domingo, 8 de julio de 2018

Pequeñas Semillitas 3702

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3702 ~ Domingo 8 de Julio de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús es el Dios humillado que sanó a la humanidad enferma de los pecados de la idolatría y la discordia. La pobreza, la humildad y la humillación son el camino que él eligió para mostrar su humanidad. Así apartó de nosotros la rebeldía, que tiene que ver con la autosuficiencia y no permite escuchar a Dios.
Era el pecado del pueblo al que se enfrentó Ezequiel. La humildad de reconocer los propios defectos, presentándose débil ante los corintios para que brille la grandeza de Cristo, es la nobleza y fortaleza de san Pablo.
Por su parte, el arrebato de los habitantes de Nazaret no permitió que reconocieran en el humilde carpintero, al Hijo de Dios. Y cayeron en el pecado de no oír la Buena Noticia de Dios, que les estaba anunciando.
Con la humilde mirada de los servidores, como reza el salmo, pidamos que el Señor nos libre “de la servidumbre del pecado” para que vivamos alegres y alcancemos la felicidad (Oración colecta). Así, en un mundo de vanidad y vanagloria, los cristianos exhibamos humildad.
El Domingo (Ed. San Pablo)

¡Buenos días!

Ahora mismo, ya
Es maravilloso el número de cosas imposibles que la gente decidida logra realizar. Tú deberías formar parte de ese equipo. No olvides que tus sueños carecen de valor y que tus planes son como el polvo, si no pones de tu parte decisión y acción. Sólo la acción es la chispa que enciende tus sueños y planes hasta convertirlos en una realidad. (Mandino).

Uno de los defectos más comunes de la naturaleza humana es diferir lo que deberíamos y podríamos hacer ahora. Más claramente es “patear la pelota para adelante”, como suele decirse. Cuántas hermosas iniciativas han muerto por esta concesión a la pereza que nos lleva a dejar para después lo que podemos hacer enseguida. Hay quienes se han hecho especialistas en buscar excusas para evadir lo que urge llevar a cabo hoy. Aprovecha, pues, bien el tiempo, “escucha hoy la voz del Señor” (Salmo 95), y repite en tus adentros una y otra vez la frase que te impulsará a la acción: “procederé ahora mismo, ya, ya, ya”. Así harás fecunda tu vida. Para esto Dios te regala un nuevo día.

“Procederé ahora mismo”. Con estas palabras puedes preparar tu mente para realizar todo acto necesario para lograr tus metas; con ellas harás frente a los desafíos que los fracasados eluden. El impulso inicial tómalo al principio de la jornada, orando así: “Con tu ayuda, Señor, hoy quiero ser decidido y entusiasta”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
Primera Lectura: Ez 2, 2-5

Salmo: Sal 122, 1-4

Segunda Lectura: 2 Cor 12, 7-10

SANTO EVANGELIO: Mc 6,1-6
En aquel tiempo, Jesús fue a su patria, y sus discípulos le seguían. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?». Y se escandalizaban a causa de Él. Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.

Comentario:
Hoy la liturgia nos ayuda a descubrir los sentimientos del Corazón de Jesús: «Y se extrañó de su falta de fe» (Mc 6,6). Sin lugar a dudas, a los discípulos les debió impresionar la falta de fe de los conciudadanos del Maestro y la reacción del mismo. Parecía lo más normal que las cosas hubieran sucedido de otra manera: llegaban a la tierra donde había vivido tantos años, habían oído contar las obras que realizaba, y la consecuencia lógica era que le acogieran con cariño y confianza, más dispuestos que los demás a escuchar sus enseñanzas. Sin embargo, no fue así, sino todo lo contrario: «Y se escandalizaban a causa de Él» (Mc 6,3).
La extrañeza de Jesús por la actitud de los de su tierra, nos muestra un corazón que confía en los hombres, que espera una respuesta y al que no deja indiferente la falta de la misma, porque es un corazón que se da buscando nuestro bien. Lo expresa muy bien san Bernardo, cuando escribe: «Vino el Hijo de Dios e hizo tales maravillas en el mundo que arrancó nuestro entendimiento de todo lo mundano, para que meditemos y nunca cesemos de ponderar sus maravillas. Nos dejó unos horizontes infinitos para solaz de la inteligencia, y un río tan caudaloso de ideas que es imposible vadearlo. ¿Hay alguien capaz de comprender por qué quiso morir la majestad suprema para darnos la vida, servir Él para reinar nosotros, vivir desterrado para llevarnos a la patria, y rebajarse hasta lo más vil y ordinario para ensalzarnos por encima de todo?».
Podría pensarse en lo que hubiera cambiado la vida de los habitantes de Nazaret si se hubieran acercado a Jesús con fe. Así, tenemos que pedirle día a día como sus discípulos: «Señor, aumenta nuestra fe» (Lc 17,5), para que nos abramos más y más a su acción amorosa en nosotros.
P. Joaquim PETIT Llimona, L.C. (Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II 
"Si la Eucaristía es centro y cumbre de la vida de la Iglesia, también lo es del ministerio sacerdotal. Por eso, con ánimo agradecido a Jesucristo, nuestro Señor, reitero que la Eucaristía es la principal y central razón de ser del sacramento del sacerdocio, nacido efectivamente en el momento de la institución de la Eucaristía y a la vez que ella".
  
Predicación del Evangelio:
Nadie es profeta en su tierra 
Cuando ya se había hecho popular y famoso por sus milagros y su enseñanza, Jesús volvió un día a su lugar de origen, Nazaret, y como de costumbre se puso a enseñar en la sinagoga. Pero esta vez no suscitó ningún entusiasmo, ningún ¡hosanna! Más que escuchar cuanto decía y juzgarle según ello, la gente se puso a hacer consideraciones ajenas: «¿De dónde ha sacado esta sabiduría? No ha estudiado; le conocemos bien; es el carpintero, ¡el hijo de María!». «Y se escandalizaban de Él», o sea, encontraban un obstáculo para creerle en el hecho de que le conocían bien.

Jesús comentó amargamente: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Esta frase se ha convertido en proverbial en la forma abreviada: nadie es profeta en su tierra. Pero esto es sólo una curiosidad. El pasaje evangélico nos lanza también una advertencia implícita que podemos resumir así: ¡Atentos a no cometer el mismo error que cometieron los nazarenos! En cierto sentido, Jesús vuelve a su patria cada vez que su Evangelio es anunciado en los países que fueron, en un tiempo, la cuna del cristianismo.

Nuestra Italia, y en general Europa, son, para el cristianismo, lo que era Nazaret para Jesús: «El lugar donde fue criado» (el cristianismo nació en Asia, pero creció en Europa, un poco como Jesús había nacido en Belén, pero fue criado en Nazaret). Hoy corren el mismo riesgo que los nazarenos: no reconocer a Jesús. La carta constitucional de la nueva Europa unida no es el único lugar del que Él es actualmente «expulsado»...

El episodio del Evangelio nos enseña algo importante. Jesús nos deja libres; propone, no impone sus dones. Aquel día, ante el rechazo de sus paisanos, Jesús no se abandonó a amenazas e invectivas. No dijo, indignado, como se cuenta que hizo Publio Escipión, el africano, dejando Roma: «Ingrata patria, ¡no tendrás mis huesos!». Sencillamente se marchó a otro lugar. Una vez no fue recibido en cierto pueblo; los discípulos indignados le propusieron hacer bajar fuego del cielo, pero Jesús se volvió y les reprendió (Lc 9, 54).

Así actúa también hoy. «Dios es tímido». Tiene mucho más respeto de nuestra libertad que la que tenemos nosotros mismos, los unos de la de los otros. Esto crea una gran responsabilidad. San Agustín decía: «Tengo miedo de Jesús que pasa». Podría, en efecto, pasar sin que me percate, pasar sin que yo esté dispuesto a acogerle.

Su paso es siempre un paso de gracia. Marcos dice sintéticamente que, habiendo llegado a Nazaret en sábado, Jesús «se puso a enseñar en la sinagoga». Pero el Evangelio de Lucas especifica también qué enseñó y qué dijo aquel sábado. Dijo que había venido «para anunciar a los pobres la Buena Nueva, para proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos; para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor» (Lucas 4, 18-19).

Lo que Jesús proclamaba en la sinagoga de Nazaret era, por lo tanto, el primer jubileo cristiano de la historia, el primer gran «año de gracia», del que todos los jubileos y «años santos» son una conmemoración.
© Padre Raniero Cantalamessa
  
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Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
  
Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.
  
Agradecimientos  
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

 Desde Guatemala, María Victoria agradece a Dios y a nuestra Madre María, porque gracias a su amor e intercesión acaba de cumplir 44 años de casada con su esposo Antonio, y han tenido la bendición de cuatro hijos maravillosos y dos nietos que llenan su vida de amor y nuevas energías. Nos sumamos al agradecimiento.

Desde Cuba, Nelda nos expresa el agradecimiento por las oraciones hechas en favor de su sobrina Annabel. Si bien es cierto que continúa con síntomas febriles, los análisis clínicos están dando bien y el ánimo de ella está mejor. Por eso, desde la fe, tenemos la certeza que Dios está escuchando las plegarias y la salud de Annabel está mejorando y llegará al punto de su curación

Desde Colombia, recibimos el agradecimiento a Dios y a la Santísima Virgen por los 27 años de edad que ha cumplido el pasado día 3 el joven Carlos C. A., que está actualmente estudiando un Doctorado en Economía en el Reino Unido. Su familia agradece a la Providencia por esta gracia inmensa. 

Desde San Juan, Argentina, Cristina S. quiere agradecer a Dios por su cumpleaños número 41 y porque finalmente la justicia les ha entregado la guarda definitiva de los dos niños que tiene: Luciano y Malena. Que Dios los colme de bendiciones como familia.

Cinco minutos del Espíritu Santo
 
Julio 8
Nuestra peor debilidad es no poder aceptar nuestra pequeñez, olvidar que somos sólo una pequeña parte del universo sin límites, uno más en esta humanidad inmensa. El corazón se rebela, porque su debilidad lo lleva a pretender ser el centro del todo.
Es importante que nos demos cuenta de que se trata de una pretensión absurda. No somos ni seremos el centro de la realidad. Nosotros moriremos y el mundo seguirá funcionando y avanzando. Pero nuestra gran debilidad nos lleva a engañarnos y a sentir que realmente el mundo gira a nuestro alrededor. Por eso no entendemos que los demás no estén pendientes de nosotros, que no nos escuchen, que no nos tengan en cuenta, que nos ignoren o nos olviden. En realidad, eso es lo más natural. Los demás no tienen por qué girar a nuestro alrededor.
Pidamos al Espíritu Santo que destruya ese terrible engaño, que nos ayude a abrir los ojos para descubrir la grandeza del universo, para ampliar nuestros horizontes, para romper esa cárcel enfermiza del propio yo, para reconocer que nosotros giramos alrededor de Dios, porque él es el verdadero centro. Entonces nos liberaremos de muchos sufrimientos inútiles.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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