PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1981 ~ Viernes
22 de Marzo de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Dice el Señor: “Si
no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me
creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está
en mí, y yo en el Padre”
Señor, no permitas que cierre mi mente y mi vida a las
novedades que tú tienes para mí. Que rechace la aventura de la vida donde
siempre aparecen nuevos desafíos que me ayudan a acrecer.
No dejes que me endurezca y cierre mis oídos a tu
palabra.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, los judíos trajeron otra vez piedras
para apedrearle. Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os
he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?». Le respondieron los
judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia
y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios». Jesús les respondió:
«¿No está escrito en vuestra Ley: ‘Yo he dicho: dioses sois’? Si llama dioses a
aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios —y no puede fallar la
Escritura— a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le
decís que blasfema por haber dicho: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras
de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed
por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el
Padre». Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. Se marchó de
nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes
bautizando, y se quedó allí. Muchos fueron donde Él y decían: «Juan no realizó
ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad». Y muchos allí
creyeron en Él.
(Jn 10,31-42)
Comentario
Hoy viernes, cuando sólo falta una semana para conmemorar
la muerte del Señor, el Evangelio nos presenta los motivos de su condena. Jesús
trata de mostrar la verdad, pero los judíos lo tienen por blasfemo y reo de
lapidación. Jesús habla de las obras que realiza, obras de Dios que lo
acreditan, de cómo puede darse a sí mismo el título de “Hijo de Dios”... Sin
embargo, habla desde unas categorías difíciles de entender para sus
adversarios: “estar en la verdad”, “escuchar su voz”...; les habla desde el
seguimiento y el compromiso con su persona que hacen que Jesús sea conocido y
amado —«Maestro, ¿dónde vives?», le preguntaron los discípulos al inicio de su
ministerio (Jn 1,38)—. Pero todo parece inútil: es tan grande lo que Jesús intenta
decir que no pueden entenderlo, solamente lo podrán comprender los pequeños y
sencillos, porque el Reino está escondido a los sabios y entendidos.
Jesús lucha por presentar argumentos que puedan aceptar,
pero el intento es en vano. En el fondo, morirá por decir la verdad sobre sí
mismo, por ser fiel a sí mismo, a su identidad y a su misión. Como profeta,
presentará una llamada a la conversión y será rechazado, un nuevo rostro de
Dios y será escupido, una nueva fraternidad y será abandonado.
De nuevo se alza la Cruz del Señor con toda su fuerza
como estandarte verdadero, como única razón indiscutible: «¡Oh admirable virtud
de la santa cruz! ¡Oh inefable gloria del Padre! En ella podemos considerar el
tribunal del Señor, el juicio del mundo y el poder del crucificado. ¡Oh, sí,
Señor: atrajiste a ti todas las cosas cuando, teniendo extendidas todo el día
tus manos hacia el pueblo incrédulo y rebelde (cf. Is 65,2), el universo entero
comprendió que debía rendir homenaje a tu majestad!» (San León Magno). Jesús ha
de huir al otro lado del Jordán y quienes de veras creen el Él se trasladan
allí dispuestos a seguirle y a escucharle.
Rev. D. Carles ELÍAS i Cao (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Lea
Abadesa
De "la santísima Lea", como la llama san Jerónimo,
sólo sabemos lo que él mismo nos dice en una especie de elogio fúnebre que
incluyó en una de sus cartas. Era una matrona romana que al enviudar - quizá
joven aún - renunció al mundo para ingresar en una comunidad religiosa de la
que llegó a ser superiora, llevando siempre una vida ejemplarísima.
Estas son las palabras insustituibles de san Jerónimo:
«De un modo tan completo se convirtió a Dios, que mereció ser cabeza de su
monasterio y madre de vírgenes; después de llevar blandas vestiduras, mortificó
su cuerpo vistiendo sacos; pasaba las noches en oración y enseñaba a sus
compañeras más con el ejemplo que con sus palabras».
«Fue tan grande su humildad y sumisión, que la que había
sido señora de tantos criados parecía ahora criada de todos; aunque tanto más
era sierva de Cristo cuanto menos era tenida por señora de hombres. Su vestido
era pobre y sin ningún esmero, comía cualquier cosa, llevaba los cabellos sin
peinar, pero todo eso de tal manera que huía en todo la ostentación».
No sabemos más de esta dama penitente, cuyo recuerdo sólo
pervive en las frases que hemos citado de san Jerónimo. La Roma en la que fue
una rica señora de alcurnia no tardaría en desaparecer asolada por los
bárbaros, y Lea, «cuya vida era tenida por todos como un desatino», llega hasta
nosotros con su áspero perfume de santidad que desafía al tiempo.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Mirada de fe
San Juan Bosco en
su autobiografía relató: “En mi juventud leí la "Imitación de Cristo"
y quedé admirado al darme cuenta de que este libro trae más enseñanzas en una
sola página que otros en varios volúmenes. A este precioso libro debo el
haberme aficionado a los libros espirituales”. Esta obra que, después del
Evangelio fue la más leída por los cristianos, la escribió el monje Tomás de
Kempis. Medita estos renglones.
Ofrece el mundo cosas temporales y efímeras,
y, con todo, se le sirve con ardor. Jesús promete lo más elevado y eterno, y
los corazones de los hombres languidecen trabados por la inercia. La mayoría
oye con más agrado al mundo que a Dios, y más fácilmente siguen las apetencias
de los sentidos que el beneplácito de Dios. ¿Quién sirve y obedece a Jesús con
tanto empeño y constancia como se sirve al mundo y a sus dueños? Avergüénzate,
alma mía, indolente y quejumbrosa, de que aquéllos sean más solícitos para su
perdición que tú para la vida.
Acabas de leer un
fragmento de “La imitación de Cristo”, libro que puedes conseguirlo en la
librería San Pablo. Has podido advertir también el estilo denso y prolijo. El
contenido no es más que la esencia del Evangelio. Uno no puede sino afirmar.
“Este hombre escribe la pura verdad”. Y
conmueve, llamando a la reflexión. Aprovecha su mensaje.
Padre Natalio
La frase de hoy
“Antes, el Papa Benedicto convocó al Año de la Fe.
Ahora, el Papa Francisco ha puesto la Fe en nuestras
manos”
Mirtha Beatriz Murúa
Lectora de esta página
Tema del día:
¿Cómo estamos viviendo esta
Cuaresma?
Estamos avanzando ya sobre el tiempo de Cuaresma.
Es increíble con qué velocidad pasan los días y las
horas. Las semanas apenas nos parecen empezarlas y ya nos encontramos en su
final.
Pero aún es tiempo, si no lo hicimos en su comienzo, de
dedicar un poco de atención a este tiempo cuaresmal.
Muy pronto diremos: "Ya llegó la Semana Santa, ¡qué
rápido!" Pero ya dijimos, aún estamos a tiempo para prepararnos
precisamente para esa Semana Santa.
Tal vez salgamos de vacaciones y eso nos puede distraer
sobre el profundo significado que para nosotros los cristianos tienen esos días
santos.
Por eso no desperdiciaremos este tiempo anterior a ellos
para redoblar nuestras oraciones, para renovar nuestro espíritu tal con
ejercicios espirituales en nuestra Parroquia o en algún lugar de retiro o
simplemente en nuestra casa darle a este tiempo un valor especial unido a la
oración y al sacrificio. Estos por pequeños que sean son muy valiosos, pues
llevan además del amor a Dios, el fortalecer nuestra voluntad que ya de por sí
suele ser demasiado débil.
El propio Cristo nos enseña cómo para prepararse a esos
días de tremendos suplicios y al final su muerte, se retiró a orar. Ayunó
cuarenta días en el desierto y allí fue tentando por Satanás.
Nada le faltó a nuestro Redentor para ser semejante al
hombre, solamente hubo una diferencia, Él sí estuvo libre de pecado pero
padeció y asumió todos y cada uno de los pecados de la humanidad, esa humanidad
que tanto amó y ama.
Y nosotros estando en este tiempo, próximos a la
conmemoración de un Jueves Santo lleno de tristeza, de despedida, de un
inconmensurable amor; noche de misterio y de entrega al quedarse para siempre,
como alimento de nuestras almas en el Sacramento de la Eucaristía, de un
Viernes Santo donde un hombre, que es Dios, padece las más terribles afrentas y
torturas que ha conocido la naturaleza humana y por último una muerte de cruz,
podemos corresponder a todo esto con una reflexión profunda y sobre todo con
nuestro amor.
Pero no termina todo ahí. Llegará esa madrugada de
resurrección. De vida, de triunfo sobre la muerte y por eso la cruz es el signo
de nuestra victoria.
Cristo nos dio las primicias de la vida eterna derrotando
a la muerte. Cristo vuelve para que sepamos que hay una vida que no termina y
que nuestro final está en la Casa del Padre.
Por eso aún es tiempo.
Estamos viviendo esta Cuaresma, la tenemos en nuestras
manos. No sabemos si habrá una próxima. Que no se nos escape ésta, la de este
año, la de ahora.
Vivámosla con entrega, con amor, con generosidad, pero
sobre todo con oración, con mucha oración.
Nos hace tanta falta....
Autor: María Esther de Ariño
Fuente: Catholic.net
Foto: Auxiliadora 24
Cuaresma día por día:
Día 38º. Viernes quinto
Desanimarse es una
tontería.
Escucha el consejo que da el barrendero a Momo:
"Cuando barro, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle
larguísima. Te parece tan terriblemente larga que crees que nunca podrás
acabar. Y entonces te empiezas a dar prisa. Cada vez que levantas la vista, ves
que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, al final estás
sin aliento. Y la calle sigue estando por delante... Nunca se ha de pensar en
toda la calle de una vez ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso
siguiente.... entonces es divertido... de repente uno se da cuenta de que, paso
a paso, se ha barrido toda la calle."
Ser santo, amar mucho a Dios... cualquier meta se alcanza
siempre. Consiste en dar un paso cada día; por eso, no te desanimes nunca: haz
bien hoy las pequeñas cosas de¡ día.
¡Qué no me desanime, Señor, que es una tontería! Poco a
poco, con pequeños pocos, conseguiré hacer realidad las cosas grandes que
quiero - y Tú también quieres - en mi vida.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras.
P. José Pedro Manglano Castellary
Vía Crucis
Hoy viernes, invito a los lectores a rezar el Vía Crucis
como oración eficaz de preparación en esta Cuaresma. Para ello les digo que en
la página de mi Parroquia Nuestra Señora del Valle, Córdoba, Argentina, he
colocado un artículo proporcionado por el Arzobispado de Córdoba, con el rezo
del Vía Crucis contemplando las diferentes estaciones con meditaciones sobre la
vida de nuestro próximo beato, el Cura Brochero, quien identificado con Cristo
en su Pasión, siguió fielmente los pasos del Señor...
Para ingresar hay que hacer clic acá
Aclaración necesaria
En estos días hemos leído y escrito muchas veces la
palabra “entronización”,
refiriéndonos a la ceremonia por la cual el Papa Francisco recibió los sagrados
atributos que lo consagran como Sumo Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra.
Según el diccionario, la palabra “entronización” significa:
1 - Sentar en un trono como símbolo de poder y autoridad.
2 - Conceder a una persona el máximo cargo o dignidad,
especialmente, a un príncipe la dignidad de rey o emperador.
Este término “entronización”
está más referido pues a una potestad terrenal, a un rey, a un gobernante
supremo, a un emperador… con dominio sobre cuestiones terrenales. Pero no es el
más adecuado para aplicar a la autoridad del Papa que es eminentemente
espiritual. Y menos aún para este Papa Francisco cuya humildad y austeridad
están asombrando al mundo.
La expresión más correcta sería decir que el Cardenal Bergoglio
con el nombre de Francisco ha asumido de modo solemne en la celebración
eucarística concelebrada por todos los Cardenales, su servicio de Obispo de
Roma, sucesor del Apóstol Pedro y por tanto, como Vicario de Cristo y pastor de
toda la Iglesia, Cabeza del Colegio de los Obispos (cfr. LG 22), o como
enseñaba san Gregorio Magno, SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa Francisco,
los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que
componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que
seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el
Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la
unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Emilio (tío Emil), de Buenos Aires,
Argentina, internado en cuidados intensivos por problemas cardíacos, rogando a
la Santísima Virgen de Lourdes que interceda por él ante Jesús, médico por
excelencia, para que le conceda la gracia de poder recuperarse pronto. Y que sostenga en sus fuerzas a María Rosa, su esposa.
Pedimos oración por la señora Irma Yolanda G., de
Guatemala, con diagnóstico de cáncer. Que el Señor derrame sus gracias sobre
ella y le conceda lo mejor. También de Guatemala, pedimos oración por Emiliana R.,
que está muy grave, para que la misericordia de Jesús se derrame sobre ella y sobre
su hija Rosa, que vive en Estados Unidos, también con problemas de salud. Y por
el eterno descanso del alma de Alicia D. de R. que ayer fue llamada a la casa
del Padre.
Pedimos oración por Gabriela G., de Santiago de Chile,
quien tuvo un accidente cardiovascular leve por una afección al corazón
congénita recién descubierta, y con posibilidades de que deba ser operada.
Confiando en la Virgen del Carmen pedimos para que Dios misericordioso guíe a
los médicos y se haga lo mejor para ella, a fin de que pronto pueda estar
restablecida.
Pedimos oración por Sara, de Argentina, operada de la
vista para que pueda recuperar su visión. Que el Señor la fortalezca
espiritualmente en estos momentos de dificultad y angustia.
Pedimos oración por Pamela G., de Misiones, Argentina,
con embarazo de doce semanas y por toda su familia. Que la Virgen de Caacupé
interceda por ellos para concederles las gracias que solicitan.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
A ti encomiendo mi
causa
Jesús no invoca la venganza ni procura sustraerse de sus
enemigos. Verdad es que el Evangelio afirma varias veces que “se les escabulló
de las manos” (Jn 10, 39), esto se explica únicamente porque aún no ha llegado
la hora fijada por el Padre. En espera de esta hora, entre los insultos de los
judíos, las amenazas de detenerle, Jesús continúa su obra de evangelización, y
“muchos acudieron a él” (ib. 42). Él sabe que le espera la cruz, sabe que las
afirmaciones acerca de su divinidad y la resurrección de Lázaro irritarán
todavía más a sus opositores y harán que los acontecimientos se precipiten,
pero con serenidad y libertad soberanas prosigue su obra. Le sostiene la
confianza en el Padre… Quien se proponga vivir a fondo el Evangelio, defender
la verdad, hacer el bien, no podrá evitar la contradicción de ese mundo que se
opuso a Cristo. Y, permitiéndolo dios, pueden añadirse todavía sufrimientos e
incomprensiones por parte de otras fuentes de oposición, tal vez por parte de
los buenos, de los amigos, hasta de los familiares o de los hermanos que
comparten nuestro mismo ideal. El cristiano no se escandaliza; sabe que la cruz
es parte esencial de la herencia y del seguimiento de Cristo.
Quien se repliega sobre el propio sufrimiento termina por
irritarlo y ahogarse en él, truncando en sí mismo todo arranque generoso.
Quien, por el contrario, se abandona a Dios, se mantiene en equilibrio, es
capaz de pensar en los otros más que en sí, está siempre pronto a entregarse.
“Resistid firmes en la fe –escribe Pedro a los cristianos perseguidos– sabiendo
que vuestros hermanos en el mundo entero pasan por los mismos sufrimientos” (1
Pe, 9). Pensar en las tribulaciones de los demás, mayores tal vez que las
propias, ayuda a olvidarse de sí mismos, a superar los sufrimientos personales
para dedicarse a aliviar los sufrimientos de los demás, llevando la propia cruz
en solidaridad con los hermanos que sufren, y, sobre todo, en conformidad con
Cristo crucificado.
Sin embargo, puede hacerse a veces tan profunda la
angustia, que casi llegue a vencernos. Conviene entonces recordar que también
Jesús en Getsemaní se vio oprimido por los padecimientos hasta sudar sangre…
Aun siendo el Hijo de Dios y Dios mismo, quiso experimentar en sí todo el
abatimiento, el terror, la repugnancia de la naturaleza humana ante el
sufrimiento. En la tristeza mortal de Cristo, todo hombre halla santificadas
sus propias angustias y penas, y halla, al mismo tiempo, fuerzas para no
sucumbir. Refugiándose con Jesús en su plegaria al Padre: “”Pero no se haga lo
que yo quiero, sino lo que tú quieres” (Mt 26, 39), el cristiano resiste los
asaltos del dolor, no se ve ni arrollado ni desesperado; el abandono filial y
confiado a la voluntad de Dios le hace capaz de afrontar con sencillez y hasta
con serenidad, las situaciones más trágicas, porque sabe que los que confían en
el Señor no quedarán defraudados (Dan 3, 40). Las tribulaciones de esta vida
son siempre “un breve sufrir” en comparación con la feliz eternidad a la que
nos conduce la cruz.
¡Oh Jesús!, me
ofreces un cáliz tan amargo como mi débil naturaleza puede soportar. Pero no
quiero retirar mis labios de este cáliz preparado por tu mano… Tú me enseñas a
sufrir en paz… Quien dice paz no dice alegría, al menos alegría gustada. Para
sufrir en paz basta querer todo lo que tú quieres. Para ser tu esposa, Jesús,
es necesario parecernos a ti, ¡y tú estás todo sangrante, coronado de
espinas!... ¡Oh Jesús, cómo cuesta darte lo que pides! ¡Qué dicha que esto
cueste! ¡Qué alegría inefable es llevar nuestras cruces débilmente! Lejos de
quejarme a ti de la cruz que me envías, me resulta incomprensible el amor
infinito que te ha movido a tratarme así… Cuanto más grande sea mi sufrimiento,
tanto más infinita será mi gloria… ¡Oh Jesús!, no quiero perder la prueba que
me envías, es una mina de oro sin explotar… Quiero poner manos a la obra sin
alegría, sin ánimo, sin fuerza… Quiero trabajar por amor. (Cr. Santa Teresa del
Niño Jesús, Cartas)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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