había un detalle: el entrenador nunca
consideraba a Miguel como titular y las pocas veces que lo hacía saltar al
campo, él jugaba con desgana y mal. A pesar de eso, Miguel siempre iba
acompañado de su padre a los partidos y siempre se veía a su padre como el más
entusiasta de los hinchas.
Sucedió que un día antes del partido más importante
de esa temporada, el padre de Miguel cayó enfermo y no pudo asistir. El día del
encuentro, ya en los vestuarios y mientras los jugadores se preparaban para el
partido, el entrenador recibió una llamada. La noticia recibida le puso un
rostro de consternación. Al terminar, se dirigió hacia Miguel lentamente.
Necesito hablar contigo un momento, le dijo.
Miguel, la llamada que acabo de recibir era de la
clínica donde está internado tu padre. Hace una hora entró en coma cerebral y
me acaban de decir que ha muerto en brazos de tu madre. Al escuchar esto Miguel
se puso a llorar desconsoladamente.
-Tienes que ser fuerte muchacho, le decía el
entrenador.
De pronto, retirando las manos del rostro, con voz
serena y lágrimas en los ojos, pero con una gran determinación, Miguel le dijo
al entrenador:
-Quiero jugar este partido. Quiero que me deje jugar,
aunque sea unos minutos.
Sorprendido, el entrenador no podía creer que después
de darle una noticia tan terrible, el muchacho tuviese ánimos para jugar. Lo
pensó por un momento, y diciendo para sus adentros que jugando unos minutos no
afectaría al rendimiento del equipo, le pidió que se cambiara, que jugaría
desde el principio, al menos el primer tiempo.
Esa tarde Miguel no falló un pase. Fue una muralla
infranqueable. Tan bien jugó que el entrenador lo mantuvo en el campo todo el
partido. Incluso el gol que le dio la victoria a su equipo fue obra de Miguel.
Las tribunas enloquecieron coreando su nombre. Fue
sin duda, el partido de su vida. Al final del encuentro, y ya cuando todos los
jugadores se habían retirado a celebrar el triunfo, el entrenador encontró a
Miguel parado en la cancha mirando hacia la tribuna en donde tantas veces se
había sentado su padre para animar a su equipo. Al acercársele, notó que el
muchacho aunque con lágrimas en los ojos, miraba hacia la tribuna fijamente.
-Miguel, quisiera tener las palabras exactas con las
cuales poder reconfortarte en estos momentos. Sé la estrecha relación que
tenías con tu padre y creo saber cuánto te ha afectado. Hoy has jugado como
nunca te he visto jugar. Y aunque quizás no sea apropiado preguntarte ahora, me
gustaría saber por qué quisiste jugar esta tarde, Miguel.
Miguel miró al entrenador y le dijo:
-Mire, muchas veces usted vio a mi padre sentado en
la tribuna ¿verdad?
-Sí, siempre venía para animar al equipo aunque
supiera que tú no ibas a jugar.
-No señor -le interrumpió Miguel- Mi padre no sabía
que yo no jugaba. Mi padre era ciego, señor.
Unas lágrimas recorrieron nuevamente el rostro del
muchacho.
-Por eso cuando me tocaba jugar, yo no jugaba bien
porque sabía que él, a pesar de estar en la tribuna, no me veía. Yo siempre al
final de los partidos le decía que había hecho tal o cual jugada y notaba como
se le iluminaba el rostro de satisfacción. Sin embargo, esta tarde yo sí sabía
que él me estaba mirando desde el cielo, por eso, yo me esforcé mucho para que
el me viera jugar bien. Gracias señor, gracias por haber permitido que mi padre
me viera jugar al fútbol por primera vez...
En ese momento, el muchacho se abrazó fuertemente al
entrenador, desahogaron su pena y su dolor. Desde ese día, Miguel no dejó nunca
de jugar un partido y siempre que convertía un gol, se acercaba a la tribuna
donde se sentaba su padre, mirando y levantando las manos hacia el cielo.
Mira hoy a tu hijo si lo tienes o cuando lo tengas, y
nunca dejes de mirarlo. Más que con los ojos, míralo con el corazón.
En el juego de la vida, tú siempre eres titular.
Trata siempre de jugar muy bien y jugar limpio en todas las cuestiones de la
vida, porque tanto tu Madre Celestial, la Virgen María, como Dios Padre, Dios
Hijo y Dios Espíritu Santo te están viendo y amando de corazón. ¡No les defraudes
jugando a ser una persona mediocre y desganada!
© Web católico de Javier
El rincón del lector
Desde
hace años hemos tenido esta sección llamada “El rincón del lector” destinada a dar cabida a los mensajes,
opiniones y comentarios de las personas que leen Pequeñas Semillitas, que han
podido expresarse libre y respetuosamente. Ahora, con nuestra presencia en
Facebook, la posibilidad de manifestarse es mucho más abierta, directa y
permanente.
Igual
vamos a mantener esta sección para los que deseen expresarse por esta vía. Para
que tu mensaje se publique debes dirigirlo por correo electrónico a feluzul@gmail.com con el título "El rincón del lector" y
deberá ser muy breve y no contener conceptos agraviantes para nada ni para
nadie.
Los
mensajes serán moderados por el propietario de esta página y se publicarán a
medida que el tiempo y el espacio en la misma lo permitan, y no se admitirán
réplicas o respuestas públicas a mensajes anteriores de otros lectores.
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Estás en un mundo problemático y te acosan las
dificultades. Mas, no ser optimista no depende de circunstancias externas, sino
de tu posición frente a problemas, conflictos y dificultades.
Cultiva la posición de ti mismo y acostúmbrate a
imaginar vivamente las posibilidades de abundancias de bienes, satisfacciones y
éxito.
Superas el pesimismo y sus terribles efectos,
imaginando siempre lo mejor para ti y trabajando tenazmente por lograrlo.
Pon todo el potencial de tu mente y de tu fe en el
auxilio de Dios, al servicio de tu progreso integral y de la ayuda a los
necesitados.
El optimismo es la fuente perenne en la que puedes
saciar tu sed de todo lo positivo de la vida.
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Julio 12
A veces tenemos que revisar nuestra manera de amar.
Siempre hay que recordar que el encuentro de amor es una inclinación hacia el
otro, no sólo para ayudarlo, sino también para valorarlo, para dejarme
enriquecer por él.
El amor que derrama el Espíritu Santo hace que yo
considere al otro como una sola cosa conmigo. Por eso puedo preocuparme por sus
problemas, pero también puedo alegrarme con sus alegrías.
Eso se muestra especialmente cuando soy capaz de
festejar de corazón los éxitos del otro, sin tener envidia.
El diálogo es una experiencia de amor, fruto de la
acción del Espíritu Santo, donde queremos compartir con el otro lo que tenemos
para dar, pero también, con el mismo amor, somos capaces de prestarle toda la
atención y de darle importancia a lo que diga la otra persona. Así, somos
capaces de gozar con las cosas buenas que nos cuente.
El Espíritu Santo produce ese bello dinamismo de
"dar y recibir lo que no se puede comprar ni vender sino sólo regalar
libre y recíprocamente" (Juan Pablo II, Carta a las familias 11a). Es
sembrar, pero es también cosechar con gozo.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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